Quantcast
Channel: Club de Traductores Literarios de Buenos Aires
Viewing all 2861 articles
Browse latest View live

Desde febrero, la literatura y la cultura chinas ya tienen su primera librería en Buenos Aires

$
0
0
La siguiente noticia se publicó en el diario Página 12, del pasado 4 de febrero, con firma de Silvina Friera. Trata sobre la inauguración de la primera de dos librerías chinas en Buenos Aires.

Al encuentro de una cultura milenaria

Las imágenes que trasmiten unos versos chinos son de una belleza inaudita. “La cumbre, el monasterio./ Ya es la noche. Alzo la mano/ y toco a las estrellas./ Hablo en voz baja: temo/ que se despierte el cielo”. Este poema de Li Po (701–762 d.C), “El santuario de la cumbre”, traducido por el poeta mexicano Octavio Paz (1914–1998), podría preludiar un despertar, el nacimiento de un nuevo vínculo cultural ineludible. La editorial China Intercontinental Press –una de las más importantes del país asiático, con un fondo editorial de más de 3.000 títulos en unos veinte idiomas– firmó un acuerdo con la Casa de la Cultura de China, que pertenece a la Universidad de Congreso, para inaugurar en Buenos Aires la primera librería especializada en China, un espacio de libros traducidos al español de literatura antigua y contemporánea, como parte de la iniciativa That’s China Bookshelf por la cual el gobierno chino impulsa en ciudades seleccionadas del mundo un ámbito para que los lectores puedan acceder a la bibliografía clásica y más reciente.

¿Por qué se conoce poco la literatura china? ¿Es sólo una dificultad con el idioma o hay otras razones? Néstor Restivo, historiador y periodista, codirector de la revista Dang Dai, que desde 2011 se especializa en el intercambio cultural entre Argentina y China, plantea a PáginaI12 que hay varias razones que explican el escaso conocimiento. “Una, desde ya, es la ‘pertenencia’ argentina al mundo occidental. Que no es sólo verse ajeno a lo Oriental, supuestamente inaccesible, sino que aun lo que llega, en literatura, desde ese lado del mundo, fue tamizado por la selección y traducción de los países centrales, con sus propios intereses. Por suerte ahora hay traducciones propias, editoriales arriesgadas como Adriana Hidalgo y su traductor Miguel Petrecca, o Editorial Bajo la Luna, que publicó al poeta Xi Chuan, y alguna más. Y está el anuncio de dos librerías especializadas en Buenos Aires: una en la Casa de la Cultura China / Universidad de Congreso, que edita nuestra revista Dang Dai, en el barrio de Congreso, y otra de Editorial Latin que abrirá en septiembre en Colegiales. Pero las editoriales más grandes, salvo Tusquets con Qiu Xiaolong, las que publicaron al Nobel Mo Yan o Paidós con el libro Todo sobre China, todavía no ven la demanda, y por eso le prestan poca atención”. 

La bibliografía* reúne una colección de difusión de la cultura china, otra de autores de ficción en la serie “Joyas de literatura contemporánea” y una tercera de pensadores clásicos, con nombres como Confucio y Lao Tse. Entre las “joyas” contemporáneas se destacan la novela Sorgo rojo y los cuentos Shifu, harías cualquier cosa por divertirte, de Mo Yan, Premio Nobel de Literatura en 2012; los poemas de La piedra de Kata Tjuta, de Yu Jian, traducidos por Petrecca; la novela Teléfono móvil, de Liu Zhenyun; y la novela El don, de Mai Jia, escritor que estuvo de visita en Buenos Aires en 2014. Además, por un acuerdo entre la editorial de la provincia de Zhejiang y la Universidad de Mar del Plata, se publicará este año un libro político del presidente Xi Jinping.

Durante la inauguración de la primera librería especializada en China, Rubén Bresso, rector de la Universidad de Congreso, señaló que “el robusto intercambio económico entre Argentina y China plantea el desafío de que las relaciones culturales alcancen el mismo grado de desarrollo”. Y agregó: “Actualmente el intercambio cultural está en el momento inicial. Estamos dando los primeros pasos en este terreno. El futuro es enorme y está intacto”. ¿De qué manera se pueden impulsar más traducciones del chino mandarín al castellano? ¿Qué tipo de trabajo hay que hacer en torno a lo se podría llamar “política de las traducciones”? “Hay un gran esfuerzo de gente apasionada por el tema, pero individuales, como Petrecca o Lelia Gándara, que introdujo la literatura china en la Universidad de Buenos Aries junto a Florencia Sartori, y ha traducido y publicado, junto con Evelia Romano –coordinadora de ese trabajo–, Ángeles Ascasubi y Rubén Pose el libro Ecos y Transparencias, sobre poesía china clásica, en Detodoslosmares, una pequeña editorial cordobesa de Capilla del Monte –aclara Restivo–. Pero la carrera del traductor literario chino todavía está en pañales, dependemos más de lo que decide enviar China cuando traduce al español, lo que sí está haciendo cada vez más frecuentemente”.

Nota:
Disponible en <http://es.thatsbooks.com> 
y en www.culturachina.org.ar 
<http://www.culturachina.org.ar>, 
y que se puede consultar en la biblioteca de la Casa de la Cultura China (Callao 150), que dirige Alejandro Razzotti.



Una columna a la memoria de Mari Pepa Palomero

$
0
0
Todos los lectores de este blog, al cabo de 10 años, saben cuál es la actitud que el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires mantiene respecto del Instituto Cervantes. Siempre lo hemos dicho claramente, desde nuestros días en el Centro Cultural de España en Buenos Aires, pasando por la campaña realizada en contra del consorcio encabezado por el Cervantes, Telefónica, la Universidad de Salamanca, la U.N.A.M de México y la Universidad de Buenos Aires y concluyendo con la discusión pública con el director del Instituto Cervantes de Dublín. En síntesis, los hemos tratado de todos los colores y denunciado sus políticas imperiales, su rapacidad, sus atropellos y su cortedad de miras en cada oportunidad  posible. ¿Hace falta aclarar que seguiremos haciéndolo?

Sin embargo, en medio de ese cenagal, ha habido un espacio abierto a todos los traductores del mundo de la lengua castellana. Nos referimos a El Trujamán, cuya existencia y amplitud le debemos a Mari Pepa Palomero, su administradora.

Ahora bien, desde julio del año pasado ese sitio permaneció cerrado. Hubo rumores de que el motivo se vinculaba con la salud de Mari Pepa. Luego, el 11 de enero pasado, en las páginas del Cervantes apareció la siguiente noticia: “Ha fallecido Mari Pepa Palomero, filóloga y traductora, quien ha trabajado durante los últimos 20 años en la sede central del Instituto Cervantes. Mari Pepa fue una de las creadoras del Centro Virtual Cervantes, moderadora del Foro del español y responsable de todo el contenido relacionado con la traducción. En especial, como editora de El Trujamán, su impagable actividad contribuyó a prestigiar y hacer más visible la profesión. Su generosidad y diligencia fueron siempre reconocidas por los traductores y por quienes tuvieron el privilegio de trabajar con ella en diversos proyectos del Instituto Cervantes, en especial los compañeros del Área de Comunicación y Promoción”.

Dado que este blog permanece cerrado durante todos los meses de enero –receso estival en el hemisferio sur–, no hicimos pública la noticia. Luego, no teniendo un vínculo directo con Mari Pepa, hacía falta que alguien que sí lo hubiese tenido dijera algo que tuviera sentido. Finalmente Andrés Ehrenhaus, quien la trató ofreció el texto que se reproduce a continuación.

Le bateau libre

El año pasado, cuando llegué no se sabe cómo a los cincuenta Trujamanes publicados, escribí un texto breve que finalmente, quizás por ese ridículo pudor que a menudo nos enmudece en público, no di a publicar. Hoy, dolido y estupefacto por la muerte, ¡ya hace más de un mes!, de Mari Pepa Palomero, me obligo a superar ese pudor y ofrecer ese texto tal cual era y es, movido simplemente por el cariño, que por suerte no muere.

“Llegado que hube a los cincuenta trujas, puedo decir y digo que me gusta El Trujamán por tres cosas que empiezan por ec: es ecuménico, es ecuánime y es ecléctico. Un espacio dedicado a la traducción donde puede leerse de todo. Parece una propuesta fácil pero no lo es en absoluto. Muchos de los que lo necesitamos así, tal cual es, seríamos incapaces de administrarlo sin caer en maniqueísmos, cerrazones y desafueros, y acabaríamos forzándolo a ser a imagen y semejanza de nuestras endebles certidumbres y nuestros apresurados prejuicios. Suerte que no nos lo han puesto en las manos; suerte que continúa abierto para que incluso nuestras endebles certidumbres y nuestros apresurados prejuicios también quepan ahí de vez en cuando. Vistos en medio de ese corpusahora gigantesco de breves y diversísimos artículos (al momento de escribir esto había unos ¡3.495!, recogidos desde 1999), nuestros improntus hasta parecen menos frágiles y más sensatos; nuestras ocurrencias, menos trasnochadas; nuestros titubeos, más enhiestos.

No sé los demás, pero a mí me sorprende y alegra por partes iguales que un individuo –como es mi caso– que transgrede y embiste sin descanso ni alivio los límites de la lengua no salga despedido como búmeran o bumerán cada vez que se atreve con un nuevo pedruzco. Y me sorprende y alegra también que esos piedrazos lleguen a alguna parte e incluso rompan una farola que otra de vez en cuando. Pero lo que más me alegra, y en cambio no me sorprende, es poder encontrar y leer en el mismo espacio los textos, pedruzcos o no, de aquellos a quienes quizás no encontraría ni buscaría en otros ámbitos, ya porque creo no ser afín a su modo de pensar como porque temo que ellos no sean afines al mío. O por puritita pereza –y no sólo intelectual.

Así que me gusta El Trujamán, y adivino que nos gusta a todos. Afino: a todos los traductores que entendemos que traducir no es una actividad que se limite a pasar información de una lengua a otra. Por eso quiero acordarme de quien se ocupa de que el eclecticismo, la ecuanimidad y sobre todo el ecumenismo trujamanenses no decaigan nunca y sigan siendo bandera de esa balsa más bucanera e intrépida de lo que parece, porque no navega solo en aguas calmas y seguras, a cubierto de tifones o krakens, sino que trata de adaptarse a todos los vientos, soplen de donde soplen. Parecerá que lo mío es chupamedismo, como se dice acá, pero creamén que es pura simpatía. Aguante Mari Pepa, carajo.”

El 7 de marzo, Manuel Borrás en la librería Cienfuegos, de París

$
0
0

El miércoles 7 de marzo, en la librería Cienfuegos, del 4, rue de la Forge Royale,  del distrito XI de París, el editor espalol Manuel Borrás conversará con Miguel Petrecca sobre literatura, libros y cuatro décadas de trabajo editorial.

La excusa, como sucedió hace dos años en el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires (ver entrada del 16 de agosto de 2016) son los 40 años de Pre-Textos.

La cita es a las 19 hs y, como suele ocurrir en estos casos, se concluirá con un brindis, cortesía de la casa.

Quienes estén en París y no se amilanen ante el frío, están amablemente invitados. Los otros, también.

Los que no estamos en París pensaremos cómo hacer para ir a París. Si no para esa fecha, para otra. Dicen que se come bien.

Más dominio público menos en España

$
0
0
La reciente ola de frío europea se atribuye a un fenómeno climático originado en Siberia. No obstante, en el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires sabemos que la información es falsa. El origen de todo es un huracán cubano, que para más precisiones, vive en Viena. Se llama José Aníbal Campos y es traductor del alemán (y de los muy muy buenos). Gracias a él, que nos escribe con la pasión que lo caracteriza, nos enteramos de la existencia de muchos autores del universo de la lengua alemana que merecen ser leídos. Hans Fallada es uno de ellos.

Buena noticia para colegas y editoriales latinoamericanas

Desde el 1 de enero de 2018 la obra del importante escritor alemán Hans Fallada (foto; 1893-1947) ha pasado a dominio público en su país de origen. Fallada, que fue un autor de gran renombre en su época (entre las décadas de 1920 y 1930 del pasado siglo), con obras que se convirtieron en su momento en auténticos éxitos de venta, siendo, algunas de ellas, llevadas al cine (incluso varias veces), ha estado experimentando un revival en el mundo en los últimos diez años.

Su vasta obra, en España, ha venido siendo publicada parcialmente, sobre todo, por Maeva, pero son innumerables las obras de Fallada que aún no se conocen en nuestra lengua. La editorial Aufbau, por ejemplo, que es la que lleva desde hace años al autor, acaba de publicar unos magníficos diarios escritos en la prisión en 1944, donde Fallada, que nunca se marchó de Alemania durante el nazismo, hace un ajuste de cuentas con el sistema de terror nacionalsocialista. (Valga decir que, en este último caso, sí que es preciso consultar con Aufbau el pago de los derechos a las compiladoras de estos diarios, que han hecho una labor magnífica de transcripción e investigación, con un muy revelador aparato crítico).

Téngase en cuenta, sin embargo, que de casi medio centenar de novelas escritas a lo largo de su vida, de Fallada, en nuestro idioma, se conocen apenas unas diez.

Aunque en España una (a mi juicio onerosa) ley establece 80 años para que pasen a dominio público los derechos tras la muerte de los autores (aun cuando sus obras lo estén en sus respectivos países de origen), ésta (conocida en mundillo editorial como "Ley Balcells"), por mucho que algunas editoriales sigan poniendo en el machón de créditos: "Derechos para todos los países de lengua española", no tendría aplicación en un país como la Argentina.

Creo que es una buena oportunidad de dar alguna aplicación práctica, aunque sea poquito a poquito, a la anhelada socavación del bloqueo que establece el poderío editorial español. En situaciones similares a la de Fallada hay decenas de autores de habla alemana que apenas nadie conoce. Porque, puedo asegurarlo, hay vida literaria después de Kafka, que hasta donde más o menos ha llegado el conocimiento peninsular sobre la modernidad literaria en lengua alemana. ¡Salud y República! 

Dios no quiera, pero, ¿y si una mente febril planteara un boicot al Congreso de la Lengua?

$
0
0
¡La marca España está en todos lados!
“El plan del Gobierno de incluir la promoción del idioma en la Marca España subleva a las Academias hispanas, que consideran la idea un desprecio al carácter global de la lengua.” Tal es la bajada de la nota publicada el pasado 27 de febrero por Jesús Ruiz Mantilla en el pasquín español El País.

Con esta declaración del ministro de Cultura español la verdad que se escondía detrás de la máscara del panhispanismo sale a la luz : España tiene una visión imperial de la lengua. Por ridículo que parezca, en la medida que los gobiernos y las instituciones latinoamericanas dejen hacer, van a lograr su cometido, que implica mucho dinero, además de un punto de vista sesgado sobre la realidad de la cultura en castellano. La ignorancia de los ministros de Cultura de nuestros países y las políticas tibias de las academias latinoamericanas –de las que no se puede exceptuar la excesiva y servil diplomacia de la Academia Argentina de Letras, que viene decepcionando desde hace ya un tiempo– han abonado el campo para que se produzcan estos excesos.

Dicho de otro modo, todo indica que no hay lugar para ninguna negociación y que, ya se trate del PP, del PSOE, de Raphael o las chicas de Flos Mariae, España ha tomado una decisión que la enfrenta con Latinoamérica en más de un frente. 

¿Qué pasaría si a alguien se le ocurrieran medidas que permitiesen equilibrar las cosas. Por ejemplo, si alguien (y no quiera dios) llamara a un boicot al próximo Congreso de la Lengua, cocinado durante el Congreso de la Lengua de Puerto Rico, sin el conocimiento de la Academia Argentina de Letras y aceptado con avidez por la Secretaría de Turismo de  la provincia argentina de Córdoba?

O, ¿qué pasaría si lisa y llanamente los lectores latinoamericanos dejaran de comprar libros españoles? En su momento, cuando el gobierno kirchnerista retuvo esos mismos libros en la Aduana argentina, los medios españoles (y no pocos medios argentinos que se hicieron eco) hablaron de un atentado a libertad de prensa. Pero, si esta vez fueran los lectores quienes dejaran de lado a Pérez Reverte, Ruiz Zafón y toda esa bazofia, ¿sería lo mismo? 

Tal vez, si todo eso pasara, se lograría una mayor conciencia entre las clases gobernantes latinoamericanas sobre la importancia de la lengua como commodity (algo que los españoles sí vieron). De paso, también sería una forma de reaccionar ante  los abusos en los que incurre el gobierno peninsular apuntando al órgano que más les duele (el bolsillo) para que se lo pensaran dos veces antes de volver a invocar la perversa marca España. 

América también reclama el español

Hizo el primer anuncio el propio Mariano Rajoy. El 24 de enero, el presidente presentó en el Museo Reina Sofía una nueva prioridad del Gobierno: el español como lengua global. La pasada semana, el ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, ofrecía más detalles en el Congreso: “2019 será declarado año del español. La iniciativa [de la que no detalló propuestas concretas] quedará englobada dentro de la Marca España”, a la que también había aludido el jefe del Ejecutivo en su intervención. Ambos anuncios han generado notable malestar en los ámbitos lingüísticos latinoamericanos, que entienden que supone un desprecio al resto de los países hispanohablantes, a sus Academias de la Lengua y al propio carácter global del idioma.

También los grupos políticos, salvo el PP, criticaron la propuesta en el Congreso. Quien más beligerante se mostró fue Ciudadanos, que la cree vacía. Los nacionalistas vascos y catalanes la desecharon como un nuevo ataque a sus ámbitos idiomáticos; Podemos la consideró demasiado económica y el PSOE censuró su falta de solvencia presupuestaria.

La preocupación en los organismos americanos de defensa del español se debe, sobre todo, a que consideran el que plan menosprecia la estrategia panhispánica, dos décadas de diplomacia cultural, dedicadas a aunar los esfuerzos de todos los países en torno al idioma. Víctor García de la Concha impulsó este rumbo mientras fue director de la Real Academia Española (RAE), entre 1998 y 2010.

Desde los noventa, las políticas y las normas lingüísticas, incluido el contenido de los diccionarios, gramáticas y ortografías, están sometidas a un amplio consenso. La RAE lo ha logrado junto a la Asociación de Academias del Español (Asale), que representa a 23 países y tiene su sede en la institución madre en Madrid. Son ellas también las que organizan junto al Instituto Cervantes, los congresos internacionales del español, que reúnen a expertos para debatir con amplitud los problemas y avances de una lengua en su predominio global.

Méndez de Vigo no es ajeno a estas políticas. Antes de presentar su plan en el Congreso, fue advertido en una comida por los directores de la RAE y el Cervantes, Darío Villanueva y Juan Manuel Bonet, respectivamente, así como por un alto cargo de Exteriores, ministerio al que está adscrito el instituto, de que su plan no gustaría. Méndez de Vigo los escuchó, pero siguió adelante.

Fuentes del Ministerio de Cultura respondieron ayer a El País que no les constan oficialmente estos desacuerdos y declinaron hacer más comentarios. Ni Villanueva ni Bonet quisieron pronunciarse. El académico José Antonio Pascual, director del Nuevo diccionario histórico del español, considera la iniciativa como “una operación de marketing”. “Y las operaciones de marketing son buenas si van acompañadas de dinero”, ironiza.

El venezolano Francisco Javier Pérez, secretario general de la Asale, se opone con rotundidad: “Aunque no puedo especular sobre los motivos que han llevado a esta conceptualización de la lengua dentro de la Marca España, me parece que ha sido un error hacerlo como se ha hecho. Propondría una rectificación, en el terreno estrictamente lingüístico: que se hable, más bien, de una Marca Panhispánica, compartida por las 23 naciones o territorios en los que se desarrolla el español”.

Marca España se define en su web como “una política de Estado que tiene como objetivo mejorar la imagen del país en el extranjero y entre los propios españoles”. A su frente se halla el alto comisionado Carlos Espinosa de los Monteros, cuya oficina depende jerárquicamente de Presidencia y orgánicamente de Asuntos Exteriores.

Pérez cree que la aparente intención de centralizar nuevamente el dominio de la lengua común desde España resulta, “como mínimo, preocupante”. Los asociados, entre los que se encuentra la RAE, “no pueden ver con buenos ojos esta vuelta al pasado”. Opinan que en el Gobierno existe un desconocimiento de lo que ha aportado el panhispanismo: “No se ha tomado en cuenta lo que significa dicha política lingüística como ideología y metodología para comprender lo que es hoy el español y su estudio descriptivo. Esta estrategia se sustenta sobre la idea de que no puede reconocerse un solo centro de dominio lingüístico desde donde se irradien mandatos y normas que regulen el uso del idioma, sino que debe regirse por un policentrismo”.

“Desacertado”
José Luis Moure, presidente de la Academia argentina, también desaprueba el nuevo rumbo: “Nadie debe dudar de las buenas intenciones del proyecto, pero integrar la lengua común a una Marca España sin haber considerado que 22 naciones, cuyos hablantes constituyen una abrumadora mayoría, son accionistas activos de una sociedad igualitaria, a quienes no se ha dado participación alguna en aquella construcción, parece, por decir lo menos, desacertado e inconveniente”. A su entender, la unidad del español es la manifestación de una voluntad colectiva, “la convicción de seguir perteneciendo a un mundo cultural que se considera deseable. No es bueno poner a prueba esa durable armonía. Y el mejor liderazgo es el que no se nota”.

México y Colombia han sido dos países en los que la enseñanza y expansión del español se ha considerado política de Estado. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una de las mayores del mundo, ha liderado alianzas lingüísticas con España a través del Cervantes, como, por ejemplo, el actual certificado internacional para evaluación de la lengua, el Siele. Andrés Ordóñez, representante de la institución en Madrid, si bien recalca que no habla en nombre de la UNAM, es un gran defensor del panhispanismo. “Somos una civilización panhispánica que ocupa su lugar en la modernidad. Nuestra asociación con las instituciones españolas prima el sentido de la integración para políticas comunes”, resalta.

Es lo que sostiene también Carmen Millán, la directora del prestigioso Instituto Caro y Cuervo en Colombia: “En nuestro país, hablamos español 48 millones de personas. Aunque nuestras cifras no son comparables a las de México [120 millones de hablantes], sí son superiores a las de España [47 millones]. Pero no se trata de marcar rivalidades, sino de sentir pertenencias a una lengua común, de un diálogo que se desarrolla en el interior de una misma lengua, como lo expresó Octavio Paz en su discurso de aceptación del Nobel de Literatura, que tituló En busca del presente”. Un tiempo que no necesita más fricciones. Sobre todo entre los que en lo básico, se muestran de acuerdo.

Juan Villoro reflexiona sobre la traducción

$
0
0
Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) es uno de los más importante escritores de la lengua castellana en la actualidad. A quien esta afirmación le parezca excesiva, ahí están sus cuentos, novelas, crónicas y ensayos para demostrar hasta qué punto sensibilidad e inteligencia se dan cita cuando se pone a escribir. 

Respecto de sus ensayos, tres son las colecciones que los reúnen hasta ahora: Efectos personales, De eso se trata y el flamante La utilidad del deseo, todos publicados por Anagrama en su Colección Argumentos.

Y para demostrar hasta qué punto es interesante leerlo, ofrecemos un brevísimo fragmento de "Te doy mi palabra. Un itinerario en la traducción", donde, partiendo de su experiencia personal, Villoro reflexiona sobre las distintas maneras de traducir y el sentido de cada uno de ellas, anticipando de este modo su visita en el mes de mayo al Club de Traductores Literarios de Buenos Aires.

El álgebra y la luna

El impulso decisivo para acercarme a la traducción provino de un veterano en el género. En 1978, la escritora Julieta Campos, presidenta del PEN Club mexicano, organizó un ciclo donde un escritor consagrado se presentaba con un principiante. Tuve la suerte de alternar con Sergio Pitol, quien ha vertido al español cerca de cien libros.

En el Museo de la Traducción propuesto por Ricardo Piglia para destacar los traslados que enriquecen nuestra lengua, no podrían faltar las versiones que Pitol ha hecho de Witold Gombrowicz, Borís Pilniak, Antón Chejov y Henry James.

Pitol me habló de la importancia de la traducción como aprendizaje literario. Buscar equivalentes para ada palabra y cada giro permite entrar en el taller secreto de otro autor, conocer y valorar sus decisiones, precisar su estética. Pero sobre todo amplía su propio lenguaje, obligado a decir cosas imprevistas. La lengua de llegada se moderniza con los desafíos de la lengua de partida. Los alemanes disponen del "nuevo" Cervantes traducido por Susanne Lange del mismo modo en que nosotros disponemos del "nuevo" Laurence Sterne traducido por Javier Marías.

De 1981 a 1984 viví en Berlín Oriental, donde trabajé como agregado cultural en la embajada de México. Durante esos tres años, las calles y los cafés me pusieron en contacto con los matices y los sonidos que la lengua sólo adquiere en el sitio donde se habla. Sin embargo, a medida que ese idioma crecía como un organismo vivo, tenía presente el principal consejo de Pitol: lo que decide la calidad de una traducción es la fuerza de la lengua de llegada.

¿Qué tan confiable es un traductor que además aspira a escribir ficción? El novelista y traductor mexicano José María Pérez Gay preguntó a Elías Canetti por qué no ejercía la traducción. Buena parte de los intereses del autor de Masa y poder provenían del contacto con otras culturas, y compartió treinta años de matrimonio con Veza, notable traductora. La respuesta de Canetti revela la inquietud de quien prefiere escribir su propia obra: "El traductor es un autor tímido". Canetti exploraba la voz de los otros (uno de sus mejores libros lleva el título de Der Ohrenzeuge: El testigo de oídas) para fortalecer la suya. Sí, el traductor atempera su iniciativa para resaltar la ajena. Al respecto, José Aníbal Campos escribe: "Soy traductor, soy una sompra empeñada en no dejarse ver, una sombra que fracasa". Para el intérprete de otra lengua, mostrarse es traicionar.

Seguramente, los escritores que ocasionalmente traducen se distraen con mayor voluntad y frecuencia que los traductore profesionales; los poetas y novelistas metidos a intérpretes buscan las soluciones personales que enriquecen el idioma, pero también llevan el pecado de la infidelidad.

De cualquier forma, la posibilidad de falsear el texto no sólo proviene de la mala interpretación o de la inventida del traductor. Está en la naturaleza misma de la lengua ser incierta, ambivalente.

Nietzsche, de quien no podemos olvidar su formación como filólogo, escribe en La voluntad de poder: "Lo que se dice siempre es demasiado o demasiado poco. Las exigencias de que no se desnude con cada una de las palabras que dice es un ejemplo de ingenuidad". El lenguaje comunica, pero también disimula.

La escritura busca corregir el mundo; no refleja de manera indiferente una realidad; construye otra. En Después de Babel, titánico recorrido por los misterios de la traducción, George Steiner comenta que el texto literario se desmarca creativamente de lo que nombra: "Este repliegue ante los hechos dados, este modo de negar y contradecir son inherentes a la estructura combinatoria de la gramática, a la falta de precisión de las palabras, al carácter fluctuante del uso y de la corrección gramatical. Nacen mundos nuevos entre líneas".

En otras palabras; disponemos de un instrumento aproximativo y movedizo para decir lo que pensamos. La lengua es dúctil y cambia tanto como sus usuarios. Por ello, en su célebre ensayo sobre la traducción, tan hermético que Steiner lo considera un texto gnóstico, Walter Benjamin juzga que las malas traducciones "comunican demasiado".

La lengua de llegada debe transmitir el signifiado del mensaje original. En sentido riguroso ,esto no sólo significa hacer comprensible un discurso, sino preservar su misterio, su ambigüedad, su desconcierto. En una traducción óptima, la Ursprache (la lengua primigenia) conserva sus vacilaciones, sus rarezas, sus sobrentendidos, sus alusiones vagas. La estética de Samuel Beckett demuestra que la confusión, el silencio y el sinsentido son poderosas formas de comunicación.

Una frase hecha revela los desafíos del traductor literario: "Te doy mi palabra." Quien hace esa promesa propone un pacto de lealtad. No sólo ofrece su palabra; la empeña: va a cumplir.

El lenguaje literario es un cuidado artificio. Sólo es natural en la medida en que provoca esa ilusión. ¿Qué clase de registro debe usar un traductor? ¿Hasta dónde debe acercarse a la naturalidad de su región o su comunidad? La ensayista argentina Marietta Gargatagli encomia el estilo "neutro" que dominó las traducciones latinoamericanas en la primera mitad del siglo pasado. Los traductores no trataban de escribir versiones vernáculas que sonaran espontáneas en un sitio determinado; procuraban crear un habla común, basa en el español medianamente culto compartido por todos los países. 

Desde el punto de vista de la riqueza del idioma, prescindir de localismos resulta "ligeramente conservador", pero también permite una singular apuesta creativa: explotar las posibilidades naturales del habla. La versión "neutra" no busca reproducir la forma en que se habla en una calle de Montevideo o Lima, sino la forma en que podría hablarse sin que eso desentonara.

La traducción "neutra" reclama un esfuerzo que debe pasar inadvertido: "Lo laborioso es que un discurso parezca de Denver sin decir una sola cosa propia de Denver", dice Gargatagli. La espontaneidad es uno de los mayores artificios del traductor; paa conseguirla, debe estilizar su propia lengua. 

Seis traductores cordobeses en una sola nota

$
0
0

“Romano Sued, Sironi, Calle, Mattoni, Anadón y Caballero relatan su experiencia en este oficio y repasan sus trabajos más recientes.” Así dice la bajada del siguiente artículo, recientemente publicado por Guillermina Delupi, en el diario Perfil.

Seis escritores cordobeses en busca de la traducción precisa

El lingüista suizo Ferdinand de Saussure, conocido como el padre de la lingüística estructural, estableció, a grandes rasgos, que la lengua no es un simple listado de términos que se unen, sino que involucra un sistema mucho más complejo.

En ese marco, el oficio del traductor literario cobra un papel fundamental ya que tiene que conocer a la perfección su lengua y la que deberá traducir. El término deriva del griego traducere, que significa pasar de un lado a otro. 

Para la escritora Susana Romano Sued, sin embargo, “se trata de un proceso que excede el traslado de una lengua a otra por medio de gramáticas y diccionarios. Es un quehacer complejo que incluye el relevamiento de los contextos en que se generó el texto de origen”.

Lengua propia.
En ese proceso, Gastón Sironi señala que es más importante conocer la lengua a la que el texto llegará: “La traducción es más una operación sobre la lengua de llegada que sobre el texto de origen. De modo que es en el castellano donde busco sutilezas, resonancias, parentescos, distancias y cercanías. Creo que para traducir es imprescindible leer en voz alta, buscar esa ‘escucha flotante’ de la que se habla en psicoanálisis. Y escribir todo lo posible en el idioma al que traducimos”, explica Sironi. 

Por su parte, el poeta Leandro Calle valora el registro amplio y profundo de la lengua propia, porque “no funciona de igual manera decir gilipollas o boludo. Además es fundamental conocer el contexto del texto a traducir. Un texto literario no es un aerolito que cae, pertenece a una cultura, al desconocer la pertenencia se corre el riesgo de traducir con errores”, precisa. 

En movimiento.
El escritor Silvio Mattoni va un poco más allá y señala que una lengua nunca se termina de conocer: “Los idiomas se mueven, maneras de hablar que pueden surgir, y es necesario volver a aprenderlas. Pero el requisito indispensable es saber escribir en la propia lengua, poder darle un estilo al resultado, no caer por literalidad en dificultades para la lectura en el idioma de llegada. Por eso los mejores traductores son casi siempre escritores o tienen una cercanía con la escritura”.

Como si fuera propio.
En la traducción poética, Pablo Anadón destaca algunas condiciones: “En mi caso se origina en la admiración por una obra. Creo que hay tres requisitos más o menos imprescindibles: un conocimiento suficientemente amplio de la lengua original y de la propia; uno minucioso tanto de las formas poéticas de la obra original, como de las formas poéticas de la propia lengua, y una atención extrema, como si se estuviera escribiendo un poema propio, a que el texto no suene solo como un texto traducido, sino que dé la ilusión de que ha sido creado en el idioma de uno”. 

El arte de traducir una lengua muerta
Marta Elena Caballero, cuyo trabajo se centra en la traducción de clásicos latinos como Horacio, Virgilio, Ovidio y Catulo, advierte que “el traductor debe buscar equivalentes que produzcan en el lector el mismo efecto que a su entender pretendía causar el autor en el lector a quien iba dirigido el texto de origen”. 

Caballero resalta, además, la importancia de las ediciones bilingües y con traducción lineal, ya que permiten una comprensión mayor de expresiones clave. “Al traducir la Eneida y poder, por ende, palpar directamente el original, solían decirme mis alumnas de latín en la Facultad de lenguas: ‘Ahora entendemos por fin por qué es famosa esta obra’”, rememora.

La traductora agrega que se busca la “transducción” de ese otro y de ese mundo, a veces muy distante, que la palabra del texto original; al mismo tiempo, manifiesta y encubre. “Eso es lo que se debe buscar y no mostrar su propia habilidad o su propio arte; aunque por cierto necesita tenerlos”.


En qué andan los traductores locales

*Romano Sued: Está con la traducción de Génésique, Féminologie de la francesa Antoinette Fouque, fundadora en los 70 del movimiento de liberación femenina (MLF). Concluyó la traducción al inglés de los subtítulos del documental Cartas, de Mario Bomheker. 

*Calle: Actualmente trabaja sobre la obra poética de Gabriel Okoundji, un africano del Congo; y continúa con escritores marroquíes de expresión francesa.

*Anadón: Para la editorial Pre-textos de España tiene la traducción de Cuando aclara, el último libro de poesía de Boris Pasternak. También está trabajando la poesía completa de la italiana Mirella Muià y una antología de la poesía de Robert Frost.

*Mattoni: Terminó el tercer tomo de la Suma ateológica de Georges Bataille; Sobre Nietzsche, que saldrá este año, con nuevas notas y anexos inéditos. Además, está traduciendo Apolo sonorode Georges Dumezil, experto en mitología comparada, maestro de Foucault y de los estructuralistas. Ambos para El cuenco de plata.

*Sironi: Sus últimas traducciones son Diario de Eva Fragmentos del diario de Adán de Mark Twain. Recientemente tradujo también la novela Monsieur Teste, de Paul Valéry, para Alción.

Ulises, de James Joyce: Argentina 3, España 2

$
0
0

En los últimos días de diciembre de 2017, la filial argentina de la editorial Edhasa publicó en dos volúmenes una nueva traducción de Ulises, de James Joyce, esta vez en traducción de Rolando Costa Picazo. Se trata de la quinta traducción de la obra y la tercera argentina, luego de las de José Salas Subirat y de Marcelo Zabaloy. A propósito de esta edición, Juan Arabia publicó el pasado 28 de enero en el suplemento cultural del diario Perfil, de Buenos Aires, la siguiente nota, que incluye una serie de respuestas del traductor a propósito de sus decisiones y notas.

“La mirada de Ulises”

A casi 100 años de la publicación de los primeros capítulos por entrega del Ulises de James Joyce (Dublín, 1882 - Zúrich, 1941) en The Little Review, marzo de 1918, y luego publicado íntegramente hacia 1922 por Sylvia Beach en París, una nueva y definitiva edición traducida, prologada y anotada por Rolando Costa Picazo se publica en nuestro país bajo el sello de Edhasa.

Declarada ilegible por muchos lectores y críticos, probablemente una de las obras más largas y herméticas de la historia, desde su aparición concilió claros adeptos y detractores. Alabada y defendida por los máximos creadores de la literatura moderna (Ezra Pound, T. S. Eliot, Ernest Hemingway y Hart Crane, entre otros), sin embargo encontró escisiones en el mismo campo literario. D. H. Lawrence, por ejemplo, opinó que se trataba de una obra “repugnante”. Virginia Wolf se refirió a Ulises como un libro “vulgar”, “analfabeto”. Fue denunciado por “obsceno” y “pornográfico”, además, por el secretario de la Sociedad para la Erradicación del Vicio de Nueva York, y los editores no sólo tuvieron que pagar una multa, sino que hacia 1919 se confiscaron y quemaron los números de The Little Review. Hubo más oposiciones y juicios, abogados y tribunales, y la ira de muchos creció en paralelo con la expansión de una obra que aún hoy abre nuevos horizontes y cavernas alternativas de sentido.

El mismo Joyce, exiliado voluntariamente de su patria, advertía en sus cartas respecto a esta obra: “Quiero dar un cuadro tan completo de Dublín que si algún día la ciudad desapareciera de repente de la tierra, podría ser reconstruida de mi libro”; “dar a la gente alguna especie de goce espiritual al convertir el pan de la vida diaria en algo que tenga una vida artística propia, para su elevación mental, moral y espiritual”.

Con una estructura paralela a la de la Odisea de Homero, Ulises es el relato de un día, el 16 de junio de 1904, en la vida de los tres personajes principales (Stephen Dedalus, Leopold Bloom, y el monólogo final de la esposa de este último, Molly) cuya jornada transcurre en un continuo deambular por las calles y las tabernas de Dublín.

Con sus vivencias, monólogos interiores y reflexiones íntimas, Joyce compone un universo muy particular, en el que el lenguaje, fragmentado y distorsionado (algunos críticos se refieren al “flujo de conciencia” o “corriente de la conciencia”, como más tarde denominó el norteamericano Alfred Kazin) refleja la inmediatez del proceso del pensamiento humano y la realidad exterior. Todo esto, junto a un poderoso humanismo y una extraordinaria capacidad de descripción, donde sólo la emoción perdura y le da a la obra una viva sensación de realidad.

En diálogo con Perfil, el traductor y editor crítico de esta reciente publicación, Rolando Costa Picazo (Santa Fe, 1931), profesor consulto de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y miembro de número de la Academia Argentina de Letras, advierte: “Joyce es un escritor difícil porque su vida es difícil. Si bien sólo los primeros capítulos son comprensibles, capítulos en los que aparece su verdadero héroe [Stephen], mi propósito con esta traducción es hacer su obrainteligible”. Joyce invirtió diez años de su vida en Ulises, “mientras pasaba de una borrachera a la otra y se acostaba con cualquiera. No tenía dinero y estaba dando unas clases horribles. Él sufrió muchísimo”.

Sin embargo, y pese a que muchos críticos consideran que los personajes representan disímiles partes del mismo autor (muchas veces se ha dicho que el personaje de Stephen ya incluido en 1916 en A Portrait of the Artist as a Young Man era su alter ego), Costa Picazo afirma que “no hay autobiografía. Esto es únicamente algo que a él se le ocurre, y que ya pasaba en el libro Dubliners”.

En Dubliners (1914) el mismo Joyce mostraba ya su extraordinario talento para la descripción y la indagación psicológica de sus personajes. Nada mejor que ir al fondo del ser, y su existencia, y por tanto intentar capturar mediante la sangre de sus seres y la ciudad (Dublín) la avidez de sus olas. En Ulises, de este modo, la literatura dinamita todos sus costados, y por tanto todas las experiencias posibles de escritura.

En Textos Cautivos, Borges advertía que, si bien a primera vista parecía un libro caótico, lo importante del Ulises de Joyceera “la incomparable y delicada música de su prosa”. Algo muy próximo a lo establecido por el crítico alemán E. R. Curtius, que decía al respecto: “Debemos leer Ulises como una partitura musical, y así podría imprimirse. Para entender realmenteUlises tendríamos que tener conciencia de todas las frases de la obra”. Costa Picazo, por su parte, no duda en afirmar que “Ulises es una obra de poesía, no de narrativa”, algo que manifiesta las relaciones complejas que aún existen entre los lectores y críticos de esta obra.

Con la traducción de más de cien obras del inglés al español, entre las que se destacan los inmensos volúmenes de Cuentos Completos de Edgar Allan Poe, Ezra Pound: Primeros poemas, 1908-1920 y Moby-Dick de Herman Melville, entre muchos otros, Rolando Costa Picazo confiesa: “Esta traducción me destrozó. Aunque siempre pude avanzar, porque era como tocar una partitura musical. Una cosa llevaba a la otra”. Si bien Costa Picazo ya había preparado muchos fragmentos de esta obra para dar en sus clases universitarias, le llevó dos años completar esta traducción en su integridad. La edición escogida fue la de Ulysses. The Corrected Text,editada por Hans Walter Gabler con Wolfhard Stepe y Claus Melchior, y que incluye y reproduce el plan o guía que Stuart Gilbert publicó en su libro James Joyce´s Ulysses (1930).

Para ayuda del lector, además, esta nueva edición incluye una serie abundante de notas, 6381 en total, de las que Costa Picazo comenta: “Las notas fueron muy difíciles porque se movían a medida que las pasaba. Era el mismo espíritu de Joyce el que parecía intervenir en el proceso de edición. Más de una vez pensé: ‘Bueno, esto yo no lo puedo hacer”. Otra de las dificultades que encontró, aunque ya de naturaleza propiamente subjetiva: “Con el avance de los capítulos muchas veces me encontré quejándome, y preguntándome por qué Joyce hacía eso con los personajes”.

En contra de las formas artísticas de su época y de los valores cristianos predominantes, Ulisesse rebela en su propensión de expandir los límites más vulgares y conocidos de la experiencia. Se ríe del nacionalismo irlandés, de la corona inglesa, del aire enrarecido de la academia, de poetas como Tennyson y Mallarmé. Porque, y de la misma forma que T.S. Eliot y Ezra Pound, Joyce se encarga por medio de su obra de forjar una tradición selectiva, releerla y actualizarla, mediante el constante diálogo de sus personajescon poetas y pensadores (desde los clásicos griegos, pasando por Dante, Shakespeare, Cavalcanti, Blake, Gautier, entre muchos otros). Era el mismo Pound quien creía -autor que tanto esmero puso para que Ulises fuera publicado- que la mejor forma de crítica literaria se daba en el acto creativo.

Épica burlesca y pesimista, “Joyce se está burlando de todos, todo el tiempo. Si bien él siente determinado cariño por el personaje de Stephen, el verdadero héroe de la historia  [Bloom] es un tonto”, concluye Costa Picazo.

Es probable que Joyce se siga burlando de los lectores, y que sigan surgiendo preguntas respecto al drama o a la tragedia del Ulises, sus relaciones con la épica de Homero, las correspondencias entre sus personajes. Un libro con tantas alusiones, juegos retóricos, citas e interpretaciones, lo primero que hace es enrarecer aún más el denso aire que corre en las academias y que respiran los críticos y los reseñadores. En 1941, y en motivo del fallecimiento de Joyce, Leopoldo Marechal ya había advertido que la variación de estilos, la continua mudanza de recursos y el libre juego de los vocablos en el Ulisesterminaban por hacernos perder la visión de la escena, de los personajes y de la obra misma: “No se ha detenido ahí, ciertamente, porque hay un demonio de la letra y es un demonio temible. A juzgar, por sus últimos trabajos, el demonio de la letra venció a Joyce definitivamente”.

Y es que nos enfrentamos, finalmente, con un discurso poético que no busca significar sino ser, y donde abunda sobre todo eso que no se puede reducir a una explicación y que es el verdadero núcleo duro de la poesía: “La gente no sabe lo peligrosas que pueden ser las canciones de amor (…). Los movimientos que producen revoluciones en el mundo nacen de los sueños y visiones en el corazón de un campesino en la ladera de un cerro. Para ellos la tierra no es un suelo explotable, sino la madre viva. El aire enrarecido de la academia y el ruedo producen la novela de seis chelines, la canción del music hall. Francia produce la mejor flor de la corrupción de Mallarmé, pero la vida deseable se revela solo a los pobres de corazón, la vida de los feacios de Homero”.


Aulicino le habla a La Nación sobre Cesare Pavese

$
0
0
Aulicino en la Plaza de la Libertad de Prensa,
Santiago de Chile, 2017
El 24 de febrero pasado, Daniel Gigena publicó la siguiente nota en el diario La Nación, de Buenos Aires, donde se refiere a la flamante edición de la poesía de Cesare Pavese a cargo del poeta y traductor Jorge Aulicino.

La poesía de Pavese regresa a la librería

En una edición conjunta entre tres sellos independientes, vuelve Cesare Pavese a las librerías locales. Griselda García Editora, Ediciones del Dock y Cartografías presentaron ayer en sociedad Trabajar cansa Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. El volumen reúne los dos libros de poemas del escritor italiano, con prólogo y traducción de Jorge Aulicino.

Pavese nació en 1908 y se quitó la vida en 1950. Fue traductor y difusor en Italia de grandes autores de los Estados Unidos, como Walt Whitman, Gertrude Stein y Sherwood Anderson. Su propia narrativa adoptó como temáticas la búsqueda de la identidad, los conflictos que encierra el destino y el influjo radiante de la infancia en los años adultos. La casa en la colinaLa luna y las fogatas y Entre mujeres solas, entre otros títulos, son la mejor prueba de que una escritura realista puede adquirir dimensiones míticas. Mientras Pavese daba a conocer ese contundente ciclo narrativo, publicó en 1936 Trabajar cansa. En cambio, Vendrá la muerte y tendrá tus ojos es un libro póstumo.

De la poesía de Pavese, da testimonio Aulicino. "Traduje algunos poemas de él hace mucho -cuenta a La Nación. Había empezado por 'Los mares del sur', joya de la corona y comienzo de Trabajar cansa. Sus poemas me hablaban de la gente de hoy que veía por la ventana del bar mientras leía y traducía, un bar muy lejano a esos poemas en el espacio y en el tiempo. Ese milagro se debe a que el libro de Pavese está realmente fundado, según su teoría, en el mito. El mito se teje entre líneas en su singular realismo. Se puede ver y palpar".

Los libros de Pavese escasean en las librerías y esta edición conjunta hace justicia a un autor fundamental de la literatura del siglo XX. "Como sucede en muchas editoriales pequeñas o independientes, los editores somos también escritores y organizadores o participantes de actividades culturales como ferias, festivales y ciclos de lectura -dice Pablo Dema, de Cartografías-. En esos ámbitos, los tres editores hemos coincidido más de una vez, por lo tanto la posibilidad de coeditar se dio con cierta naturalidad. El alma mater de este libro es Griselda García, que gestionó los derechos, encargó la traducción a Aulicino y avanzó en la edición". Dema considera a Pavese un autor indispensable de la poesía contemporánea. "Editarlo es un privilegio y una alegría. En este caso, trabajar produce un cansancio feliz que ya comenzó a reconfortarnos".

Tan extática como infiltrada por un suave estoicismo, la poesía de Pavese está al alcance de los lectores en una edición de calidad hecha en la Argentina.

¿A quién se le ocurre? A Carrie Waller

$
0
0

El 14 de enero pasado, Guillermo Piro publicó en su columna semanal del diario Perfil la siguiente nota sobre un nuevo orden dado a los libros por una tal Carrie Waller (foto). Es esto que sigue.

Los libros puestos al revés

Cada apasionado de los libros tiene su propia fijación acerca de cómo ordenarlos en los estantes de la biblioteca. Hay quien prefiere ordenarlos por género, quien prefiere el orden alfabético, o por editorial, o por tamaño, o en el orden en que fueron comprados. (Karl Lagerfeld, por ejemplo, tiene una monstruosa colección de libros de arte, todos ordenados horizontalmente, unos sobre otros. Juro haber examinado con atención tratando de descubrir el criterio con que están ordenados, pero no lo encontré.) Los libros son objetos bellos y por esto no escapan a la atención de diseñadores de interiores y fotógrafos, que cuando tienen la ocasión los organizan con criterios netamente estéticos. Hace unos años, la moda era ordenarlos por color; ahora a alguien se le ocurrió organizarlos al revés, con el lomo hacia adentro y poniendo en evidencia las páginas. De ese modo, los libros parecen más ordenados, en amonía con el resto de la habitación y, naturalmente, formando una paleta de colores coherente, como explica Natasha Meiningeren en el blog de diseño Outside and In.

Cada uno hace con sus libros lo que quiere, pero la nueva moda generó algunas indignaciones entre aquellos que opinan que los libros son para leerlos –y tal vez un poco también para mostrarlos en los estantes– y no para ser tratados como un ingrediente del diseño. En un artículo en el sitio Buzzfeed se les pedía a los lectores que votaran si esta moda les parecía una “abominación” o algo “absolutamente inocuo”, y el 87 por ciento eligió la abominación. Una de las primeras fotos de los libros al revés fue publicada en Instagram en octubre por Carrie Waller, una diseñadora que administra el blog Dream Green DIY. Waller explicaba: “¿Los libros no combinan bien con los muebles? No se preocupen. ¿Quieren una solución facilísima? Acomódenlos al revés y todo estará ordenado”. A algunos les pareció una idea óptima, pero muchos otros la tildaron de estúpida –a la idea, no a ella; bueno, un poco también a ella.

Sobre trampas y tramposos del mundo editorial

$
0
0

Hay todo tipo de traducciones: excelentes, muy buenas, buenas, regulares y malas. Trátese de cualesquiera de estas categorías, toda traducción pueden ser mejorada y ése es su destino inexorable.

Más allá de las pavadas, como cambiar un título bueno por otro peor (cfr. lo que pasó con The Turn of the Screw, de Henry James, por muchos años, Otra vuelta de tuerca, gracias a José Bianco, y La vuelta del torno, como decide la trilogía compuesta por Alejandra Devoto, Jackie DeMartino y Carlos Manzano), es lógico que, transcurrido un cierto tiempo, ciertas palabras hayan perdido peso específico y nos inclinemos por otras que lo ganaron, o que el estado de las investigaciones (genéticas o del tipo que sean) hayan permitido una nueva perspectiva sobre un libro clásico.

Todo esto, claro, poco tiene que ver los con criterios estrictamente comerciales con que se rige el mercado editorial. Pero, en más de una oportunidad nos topamos con traducciones que todavía no han encontrado un mejor traductor (cfr. la de Bajo el volcán, del mexicano Raúl Ortiz; la de Lolita, del argentino Enrique Pezzoni, etc.) y por eso han vuelto a ser publicadas en diversos sellos a través del tiempo.

Sin embargo, en otras oportunidades, sucede que los responsables de una editorial, con criterio de almacenero, cortan el hilo por lo más sano y deciden despacharnos una traducción repetida hasta el hartazgo, sólo para no pagar otra.

En el caso de los clásicos, esta práctica está a la orden del día. Y sin llegar a los extremos absolutamente despreciables en los que incurre una editorial como la madrileña Edimar Libros (ver entrada del 16 de febrero pasado, en este mismo blog), nos encontramos con casos como los de Luis Bello y Consuelo Berges, ambos traductores de los Tres cuentos, de Gustave Flaubert.

En el caso del primero, su traducción fue publicada por Calpe, de Madrid, ¡en 1919! Consultado el ISBN español, se registran nuevas ediciones de esa traducción en Espasa Calpe, Madrid, 1922; Austral, Buenos Aires, 1959; Espasa Libros, Barcelona 1999, 2000 y 2003, Planeta DeAgostini, Barcelona 2003. Seguramente haya más, pero éstas son las que pudieron ser detectadas luego de una mínima investigación.

En el caso de Consuelo Berges, su traducción fue publicada en 1971, por Seix Barral, Barcelona, en 1980 y 1981 por Bruguera, Barcelona, en 1998 por Plaza & Janés, Barcelona y en 2010 por Nórdica, Madrid.  

¿Saben los derechohabientes de uno y otra sobre este estado de las cosas? ¿Tan bueno fue el trabajo de ambos que pasadas varias décadas desde la publicación de ambas versiones las editoriales mencionadas no apelaron a los servicios de otro traductor? ¿Alguien previno a los lectores de que estas traducciones no son nuevas? ¿Se encargó la prensa cultural de dar cuenta de este fenómeno?

Se trata de preguntas que, invocando al bardo de Duluth, podrían contestarse diciendo the answer my friend is blowing in the wind / the answer is blowing in the wind.

Ya no hay de qué asombrarse: Darío Villanueva, el director de la RAE sospechado de ponerse al servicio de los ricos para modificar el diccionario

$
0
0


Haciendo un poco de historia, recordemos aquí que John Lyly (Lilly o Lylie) nació en. 1553 o 1554  y murió en 1606. Fue un escritor, poeta, dramaturgo y cortesano inglés, conocido durante su vida por sus libros Euphues: la anatomía del ingenio (1578) y Euphues y su Inglaterra (1580), aunque tal vez se lo recuerde más por sus obras de teatro. Tenía un estilo literario amanerado que es expresión de barroco literario inglés, en el que las cosas se decían de manera complicada, apelando a los eufemismos.

En inglés, euphemismse define en estos términos: “palabra o expresión suave o indirecta con la que se sustituye otra que se considera demasiado dura o contundente al referirse a algo desagradable o vergonzoso”.

Algunos diccionarios de la lengua castellana se inclinan por esta otra definición: “palabra o expresión más suave o decorosa con que se sustituye otra considerada tabú, de mal gusto, grosera o demasiado franca”. E ilustran la definición con el siguiente ejemplo: “‘trasero’ es un eufemismo de ‘culo’”.

La definición castellana de esta misma palabra, ofrecida por el basurero de palabras de la RAE se acerca más al estilo barroco de John Lyly y dice así: “manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”.

Ya en otras entradas de este blog, nos hemos ocupado en el pasado de los eufemismos y del absurdo esfuerzo de ocultar a los ciegos detrás de los no videntes, a los discapacitados detrás de aquéllos que tienen capacidades especiales, etc. También dijimos que la corrección política era un intento ridículo de tapar el sol con la mano, cuando todos sabemos que el sol sigue allí.

Pero ya que hablamos del basurero de palabras de la RAE, tal vez valga la pena hablar del basurero en jefe, lo que es decir de Darío Villanueva (foto).

En el suelto que sigue, publicado el pasado 11 de marzo por el diario La Vanguardia, de Barcelona, se lee que el tipo éste “se ha comprometido con al Círculo Fortuny a ‘buscar una definición mejor” de la palabra ‘lujo’, vista por las empresas de alta gama como ‘negativa’”.

Se trata, claro, de una noticia del todo escandalosa y sin precedentes. A tal punto que El Español, El Periódico, El Mundo El Diario (como puede leerse en los links al final de la nota) también se ocuparon del asunto, algo de lo que nos hemos enterado gracias a numerosos mails de traductores españoles, mexicanos, peruanos, colombianos y argentinos, todos escandalizados por la enormidad de lo reflejado por la prensa.

Tres conclusiones: la primera, tal parece que la RAE empieza a definir palabras llave en mano, según lo que necesiten los usuarios que puedan darse el lujo de pagar por definiciones más acordes con sus necesidades; la segunda, es que Darío Villanueva, delante de los todopoderosos de España, demuestra su verdadera naturaleza de lacayo (aunque algunos pensarán que aquí se comporta más bien como un pordiosero); la tercera es que los chistes de gallegos a veces se quedan cortos, afirmación que, es cierto, no es políticamente correcta.


La RAE se compromete ante los empresarios
a modificar la definición de “lujo”

El Círculo Fortuny, asociación española representante de las empresas e industrias de alta gama españolas, ha pedido a la Real Academia Española (RAE) que modifique la definición de la palabra “lujo”, ya que la que existe “curiosamente es bastante negativa” y se puede “mejorar”. Según ha explicado su presidente, Carlos Falcó, el director de la RAE, Darío Villanueva, se ha comprometido a “buscar una definición mejor”.

La RAE define la palabra como “demasía en el adorno, en la pompa y en el regalo. Abundancia de cosas no necesarias. Todo aquello que supera los medios normales de alguien para conseguirlo”. Carlos Falcó, marqués de Griñón, ha explicado a EFE que en el diccionario la palabra “lujo” tiene que ver con “algo reservado a los ricos y que, de alguna manera, es ocioso y no sirve para nada”.

“Yo creo que cabe una definición mejor”, ha señalado Carlos Falcó, que se ha referido a las tres acepciones de esta palabra que existen en el diccionario de la RAE: la primera, “demasía en el adorno, en la pompa y en el regalo”; la segunda, “abundancia de cosas no necesarias”, y la tercera, “todo aquello que supera los medios normales de alguien para conseguirlo”.

Este asunto se trató en una reunión que celebró el comité del Círculo Fortuny, que desembocó en un compromiso entre el presidente de honor de esta asociación, Enrique Loewe, y el director de la RAE, Darío Villanueva, de “buscar una definición mejor; y están en ello”. Sin embargo, “esto lleva su tiempo”, ya que “las cosas de las academias son lentas”, teniendo en cuenta que “cualquier definición nueva tienen que aprobarla las academias hispanoamericanas”.

Aunque “hay que dejar que los expertos trabajen”, para Falcó, el lujo tiene que ver más por ejemplo con una experiencia que vivió el pasado diciembre con su hija mayor, Xandra Falcó, a la que hacía tiempo que no veía y con quien, en un día soleado, cocinó con el primer aceite de su cosecha delante de su casa una tortilla de patatas. “Esto es un lujo y hay que mantener esta definición”.

El marqués de Griñón considera que la palabra lujo debería estar relacionada con “algo singular, donde participe la emoción”, que “busque de alguna manera la cultura y que dé la sensación de que sea algo irrepetible”.


Nota:
Quien quiera chequear la veracidad de esta increíble noticia puede hacerlo en

http://www.lavanguardia.com/economia/20180311/441444412468/rae-compromete-empresarios-modificar-definicion-lujo.html utm_campaign=botones_sociales&utm_source=facebook&utm_medium=social)

https://www.elespanol.com/cultura/20180312/rae-compromete-empresarios-modificar-definicion-lujo/291471289_0.html


ttps://www.elperiodico.com/es/extra/20180312/loewe-grinon-rae-cambiar-definicion-lujo-6684069


http://www.elmundo.es/cultura/2018/03/12/5aa683ab22601d965a8b464b.html

https://www.eldiario.es/zonacritica/RAE-lujo-definir_6_749335088.html

Todo Manuel Bandeira, en un solo volumen traducido por Miguel Ángel Flores

$
0
0
La editorial Calygramma, conjuntamente con el Fondo Editorial Universidad Autónoma de Querétarno y la Secretaría de Cultura de México, publicó en 2017 una monumental Poesía Completa (1917-1960), de Manuel Bandeira (1886-1968), con traducción prólogo y notas del poeta, ensayista y traductor Miguel Ángel Flores (1948-2018), y revisión a cargo Alberto de Oliveira.

Se trata, a no dudarlo, de una extraordinaria patriada ya que, por primera vez, en castellano, se reúne, en 774 páginas, toda la obra poética del gran poeta brasileño, en una cuidadísima edición que abarca todos los libros de Bandeira y que además se vende a un precio lo suficientemente bajo como para que cualquier que se interese en el autor de Libertinaje, pueda acceder a ella.

El volumen se abre con un prólogo del traductor, al que sigue una suerte de noticia bio-bibliográfica firmada por Francisco de Assis Barbosa, en 1958.

Corresponde señalar que Flores, de dilatada trayectoria en México es él mismo autor de seis colecciones de poemas: Sombra de vida (1986), Isla de invierno (1996), Umbral y memoria (1999), Pasajero de sombras (2007), Jardín atlántico (2008) y Yo cuervo (2012)




Ahora al ladino le dicen "judeoespañol". Y a los oportunistas, ¿cómo les dicen? ¿Darío Villanueva?

$
0
0

Juan Carlos Algañaraz, corresponsal del diario Clarín en España, publicó el pasado 11 de marzo la noticia de la creación de una nueva Academia, dedicada a lo que el babieca de Darío Villanueva, director de la R.A.E., llamó “judeoespañol”. Nombrar así a lo que siempre se llamó ladino o sefardí, suena curioso, sobre todo cuando la Real Academia, en ese basurero al que llama “diccionario”, define  como una de las acepciones de la palabra “judío” lo siguiente: “Dicho de una persona: avariciosa o usurera”. ¿Se piensa acaso que adjuntar el gentilicio mejora las cosas? ¿Qué, es una reivindicación al pueblo judío después de haberlo expulsado de España en 1492?  ¿Se puede ser tan oportunista impunemente?

El judeoespañol se suma a las Academias de la Lengua

Una nueva Academia se suma los estudiosos de la lengua española. Será la Academia del Judeoespañol, que estará basada en Israel. La nueva entidad será la 24º miembro de la Asociación de Academias de la Lengua.

En el anuncio de este nacimiento, el director de la RAE, Dario Villanueva destacó que "judeoespañol" es el idioma que hablaban los judíos herederos de los que fueron expulsados de España a finales del siglo XV. “En todo país donde se asentaron fueron sumando las peculiaridades de cada cultura e idioma: francés, italiano, (la lengua que hablaban en Génova Cristóbal Colón y su familia) griego, turco y, por supuesto, el hebreo”, precisó Villanueva.

En dos intensas jornadas de trabajo los académicos y especialistas en lengua sefardita, estudiaron la fundación de la nueva Academia con representantes de la organización estatal israelí Autoridad Nasionala del Ladino y su Kultura, representado por su presidenta, Tamar Alexander-Friser. La Autoridad Nasionala acordó que se hará cargo de solicitar al gobierno de Israel, el reconocimiento y medios para la flamante nueva entidad de la lengua Judeoespañola.

¿Quiénes mantiene viva esta bellísima expresión tan importante para el vasto mundo hispanoamericano y portugués? Los expertos reconocen a unas 300.00 personas en Israel a las que deben sumarse otras 200.000 en otros países.

El nacimiento oficial de la entidad se producirá en el otoño de 2019 en el congreso de las Asociaciones de Academias de la Lengua española. “De esta forma, la asociación podrá considerarse perfecta ya que cubrirá todo el espectro de la hispanidad. El nombre oficial del idioma será “Judeoespañol” aunque también se la denomina sefardí, ladino o “judezmo” el que se emplea en los Balcanes.

Un momento de gran emoción en la jornada inaugural se produjo cuando se leyó unos versos del poeta búlgaro sefardita Abraham Cappon (1853-1931): A ti, España bienquerida, nosotros Madre te llamamos. Aunque tu nos desterraste como madrasta de tu seno, no estancamos de amarte como santísimo terreno, en que dejaron enterrados nuestros padres a sus parientes enterrados”.

Los futuros integrantes de la academia del ladino tendrán, entre otras cuestiones, que abordar el complejo tema del alfabeto de la lengua sefardita. Entre el siglo XVI, cuando los judíos fueron expulsados de España, y el primer tercio del XX, el ladino se escribió sobre todo en caracteres hebreos, pero ahora casi siempre se representa en letras latinas. El habla de los judeoespañoles ha sufrido varios embates en la historia, en especial, el Holocausto, que diezmó a la población judía del centro y este de Europa, y también comunidades sefardíes fueron exterminadas.

España ha proporcionado un vasto apoyo a la lengua judeoespañola. La distinción más importante fue el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, 1990 que fue entregado a los representantes de las comunidades sefardíes por el propio Príncipe, ahora el monarca Felipe VI.

Los dos reyes siempre han tomado parte de algunos actos o actividades importantes de los judíos, el pueblo más antiguo asociado a los españoles.

En la ceremonia se utilizó profusamente la lengua sefardita: ”Los sefardim kerian recrear el aver (la atmósfera) de Espania en sus synagogas y por esto les davan los nombres de diferentes logares y provincias de la antigua Patria. En todos los logares de los Balkanes, y in Africa del Norte avian synagogas que se yamaron Kal (Synagoga) de Aragon, Kal de Castilia, Kal de Cordova, y otras”, expresó Salomón Gaón después de un discurso de agradecimiento por el merecido Premio. No hizo falta traducción.

Más sobre el plagio perpetrado por Carlota Pérez-Reverte Mañas

$
0
0
Mauro Armiño

Mauro Armiño es uno de los más prestigiosos traductores españoles de la actualidad. A él se deben, entre otras muchas cosas, traducciones de obras de Pierre Corneille, Moliere, Beaumarchas, Rostand, Rousseau, Voltaire, el marqués de Sade, Rimbaud, Flaubert, Maupassant, Balzac, Zola, Dumas, Verne, Schowb, Proust, Camus y una lista inacabable de autores de lengua francesa, además de Poe, George Eliot, Hawthorne y Wilde, traducidos del inglés. De gran experiencia como traductor de literatura dramática, algunas de sus versiones han sido llevadas a los escenarios. Asimismo, periodista y crítico literario y teatral, ha colaborado con El País, Cambio 16, Radio Nacional de España y la revista El Siglo. 

La plagiaria Carlota Pérez-Reverte Mañas
En esta última publicación, el pasado 9 de marzo, Armiño se ha ocupado del plagio perpetrado por Carlota Pérez-Reverte Mañas a la traducción que Alfredo Michel Modenessi realizó de la Comedia de los enredos, de William Shakespeare. Su artículo, "A mal principio, quizás buen fin", puede leerse en la página Los enredos de un plagio (https://enredos-plagiados.webnode.mx/), creada especialmente para dar cuenta del caso. 

Quien desee conocer más detalles sobre la conducta de la hija del también plagiario Arturo Pérez Reverte, puede hacerlo en la entrada del día 23 de febrero de este año en este mismo blog.  




Ariana Harwicz y la posibilidad de un premio

$
0
0

La escritora Ariana Harwicz (foto), radicada en Francia, acaba de entrar en la long list del Man Booker International. Es, sin duda, un logro. El desarrollo de esta información puede leerse en la nota escrita por Daniel Gigena y publicada en el diario La Nación, de Buenos Aires, el pasado 12 de marzo.

Otra vez, una escritora argentina compite
por el premio Man Booker International

Una vez más, una escritora argentina figura en la long list del premio Man Booker International. En esta ocasión, entre los libros de autores extranjeros traducidos al inglés, se encuentra Die, My Love, de Ariana Harwicz (Buenos Aires, 1977). El título original de la radical nouvelle de Harwicz es Matate, amor y fue publicada en la Argentina en 2012. Ahora integra el catálogo del sello Mardulce junto a otros dos libros de la autora, La débil mental y Precoz.

En 2017, Samanta Schweblin llegó a la short list del Man Booker con Fever Dream (Distancia de rescate, traducido al inglés por Megan McDowell y publicado por Oneworld). Finalmente, el premio lo ganó David Grossman con A Horse Walks into a Bar; en español, esa obra del escritor israelí se conoce como Gran Cabaret y está publicada por Lumen.

El Man Booker International premia también el trabajo de traducción al inglés de las obras extranjeras. En el caso de Harwicz, ese trabajo fue hecho en conjunto por Sarah Moses y Carolina Orloff, también de la Argentina y editora del sello de ficción latinoamericana radicado en Edimburgo, llamado Charco Press. El catálogo de la editorial incluye obras de los argentinos Gabriela Cabezón Cámara y Ricardo Romero, el peruano Renato Cisneros y el brasileño (de padres argentinos) Julián Fuks, entre otros.

La novela de Harwicz compite con algunos títulos conocidos por el público local: Vernon Subutex 1, de la francesa Virginie Despentes; La séptima función del lenguajethrillerintelectual del francés Laurent Binet; El impostor, del español Javier Cercas, y Como la sombra que se va, de Antonio Muñoz Molina, también de España. Gabriela Ybarra, nacida en Bilbao, es la tercera autora de España que integra la lista de libros elegidos con su novela debut El comensal.

Consultada por La Nación, la escritora argentina, que vive en París y en la campiña francesa con su hijo y su pareja (el escritor argentino Edgardo Scott), dijo que a la hora del anuncio estaba al teléfono con su editora y traductora. "Me parecía poco más que un delirio, que un sueño inocente creer que una primera novela, con una sola (ahora dos, en hebreo y en inglés) traducción, traducida por una argentina como Carolina Orloff y una canadiense radicada en Buenos Aires como Sarah Moses, podría entrar en la lista del premio más importante en el mundo anglosajón a la literatura traducida de otro idioma al inglés. Haber logrado esto a meses de haberse editado la novela y a un año de existencia de la editorial no tiene precedentes". Die, My Love se publicó en agosto de 2017. "Viendo además a los otros autores con recorridos tan impresionantes, se refuerza mi idea de que lo único que importa es la conquista de lo escrito, de un estilo" agregó Harwicz.

Por si fueran pocas emociones para la autora, el 23 de marzo se estrena la adaptación teatral de Matate, amor dirigida por Marilú Marini e interpretada por Érica Rivas. Las funciones serán viernes y sábados a las 20 en Santos 4040.

Los competidores

La escritora surcoreana Han Kang, ganadora del premio en 2016 con la traducción al inglés de La vegetariana, vuelve a competir en 2018 con The Book, también traducida, como en aquella oportunidad, por Deborah Smith.

Los otros autores seleccionados en 2018 son la escritora alemana Jenny Erpenbeck, conocida en la Argentina por El fin de los días; el escritor iraní Ahmed Saadawi y el húngaro Lazlo Krasznahorkai, que también ganó el premio en 2015. Presidido por la escritora Lisa Appignanesi, el jurado consideró 108 libros. En la long list quedaron trece de diferentes temáticas y estilos narrativos: ficciones documentales, novelas de terror y odiseas contemporáneas, como la escrita por el escritor taiwanés Wu Ming-Yi's. Los autores seleccionados compiten por £ 50.000.

"Debemos sacarnos el sombrero ante los editores independientes -dijo la presidenta del jurado-. Cuesta dinero traducir, es aún más difícil publicar y más difícil vender. Pero creo que el número de lectores de ficción extranjera está creciendo y creciendo, y eso es algo bueno".

La lista se completa con el austriaco Christoph Ransmayr y la escritora polaca Olga Tokarczuk. Hay diez idiomas representados en la selección y un mismo traductor, Frank Wynne, trabajó con los libros de Cercas y Despentes. El 12 de abril se anunciará la short list y el nombre del ganador o la ganadora se revelará el 22 de mayo. Crucemos los dedos por Ariana Harwicz.


El diccionario, ¿es árbitro o testigo del idioma?

$
0
0

Publicado en Clarín, el pasado 17 de marzo, el siguiente artículo de Emilia Vexler da cuenta de algunas polémicas desatadas últimamente a propósito del sexismo en la lengua.

La RAE revisa sus definiciones sexistas
por el avance de la igualdad de género

El idioma español está en la mira del feminismo. Para los lingüistas algunas acusaciones son comprensibles y otras injustas. Sea como fuere, justo el 8M –cuando por el Día de la Mujer hubo movilizaciones en todo el mundo– la Real Academia Española (RAE) modificó la quinta acepción del adjetivo "fácil" para que no refiera a "mujer que se presta sin problemas a mantener relaciones sexuales" sino a una "persona"

Son siete letras ganadas a la violencia simbólica machista. Pero desde la Academia Argentina de Letras (AAL) y el Instituto de Lingüística de la Universidad de Buenos Aires tienen sus reparos. Dijeron a Clarín que entienden la lucha por la igualdad que tiene detrás, aunque creen que deberían haber dejado “mujer fácil” y aclarar que su uso es "despectivo o discriminatorio".

Como pasó con "sexo débil" en diciembre –10 meses después de las 200 mil firmas que juntó la tuitera española Yanina Hernández– que lo definía como "conjunto de las mujeres" y ahora se aclara su connotación negativa.

"Nadie dice 'persona fácil'", aseguran, y el diccionario –como reflejo de la realidad– "debe tomar y calificar lo que dicen los hablantes". Así, coinciden con organizaciones feministas argentinas en que la RAE va lento contra la "pesada herencia" de sexismo en el lenguaje. Pero porque va detrás de la sociedad. No antes. En España y acá, la academia es clara: no es sexista la lengua, sino su uso.

"La RAE escucha las críticas y envía grupos de palabras a las academias de toda América con propuestas de enmiendas sensibles en cuestiones de género", dice a Clarín Santiago Kalinowski, director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de AAL. 

La última de esas "tandas de consultas" llegó a Argentina en julio. "La palabra 'dije' la definían como 'joya pequeña que usan como adorno las mujeres'. La modificaron y ahora no tiene género: 'que se usa como adorno'. Los diccionarios tienen una motivación muy concreta en términos de relaciones públicas para preferir la definición que no especifique que se trata de la mujer", ejemplifica el filólogo. También dice que en la segunda acepción de "dinero", la RAE cambió el ejemplo de "José es una persona de dinero" por "María es una persona de dinero"

La RAE también en diciembre enmendó "revoque" (que ahora es "maquillaje excesivo", no de una mujer), "edén" (que ya no es la morada del primer hombre sino de "Adán y Eva"), "himno" (ya no es para exaltar a un gran hombre, sino a una "persona"), "carácter sexual secundario" (ya no es sólo la barba del hombre, también "las mamas del la mujer"), o "superwoman".
Sobre el último cambio Kalinowski va a lo antropológico. "En nuestra cultura los hombres siempre fueron 'fáciles' para tener sexo. Como eso nunca fue algo malo, no se decía 'hombre fácil'. La sociedad está empezando a cambiar y está viéndose en el uso. Pero, lamentablemente, todavía la promiscuidad del hombre y la de la mujer es percibida como drásticamente diferente y la mayoría sentiría que 'hombre fácil' es algo extraño".

Por ese camino va Salvio Menéndez, director del Instituto de Lingüística de la UBA. Es más taxativo y hasta ve "censura". "Los usos no se pueden borrar. El caso de 'mujer fácil' es más un efecto oportuno del Día de la Mujer que un convencimiento profundo de la RAE. La eliminación me parece peligrosa”. Explica que "una acepción no se borra. Se cree que si la Academia no lo dice, la gente no lo usa, Y es al revés, el diccionario debe recoger lo que la gente usa y calificar el uso. Es su deber decir que tal palabra se usa para discriminar".

Además de las enmiendas, la RAE hace incorporaciones de palabras. Como "superwoman": "Mujer de capacidades y cualidades sobrehumanas". Y ahí también está el feminismo. Durante el 8M en Buenos Aires un grupo de creativas publicitarias con carteles viralizó el hashtag #SororidadEnlaRAE. Se hizo notar porque nadie conocía el término: Sororidad. "Fraternidad viene de fratis, hermano, masculino. Debe incorporarse sororidad para hablar de 'hermandad de mujeres'. Viene de soror: 'hermana'", dice a Clarín Tatiana Dobosz (25). "Esta hermandad existe. No tienen que negarnos", agrega.

Desde la última actualización de su diccionario, en diciembre, la academia española decidió que las modificaciones se harían anualmente en lugar de una nueva edición, cada 10 o 15 años. Pero habrá más cambios en el medio. Como el de "fácil". Que, dijeron, fue por "las personas, anónimas y famosas, y organizaciones y asociaciones que así lo habían pedido".

Todxas las x, tod@s 
La cuestión es entender si el diccionario es árbitro o testigo del idioma. Es testigo. Y árbitra ya existe. Testiga, no.

El género de la gramática del español está estructurado en dos en la mente de los hablantes: masculino y femenino. El masculino cumple dos funciones: indicar a los 'hombres' y a la pluralidad. El femenino, sólo a las 'mujeres'. Pero, desde lo social, existe un movimiento sin precedentes por su dimensión que hizo que se ponga en cuestión si el masculino es una o para dominarnos a todxs. 

Ahí aparece una respuesta fácil: que el masculino es una convención. Como llamamos "mesa" a una "mesa". "Pero ese argumento es insuficiente. Requeriría un estudio antropológico, pero me parece más probable que el masculino tenga esa doble función (como género no marcado) porque la fuerza física fue la cualidad principal para la supervivencia del humano. Ahora ya no es así. Y eso es un argumento más fuerte para fundamentar un cambio a futuro del uso del masculino para agrupar a las personas más allá de su género", explica el filólogo Santiago Kalinowski.

Sobre el uso de x como la letra bandera de la igualdad de género, la Academia Argentina de Letras no emitió dictamen. Pero Kalinowski sí. "Los argentinos somos o fuimos sexitas sin querer serlo. Fue algo cultural. El seximo estaba codificado en la cultura y la lengua acompañaba. El todxs o tod@s son recursos de intervención del discurso público que persiguen el fin de denunciar una desigualdad. Todavía no es lengua, es el aprovechamiento de la lengua para la igualdad", cierra el académico.

Libros que existen sin campañas

$
0
0

“Sin campañas publicitarias, sólo por el ‘boca a boca’, algunos títulos se imponen como libros de culto”, dice la bajada de la nota que el pasado 6 de marzo publicó Adriana Lorusso en la revista Noticias, de Buenos Aires.

Bestsellers secretos

Magalí Etchebarne
Magalí Etchebarne tiene 34 años y su primer libro de cuentos es un éxito. Se llama Los mejores días y lo “rumió” mucho tiempo hasta que su amiga, Julieta Mortati –editora del sello Tenemos las máquinas– lo presentó como proyecto al Fondo Nacional de las Artes y casi la obligó a terminarlo. El volumen ya tuvo 2 reimpresiones y vendió 1500 ejemplares, una cifra menor si se la compara con “tanques” como Dan Brown o J. K. Rowling pero un número muy apreciable para cualquier autor de ficción nacional o extranjero, con o sin trayectoria.

Silvina Giaganti
Más especial es el caso de Silvina Giaganti que logró una repercusión similar pero con un libro de poemas, Tarda en apagarse, publicado también por un pequeño sello (Caleta Olivia), que va por su tercera reimpresión y vendió 2000 ejemplares. Es el primer libro de Silvina, que escribe asiduamente artículos en Página 12, Rolling Stone y The New York Times.

Stoner, una novela John Williams de los años 60 redescubierta por la crítica norteamericana y editada en la Argentina por Fiordo, ya es un libro de culto entre nosotros, con más de 10.000 volúmenes vendidos. La misma editorial independiente repitió el suceso en 2017 con la colección de cuentos Once tipos de soledad de Richard Yates.

Sin los presupuestos publicitarios que se invierten en los novelistas más famosos, editados por pequeños sellos con menores posibilidades de distribuir y reponer sus productos, ¿cómo logran estos libros encontrar a sus lectores?

Además del talento de sus autores, un conjunto de factores, desde el lugar de exhibición hasta la presencia en las redes, influyen para que estos títulos sobrevivan y se distingan entre la marea de volúmenes que la industria editorial arroja mes a mes en las librerías. Noticias consultó a un grupo de expertos –libreros, editores, autores– y así explicaron el fenómeno.

Promoción
A primera vista, el mundo de los libros parece dividido en dos clases: los títulos populares que llegan a un público general, con lectores muchas veces ocasionales, ventas masivas, varias reediciones e importantes campañas publicitarias. Cuando uno de estos libros es exitoso, ocupa los primeros puestos del rankingde bestsellers que las grandes cadenas de librerías elaboran y que luego es publicado en muchos medios. En nuestro país, empresas como Yenny-El Ateneo o Cúspide tienen más de 50 sucursales en Buenos Aires y el interior, y son una pieza muy importante del negocio editorial. Su ranking es una verdadera guía tanto para los lectores como para la producción editorial.

Pero también, en el mundo de los libros, hay textos con otro perfil: alta calidad literaria, con un público más constante y fiel, que llegan al mercado –la mayoría de las veces– sin ninguna de clase de publicidad, lanzados por pequeñas editoriales, o por sellos más selectivos de las grandes empresas editoras.

A esta clase de libros pertenecen los “bestsellers secretos”. Textos de “nicho” le llaman algunos, aunque a muchos libreros y editores les moleste el término por despectivo o elitista. O “bestsellers literarios”, porque la mayoría de estos títulos son ficciones.

Ignacio Iraola
¿Cómo se dan conocer los autores “de nicho”, sobre todo cuando recién ingresan al mercado con un primer libro?

Los libreros juegan un papel fundamental. En especial, los que tienen librerías chicas, especializadas y con un contacto más cercano al público.

“La recomendación de los libreros tiene un gran peso– explica Ignacio Iraola, director editorial de Planeta de Argentina, una de los empresas más grandes del mercado–. Por otro lado, a nosotros también nos sirven los datos que nos aportan ellos para nuestro trabajo”.

Sebastián Lidijover
“Cuando los libreros adoptan un libro, sabemos que puede ser un éxito– dice Sebastián Lidijover, jefe de Prensa de Riverside Agency, que distribuye y edita libros sellos literarios como Anagrama, Edhasa y Salamandra–. Los libros permanecen exhibidos en la mesa de novedades mes a mes, porque ellos los siguen recomendando”.

Justamente, es la mesa de novedades el mejor espacio de la librería (la primera, cuando uno entra en el local) y la que representa toda una línea editorial diseñada por los libreros.

En Eterna Cadencia, la librería de Palermo (Honduras 5574) que tiene sello editor propio, la mesa de novedades “prioriza a las editoriales independientes”, explica Valeria Tentoni, editora del blog de la empresa.

Un concepto en el que coincide Debora Yánover, titular de Librería Norte (Av. Las Heras 2225), una de las más prestigiosas de la ciudad. Norte, además, elabora en la webla lista “nuestros preferidos”, para recomendar títulos específicos a los clientes, en particular de poesía, la especialidad del lugar.

El clásico “boca a boca” también es fundamental para impulsar un “bestsellersecreto”. Y las redes, en ese sentido, potencian al infinito el efecto de la recomendación tradicional.

Como es obvio, la reseñas en los medios ayudan y mucho. Pero además, como señala Tentoni, hay estrategias publicitarias más originales. “El capital achancha, por eso cuando no se tienen recursos se usa la imaginación. Algunos autores utilizan el crowfunding(o financiación previa) y mientas juntan dinero para editar el libro, lo promueven antes de que salga”.

Suceso
Valeria Tentoni
Justamente es Valeria Tentoni la que elabora el ranking de Eterna Cadencia, una iniciativa de la librería que ha logrado ser una pieza importante en el mercado de la buena literatura y que sirve de orientación para detectar los libros más interesantes del momento. “Es un rankingextravagante respecto del de las grandes cadenas –dice Tentoni–. Aunque hay autores que lo cruzan, que están en el nuestro y en el otro, como Pedro Mairal”. Por ética este ranking no incluye los textos de la editorial propia y puede consultarse todas las semanas en eternacadencia.com.ar.

“Todos los rankingssiempre ayudan porque visibilizan los libros y tienen el efecto de una bola de nieve”, dice Víctor Malumián, de Ediciones Godot y gestor de la Feria de Editores. “Visibilidad” es también el concepto que señala Julia Mortati, directora de Tenemos las máquinas, a la hora de calificar esta forma indirecta de recomendación.

Pero, ¿cuál es la mejor señal de que un texto funciona? “Un pedido de reposición a los 15 días de lanzar un libro es el mejor indicador de su destino”, opina Malumián. Y “una reimpresión en los primeros meses de lanzamiento es signo de un bestseller”, explica Lidijover.

Señales que a veces superan las expectativas y sorprenden a todos
Los editores coinciden en que las grandes cadenas de librerías son fundamentales para el éxito de los títulos, pero después hay textos que funcionan mejor en un lugar que en otro.

Las librerías preferidas varían, aunque hay muchas coincidencias. En principio, la lista debería incluir a la clásica Hernández (Av. Corrientes 1436), Guadalquivir (Av. Callao 1012), Dain Usina Cultural (Thames 1905), Libros del Pasaje (Thames 1762), Ref (Honduras 4191), Notanpuan (Chacabuco 459, San Isidro), Céspedes (Céspedes 3065) y Librería Del Fondo (Costa Rica 4582), entre muchas otras. Todas ellas promueven con el mismo afán tanto libros masivos como textos literarios, de gran calidad, y muchas veces editados por sellos independientes. En sus mostradores siempre hay un librero dispuesto a charlar con el cliente y recomendarle buena ficción.

Aunque hay obras de arte, como Stoner, que tardan mucho en descubrirse, y libros que enamoran a primera vista, en el ambiente de la edición se supone que el éxito, en general, siempre encierra una cuota de misterio.

Lo que sí debe tener una novela, una colección de cuentos o de poemas para transformarse en bestsellersecreto, es calidad literaria y capacidad para interpelar a un lector, en el tiempo y el lugar correctos. Sin estas cualidades, difícilmente, un libro supere el centenar de lectores.

Publicación de un ensayo clásico sobre los gatos, que ahora puede leerse en castellano

$
0
0
Maximiliano Papandrea y Adam Blumenthal son los editores de Sigilo, una editorial independiente argentina, fundada en 2014, que, a la fecha, ha inaugurado colecciones de narrativa argentina, latinoamericana, extranjera, no ficción y novela gráfica.

Una de sus más recientes novedades es El tigre en la casa. Una historia cultural del gato (1920), libro clásico del estadounidense Carl Van Vechten (1880-1964), que se presenta en traducción de Andrea Palet, con ilustraciones de Krysthopher Woods.

Se trata de un ensayo que "explora la figura del gato en la literatura, la pintura, la música, el folklore, la religión y la historia".

En la breve reseña y semblanza del autor, ralizada por Hugo Beccacece para el diario La Nación, de Buenos Aires, se lee: "Hay que agradecer a la editorial Sigilo que haya publicado este libro del que no había traducción al español. El ensayo de Carl van Vechten es una obra clásica sobre el tema; tuvo su primera edición en los Estados Unidos en 1920, hace casi un siglo, y se convirtió de inmediato en la fuente más importante de referencias.

Carl van Vechten adoraba a los gatos. Fue crítico musical y el primer crítico estadounidense de danza moderna, además era uno de los más influyentes animadores de la Harlem Renaissance. Escribió varias novelas. La más recordada por el escándalo que suscitó fue Nigger Heaven. Van Vechten y su segunda esposa, la actriz de origen ruso Fania Marinoff, frecuentaban los círculos de vanguardia. Gertrude Stein designó a Van Vechten como albacea literario. A partir de 1930, él casi dejó de escribir y devino un prolífico fotógrafo para el que posaron los principales artistas, escritores y celebridades de su época.

El tigre en la casa está escrito con una ironía y un humor exquisitamente ingleses más que estadounidenses; además, las citas son de una gran belleza. Van Vechten se ocupa en el primer capítulo de echar abajo los prejuicios sobre los gatos. Se suele decir, por ejemplo, que el gato siente antipatía por el agua, pero en un célebre fresco egipcio del Museo Británico se ve a uno en un bote que actúa como un perro retriever en una caza: salta al Nilo para buscar a un pato sacrificado. También se dice que los gatos son muy inteligentes. Y aquí, Van Vechten dispara una frase inmortal: 'He visto gatos tan estúpidos como cualquier pagador de impuestos compulsivo'".

Marcelo Lombardero inaugura el décimo año del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires

$
0
0
Finalmente llegó el día y ayer recomenzamos las actividades públicas del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires. Lo hicimos con un invitado de lujo: el director de ópera y teatro musical Marcelo Lombardero, quien explicó de qué modo su especialidad se relaciona con la traducción. Y para ejemplificar los distintos puntos sobre los que trató, utilizó materiales de "Aurora", de Héctor Paniza y Luigi Illica, así como fragmentos de Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny, de Kurt Weill y Bertold Brecht, sin olvidar una desopilante versión de Carmen, de Bizet, cantada en italiano y ruso en una puesta del Bolshoi. 

Proximamente su intervención podrá verse en esta entrada.

Marcelo Lombardero integró el Coro de Niños y luego el Coro Estable del Teatro Colón de Buenos Aires, antes de desarrollar su carrera como barítono en teatros de América y Europa. Tras retirarse como cantante en 2005 para asumir la dirección artística del Colón –donde también creó y dirigió la Ópera de Cámara–, comenzó su actividad como director de escena en el Centro de Experimentación de ese teatro (CETC). Allí montó Mahagonny Songspiel de Brecht-Weill, Al claro de luna con música de Monteverdi, Ravel y Debussy, yAventuras y nuevas aventuras de Ligeti. En 1994 debutó en la sala principal del Teatro Colón con la puesta de El castillo de Barbazul. En 2002 realizó allí una nueva producción de La fanciulla del West. Le siguieron Diálogos de carmelitas de Poulenc, El emperador de la Atlántida de Ullman, El rey Candaules de Zemlinsky, Jonny spielt auf de Krenek, Wozzeck de Berg yMacbeth, de Verdi en 2016. Trabajó también en salas de Europa, Estados Unidos y América Latina, además de hacerlo en otros centros musicales de Argentina. Realizó las puestas en escena de Otello de Verdi y Rossini, La vuelta de tuerca de Britten, La vida breve de Falla,Tristán e IsoldaLa carrera del libertinoLady Macbeth de Mtsensk, Carmen, El oro del Rin,La flauta mágicaParsifal, yAuge y caída de la ciudad de Mahagonny, entre otros títulos. Fue distinguido con el Premio de la Crítica Musical Argentina 2004, cuatro premios A.C.E., tres premios de la Asociación de Periodistas de Espectáculos de Chile, Premio Clarín (2000) y Konex (Diploma al Mérito 2009), entre otros. Lady Macbeth de Mtsensk (TeatrWielki, Poznan) fue galardonada como la mejor producción de ópera en la temporada 2011-2012 de Polonia;Carmen (Palacio de Bellas Artes, México) recibió el premio Lunas del Auditorio de México; y su puesta de Billy Budd de Britten, en Santiago de Chile, fue distinguida por el Círculo de Críticos de Arte. En 2013, tras la creación del TMC (Teatro Musical Contemporáneo) produjo el espectáculo Bromas y Lamentos, y el estreno de la óperaUltramarina, de Edgardo Cozarinsky y Pablo Mainetti. Actualmente es Director de la Ópera de Cámara del Teatro Colón.

Viewing all 2861 articles
Browse latest View live


<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>