Quantcast
Channel: Club de Traductores Literarios de Buenos Aires
Viewing all 2855 articles
Browse latest View live

El Club de Traductores Literarios de Buenos Airesen Ubersetzerhaus Looren (V)

$
0
0

José Aníbal Campos (La Habana, 1965) es  licenciado en Filología Germánica por la Universidad de La Habana. Ha traducido, entre muchos otros autores de habla alemana e inglesa, a Uwe Timm, Hans Magnus Enzensberger, Peter Berling, Franz Schätzing, Pascal Mercier, Hans Sedlmayr, Philip Ball, Ingeborg Bachmann, Stefan Zweig, Peter Stamm y Gregor von Rezzori. Entre muchos otros. En 1999, fue Premio de Traducción de la República de Austria por la traducción y divulgación de la literatura austriaca contemporánea. En 2010 ha recibido la beca de trabajo que otorga la Casa del Traductor de Looren, Suiza, a profesionales dedicados a la divulgación de la literatura del país helvético desde cualquiera de sus cuatro lenguas oficiales, en este caso, el alemán. Esta beca de traducción, que sólo se otorga anualmente a cuatro traductores, además de ser una de las mejor dotadas en el mundo germanoparlamente, es también, junto con las que otorgan el Literarisches Colloquium de Berlín y el Colegio de Traductores de Straelen (Alemania), una de las más prestigiosas en el ámbito profesional de los traductores europeos.

 Verdadera fuerza de la naturaleza, cocinero bombástico y aglutinador de cualquier grupo, aceptó conversar sobre su experiencia en Looren así como en otras casas de traductores europeas, y recorrer su pasado cubano y sus experiencias en Galicia y Canarias, donde vivió varios años antes de radicarse en Viena.

Un diálogo de sobremesa


 –No es la primera vez que venís a Looren. ¿Cuántas veces estuviste acá y por qué?
–Nunca calculas (o calculás –y pongo la variante en cursiva para respetar la norma de que los extranjerismos van en cursivas) las veces que acudes al lecho de la criatura que amas (o amás), así que he perdido la cuenta de las veces que he venido a Looren. Llegué por primera vez en diciembre de 2009, un día de nevadas terribles, con media Suiza paralizada por nieve (algo inconcebible para mi mente todavía entonces algo calcinada por el sol zalamero, pero pegajosamente repugnante del Caribe). Pero, si me lo permites, aquí debo hacer una digresión que tiene que ver con mi trayectoria profesional. Yo empecé a traducir literatura muy joven: justo al año de haberme graduado de Germánicas. En Cuba, los estudios de idiomas tenían como finalidad crear guías turísticos, no traductores literarios, de modo que, cuando acabé la carrera, hube de trabajar dos años cumpliendo un servicio social en el ramo del turismo. Me aburría enormemente aquel trabajo de guía, y en una ocasión, al final de la agotadora jornada, me encontré un librito olvidado por algún viajero alemán en el que había un relato breve de Michael Ende. Lo traduje para una amiga que estaba fascinada con ese autor, y alguien, más tarde, me recomendó que se lo llevara al redactor de una revista literaria que empezaba su andadura por entonces. Lo aceptaron para publicarlo. Y así empezó mi labor como traductor en las condiciones anómalas de un sistema como el cubano, donde el mundo editorial está controlado por el Estado y los cargos de dirección dentro de cualquier editorial eran (o son) cargos políticos, donde la escasez es el camuflaje casi siempre de la censura y la falta de libertad, todo lo que impide ese trasiego libre de ideas afines y opuestas que debe ser la función de todo sistema editorial. 

Luego desarrollaste casi toda tu carrera en España. ¿Cómo te resultó ser un traductor cubano en un país que se maneja con otra variedad de la lengua?     
–Así es. Me fui definitivamente de Cuba en el año 2002, siendo ya un traductor con algunos trabajitos en el entorno medieval (que no medievalista) de Cuba, y nunca he regresado a mi país de origen ni siquiera de visita. Pasé los primeros años en España sin esperanzas de poder trabajar de nuevo en mi profesión, currando como jardinero, por ejemplo (que suena muy volteriano y romántico cuando no eres el empleado de un empresario gallego), así que tuve que empezar literalmente de cero. Pero, acercándome más al espíritu de tu pregunta: una vez un colega venezolano me preguntó –casi con un tono de compasión bolivariana– si me había sido «muy duro» tener que renunciar a las variantes lingüísticas de Cuba y adaptarme a las variantes del español de España. Lo cierto es que para mí no ha sido una experiencia tan traumática tener que olvidar (provisionalmente) tres o cuatro cubanismos. Tampoco fue traumático para mí en el pasado, en medio de la censura de Cuba, nutrirme de literatura universal leyendo traducciones españolas, argentinas o mexicanas. Creo que ha sido más bien lo contrario: para mí ha sido una ganancia aprender las variantes del español de España. Y recuerdo muy pocos casos, en estos últimos quince años de trabajo, en los que me haya topado con una expresión alemana para la cual, a la hora de reproducir el sentido, necesite forzosamente una variante del Cerro o de Cayo Hueso, dos barrios habaneros. Creo que uno, lo quiera o no, lleva consigo los cubanismos grabados en el «disco duro», y muchas veces los usa intuitivamente sin que rechinen. Un buen ejemplo lo he tenido hace poco: un escritor cubano (de dentro de la isla) leyó la traducción de la novela más ambiciosa de Gregor von Rezzori, La muerte de mi hermano Abel, y entre los elogios que dedicó a mi todavía precaria labor de traducción, me dijo esto: «Me encantó ver cómo salpicaste tu traducción de cubanismos». Lo cierto es que yo no fui consciente de introducir esos «cubanismos», y al parecer tampoco lo notaron mis editores: una valenciana, un catalán afincado en Madrid y un colombiano.      

¿Y cómo empieza, en ese contexto, tu relación con Looren?
–Hacia el año 2006 empecé a recibir mis primeros encargos en España (al menos los más sustanciales), y exactamente en 2007 Acantilado me propuso traducir la primera novela de Peter Stamm, Tal día como hoy, así que vine a Looren gracias a la sugerencia de ese autor suizo cuando ya traducía su segundo libro, Los voladores. Me quedé fascinado con el lugar y con la experiencia: diez traductores provenientes de distintos entornos, con diferentes historias vitales y diversas vías de acceso a la profesión, se sientan a la mesa a hablar de todo lo humano y lo divino, intercambian experiencias, se facilitan contactos, y disponen por el día (y por las noches, el que así lo quiera) de las mejores condiciones de trabajo en un entorno de ensueño. De modo que, gracias a que me he convertido (casi involuntariamente) en la voz de Peter Stamm para el mundo de habla española, he tenido el privilegio de poder venir más veces y continuar traduciendo aquí las sucesivas obras de un autor que es, por así decirlo, bastante productivo.

¿Cómo se ha desarrollado tu trabajo en esta casa?
–Como has podido comprobar, aquí está todo concebido para facilitarte el trabajo. Lo excepcional de una casa como ésta (y también de otras casas de traductores, si bien es ésta mi gran debilidad) es que todo está preparado para que tú seas, por el tiempo de la estancia, única y exclusivamente TRADUCTOR. Aquí desaparecen todas las demás responsabilidades cotidianas que te distraen de tu labor (sacar a mear al perro, comprar la arena para que mee el gato, recoger a los chicos en el kínder o en la escuela, responder a llamadas telefónicas de tus proveedores de sustancias –legales e ilegales— o atender al testigo de Jehová que hace proselitismo de puerta en puerta en cualquier ciudad del mundo. Eso hace que el rendimiento, aquí, sea invariablemente mayor que en las condiciones de la vida cotidiana. (Aparte de mi propia experiencia, es lo que les oigo decir a otros colegas.) Pero hay algo más: la estancia en esta Casa trajo consigo el contacto con media docena de (para mí) magníficos poetas y escritores suizos a los que quizá jamás hubiese podido conocer de no haber disfrutado de estas estancias. De modo que no sólo se trata de las condiciones óptimas para el trabajo que ya traigas de casa, sino de las nuevas posibilidades profesionales que se abren y multiplican tras una estancia aquí.

¿Con qué te encontraste esa primera vez?
–Algo queda resumido en las respuestas anteriores, pero intentaré ser más específico. Me encontré, en esa primera estancia, con la siguiente constelación: una jovencísima traductora de Tiblisi, residente en Italia, que estaba traduciendo por primera vez a su idioma una obra cumbre de la literatura del siglo XX: La conciencia de Zeno, de Svevo. Aquí estaba también una traductora norteamericana entregada en cuerpo y alma a la obra de Robert Walser. Recuerdo una noche en la que la joven colega de Georgia confesó en la cena que estaba traduciendo la novela de Svevo a cuatro manos, y recuerdo la ligera conmoción que ello provocó en la más experimentada traductora americana. Hubo un magnífico debate, un debate que, al menos para mí, fue muy aleccionador. Los argumentos (algo torpes, pero apasionados) de la colega georgiana resultaron para mí más convincentes que las bien razonadas razones de la curtida colega americana en contra de la traducción a cuatro manos de una obra de tal envergadura. Sin embargo, si nos alejamos de los egos resultantes de la especialización de nuestras sociedades, de los royalties y los posibles beneficios en términos de capital simbólico de ser «el traductor» de tal o más cual autor, y si nos centramos en una sociedad como la georgiana, donde el ruso ha sido una lengua colonizadora que ha entorpecido las variables nutritivas de una labor de traducción a la lengua autóctona de los georgianos, uno empieza a defender un concepto de la traducción a priori: con lo cual quiero decir que es mil veces preferible que haya una traducción imperfecta al georgiano de una obra cumbre de la literatura a que no haya ninguna. Ya vendrán nuevas generaciones de traductores georgianos que sientan la necesidad de corregir en el futuro lo hecho por esa joven colega. Y ésa es una conclusión a la que llegué como resultado de una estancia aquí.

Entiendo que tenés experiencia con otras casas de traductores. ¿En qué se diferencia ésta de otras experiencias que hayas tenido?
–Hablemos de las dos casas de traductores que conozco mejor: Straelen y Looren. Mi debilidad por la segunda es pública, y se refleja en varios aspectos: desde que vine por primera vez me enamoró no sólo el entorno (las Tierras Altas de Zúrich) o el modo tan poco burocrático con el que las damas que aquí trabajan atienden a los colegas de todo el mundo. Por un lado, el hecho de su ubicación en Suiza (con sus cuatro lenguas) garantiza una constelación más internacional de los colegas que acuden a Looren, mientras que en Straelen todo se centra más en lo alemán. Creo, además, que hay en Looren un dinamismo creativo que en Straelen, en algún momento, se perdió. El Colegio de Renania del Norte-Westfalia sigue teniendo la ventaja de ser la primada de todas las casas de traductores, cuenta con la biblioteca de diccionarios y enciclopedias más completa que un traductor pueda imaginar; pero allí, quizá por el propio tamaño de la casa (con 24 habitaciones), es imposible competir con el trato personalizado con el que en Looren se acoge a los traductores alojados en la Casa. La flexibilidad con la que el equipo dirigido por Gabriela Stöckli se ajusta a las necesidades de cada traductor o traductora llega a ser conmovedor, pero va más allá: es muy útil. Digamos que Straelen es un monasterio para traductores, y que Looren es una especie de Parlamento en el que todo el tiempo se están sopesando proyectos (no de leyes incuestionables) para dinamizar la vida y el trabajo de estos adorablemente aburridos seres que somos.   

Luego de varios trabajando en España, ¿cómo es tu relación con los colegas de ese país?
–Mi relación personal con traductores y traductoras, seguramente por la frecuencia con la que he estado peregrinando por estas casas, es bastante variopinta e internacional, y esa relación incluye también a colegas de España. Pertenezco a ACETT casi desde mi llegada a Madrid en 2002 porque Miguel Sáenz (a quien había conocido unos años antes en Viena) tuvo la amabilidad de animarme para que me asociara y me avaló cuando, recién llegado de la oscura Cuba, mi currículum era todavía demasiado precario. No hago, sin embargo, mucha vida dentro de los foros de Acett ni participo demasiado en sus actividades, en algunos casos por desinterés (como la llamada «Lista», de la que me retiré definitivamente aprovechando una fase de restructuración tecnológica, pues había llegado a parecerme absolutamente inútil); en otros casos porque casi siempre he vivido lejos de los dos centros de las actividades de la Asociación (Madrid, Barcelona o Málaga). Las pocas veces que en la Asociación han creído que puedo aportar algo a un debate o a un foro, he acudido sin tardanza, aun en condiciones no muy halagüeñas ni favorables para mi economía o mi salud. Hay en España, como en todas partes, colegas valiosísimos, que cuentan con todo mi apoyo y mi respeto. Pero ha sido en España, también, donde he conocido los casos de intrusismo más escandalosos que he visto nunca, y creo, por otra parte, que predomina ahora una tendencia (derivada de la hasta hoy encomiable pero todavía algo infructuosa lucha por mejorar tarifas) que considero bastante peligrosa: una idea equivocada en la manera en que se anima a los jóvenes traductores a abordar el oficio: como maquinitas que han de estar preparadas para introducirse por un extremo del cuerpo un texto cualquiera (el que sea) y deponerlo luego por el otro extremo en forma de traducción, una multifuncionalidad traductora que sólo es una parte de la formación del traductor, pero que no debería ser su máxima aspiración. Como resultado de esa tendencia, he sentido muchas veces, últimamente, cierto menosprecio a la especialización, como si quien decide de pronto traducir al autor que le gusta y no ocuparse más de chorradas (con perjuicio solo para sí mismo y su economía) fuera un ser menos valioso dentro del gremio, lo cual viene a sustituir el antiguo intrusismo de los ignorantes por un intrusismo diplomado y tecnócrata.

El Club de Traductores Literarios de Buenos Airesen Ubersetzerhaus Looren (VI)

$
0
0


 Matías Battistón (Buenos Aires,  1986) es traductor y docente de traducción literaria en la Universidad de Belgrano, y ha dado seminarios de traducción en la Maestría en Traducción Literaria en Trinity College Dublin. Ha traducido, entre otros, a John Cage, Marcel Proust, Oscar Wilde, James Joyce, Édouard Levé, Gustave Flaubert y Ed Wood. Actualmente trabaja en una nueva traducción de la trilogía de Samuel Beckett al castellano, así como en textos de Jean-Luc Godard y Roland Barthes.

Camarada de armas en Looren y gran consumidor de caldos envasados (de hecho, ha logrado demostrar que es posible sobrevivir a base de aguas calientes saborizadas), se prestó valientemente a la siguiente entrevista. 

“Hacer lo de siempre donde nunca”

¿Qué viniste a hacer a Looren?
Vine a Looren a traducir una recopilación de textos de Roland Barthes y trabajar en una novela de Beckett, y en lo posible a establecer contactos con otros traductores y descubrir autores suizos de lengua francesa.

¿Con qué te encontraste?
Por un lado, una casa en medio de un paisaje idílico y casi científicamente diseñado para generar postales, donde se puede trabajar con mucha comodidad y sin interrupciones. Por el otro, un grupo muy diverso de traductores, en un clima de gran generosidad y buena onda. La organización, además, es tan buena que aunque fuera de cualquier otra nacionalidad uno la seguiría considerando suiza. Creo que supera cualquier expectativa.

–Entiendo que tenés experiencia con otras becas internacionales. ¿En qué se diferencia ésta de otras experiencias que hayas tenido?
A diferencia de otras becas, en las que uno por lo general se aloja en plena ciudad y tiene un contacto más bien esporádico o casual con otros traductores, en Looren uno está en un bosque a diez minutos de un pueblito, que a su vez está aproximadamente a una hora de Zurich; este entorno monástico no solo ayuda a concentrarse en el trabajo que uno tenga que hacer, sino que también genera un ambiente más propicio para charlar con los demás traductores en la casa, compartir comidas y quizá incluso planificar actividades en común. Todo esto, vale aclarar, con total respeto por la misantropía propia y ajena, como debe ser: lo social se ofrece pero no se impone.

¿En qué medida esta beca te permite un mejor conocimiento de la literatura suiza respecto de lo que ya sabías?
Además de las bien provistas bibliotecas de la casa, de los ejemplares de cortesía de obras suizas y de las recomendaciones de entendidos, durante nuestra estadía Looren organizó un viaje a Lausanne y Ginebra para todos los becarios que traducían del francés. Así pudimos conocer a académicos, editores, escritores, gestores culturales y representantes de varios sectores de la producción del libro en Suiza, y volvimos cargados de obras de autores más que interesantes cuya existencia (mea culpa) en algunos casos ni sospechábamos. Una introducción de lujo a la literatura local.

¿Recomendarías a otros traductores el programa de Looren América latina? Si sí, ¿por qué?
"¿Por qué me conviene viajar gratis a Suiza?" es una pregunta que se escucha a menudo, es cierto. Difícil responderla. Yo aventuraría: por el trabajo que uno puede adelantar, por la gente y los lugares que uno puede descubrir, por la enorme tarea que está haciendo Looren por la traducción, por el mero placer de hacer lo de siempre donde nunca.

El Club de Traductores Literarios de Buenos Airesen Ubersetzerhaus Looren (VII)

$
0
0

Foto: Janine Messerli
Peterso Rissati (San Pablo,  1979) es traductor del alemán y del inglés. Llevá publicadas más de cincuenta obras de ficción y no ficción de autores tales como Stefan Zweig, Judith Schalansky, Michael Kumpfmüller, George R. R. Martin, Hans Fallada y John Scalzi, entre otros. A todos esos méritos se suma el de haber sido el mejor cocinero en Looren, mostrando una bonhomía, un buen humor y un buena voluntad a prueba de balas.

 La invisibilidad de nosotros en Brasil
es todavia muy grande

¿Desde cuando existe ABRATES (Associação Brasileira de Tradutores e Intérpretes)?
– Desde 1974. Si quieres, hay un histórico de la asociación aqui (en portugués): 

¿Cuántos miembros tiene?
– Hoy tenemos alrededor de 800 miembros (ya llegamos a 1.000 miembros activos, tenemos algunos que sólo se reactivan durante el año, otros que dejan la asociación por un tiempo y después regresan).

¿Por qué se formó?
– La traducción no era reconocida como una profesión por las leyes brasileñas, entonces había la necesidad de crear una institución que, de alguna forma, juntase los traductores. Así que la ABRATES fue creada en 1974, con dos sedes, una en São Paulo y otra en Rio de Janeiro. Con la crisis de los anos ochenta, la de São Paulo se cerró y continuó con unos pocos miembros en Rio. Y así se siguió, con poco más de 200 miembros hasta 2010, donde ocurrió un gran cambio: con la presidenta Elizabeth Mattos (2010-2012) y, después, con Liane Lazoski (2012-2014/2014-2016), el número de socios pasó de 200 para casi 1000. Desde 2013, tenemos un congreso anual (antes era bianual). El Congreso de São Paulo, por ejemplo, en 2015, juntó 900 traductores de todo Brasil y de varias partes del mundo. El de Rio, en 2016, por causa de la crisis, juntó casi 700 personas, con más de 90 ponencias sobre los diferentes aspectos de la traducción.   

¿Cuál es tu función en ABRATES?
–Soy editor en jefe de la recién lanzada revista de la asociación Metáfrasey también segundo suplente de la dirección. Y ayudo informalmente en la preparación de los congresos y minicursos que ocurren durante los congresos.

¿Qué tipo de traductores la integran?
–Todo tipo de traductores, pero más los traductores técnico-científicos. Hay un esfuerzo grande (en lo que me incluyo) de traer para la asociación más traductores editoriales/literários.

¿Cuál es la situación de lso traductores literarios en Brasil?
–La ley de derechos de autor brasileña protege la traducción de obras en dominio público, o sea, solo hay previsión de pago de derechos para este tipo de obra. En general, las obras que no estén en domínio público no resultan en derechos para los traductores. La invisibilidad de nosotros en Brasil es todavia muy grande, pero intentamos cambiar esta situación con eventos y ponencias en vários tipos de ferias y congresos. Lo que se paga a los traductores varía mucho según la editorial, el tiempo de traducción, las crisis, etc. Se empieza  a en US$7 u 8 hasta US$12 o 13 (una base para las traducciones del inglés. Otras lenguas más raras pagan valores más grandes). 

¿Cómo son las condiciones de trabajo?
La traducción de libros todavia es vista como una "tarea secundaria" o como decimos en Brasil um bico (un trabajo que sirve apenas para complementar el sueldo). Pocos traductores viven de traducciones editoriales. La mayoría trabaja con otros tipos de traducción (técnica, para doblaje o lo que sea). Con la crisis, las bajas de tarifas son inevitables y hay que valerse de la experiencia o de una buena relación con los editores para mantener un nivel mínimo y aceptable.

¿Cuánto se traduce?
–En general, podemos decir que somos responsables por 12% del mercado en producción anual de livros en Brasil (más o menos 5.000 traducciones editadas al año, no necesariamente traducidas en aquel año).

¿Te parecería viable que se estableciera algún tipo de relación entre los traductores brasileños y los hispanoamericanos? En qué términos la imaginarías?
–Esto es algo que ya está empezando a ocurrir con Argentina, por ejemplo. La AATI y la ABRATES ya están firmando proyectos comunes en sus congresos y jornadas, colaborando mutuamente y juntando fuerzas para desarrollar más la profesión de los traductores. Por ejemplo, en el próximo congreso de la ABRATES, la AATI participará activamente de nuestra sección de castellano. Para los traductores de portugués al español y viceversa ésta será una parte muy buena. También podemos pensar, en un plazo más largo, en iniciativas conjuntas para el incentivo de eventos culturales y profesionales entre los países, como talleres y charlas de traductores, autores, etc. Además también hay posibilidades de trabajos conjuntos para cambiar  las condiciones de trabajo en los países hermanos y aumento de la visibilidad.

¿Cómo fue tu experiencia en las residencias que hiciste en el exterior? En qué medida implicaron algún cambio de perspectiva en tu trabajo? 
–Tanto en la Academia de Verano del Coloquio Literário de Berlin (LCB) como en la Casa de Traductores de Looren, lo más importante de todo fue el intercambio con profesionales de varios tipos, no sólo con idiomas distintos, sino también con experiencias variadas. Las charlas sobre la profesión, la concientización de condiciones muy distintas de trabajo en los diversos países, las risas siempre enriquecen uno que se lanza en estas residencias.Por otro lado, durante una residencia como la de Looren, tenemos tiempo para traducir mucho y pensar nuestra visión de cómo funciona la traducción en condiciones ideales. Aunque esas condiciones no existan en nuestras casas, podemos intentar convertir nuestra rutina en algo más controlado para que nos acerquemos a ellas. El traductor querecibe una beca o tiene la oportunidad de una experiencia así debe tomar en cuenta que sería muy bueno (y necesario) compartir eses conocimientos con sus pares en su país de origen y contribuir para el crecimiento de la profesión, ya sea a través  de gremios, asociaciones o iniciativas propias. 

El Club de Traductores Literarios de Buenos Airesen Ubersetzerhaus Looren (VIII)

$
0
0


Orestes López Sandoval


Orestes Sandoval López (Guanajay, Cuba; 1962), se graduó de Lengua y Literatura Alemana por la Universidad de La Habana en 1985. Durante 17 años fue profesor en la Facultad de Lenguas Extranjeras de esa Universidad, donde realizó su doctorado sobre la obra del dramaturgo alemán Heiner Müller, de quien publicó una antología de textos. Traduce sobre todo piezas teatrales (Dea Loher, Roland Schimmelpfennig, Fritz Kater, Sasha Marianna Salzmann, etc.) y ensayos (para las revistas Criteriosy Marx Ahora), pero también ha publicado traducciones de poesía y novelas (Hugo Loetscher: Mundo de milagros y Hans Christoph Buch: Haiti Chérie).

Espartano por naturaleza, tranquilo hasta la condición mineral, Orestes es una de las personas más equilibradas que sea posible encontrar, pero pierde por completo la razón cuando escucha heavy metal. Vale decir, la siguiente entrevista tuvo lugar cuando se acabaron los útlimos acordes de un disco de Anthrax y antes de que empezara otro de Metallica.

La visibilidad de los traductores en Cuba es muy baja

¿Cuál es la situación de los traductores literarios en Cuba?
Los traductores literarios están integrados a la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, donde existe una “Sección de Traductores Literarios”. Condición para formar parte de ella es haber publicado algo en algún lugar, ya sea en Cuba o en el extranjero. En ese sentido los requisitos no son demasiado severos. No obstante, no es obligación formar parte de la organización aunque se practique sistemáticamente la traducción literaria. La sección trabaja irregularmente. Recién ha vuelto a retomarse los encuentros sistemáticos donde se discuten problemas de traducción y se intercambia con los colegas. Esos encuentros se realizan una vez al mes. Sin embargo, la visibilidad de los traductores en Cuba es muy baja. No es común que sus nombres aparezcan en las portadas de los libros. Por lo regular el nombre aparece en el mismo lugar en que aparecen los demás involucrados en la realización del libro: editor, corrector, diseñador, etc. Cada dos años la sección de traductores literarios organiza un simposio  internacional sobre traducción literaria, que tiene lugar en el mes de noviembre. Es una actividad proporcionalmente bien visitada en relación con la poca trascendencia internacional de la sección desde el punto de vista intelectual, aunque cabe destacar que varios traductores cubanos han recibido premios de la Federación Internacional de Traductores.

¿Cuáles son las condiciones de trabajo?
Las condiciones son bastante malas en sentido general porque no existe en Cuba una verdadera industria editorial ni las editoriales existentes gozan de verdadera autonomía. Los traductores apenas tienen acceso a Internet y los diccionarios de que disponen son el producto de compras realizadas en algún viaje al extranjero, o donaciones. El pago por el trabajo suele hacerse o por una suma total independiente de la cantidad de páginas traducidas (se mueve entre 8.000 y 15.000 pesos cubanos, equivalente a 320 y 600 dólares) o por una cantidad máxima de 25 pesos cubanos por página (1 dólar). El salario promedio en Cuba oscila actualmente entre los 25 y los 30 dólares mensuales.

¿Hay traductores cubanos que vivan en Cuba y traduzcan para el exterior?
Sí, aunque no podría siquiera mencionar una cantidad aproximada. De hecho esa es una vía muy buscada para poder mejorar los ingresos y poder vivir del trabajo de traductor.

¿En qué medida la normativa que siguen los traductores cubanos responde al habla cubanay en qué medida se acatan las decisiones de la Real Academia para la lengua?
No se trata de acatar decisiones de ninguna índole sino solo de ser lo más pragmático posible. En Cuba hay una muy clara conciencia de la diversidad del español, pero como no tiene mucho sentido traducir para el casi inexistente mercado cubano, el traductor cubano busca traducir según normas que le permitan hacerse entender en cualquier parte, simplemente porque busca poder traducir para cualquier parte. Ello no excluye el uso de cubanismos en tanto estos estén recogidos en diccionarios que puedan ser consultados sin mayor dificultad.

¿Qué tipo de libros se traduce?
Actualmente se está publicando bastante teatro traducido en Cuba, gracias a la intensa labor de la Editorial Tablas-Alarcos. Por lo regular en Cuba se publican libros libres de derechos o libros cuyos derechos ha cedido el autor para que su obra se distribuya exclusivamente en Cuba. Esta exclusividad debe entenderse en sentido estrecho: se hace una edición cubana para que circule solo en Cuba. A veces una institución cultural vinculada a Cuba asume el pago – siempre puramente simbólico– de los derechos. Todo eso condiciona el tipo de libro que se publica. Es decir, se publica lo que se puede, no lo que se quiere. No es posible hacer un verdadero plan editorial, a veces por razones bastante pedestres: disponibilidad de papel. La abrumadora mayoría de las publicaciones cubanas son muy baratas y aparecen en papel de bastante mala calidad.

¿Cuánto se traduce?
Se traduce poco en realidad. Ello se desprende de lo dicho en las anteriores preguntas. Debido a los problemas mencionados se traducen cosas pequeñas, que puedan aparecer en revistas (poesía, artículos, ensayos).

Semana cuarenta y tres del repudio al convenio entre la U.B.A.,la UNAM, la Universidad de Salamanca, el Instituto Cervantes y Telefónica de España

$
0
0
El éxito de la convocatoria para repudiar el convenio que le otorga valor universal al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española, propuesto por el Instituto Cervantes y un consorcio de universidades de España y Latinoamérica, demuestra que la movilización de la comunidad intelectual de la lengua castellana está lejos de haberse agotado. Esta semana, la número cuarenta y tres desde que empezamos, actualizamos la lista de firmantes ya que,  diariamente siguen llegando adhesiones de todo el espectro de la lengua. Por lo tanto, seguirá abierta la recolección de firmas de todos aquéllos interesados en dejar sentado en este blog su repudio ante un pacto realizado de espaldas a la sociedad. 

Como ya se ha explicado, no sólo han firmado la nota que se reproduce a continuación escritores, traductores, correctores, editores, intelectuales en general (historiadores, sociólogos, antropólogos, arqueólogos y periodistas, además de directores teatrales y actores), sino también un gran número de profesores de Literatura Española e Hispanoamericana, lingüistas, filólogos y lexicógrafos, que desempeñan sus tareas en  universidades argentinas y extranjeras. Acaso ellos están mejor capacitados para entender el problema que los contadores, veterinarios y dentistas que votaron positivamente el acuerdo en una sesión del Consejo Superior de la UBA…  quince días posterior al anuncio oficial del Instituto Cervantes en el Congreso de la Lengua de Puerto Rico.
La solicitada y la lista estarán disponibles para quien desee consultaras y, eventualmente, sumarse. Para hacerlo sólo tiene que enviar un mail a clubdetraductoresliterarios@gmail.com

Solicitada

Los abajo firmantes, escritores, intelectuales, docentes, investigadores y artistas del universo de la lengua castellana, queremos manifestar nuestro absoluto repudio al Memorándum de Entendimiento, un conjunto breve de artículos, con el cual la UBA se integra al convenio firmado entre el Instituto Cervantes, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Salamanca, que pretende otorgarle al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE) valor universal y hegemónico. Consideramos que se trata de  una grave intromisión en la independencia lingüística de Latinoamérica, así como de un perjuicio a los intereses políticos y comerciales de la región.
A
Martín Abadía, Cecilia Abdo-Ferez, Enrique O. Abeya-Gilardon, Eleonora Acosta, Mónica Acosta, Gabriela Adamo, Lucas Adur, Silvia Aguilera (Chile), Cecilia Aguirre (Brasil), Claudia Aguirre, Osvaldo Aguirre, Abel Ahumada, Laura Alcoba (Francia), Diego Alfaro Palma (Chile), Fernando Alfón, Javier Almeida, Mariano Altamirano, Matías Allende Contador (Chile), Adriana Amante, Susana Anaine, Jotaele Andrade, Maria Teresa Andruetto, Daniela Ansa, Angelika Antonio Rubin, María Amelia Arancet Ruda, Graciela Aráoz, Sol Aréchiga (México), Fernanda Aren, Teresa Arijón, Elvira Arnoux, Jaime Arrambide, Alessio F. Arredondo,  Adriana Astutti, Alejandra Atadía, Jorge Aulicino, Florencia Ávalos, Márgara N. Averbach,
B
Claudia Bacci, Cecilia Bajour, Miguel Balaguer, Alejandro Balazote, Lidia M. T. Rádis Baptista (Brasil), Florencia Baranger-Bedel, Magnolia Brasil Barbosa do Nascimento (Brasil), Pablo Bardauil, Julina Barembuem (Francia), Ian Barnett, Carolina Bartalini, Alcira Bas, Carlos Battilana, Matías Battiston, Gustavo Beade, Eric Beaumatin (Francia), Roberto Bein, Natalia Belenguer, Sonia Bello, Bárbara Belloc, Asher Benatar, Laura Benítez, Julia Benseñor, Daniela Bentancur, Diego Bentivegna, Gladys Berisso, Angel Berlanga, Emilio Bernini, Eduardo Berti, Concepción Bertone, Pablo Betesh, María de los Ángeles Bianchi, Ana Lia Biderman, Sonia Bierbrauer, Mónica Billoni, César Bisso, Sonia Blank, Andrea Bohrn, Elisa Boland, Karina Bonifatti, Piedad Bonnet (Colombia), Juan Bonilla (España), María Angélica Bonilla, Manuel Borrás (España), Claudia Borzi, Pablo Braun, Jorge Brega, Matías Bruera, Jorge Bustamante García (México/Colombia), 
C
Marcelo José Cabarcas Ortega (Colombia), Gabriela Cabezón Cámara, Rubén Faustino Cabrera, Susana Cabuchi, Javier Calvo, Caterina Camastra (México), Silvia Camerotto, Silvana Campanini, Magdalena Cámpora, José Aníbal Campos (Cuba), Marco Antonio Campos (México), Sibila Camps, Martín Caparrós, Anália Capdevila, María Ester Capurro, Pablo Caramelo, Marina Cardelli, Sandra Carli, Sandra Carrazzoni, Penélope Cartelet, Elizabeth Casals,Fabián Casas, Fernanda Castelano Rodrigues (Brasil), Alejandro Castro, Nora Catelli, Maite Celada (Brasil), Marcelino Cereijido (Argentina/México), Rocío Cerón (México), Valeria Cervero, Gabriela Cetinas, Sergio Chejfec, Matías Chiappe (Japón), Ricardo Chiesa, Micaela Chirif (Perú), Luis Chitarroni, Federico Ciamberlini, Ángela Ciocca, Susana Civitillo, Oliverio Coelho, Marcelo Cohen, Monona Cohen, Sara Cohen, Andrea Cofán, Javier Cófreces, Vanina Colagiovanni, Nicolás Coletto, María del Carmen Colombo, Gabriela Comte, Germán Conde, Oscar Conde, Carlos Roberto Conde Romero (México) Estela Consigli, Jorge Consiglio, Sandra Contreras, Lucila Cordone, Luciana Cordo Russo, Claudina Corel (Francia), Silvio Cornú, Juan David Correa (Colombia), Sylvia Costa, Beatrice Couteau, Flor Cresta, Américo Cristófalo, Claudio Crivelli, Marcela Croce, Adriana Cristina Crolla, Graciela Cros, Esther Cross, Anna Crowe (Escocia),
D
Julián D'Alessandro, Paola D’Angelo, Guillermo David, Jan de Jager (Argentina/Holanda), Santiago de Miguel, Pablo De Santis, Juan de Sola (España), Juan José Delaney, Claudia Del Blanco, Silvia Delfino, Laura Demaría (EE.UU.), Valentín Díaz, Mariana Di Cío (Francia), Ariel Dilon, María Teresa D'Meza (Cuba), Mariana Dimópulos, María di Stefano, Ignacio Di Tulio, Ángela Lucía Di Tullio, Leonora Djament, Jordi Doce (España), Nora Domínguez Rubio, Leandro Donoso, José Arlindo Dos Santos (Brasil), Elsa Drucaroff,
E
Víctor Ego Ducrot, Andrés Ehrenhaus, Laszlo Elderyi (Uruguay), Neide Elias (Brasil), Alejandra Elichabe, Verónica Engler, José María Espinasa (México), Carolina Esses, Juan José Estévez, Víctor Everest (México), 
F
Geneviève Fabry (Bélgica), Sylvia Falchuk, Adrián Fanjul, Ángel Faretta, Cristina Farías, Adriana Fernández, Nancy Fernández, Zulema Fernández, Álvaro Fernández Bravo, Javier Fernández Miguez, Inés Fernández Moreno, Martina Fernández Polcuch, Gustavo Fernández Walker, Alex Ferrara, Santiago M. Ferro, Horacio Fiebelkorn, Tamara Figueroa, Judith Filc (Estados Unidos), Diego Fischerman, Graciela Foglia (Brasil), Laura Fólica, Jorge Fondebrider, Diego Forte, Larisa Fostinone Locoselli (Brasil), Ana Franco (México), Silvana Franzetti, Daniel Freidemberg, Silvina Friera, Leonardo Funes, Alejandra Furfaro,
G
Pablo Gaiano, Carlos Gamerro, Lélia Gándara, Flavia García (Canadá), Alicia García Bergúa (México), Inés García Botana, Antonia García Castro, Gabriela García Cedro, María Blanca García Gandolfo, Emilio García Wehbi, Marietta Gargatagli, Inés Garland, Florencia Garramuño, Teresa Garufi, Miguel Gaya, Jorge Geffner,  Francisco Gelman Constantin, Nicolás Gelormini, Alicia Genovese, Analía Gerbaudo, Mabel Giammatteo, Pablo Gianera, Federico Gianotti, Daniel Gigena, Sol Gil, María del Carmen Gilardón, Abel Gilbert, Paula Giménez Zapiola, Gabriel Giorgi, Mónica Girón, Andrea Giunta, Marisa Godoy, Myriam Leonor Godoy Arroyo, Graciela Goldchluk, Víctor Goldstein, Alejandro González, Betina González, Horacio González, Jonio González, Neide Maia González (Brasil), Rafael Goñi, Nathalie Greff-Santamaria, Inés Grimland, Ezequiel Grimson, Lucía Grodsinsky, Paula Grosman, Irene Gruss, Roberto Guareschi, Leila Guerriero, Richard Gwyn (Gales),
H
Fabián Haim, Claudia Hartfiel, Liliana Hayat, Liliana Heer, Dolores Hernández, Itziar Hernández (España), Patricia Hernández, Frida Herz, Alejandro Horowicz, Luis Francisco Houlin Dintrans, Claudia Hortas,
I
Ricardo Ibarlucía, Carla Imbrogno, Pablo Imen, Pablo Ingberg, José Insúa, Fabián Osvaldo Iriarte, Pola Iriarte (Chile), Jorge Isaías,
J
Carlos H. Jacobo, David Jacobson, Natalia Jakubecki, Alexandra Jamieson Barreiro, Ana María Jaramillo (Colombia/México), Darío Jaramillo Agudelo (Colombia), Noé Jitrik, Silvia Jurovietzky,Mario Jursich (Colombia),  
K
Tamara Kamenszain, Laura Kaplan, Alejandra Patricia Karamanian, Alejandro Kaufman, Edna Inés Kelly, Sergio Kiernan, Guillermo Korn, Alberto Kornblihtt, Laura Malena Kornfeld, Eduardo Kragelund, Paula Krajnc, Christian Kupchik,
L
Juan Manuel Lacalle, Nora Laffont, Mónica Lago, Patricia Lálage del Vall, María Lanese, Gabriela Lapalma, Alicia Laplace, Cecilia Lasa, Alejandra Laurencich, Daniela Lauria, Denise León, Mara Faye Lethem (Estados Unidos),  Mauro Libertella, Daniel Link, Jorge Locane (Alemania), María Rosa Lojo, María Pía López, Hugo López Araiza Bravo (México), Eugenio López Arriazu, Carlos López Beltrán (México), Pura López Colomé (México), María López García, Ana María Lorandi, Diego Lorenzo, Carolina Lozada (Venezuela), Gabriel Lozano, Marcela Lucero,
M
Bruna Macedo de Oliveira (Brasil), Ariel Magnus, Silvia Maldonado, Alejandro Manara, Adriana Carolina Manes, Laura Mangold, Héctor Manni, Elena Marengo, Lucas Margarit, Marilú Marini, Leticia Martí, Daniel Martínez, Uriel Martínez Venegas (México), Claudia Masín, Carlos Masotta, Cecilia Mata, Ana Silvia Mazía, Mirtha Paula Mazzocchi, Ana Mazzoni, Carolina Melgarejo Torres, Víctor Manuel Mendiola (México), Ricardo Mendoza Rademacher (Chile), Andrea Menegotto, Haydée Noemí Menna, Tununa Mercado, Mercedes Merino, Silvana Meta, Alejandra Mierez Revilla, Eduardo Milán (Uruguay), Gabriela Minsky, Laura Miñones, Ignacio Miret, Federico Mirré, Javier Mocarquer (Estados Unidos), Macarena Mohamad, Cristian Molina, Oscar Luis Molina Sierralta (Chile), Rodrigo Molina-Zavalía, Sylvia Molloy, Fabián Mónaco, Rafael Mondragón (México), Mario Montalbetti (Perú), Graciela Montaldo, Jorge Monteleone, René Montero Montano (México), Miguel Ángel Montezanti, Virginia Monti, Fabio Morábito (México), Miguel Ángel Morelli, Yolanda Morató (España), María Moreno, Juan Carlos Moreno Cabrera (España), Graciela Morgade, Julieta Mortati, José Luis Moure, Vicente Muleiro, Fabricio Müller, Debi Mundani, Hugo Murno,
N
Adelaide Navarret, Juana Nicolaou, Gustavo Nielsen, Michel Nieva, Daniela Nigro, Valentina Noblia, Alicia Noceti, Alejandro de Nuñez,
O
Julieta Obedman, Alejandra Obermeier, Elena Luján Odriozola,  Gladys Ojea, Ana Ojeda, Leonardo Oksman, Sebastián Olaso, Alejandro Olazabal, Mercedes Olcese, Lucrecia Orensanz (México), Diana M. Ortega, María Gabriela Ortiz, Pablo Ortiz (Estados Unidos), Alexandra Ortiz Wallner (Alemania), Elsa Osorio, Araceli Otamendi, Sonia Otamendi, Rafael Felipe Oteriño,
P
Melisa Palferro, Cecilia Palmeiro, Lucas Panaia, Tamara Padrón Abreu, Andrea Palet (Chile), Marcia Paraquett (Brasil), Aldo Parfeniuk, María Teresa Pascual, Sandra Pasquini, Hilda Paz, Joana Peaguda, Karina Pelech, Ingrid Pelicori, Diego Peller, Marina Inés Pepe, Graciela Périssé, Claudia Pérez, Cecilia Pérez de Micou, Paula Pérez Alonso, Romina Eva Pérez Escorihuela, Graciela Perosio, Lucas Petersen, Miguel Ángel Petrecca, Maria Pibernus, Gabriela Clara Pignataro, María Cristina Pinto, Claudia Piñeiro, Nancy Viviana Piñeiro, Dagmar Ploech (Alemania), Silvina Poch, Judith Podlubne, José Maria Poirier, Antonio José Ponte (Cuba/España), Ángela Pradelli, Graciela Progano, Marita Propato, Ana Pruis, Agnieszka Julia Ptak,  Mercedes Pujalte, María Lucía Puppo,
Q
 Juan Carlos Quintero-Herencia (Puerto Rico),
R
Alejandro Raiter, María Laura Ramos, Graciela Rapaport, Olga Regueira, María Cristina Renard, Fernando Rendón (Colombia), Jorge Revsin, Alicia Silvia Rey, Esteban Javier Rico, Cynthia Rimsky (Chile), María Florencia Rizzo, Armando Roa Vial (Chile), Daniela Rodríguez Gesualdi, Victoria Rodríguez Lacrouts, Blanca Alberta Rodríguez Vázquez (México), Alejandra Rogante, Waldo Rojas (Chile), Luis A. Rojas Herrera (Chile), Marta Rojzman, Mariana Romo Carmona (Estados Unidos), Gonzalo Roncedo, Hernán Ronsino, Mirta Rosenberg, Cecilia Rossi (Gran Bretaña/Argentina), Silvina Rotemberg, Fernando Rouaux, Gabriela Alina Roveda Peluffo, Cora Rozwadower-Grätzer (Francia), Julio Patricio Rovelli López, Mario Rucavado Rojas, Silvia Adriana Rucci, Natalia Ruhl, Facundo Ruiz, Pablo Martín Ruiz (Estados Unidos), Ricardo Ruiz, Andrea Russo, 
S
Guillermo Saavedra, Julia Sabena, Lori Saint-Martin (Canadá), Ina Salazar (Perú/Francia), Amalia Sato, Alejandro Schmidt, Scott Sadowsky (Chile), Julia Saltzmann, Elisa Salzmann, Daniel Samoilovich, Cristina Santoro, Beatriz Sarlo, Vivian Scheinsohn, María Jimena Schere, Gabriela Schon, Federico Schuster, Ana Sebastián, Francisco Segovia (México), Pablo Seijas (Argentina/Francia), Gabriel Seisdedos, Gabriel Senanes, Silvia Senz Bueno (España), Jessica Sequeira (Estados Unidos), Matías Serra Bradford, Marina Serrano, Pedro Serrano (México), Nora Sforza, Lorna Shaugnessy (Irlanda), Ana María Shua, Luciana Sierra, Alberto Silva Castro, Gastón Sironi, Paulo Slachevsky (Chile), Perla Sneh, Ricardo Soca, Ada Solari, Margarita Solli, Marcial Souto, Mikel Soto Nolasco(País Vasco), Rafael Spregelburd, Eduardo Stupía, Julieta Sueldo Boedo (Brasil), Jorgelina Sureda, Maristella Svampa, Mariano Sverdloff, Santiago Sylvester, Alberto Szpunberg, Mónica Szumurk,
T
Sergio Tanoni, Alejandro Tantanian, Carles Tàvec, María Tellechea, Federico E. Testoni, Diana Theocharidis, María Emilia Tijoux, Mario Tomé, Sandra Toro, Jorge Torres Zavaleta, Diego Trelles Paz (Perú), Silvina Trica-Flores (Estados Unidos), Roxana Trucco, Lilia Tubia,
U
Lidia Unger, Ariel Urquiza, Pablo Usabiaga, Teresa Usandivaras, Alejandra Uslenghi (Estados Unidos), Leandro Uteda,
V
Luisa Valenzuela, Gustavo Valle (Venezuela), Daniel Varacalli Costas, María Esther Vázquez,  Graciana Vázquez Villanueva, Diana Vega, Ana Vellegal, Luciana Velloso, Santiago Venturini, Isabel Vericat (México), Carmen Verlichak, Pedro Ignacio Vicuña (Chile), Gabriela Villalba, Inés Villanueva, Claudio Villarreal, José Javier Villareal (México), Minerva Margarita Villareal (México), Silvia Villegas, Juan Villoro (México), Elena Vinelli  Marcela Visconti, Miguel Vitagliano, Carlos Vitale, Martín Vitton, Nadia C. Volonté,
W
Miguel Wald, David Wapner, Gerardo Wehinger, Astrid Wenzel, Guadalupe Wernicke, Tamara R. Williams (México / Estados Unidos),  Laura Wittner, Leandro Wolfson, Marcela Woods,
Y
Daniel Yagolkowsky, Débora Yánover, Jorge Hernán Yerro (Brasil), 
Z
Horacio Zabaljáuregui, Graciela Zanini, Paula G. Zarza, Enrique Zattara Hernández, Amelia Zerrillo, Pablo Zdrojewski, Katharina Zinsmeister, Verónica Zondek (Chile), Ana Zone, Paula Zucherelli,  Julia Zullo, Patricio Zunini. Gabriela Mariel Zunino.
Universidades e instituciones educativas a las que pertenecen los firmantes
Universidad Autónoma de Entre Ríos (Argentina)
Universidad Católica Argentina (Argentina)
Universidad de Belgrano (Argentina)
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Universidad de San Andrés (Argentina)
Universidad del Salvador (Argentina)
Universidad Nacional Arturo Jauretche (Argentina)
Universidad Nacional de Córdoba (Córdoba, Argentina)
Universidad Nacional de La Plata (La Plata, Argentina)
Universidad Nacional de Lanús (Argentina)
Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina)
Universidad Nacional de Rosario (Rosario, Argentina)
Universidad Nacional de San Luis (San Luis, Argentina)
Universidad Nacional de Tres de Febrero (Argentina)
ENSLV "Sofía E. Broquen de Spangenberg" (Argentina)
IES en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández" (Argentina)
Instituto Cultural Argentino de Lenguas Vivas (Tucumán, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente 3 (San Martín de los Andes, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N°83  (Solano-Quilmes)
Instituto Superior de Profesorado n.° 8 "Alte. Guillermo Brown" (Santa Fe, Argentina)
Universidade Federal da Bahia (Brasil)
Universidade Federal da Integraçao Latino-Americana (Brasil) 
Universidade Federal Fluminense (Brasil)
Universidade Federal de São Paulo (Brasil)
Universidad Católica de Chile (Chile)
Universidad de Chile (Chile)
Universidad Jorge Tadeo Lozano, sede Caribe. Cartagena (Colombia)
Universidad Autónoma de Nuevo León (México)
UNAM (México)
El Colegio de México
Universidad de Montevideo (Uruguay)
Universidad de la República (Uruguay)
Harvard University (Estados Unidos)
New York University (Estados Unidos)
Providence College (Estados Unidos)
UC Davis (Estados Unidos)
University of Maryland (Estados Unidos)
Tufts University (Estados Unidos)
Ministère de l'Immigration, de la Diversité et de l'Inclusion de Québec (Canadá)
Université du Québec á Montreal (Canadá)
Humboldt-Universität zu Berlin (Alemania)
Universidad Libre de Berlín (Alemania)
Universidad Autónoma de Madrid (España)
Universitat Pompeu Fabra (Barcelona / España)
Université de Caen-Normandie (Francia)
Université de Lille 3 (Francia)
Université Sorbonne Nouvelle Paris III (Francia)
Université Catholique de Louvain (Bélgica)
Tokyo University (Japón)
Adhesiones Institucionales
Centro PEN Argentina
Sociedad de Escritores y Escritoras de Argentina (SEA)
Fundación Victoria Ocampo
Programa de Estudios Latinoamericanos Contemporáneos y Comparados
Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española(http://untref.edu.ar/diccionario/)
Archivos del Sur

Sí, sí, pero no : Perec / Impedimenta

$
0
0


Luego de que Enrique Redel pidiera una mediación a ACEtt para determinar si la traducción Me acuerdo, de Perec, de Mercedes Cebrian es o no un plagio de la de Yolanda Morató, el editor de Impedimenta y la  traductora cuestionados se negaron repentinamente a continuar con la comparación que ellos mismos propusieron y ACEtt, curiosamente, dio por terminada su intervención en el asunto, dejando absolutamente desamparada a Yolanda Morató. Todo esto debe darles que pensar a los traductores asociados a esa institución. En cuanto a Redel y Cebrian, perdieron una buena oportunidad para demostrar su honestidad. Sus razones nunca fueron públicas. El que calla, otorga. 

Lo que sigue es lo que Yolanda Morató publicó en su Facebook al enterarse de todas estas fealdades.

Naturalmente 

Hace una semana, Enrique Redel, director editorial de Impedimenta, pidió a la Asociación Colegial de Traductores que mediara con un arbitraje en el caso Me acuerdo, de Perec.

La asociación me lo comunicó y de inmediato acepté encantada ya que, por fin, iba a poder solucionarse el caso. Se nos pidió que cada una de las partes escogiera árbitros, que fueran traductores del francés y que pudieran actuar de manera independiente. Debo agradecer, en mi caso, la disposición para ejercer esta tarea a Adolfo García Ortega (gran editor y traductor de Larbaud, entre otros muchos autores) y a Martín Caparrós (una de las voces más representativas de la literatura actual en español y traductor de autores como Voltaire).

Ayer la asociación me comunicó que por expresa petición de la traductora Mercedes Cebrián se retiraba la mediación y el arbitraje. Pedí que lo hicieran público, para que quedara claro quiénes no quieren solucionarlo y la asociación me informó de que no podían hacer ningún comunicado al respecto.

Así que volvemos al principio: una traductora que quiere que el silencio se trague el asunto y su editor, el mismo que dice en público que tiende la mano, primero pide un arbitraje y cuando ve que la otra parte lo acepta, se raja. Eso sí, sigue manteniendo que su edición es completamente original, pese a todo lo ya demostrado.

Naturalmente, me he dado de baja de la asociación.
Naturalmente, vuelve a quedar patente quién miente aquí.
Naturalmente, que la traductora no rebata ni una sola palabra es muy sospechoso.


.

Primera actividad del SPET en 2017

$
0
0


Nos alegra poder comenzar las actividades del SPET 2017 con una reunión especial que tendrá lugar el viernes 3 de marzo a las 18:30 en el Salón de Conferencias del IES en Lenguas Vivas (Carlos Pellegrini 1515). Nuestra invitada Madeleine Stratford ofrecerá una charla con el título “Traduzco, ergo creo: la traducción literaria como proceso creativo”.

La invitada escribe:  En esta charla presentaré un proyecto de investigación-creación en curso, financiado por el Fonds de recherche du Québec en société et culture. Basándome en un marco teórico eurístico, inspirado en los trabajos de Clark Moustakas (1990), indago mi percepción del fenómeno creativo investigando mi propia práctica de traductora literia. Resumiré las grandes líneas del proyecto y comentaré los datos compilados hasta hoy”.
 
Madeleine Stratford es traductora literaria y profesora de traducción en la Université du Québec en Outaouais. Publicó en varias revistas científicas, como TTR y Meta (Canadá), Hermeneus, Sendebar y MonTI(España). Su versión francesa de Lo que hay que decir tiene grietas de Tatiana Oroño (París, L’Oreille du Loup, 2012) ganó en 2013 el Premio John-Glassco de la Asociación de traductor@s literari@s de Canadá. En 2016, Elle nage (La Peuplade, 2016), su traducción francesa de la novela Swimde Marianne Apostolides, fue finalista del Premio literario del Gobernador general de Canadá, categoría traducción.

En Marsella y hasta el 20 de marzo, una exposición muy muy francesa dedicada a la traducción

$
0
0



En el diario Le Monde, del 17 de febrero pasado, Julie Clarini se ocupa de hacer una reseña –bien al estilo francés, por si hubiera que aclararlo– de una exposición dedicada a la traducción, que, con curaduría de Barbara Cassin–directora de investigaciones del CNRS, traductora y directora de colecciones consagradas a estudios filosóficos–, tiene lugar hasta el próximo 20 de marzo en el Mucem (Musée des civilisations de l’Europe et de la Méditerranée), de Marsella. El texto se ofrece en traducción del Administrador).

Donde los genios de las lenguas se hablan

En hebreo, la raíz etimológica que lleva a Babel se enmaraña. Está en algún lugar entre “confundir” y “enredar”, recordando el lío suscitado por la diversidad de las lenguas, castigo tan súbito como divino. En Marsella, en la exposición “Después de Babel, traducir”, propuesta por el Mucem, de tan bellos que resultan los hechos y los gestos culturales surgidos de ahí, de tan notables que son los movimientos hacia el otro, que se expresan en el acto de la traducción, ese desorden parece una bendición. Digamos que el desorden del mundo algo feliz, siempre que uno encuentre  felicidad saltando las fronteras.

Barbara Cassin lo sabe bien. La filósofa y curadora de esta exposición, de la cual también dirigió el catálogo (Actes Sud/Mucem, 264 páginas), enriquecido con las colaboraciones de Alain de Liberta, Gisele Sapiro, Souleymane Bachir Diargne... En paralelo, Cassin publica un Eloge de la traduction. Compliquer l’universel (Fayard, 248 páginas), en el cual vuelve sobre el lugar que ocupa la traducción en su obra y, más ampliamente, en su disciplina. Helenista, se combronta de entrada al enigma del “bárbaro”, palabra con la cual los griegos designan al que está privado de la palabra (del logos) y al que sólo produce onomatopeyas: de la boca del no griego sale un infame “blablá”.

Esta visión primordial, que hace que cada pueblo se considere como el propietario de la lengua universal, abre la exposición: hay un cuadro del pintor estadounidense Mel Brochner (Blah Blah Blah, 2011; N.del Ed.: ver la ilustración de esta entrada), ánforas griegas antiguas adornadas con guerreros escitas, una estatuilla china de terracota del siglo VII que representa a un “nariz larga”, un gráfico del lingüista Mark Liberman que permite saber cómo dicen los chinos “para mí es chino básico”. En una alegre casa de espejos donde todo se refleja. Esto puede causar vértigo, del mismo modo que lo provocaría el ascenso a la torre de Babel, inestable bajo el pincel de Brueghel el Viejo (1563), como la de Pisa. Esto también puede suscitar una agradable ebriedad. Babel, ¿maldición u oportunidad?

Dos mujeres jóvenes hablan de amor
El catálogo hace honor a la mayoría de las obras reunidas en el Mucem, enriqueciendo además la iconografía. El acto de traducción es un gesto abstracto, que uno habría podido creer se prestaba poco a una exposición. En realidad, habita tan fuertemente las culturas, por diversas que éstas sean, que a Barbara Cassin le costó elegir. “He privilegiado las obras que son testigos, incitaciones a pensar. No simples ilustaciones, sino “mostraciones”: obras u objetos que indican por dónde pasar para pensar”. De los afiches, pinturas, grabados, tapices o videos presentes en la exposición, retenemos la fuerza de ciertas obras (como la tela del pintor congolés Chéri Samba), la enorme belleza de numerosos manuscritos (como el de los Elementos, de Euclides, traducido al chino por Matteo Ricci en 1607) o la poesía de ciertas propuestas. A este respecto, una película filmada en Marsella (Marseille en V.O.) muestra a dos jóvencitas que hablan de amor, mezclando con una facilidad desconcertante, sus dos lengua: el francés y el árabe. Ambas parecen tejer una tela con dos hijos. En chino, “traducir” (fanzi) evoca una seda bordada a la que se la vuelta.

Un dispositivo interactivo de cartografía viene a recordarnos que la traducción también es una cuestión de circulación a escala mundial. Sobre la pantalla, se puede visualizar el trayecto de ciertas obras a medida que entran en las lenguas extranjeras. Así, se puede seguir con el dedo el itinerario de Tintin o del Capital, de Marx (1867), el cual llega a Corea a través de Moscú, pero a Japón a través de Alemania.

Pero al decir trayecto, podríamos dar a entender que la tradución es sólo un simple pasaje. Sabemos que no. El famoso “genio de las lenguas”, esa forma de singularidad celosa, vuelve quimérico todo proyecto de equivalencia perfecta: sonoridades, equívocos, idiotismos; no todo va a poder ser recuperado. La traducción tropieza con el cuerpo de la lengua, que une a los hablantes y que, según señala en su catálogo lamentándose Barbara Cassin, los une “demasiado a menudo en identidades cerradas”. ¿Y si nos manejáramos con la hipótesis que la lengua de signos escapa a ese nacionalismo? Ése es el descubrimiento que le debemos a Signer en langues, una película fascinante, concebida por Emmanuelle Laborit: una lengua de signos no es universlas. Existen diversas lenguas de signos como existen distintas lenguas naturales. Así, la noción de “cultura” en lengua de signos francesa es un gesto que parte de la cabeza, mientras que en japonés, son dos manos encajadas. En ese caso, ¿es más simple la traducción? ¿O también debe ser pensada en términos de pérdida?

Arte o desfasaje
Porque la noción que viene a la mente es la de pérdida: entre el original y lo traducido habrá una ineluctable fuga en el flujo del sentido... A este respecto, la exposición propone otra lectura, que es la que defiende Barbara Cassin y a la que ha puesto en práctica on su Vocabulaire européen des philosophies. Dictionnaire des intraduisibles(Seuil/Robert, 2004). Este vasto proyecto, empresa colectiva sobre la cual ella vuelve en su Eloge de la traduction, reposa sobre una convicción: hay que ir en contra de la “tendencia a sacralizar lo intraducible”’. Ella precisa que es necesario “comprender que las diferentes lenguas producen mundos diferentes de las que ellas son sus causas y efectos; y hacer que esos mundos se comuniquen, haciendo que las lenguas se inquieten unas a otras”. Los intraducibles son el examen, la exploración de ese “entre” dos lenguas que vuelve a la traducción “necesaria e impracticable”.

Por lo tanto, era necesario terminar la exposición mostrando ese espacio mental que los artistas imaginaron tantas veces. Magritte, claro, con su arte del desfasaje, pero también el artista suizo Markus Raetz, cuya escultura Métamorphoses(1991), que representa a un hombre con sombrero o a un conejo, según el lugar desde donde la vea el visitante, manifiestan la importancia del compromiso en ese espacio de sentidos múltiples. Finalmente, la exposición concluye con un sorprendente Autoportrait autre, de Johannes Gumpp. En ese cuadro del siglo XVII, el pintor está presentado de espaldas; a la derecha de su autorretrato sobre tela, desliza una mirada hacia el espectador; a la izqueirda, su reflejo en un espejo posa los ojos en otra parte. Y Barbara Cassin emplea la fórmula de Borges: “es aquí evidente que el original es infiel a la traducción”.

Caducaron los derechos de uno de los más importantes autores latinoamericanos

$
0
0

El 25 de enero pasado, el escritor y traductor Elvio Gandolfo publicó un artículo en Clarín a propósito de la liberación de los derechos de Felisberto Hernández, uno de los más singulares escritores uruguayos de todos los tiempos. Como señala la bajada, “A 50 años de su muerte, según la ley uruguaya la obra de Felisberto Hernández quedó disponible para ser difundida.  

Felisberto liberado

El 13 de enero de 1964 fallecía en Montevideo el autor de Por los tiempos de Clemente Colling y Nadie encendía las lámparas. Como en Uruguay los derechos de autor duran 50 años, en 2014 sus textos quedaron libres de ser editados, reordenados, descubiertos o redescubiertos. En este caso el dato reviste especial importancia, porque una contienda espinosa entre sus dos hijas había dificultado bastante la difusión de su obra. Sobre todo en el Río de la Plata, donde editores argentinos aprovecharon una ley que permitía editarlo igual para dar a conocer hace pocos años selecciones de su obra.

Como era de preverse, hubo un desfile de nuevas ediciones. Las obras completas, que en términos generales siguieron el ordenamiento de la que compiló José Pedro Díaz en tres tomos para Arca, se multiplicaron al menos por tres, con sus correspondientes prólogos y notas. También hubo rápidas ediciones menores aprovechando el momento de textos dispersos o clásicos. Y sobre todo hubo una serie de actividades relacionadas con la música, el teatro y la “performance” en Montevideo. Felisberto fue primero un pianista delgado, de aspecto distante y elegante en las fotografías, pero sacrificado y cada vez más harto de sus circuitos por el interior uruguayo y argentino, mientras el interés por la literatura crecía hasta fagocitar la parte musical. Como en una película exagerada, el cambio se tradujo en lo físico, aumentando poco a poco de volumen al combinarse cierta quietud física con un apetito devorador.

Lo más notorio, sin embargo, fue el modo en que comenzaron a notarse los aportes académicos, críticos o recopiladores. A fines de 2015 se publicó el volumen Cartas, elegido, anotado y prologado por Daniel Morena. El sistema fue rápido y eficaz: recurrió a las compilaciones ya publicadas, la mayoría agotadas, e hizo su propia selección. A eso le agregó un conjunto de partituras musicales.

Los destinatarios fueron la familia (con una carta muy especial a la madre, como apertura), Lorenzo Destoc, Paulina Medeiros, Jules Supervielle, Reina Reyes y Ana María Fernández (hija). En todo caso agregó alguna carta puntual. No se puede exagerar el valor del volumen, a la espera de una edición completa de sus cartas, a cargo de Ignacio Bajter, que trabaja con los fondos de archivo recientemente aumentados de la Biblioteca Nacional uruguaya. No solo aparece un Felisberto de entrecasa en las acciones, sino un lenguaje relacionado en parte con el idioma propio inconfundible de sus textos, pero también más suelto y verbal: “Epa loco…”, se dice a sí mismo en el final de la carta a la madre. En el bloque dedicado a la familia son esenciales las cartas sobre el viaje que pudo hacer a París gracias a la ayuda de Jules Supervielle y una beca. El modo en que se le expandió el ánimo (después de años y años recorriendo el durísimo interior uruguayo) fue inmediato. En cuanto se instala, comienzan docenas de datos mínimos sobre alimentación, clima, lugares, y unos “cajones” que espera recibir de Montevideo, con objetos, yerba y alimentos. Además de la continua consideración sobre lo gastado y lo que le deben de sueldos sucesivos en la oficina donde trabajaba.

En las cartas a Destoc, un amigo que lo ayudó mucho a concretar sus giras en el interior de Uruguay y de Argentina (a quien llama “cuerudo Vasco”) se multiplican las esperanzas y desilusiones desde sitios como Chivilcoy, General Villegas o Bahía Blanca, hasta cartas más extensas desde Montevideo, ya regresado definitivamente en 1942. En ese sentido puede establecerse algún vínculo entre sus numerosos viajes por el interior (caminos poco recorridos por escritores o intelectuales más establecidos, que en todo caso visitaban las capitales de cada provincia o departamento) y los que hizo en su momento Witold Gombrowicz, un polaco que descubrió realidades que parecían insólitas tanto en Argentina como en Uruguay.

Las cartas a Paulina Medeiros, el tramo más extenso por lejos, establecen un recorrido complejo, desde el enamoramiento y la relación, pasando por la distancia y apuntando poco a poco las diferencias insalvables. La autora lo ayudó a establecer contactos con buena parte de los más variados representantes culturales argentinos. Después tuvo que tascar el freno una y otra vez, ante una resistencia elegante y al parecer desganada pero muy firme de Felisberto frente a sus presiones para que cambiara. En las cartas a Jules Supervielle hay una actitud no solo de agradecimiento sino también de dependencia hacia quien llama Gigante, mientras él se bautiza Conejo. Una y otra vez Supervielle trata de aplacarle el exceso laudatorio, que lo incomoda.

Por su parte la Biblioteca Nacional de Montevideo, donde descansa el archivo de Felisberto Hernández, respondió con dos macizos números de sus publicaciones periódicas: Revista de la Biblioteca Nacional, dirigida por Ana Inés Larre Borges, y Lo que los archivos cuentan, dirigida por Carina Blixen. La primera reunió en su décimo número 438 páginas de trabajos sobre Felisberto, más textos de él y, sobre todo, un material visual de primer nivel, con muchas imágenes inéditas. En el prólogo se menciona que el fondo Felisberto Hernández aún está disperso en “lugares de Uruguay y Francia”. Luego subraya algún desarrollo reciente, como su relación con “María Luisa (o África) de Las Heras”, que fue esposa de Felisberto y terminó revelada como espía soviética. El criterio del número es sesgado: “El Felisberto cultor del género fantástico, o aun el vanguardista, no tiene lugar en los estudios que aquí se proponen”. En cambio avanza a primer plano el memorialista, con su trilogía Por los tiempos deClemente Colling, El caballo perdido y el póstumo Tierras de la memoria. Eso deja afuera al crucial volumen de cuentos Nadie encendía las lámparas. El enfoque es muy explícito en “Felisberto, in fine”, de Jean-Philippe Barbabé, que llega a sugerir una condición casi de títere por parte de Felisberto ante las indicaciones de su amigo Jules Supervielle, dejando de lado que el libro incluye varias de sus páginas más geniales.

El número rescata varias voces que escribieron sobre él, como Ida Vitale, Jesualdo Sosa o Lauro Ayestarán, donde le administra un detallado reto como pianista. También se reproducen tres de sus columnas anticomunistas publicadas en el diario batllista El Día, más unas “Máximas para mínimos” inéditas, donde se entretuvo en combinar una y otra vez las iniciales URSS con frases como “Un Rayo Sin Sol”, “Un Rústico Sistema Social”, “Un Resfrío Sin Sobretodo”, etc.

Laura Corona Martínez y María del Carmen González de León son dos aportes minuciosos al extremo. Se menciona, sobre todo por su posición vanguardista, sus contactos con otro escritor crucial de la época: Macedonio Fernández. En particular por el uso que ambos hicieron (lúdica, pero también estratégica y hasta metafísicamente) de elementos como los prólogos, o el diario privado falso.

Ignacio Bajter aporta una buena página sobre la biblioteca de Felisberto (donde llama la atención el gusto por la policial de Ellery Queen o Erle Stanley Gardner, también transitados más tarde por Mario Levrero). Y sobre todo un conjunto de “Cartas a Felisberto Hernández (1940-1963)”, que permite modificar ideas previas ante la cantidad de reacciones a su obra. Se destaca la extensa carta de Carlos Mastronardi, que fue reproducida como juicio sobre Por los tiempos de Clemente Colling en el diario El Plata. “No sólo están despojadas de todo romanticismo fácil esas páginas”, dice, “sino que, además, traslucen una suave ironía, un buen humor siempre afectuoso y aprobatorio del mundo”. También se incluyen cartas de León Benarós, Augusto Mario Delfino, Concepción Silva Bélinzon, Orfilia Bardesio, Ramón Gómez de la Serna, Roger Caillois, Carlos Maggi, Horacio Achával y otros. Bajter anota puntillosamente cada carta con datos sobre la época o los rasgos de los implicados en la correspondencia. En la zona visual hay materiales tan variados como fotos al aire libre con un grupo de amigos en pleno jolgorio ventoso, una foto cargada de sentido narrativo de dos hermanas de Felisberto en un bosque de Colón, otra donde Esther de Cáceres le lee con pasión mientras él apoya las manos en un piano, boletos de tren y buses y entradas a conciertos en Londres, más numerosos textos autógrafos, documentos de identidad y una foto final equilibrada entre el pianista y el escritor en su peso físico, donde él mismo apuntó: “Forma sonriente de la idiocia”. En conjunto, un verdadero tesoro iconográfico.

El número 4 de Lo que los archivos cuentan hace hincapié en la “crítica genética” y menciona en nota al pie la donación de materiales hechos en 2014 por Ana María Hernández y Jean-Philippe Barnabé. También es destacable el texto de Mariana Moraes, que reconstruye sus giras por el interior, entre el humor involuntario y la angustia extrema ante el modo en que se negaban tozudamente a convertirse en proveedoras económicas para la familia establecida con Amalia Nieto, a quien le narraba por carta sus intentos.

Es imposible saber qué pensaría Felisberto Hernández de la avalancha de visiones contrapuestas, ordenamientos de su obra y demás cuestiones desencadenadas por la propia liberación de frenos legales para su difusión. Uno de los temas es el de los inéditos. Casi siempre se hace una corta selección de estos. También en cada caso se reproducen los datos “legalizadores” de todo tipo. La seriedad total la reservaba el autor para escribir su propia obra. En lo demás era lúdico, juguetón, dedicado más a borrarse para seguir fascinado por lo que salía de su pluma o máquina de escribir que a batir su propio parche. Por eso tal vez sea bueno terminar este recorrido con un libro de título demasiado obvio, Felisberto Hernández Ilustrado. Tiene un formato más bien cuadrado, y un prólogo breve que da el origen de los textos: “consiste enteramente de anotaciones suyas que llevaban décadas durmiendo [en una carpeta] en la facultad de Humanidades”. Una nota editorial previa aclara que “son éditos e inéditos”.

En lo que ya mencionamos se habla de las “etapas” de Felisberto: la de los libros “sin tapa”, la de los “textos de la memoria”, la de los cuentos de Nadie encendía las lámparas. El que aparece aquí parece otro, menos disuelto que en algunos inéditos de publicación reciente, más literario, más afirmado en transmitir todo tipo de sensaciones. El más corto dice: “Llegué a un lugar donde había una laguna. Me parecía absurdo que sufriendo yo tanto hubiera una laguna tan quieta”. Los más extensos pueden hablar de mujeres, de personajes, de juguetes. El último habla de “fantasmas y obsesiones de la niñez de este personaje”. De caprichos, como poner “los pies en la pared” y tratar de dar algunos pasos. Este Felisberto, entre tantos otros, recuerda más de una vez a Kafka, con su sentido del humor, con su angustia, con su forma de ser que no es la de ningún otro, empezando, desde luego, por el propio Kafka.

Los dibujos lineales de Diego Bonilla en blanco y negro mantienen el equilibrio entre el tema del texto al que preceden y sucesivos rostros de Felisberto gesticulando, mirando de reojo, posando durito ante el piano para un afiche de concierto, o recorriendo una calle solitaria con árboles. La tapa, adecuadamente impresa en blanco y negro, muestra un rostro del autor formado, integrado solo por letras acomodadas más o menos juntas para mostrar un rostro. De algún modo, logra ser un nuevo “libro de Felisberto”, que tal vez mereciera un nombre propio, con el actual operando como subtítulo.

Nuevas formas de explotación acordes con la época

$
0
0
Antonia Bensusan
“Los millenialsse vuelcan a las bolsas de trabajo que proponen empleos con relaciones laborales descontracturadas y flexibles”, dice la bajada de la nota publicada sin firma el 17 de enero pasado en La Gaceta de Tucumán. Ahora bien, todos sabemos lo que significa “relaciones laborales descontracturadas y flexibles”. ¿No produce un poco de asco esta jerga de administrador de empresa de cuarta? Y la nota en sí, mal escrita y peor informada, ¿no suena a publicidad encubierta? ¿No le da un poco de vergüenza ajena al lector? Y pensar que La Gaceta fue alguna vez un diario de referencia...

Nómades digitales: cómo cumplir el sueño de trabajar
desde cualquier rincón del mundo

¿Te imaginás trabajar sentado en un bar en la playa?¿Poder elegir en qué parte del mundo querés desempeñarte laboralmente? ¿Ser tu propio jefe? ¿Decidir cuánto querés ganar? Parece la vida perfecta ¿no? Quizás hasta un sueño… Pero atención: hay quienes se animaron a aventurarse por este estilo de vida, se convirtieron en lo que se conoce como “freelance” y, en algunos casos, llegan a ganar dinero hasta en 20 monedas distintas. 

Hay muchas plataformas en el país que se dedican a ofrecer trabajos y, a su vez, recibir propuestas de personas que quieren trabajar. Una de ellas es 
freelancer.com, uno de los medios que crea una carpeta de propuestas que puedan interesarle al empleador y, de igual forma, al futuro empleado. 

“Se proponen 900 categorías diferentes en las que podes buscar y ofrecer el trabajo que quieras”, explicó Antonia Bensusan, de la empresa. Según contó, los argentinos demuestran mayor interés en tres rubros: desarrollo de sitios web, diseño y traducción. Además, hay empleadores de todo tipo adheridos: “te puede contratar desde una Pymes hasta la NASA”. 

Bensusan afirma que el 70% de los que dejaron sus datos son millenials (jóvenes de entre 18 y 35 años). “Esa generación no quiere hacer siempre lo mismo, se aburre fácilmente y, por ese motivo, no dura más de un año trabajando en el mismo lugar”, aseguró. Aclaró que lo más atractivo para ellos es que pueden elegir sus horarios y cuánto quieren cobrar: “en promedio se ganan U$S 165 por trabajo”. 

Dentro del trabajo freelance nació un nuevo concepto: el nómade digital. “Es una persona que no quiere quedarse trabajando en un sólo lugar y elige vivir viajando mientras se va manteniendo”, detalló. Explicó que una persona puede -a través del trabajo freelance- elegir en qué parte del mundo quiere trabajar e ir moviéndose según sus gustos y necesidades. 


De todos modos, no es cuestión de cambiar de vida de un momento al otro. Bensusan sostiene que lo ideal es mantener un trabajo tradicional y, paralelamente, realizar alguna tarea freelance, probar a ver cómo funciona y, de paso, formar de a poco tu reputación laboral. Luego, se toma o no la decisión de patear el tablero y convetirse en nómade.

"El campo donde se libran buena parte de las batallas culturales y políticas"

$
0
0
Publicada el 1 de febrerp pasado en el blog Dominio Publico, la siguiente columna fue escrita por el escritor y crítico español Manuel Guedán.

El español no tiene copyright


Es importante recordar que en las películas Disney, hasta 1990, ningún personaje cogió nunca nada. Ni Geppetto cogía el martillo para hacer muebles, ni el príncipe recogió del suelo el zapato olvidado de Cenicienta, ni Baloo cogió jamás el fruto de un árbol, por muy empeñado que estuviera en buscar lo más vital. Ellos agarraban o tomaban lo que necesitaban, pero de coger, nanay. ¿Qué español hablaban aquellos dibujos animados?

Apenas se ha hecho con las riendas de su nuevo cargo, Trump ha suprimido el español de la web de la Casa Blanca. Una medida que, en la práctica, complica el acceso a la información gubernamental de aquellos hispanohablantes que no dominen bien el inglés y, en su dimensión simbólica, apuntala el vínculo unívoco y excluyente entre patria e idioma. En Estados Unidos solo debe hablarse inglés; y su reverso: el inglés —el bueno, el bien hablado, el de verdad— será patrimonio de los estadounidenses. Afortunadamente, este tipo de planteamientos, más allá de campañas del tipo english only, que persigue la declaración del inglés como única lengua oficial, nuncan ha gozado de excesiva raigambre en el país, si bien se van apuntando pequeñas victorias parciales.

Así pues, la lengua, lejos de cualquier visión ingenua, vuelve a quedar señalada como el campo donde se libran buena parte de las batallas culturales y políticas. Nada de esto nos es ajeno en España donde, por un lado, conocemos la riqueza y las tensiones propias de la diversidad lingüística y, por otro, a insistimos en patrimonializar el español fuera de nuestras fronteras. Todavía no se ha terminado de cortar el cordón umbilical simbólico que nos une a los españoles con nuestra lengua, lo cual permite que muchos se sientan dueños del idioma y ejemplos vivos del buen hablar, al tiempo que legitima a las instituciones —la RAE, el Cervantes, el Gobierno— para seguir utilizando el español como un bien exclusivo de la marca patria.

Un ejemplo: ¿por qué en los museos son las banderas de España, Portugal y Reino Unido las que distinguen los folletos de cada idioma? ¿Es más válida la lógica histórica que la cuantitativa, según la cual, por número de hablantes, las banderas serían las de México, Brasil y Estados Unidos? Dicha representación del idioma, ¿no delata acaso un sentido de la propiedad arcaico e indeseable?

Otro: ¿qué español debe enseñarse en los colegios que lo imparten como lengua extranjera? Muchos alumnos franceses, preguntados por sus motivaciones para estudiar español, señalan el interés por conocer la cultura mexicana, chilena o argentina. ¿Qué pronombres, qué conjugaciones y qué vocabulario deberían aprender entonces? La batalla por copar espacios de prestigio y de poder es crucial en la pugna que mantienen las instituciones lingüísticas por volverse hegemónicas. En las escuelas públicas, son los programas educativos y los docentes quienes determinan qué se enseña en las aulas, sin embargo la labor del Instituto Cervantes es decisiva para imbuir al español de España de un cierto aura internacional, o incluso de neutralidad. Como si fuera más puro o más genuino. El Marlboro de los hispanos.

Otra pieza clave es la circulación de los bienes culturales. Recientemente, adquirí el libro 25 minutos en el futuro. Nueva ciencia ficción norteamericana (Almadía), una antología realizada por Pepe Rojo y Bernardo, Bef, dos reconocidos escritores mexicanos. El volumen incluyó con buen ojo el relato «La historia de tu vida», de Ted Chiang, antes de que fuera adaptado al cine por Denis Villeneuve bajo el título de La llegada. En el prólogo, los antologadores advierten al posible lector no mexicano de que han optado por traducir los relatos a su variante del español. Así, en dicho relato, leemos: «Te reirás mientras me platicas de la fiesta a la que habrás ido la noche anterior. / —Híjole —me dirás—, no bromean cuando te dicen que la masa corporal marca una diferencia. No tomé tanto como mis amigos, pero acabé mucho más borracha». A los lectores peninsulares, habituados a disfrutar de cultura traducida a nuestra variante del español, seguramente nos parecerá que estamos ante un cuento mexicano, y no norteamericano. Dicho efecto, a la inversa, es el que experimentaron los lectores latinoamericanos cuando, en los años 90, las editoriales españolas, en pleno proceso de expansión, coparon sus librerías.

A lo largo de la historia, una de las principales alteraciones en la relación de privilegio de España con el español se debió a los doblajes Disney que dirigía el mexicano Edmundo Santos. Varias generaciones de niños españoles crecieron sin trauma familiarizados con un acento, conjugaciones y expresiones que no les eran naturales pero sí fácilmente descodificables. De nuevo, configurarse como la lengua franca para que permite el acceso a culturas extranjeras da a una variante determinada una posición de preeminencia sobre las otras.

Dado el lugar de privilegio del que hemos disfrutado los españoles durante siglos, y del que seguimos disfrutando, es importante cortar las dinámicas que lo perpetúan, señalar los intereses que subyacen a la mayoría de discursos pretendidamente neutrales sobre la expansión del español y contribuir a generar una sensibilidad más plural, que favorezca ciertos cruces e inversiones en las relaciones de prestigio cultural. A fin de cuentas, será divertido explicarle a los niños, cuando crezcan, por qué Shere Kan, por mucho que odiara a Mowgli, jamás se hubiera atrevido a cogerlo por sorpresa.

Semana cuarenta y cuatro del repudio al convenio entre la U.B.A.,la UNAM, la Universidad de Salamanca, el Instituto Cervantes y Telefónica de España

$
0
0
El éxito de la convocatoria para repudiar el convenio que le otorga valor universal al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española, propuesto por el Instituto Cervantes y un consorcio de universidades de España y Latinoamérica, demuestra que la movilización de la comunidad intelectual de la lengua castellana está lejos de haberse agotado. Esta semana, la número cuarenta y cuatro desde que empezamos, actualizamos la lista de firmantes ya que,  diariamente siguen llegando adhesiones de todo el espectro de la lengua. Por lo tanto, seguirá abierta la recolección de firmas de todos aquéllos interesados en dejar sentado en este blog su repudio ante un pacto realizado de espaldas a la sociedad. 

Como ya se ha explicado, no sólo han firmado la nota que se reproduce a continuación escritores, traductores, correctores, editores, intelectuales en general (historiadores, sociólogos, antropólogos, arqueólogos y periodistas, además de directores teatrales y actores), sino también un gran número de profesores de Literatura Española e Hispanoamericana, lingüistas, filólogos y lexicógrafos, que desempeñan sus tareas en  universidades argentinas y extranjeras. Acaso ellos están mejor capacitados para entender el problema que los contadores, veterinarios y dentistas que votaron positivamente el acuerdo en una sesión del Consejo Superior de la UBA…  quince días posterior al anuncio oficial del Instituto Cervantes en el Congreso de la Lengua de Puerto Rico.
La solicitada y la lista estarán disponibles para quien desee consultaras y, eventualmente, sumarse. Para hacerlo sólo tiene que enviar un mail a clubdetraductoresliterarios@gmail.com

Solicitada

Los abajo firmantes, escritores, intelectuales, docentes, investigadores y artistas del universo de la lengua castellana, queremos manifestar nuestro absoluto repudio al Memorándum de Entendimiento, un conjunto breve de artículos, con el cual la UBA se integra al convenio firmado entre el Instituto Cervantes, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Salamanca, que pretende otorgarle al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE) valor universal y hegemónico. Consideramos que se trata de  una grave intromisión en la independencia lingüística de Latinoamérica, así como de un perjuicio a los intereses políticos y comerciales de la región.
A
Martín Abadía, Cecilia Abdo-Ferez, Enrique O. Abeya-Gilardon, Eleonora Acosta, Mónica Acosta, Gabriela Adamo, Lucas Adur, Silvia Aguilera (Chile), Cecilia Aguirre (Brasil), Claudia Aguirre, Osvaldo Aguirre, Abel Ahumada, Laura Alcoba (Francia), Diego Alfaro Palma (Chile), Fernando Alfón, Javier Almeida, Mariano Altamirano, Matías Allende Contador (Chile), Adriana Amante, Susana Anaine, Jotaele Andrade, Maria Teresa Andruetto, Daniela Ansa, Angelika Antonio Rubin, María Amelia Arancet Ruda, Graciela Aráoz, Sol Aréchiga (México), Fernanda Aren, Teresa Arijón, Elvira Arnoux, Jaime Arrambide, Alessio F. Arredondo,  Adriana Astutti, Alejandra Atadía, Jorge Aulicino, Florencia Ávalos, Márgara N. Averbach,
B
Claudia Bacci, Cecilia Bajour, Miguel Balaguer, Alejandro Balazote, Lidia M. T. Rádis Baptista (Brasil), Florencia Baranger-Bedel, Magnolia Brasil Barbosa do Nascimento (Brasil), Pablo Bardauil, Julina Barembuem (Francia), Ian Barnett, Carolina Bartalini, Alcira Bas, Carlos Battilana, Matías Battiston, Gustavo Beade, Eric Beaumatin (Francia), Roberto Bein, Natalia Belenguer, Sonia Bello, Bárbara Belloc, Asher Benatar, Laura Benítez, Julia Benseñor, Daniela Bentancur, Diego Bentivegna, Gladys Berisso, Angel Berlanga, Emilio Bernini, Eduardo Berti, Concepción Bertone, Pablo Betesh, María de los Ángeles Bianchi, Ana Lia Biderman, Sonia Bierbrauer, Mónica Billoni, César Bisso, Sonia Blank, Andrea Bohrn, Elisa Boland, Karina Bonifatti, Piedad Bonnet (Colombia), Juan Bonilla (España), María Angélica Bonilla, Manuel Borrás (España), Claudia Borzi, Pablo Braun, Jorge Brega, Matías Bruera, Jorge Bustamante García (México/Colombia), 
C
Marcelo José Cabarcas Ortega (Colombia), Gabriela Cabezón Cámara, Rubén Faustino Cabrera, Susana Cabuchi, Javier Calvo, Caterina Camastra (México), Silvia Camerotto, Silvana Campanini, Magdalena Cámpora, José Aníbal Campos (Cuba), Marco Antonio Campos (México), Sibila Camps, Martín Caparrós, Anália Capdevila, María Ester Capurro, Pablo Caramelo, Marina Cardelli, Sandra Carli, Sandra Carrazzoni, Penélope Cartelet, Elizabeth Casals,Fabián Casas, Fernanda Castelano Rodrigues (Brasil), Alejandro Castro, Nora Catelli, Maite Celada (Brasil), Marcelino Cereijido (Argentina/México), Rocío Cerón (México), Valeria Cervero, Gabriela Cetinas, Sergio Chejfec, Matías Chiappe (Japón), Ricardo Chiesa, Micaela Chirif (Perú), Luis Chitarroni, Federico Ciamberlini, Ángela Ciocca, Susana Civitillo, Oliverio Coelho, Marcelo Cohen, Monona Cohen, Sara Cohen, Andrea Cofán, Javier Cófreces, Vanina Colagiovanni, Nicolás Coletto, María del Carmen Colombo, Gabriela Comte, Germán Conde, Oscar Conde, Carlos Roberto Conde Romero (México) Estela Consigli, Jorge Consiglio, Sandra Contreras, Lucila Cordone, Luciana Cordo Russo, Claudina Corel (Francia), Silvio Cornú, Juan David Correa (Colombia), Sylvia Costa, Beatrice Couteau, Flor Cresta, Américo Cristófalo, Claudio Crivelli, Marcela Croce, Adriana Cristina Crolla, Graciela Cros, Esther Cross, Anna Crowe (Escocia),
D
Julián D'Alessandro, Paola D’Angelo, Guillermo David, Jan de Jager (Argentina/Holanda), Santiago de Miguel, Pablo De Santis, Juan de Sola (España), Juan José Delaney, Claudia Del Blanco, Silvia Delfino, Laura Demaría (EE.UU.), Valentín Díaz, Mariana Di Cío (Francia), Ariel Dilon, María Teresa D'Meza (Cuba), Mariana Dimópulos, María di Stefano, Ignacio Di Tulio, Ángela Lucía Di Tullio, Leonora Djament, Jordi Doce (España), Nora Domínguez Rubio, Leandro Donoso, José Arlindo Dos Santos (Brasil), Elsa Drucaroff,
E
Víctor Ego Ducrot, Andrés Ehrenhaus, Laszlo Elderyi (Uruguay), Neide Elias (Brasil), Alejandra Elichabe, Verónica Engler, José María Espinasa (México), Carolina Esses, Juan José Estévez, Víctor Everest (México), 
F
Geneviève Fabry (Bélgica), Sylvia Falchuk, Adrián Fanjul, Ángel Faretta, Cristina Farías, Adriana Fernández, Nancy Fernández, Zulema Fernández, Álvaro Fernández Bravo, Javier Fernández Miguez, Inés Fernández Moreno, Martina Fernández Polcuch, Gustavo Fernández Walker, Alex Ferrara, Santiago M. Ferro, Horacio Fiebelkorn, Tamara Figueroa, Judith Filc (Estados Unidos), Diego Fischerman, Graciela Foglia (Brasil), Laura Fólica, Jorge Fondebrider, Diego Forte, Larisa Fostinone Locoselli (Brasil), Ana Franco (México), Silvana Franzetti, Daniel Freidemberg, Silvina Friera, Leonardo Funes, Alejandra Furfaro,
G
Pablo Gaiano, Carlos Gamerro, Lélia Gándara, Flavia García (Canadá), Alicia García Bergúa (México), Inés García Botana, Antonia García Castro, Gabriela García Cedro, María Blanca García Gandolfo, Emilio García Wehbi, Marietta Gargatagli, Inés Garland, Florencia Garramuño, Teresa Garufi, Miguel Gaya, Jorge Geffner,  Francisco Gelman Constantin, Nicolás Gelormini, Alicia Genovese, Analía Gerbaudo, Mabel Giammatteo, Pablo Gianera, Federico Gianotti, Daniel Gigena, Sol Gil, María del Carmen Gilardón, Abel Gilbert, Paula Giménez Zapiola, Gabriel Giorgi, Mónica Girón, Andrea Giunta, Marisa Godoy, Myriam Leonor Godoy Arroyo, Graciela Goldchluk, Víctor Goldstein, Alejandro González, Betina González, Horacio González, Jonio González, Neide Maia González (Brasil), Rafael Goñi, Nathalie Greff-Santamaria, Inés Grimland, Ezequiel Grimson, Lucía Grodsinsky, Paula Grosman, Irene Gruss, Roberto Guareschi, Leila Guerriero, Richard Gwyn (Gales),
H
Fabián Haim, Claudia Hartfiel, Liliana Hayat, Liliana Heer, Dolores Hernández, Itziar Hernández (España), Patricia Hernández, Frida Herz, Alejandro Horowicz, Luis Francisco Houlin Dintrans, Claudia Hortas,
I
Ricardo Ibarlucía, Carla Imbrogno, Pablo Imen, Pablo Ingberg, José Insúa, Fabián Osvaldo Iriarte, Pola Iriarte (Chile), Jorge Isaías,
J
Carlos H. Jacobo, David Jacobson, Natalia Jakubecki, Alexandra Jamieson Barreiro, Ana María Jaramillo (Colombia/México), Darío Jaramillo Agudelo (Colombia), Noé Jitrik, Silvia Jurovietzky,Mario Jursich (Colombia),  
K
Tamara Kamenszain, Laura Kaplan, Alejandra Patricia Karamanian, Alejandro Kaufman, Edna Inés Kelly, Sergio Kiernan, Guillermo Korn, Alberto Kornblihtt, Laura Malena Kornfeld, Eduardo Kragelund, Paula Krajnc, Christian Kupchik,
L
Juan Manuel Lacalle, Nora Laffont, Mónica Lago, Patricia Lálage del Vall, María Lanese, Gabriela Lapalma, Alicia Laplace, Cecilia Lasa, Alejandra Laurencich, Daniela Lauria, Denise León, Mara Faye Lethem (Estados Unidos),  Mauro Libertella, Daniel Link, Jorge Locane (Alemania), María Rosa Lojo, María Pía López, Hugo López Araiza Bravo (México), Eugenio López Arriazu, Carlos López Beltrán (México), Pura López Colomé (México), María López García, Ana María Lorandi, Diego Lorenzo, Carolina Lozada (Venezuela), Gabriel Lozano, Marcela Lucero,
M
Bruna Macedo de Oliveira (Brasil), Ariel Magnus, Silvia Maldonado, Alejandro Manara, Adriana Carolina Manes, Laura Mangold, Héctor Manni, Elena Marengo, Lucas Margarit, Marilú Marini, Leticia Martí, Daniel Martínez, Uriel Martínez Venegas (México), Claudia Masín, Carlos Masotta, Cecilia Mata, Ana Silvia Mazía, Mirtha Paula Mazzocchi, Ana Mazzoni, Carolina Melgarejo Torres, Víctor Manuel Mendiola (México), Ricardo Mendoza Rademacher (Chile), Andrea Menegotto, Haydée Noemí Menna, Tununa Mercado, Mercedes Merino, Silvana Meta, Alejandra Mierez Revilla, Eduardo Milán (Uruguay), Gabriela Minsky, Laura Miñones, Ignacio Miret, Federico Mirré, Javier Mocarquer (Estados Unidos), Macarena Mohamad, Cristian Molina, Oscar Luis Molina Sierralta (Chile), Rodrigo Molina-Zavalía, Sylvia Molloy, Fabián Mónaco, Rafael Mondragón (México), Mario Montalbetti (Perú), Graciela Montaldo, Jorge Monteleone, René Montero Montano (México), Miguel Ángel Montezanti, Virginia Monti, Fabio Morábito (México), Miguel Ángel Morelli, Yolanda Morató (España), María Moreno, Juan Carlos Moreno Cabrera (España), Graciela Morgade, Julieta Mortati, José Luis Moure, Vicente Muleiro, Fabricio Müller, Debi Mundani, Hugo Murno,
N
Adelaide Navarret, Juana Nicolaou, Gustavo Nielsen, Michel Nieva, Daniela Nigro, Valentina Noblia, Alicia Noceti, Alejandro de Nuñez,
O
Julieta Obedman, Alejandra Obermeier, Elena Luján Odriozola,  Gladys Ojea, Ana Ojeda, Leonardo Oksman, Sebastián Olaso, Alejandro Olazabal, Mercedes Olcese, Lucrecia Orensanz (México), Diana M. Ortega, María Gabriela Ortiz, Pablo Ortiz (Estados Unidos), Alexandra Ortiz Wallner (Alemania), Elsa Osorio, Araceli Otamendi, Sonia Otamendi, Rafael Felipe Oteriño,
P
Melisa Palferro, Cecilia Palmeiro, Lucas Panaia, Tamara Padrón Abreu, Andrea Palet (Chile), Marcia Paraquett (Brasil), Aldo Parfeniuk, María Teresa Pascual, Sandra Pasquini, Hilda Paz, Joana Peaguda, Karina Pelech, Ingrid Pelicori, Diego Peller, Marina Inés Pepe, Graciela Périssé, Claudia Pérez, Cecilia Pérez de Micou, Paula Pérez Alonso, Romina Eva Pérez Escorihuela, Graciela Perosio, Lucas Petersen, Miguel Ángel Petrecca, Maria Pibernus, Gabriela Clara Pignataro, María Cristina Pinto, Claudia Piñeiro, Nancy Viviana Piñeiro, Dagmar Ploech (Alemania), Silvina Poch, Judith Podlubne, José Maria Poirier, Antonio José Ponte (Cuba/España), Ángela Pradelli, Graciela Progano, Marita Propato, Ana Pruis, Agnieszka Julia Ptak,  Mercedes Pujalte, María Lucía Puppo,
Q
 Juan Carlos Quintero-Herencia (Puerto Rico),
R
Alejandro Raiter, María Laura Ramos, Graciela Rapaport, Olga Regueira, María Cristina Renard, Fernando Rendón (Colombia), Jorge Revsin, Alicia Silvia Rey, Esteban Javier Rico, Cynthia Rimsky (Chile), María Florencia Rizzo, Armando Roa Vial (Chile), Daniela Rodríguez Gesualdi, Victoria Rodríguez Lacrouts, Blanca Alberta Rodríguez Vázquez (México), Alejandra Rogante, Waldo Rojas (Chile), Luis A. Rojas Herrera (Chile), Marta Rojzman, Mariana Romo Carmona (Estados Unidos), Gonzalo Roncedo, Hernán Ronsino, Mirta Rosenberg, Cecilia Rossi (Gran Bretaña/Argentina), Silvina Rotemberg, Fernando Rouaux, Gabriela Alina Roveda Peluffo, Cora Rozwadower-Grätzer (Francia), Julio Patricio Rovelli López, Mario Rucavado Rojas, Silvia Adriana Rucci, Natalia Ruhl, Facundo Ruiz, Pablo Martín Ruiz (Estados Unidos), Ricardo Ruiz, Andrea Russo, 
S
Guillermo Saavedra, Julia Sabena, Lori Saint-Martin (Canadá), Ina Salazar (Perú/Francia), Amalia Sato, Alejandro Schmidt, Scott Sadowsky (Chile), Julia Saltzmann, Elisa Salzmann, Daniel Samoilovich, Orestes Sandoval Lopez (Cuba), Cristina Santoro, Beatriz Sarlo, Vivian Scheinsohn, María Jimena Schere, Gabriela Schon, Federico Schuster, Ana Sebastián, Francisco Segovia (México), Pablo Seijas (Argentina/Francia), Gabriel Seisdedos, Gabriel Senanes, Silvia Senz Bueno (España), Jessica Sequeira (Estados Unidos), Matías Serra Bradford, Marina Serrano, Pedro Serrano (México), Nora Sforza, Lorna Shaugnessy (Irlanda), Ana María Shua, Luciana Sierra, Alberto Silva Castro, Gastón Sironi, Paulo Slachevsky (Chile), Perla Sneh, Ricardo Soca, Ada Solari, Margarita Solli, Marcial Souto, Mikel Soto Nolasco(País Vasco), Rafael Spregelburd, Eduardo Stupía, Julieta Sueldo Boedo (Brasil), Jorgelina Sureda, Maristella Svampa, Mariano Sverdloff, Santiago Sylvester, Alberto Szpunberg, Mónica Szumurk,
T
Sergio Tanoni, Alejandro Tantanian, Carles Tàvec, María Tellechea, Federico E. Testoni, Diana Theocharidis, María Emilia Tijoux, Mario Tomé, Sandra Toro, Jorge Torres Zavaleta, Diego Trelles Paz (Perú), Silvina Trica-Flores (Estados Unidos), Roxana Trucco, Lilia Tubia,
U
Lidia Unger, Ariel Urquiza, Pablo Usabiaga, Teresa Usandivaras, Alejandra Uslenghi (Estados Unidos), Leandro Uteda,
V
Luisa Valenzuela, Gustavo Valle (Venezuela), Daniel Varacalli Costas, María Esther Vázquez,  Graciana Vázquez Villanueva, Diana Vega, Ana Vellegal, Luciana Velloso, Santiago Venturini, Isabel Vericat (México), Carmen Verlichak, Pedro Ignacio Vicuña (Chile), Gabriela Villalba, Inés Villanueva, Claudio Villarreal, José Javier Villareal (México), Minerva Margarita Villareal (México), Silvia Villegas, Juan Villoro (México), Elena Vinelli  Marcela Visconti, Miguel Vitagliano, Carlos Vitale, Martín Vitton, Nadia C. Volonté,
W
Miguel Wald, David Wapner, Gerardo Wehinger, Astrid Wenzel, Guadalupe Wernicke, Tamara R. Williams (México / Estados Unidos),  Laura Wittner, Leandro Wolfson, Marcela Woods,
Y
Daniel Yagolkowsky, Débora Yánover, Jorge Hernán Yerro (Brasil), 
Z
Horacio Zabaljáuregui, Graciela Zanini, Paula G. Zarza, Enrique Zattara Hernández, Amelia Zerrillo, Pablo Zdrojewski, Katharina Zinsmeister, Verónica Zondek (Chile), Ana Zone, Paula Zucherelli,  Julia Zullo, Patricio Zunini. Gabriela Mariel Zunino.
Universidades e instituciones educativas a las que pertenecen los firmantes
Universidad Autónoma de Entre Ríos (Argentina)
Universidad Católica Argentina (Argentina)
Universidad de Belgrano (Argentina)
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Universidad de San Andrés (Argentina)
Universidad del Salvador (Argentina)
Universidad Nacional Arturo Jauretche (Argentina)
Universidad Nacional de Córdoba (Córdoba, Argentina)
Universidad Nacional de La Plata (La Plata, Argentina)
Universidad Nacional de Lanús (Argentina)
Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina)
Universidad Nacional de Rosario (Rosario, Argentina)
Universidad Nacional de San Luis (San Luis, Argentina)
Universidad Nacional de Tres de Febrero (Argentina)
ENSLV "Sofía E. Broquen de Spangenberg" (Argentina)
IES en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández" (Argentina)
Instituto Cultural Argentino de Lenguas Vivas (Tucumán, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente 3 (San Martín de los Andes, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N°83  (Solano-Quilmes)
Instituto Superior de Profesorado n.° 8 "Alte. Guillermo Brown" (Santa Fe, Argentina)
Universidade Federal da Bahia (Brasil)
Universidade Federal da Integraçao Latino-Americana (Brasil) 
Universidade Federal Fluminense (Brasil)
Universidade Federal de São Paulo (Brasil)
Universidad Católica de Chile (Chile)
Universidad de Chile (Chile)
Universidad Jorge Tadeo Lozano, sede Caribe. Cartagena (Colombia)
Universidad Autónoma de Nuevo León (México)
UNAM (México)
El Colegio de México
Universidad de Montevideo (Uruguay)
Universidad de la República (Uruguay)
Harvard University (Estados Unidos)
New York University (Estados Unidos)
Providence College (Estados Unidos)
UC Davis (Estados Unidos)
University of Maryland (Estados Unidos)
Tufts University (Estados Unidos)
Ministère de l'Immigration, de la Diversité et de l'Inclusion de Québec (Canadá)
Université du Québec á Montreal (Canadá)
Humboldt-Universität zu Berlin (Alemania)
Universidad Libre de Berlín (Alemania)
Universidad Autónoma de Madrid (España)
Universitat Pompeu Fabra (Barcelona / España)
Université de Caen-Normandie (Francia)
Université de Lille 3 (Francia)
Université Sorbonne Nouvelle Paris III (Francia)
Université Catholique de Louvain (Bélgica)
Tokyo University (Japón)
Adhesiones Institucionales
Centro PEN Argentina
Sociedad de Escritores y Escritoras de Argentina (SEA)
Fundación Victoria Ocampo
Programa de Estudios Latinoamericanos Contemporáneos y Comparados
Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española(http://untref.edu.ar/diccionario/)
Archivos del Sur

El escándalo Cebrián-Redel-Impedimenta-Perec y el dilema de los objetores de conciencia de ACEtt

$
0
0
No está claro quién es Juan Palomo; Hay quien supone que detrás del seudonimo se esconde un hombre y quien piensa que se trata de una mujer. Lo cierto es que en su blog La Papelera, en El Cultural, suele decir lo que otros no dicen. Y acá, en la edición del 27 de febrero pasado, se ha ocupado por segunda vez del escándalo Cebrián-Redel-Impedimenta-Perec, que por omisión ha salpicado tambien a las autoridades de ACEtt.

De La papelera

Mercedes Cebrian
Entre la denuncia y el silencio cómplice hay un buen techo. ¿A qué espera la ACE Traductores para establecer de manera profesional y definitiva si Mercedes Cebrián ha plagiado o no la versión de Yolanda Morató de Me acuerdo de Georges Perec? Porque las dos pertenecen a la Asociación, aunque una sea mediática y la otra, no.

Mercedes Cebrián, Enrique Redel y ACEtt muy lejos de que nos olvidemos de ellos

$
0
0
Para desgracia de la traductora Mercedes Cebrián, del editor y abogado Enrique Redel (y de su editorial Impedimenta) y de las autoridades de ACEtt, el escándalo creado por el presunto plagio a la traducción de Yolanda Morató de Me acuerdo, de Georges Perec,  está lejos de haberse terminado. A las casi 800 entradas diarias españolas a este blog hay que sumar otras tantas de Latinoamérica, con la consiguiente identificación de los implicados y con una clara diferenciación de los distintos modos de proceder. Ya se sabe que unos buscan embarrar la cancha y lograr un rápido olvido para volver a la foto insignificante en el diario El Pais, de Madrid (logro menor si los hay); otros, en el mejor estilo Pilatos, se lavan las manos y se desentienden de sus obligaciones, y la perjudicada espera que sus pares se manifiesten ya que todo indica que se le ha tendido una trampa.  Cada cual se hará cargo de la parte que le toca y la mancha, en todo caso, quedará instalada de por vida ya que Cebrián se niega a ser examinada fuera de unos tribunales que le exigen a Morató varios miles de euros para empezar con la pericia, Redel ha dado marcha atrás respecto de su propio pedido de mediación a ACEtt y ésta se ha negado a defender a Morató, escudándose en una falsa imparcialidad incluso a costa de las buenas prácticas que dice defender . Ahora bien, como explica Andrés Ehrenhaus en el texto que sigue, toda esta mugre nos salpica a todos y eso no es justo. Por eso mismo, pedimos una vez más a los colegas peninsulares que se manifiesten y que no sigan amparando, con un silencio cada vez más ominoso, actitudes reñidas con la ética, que carecen de toda justificación.

El cuerno por los toros

Nuestra profesión está llena de sorpresas. Algunas son pequeñas, otras inmensas, unas deliciosas y otras indigestas. En la comunidad de los traductores que trabajamos para la industria editorial española, una comunidad menos numerosa que determinante para esa industria y los procesos culturales y económicos que de ella se derivan, finalmente todo se sabe, todo se filtra, todo sedimenta. Lo cual rima con… Pero no, eso ahora no viene a cuenta. Como suele ocurrir desde que el mundo es mundo, la comunicación humana es imparable e implacable, pero también se oxida y es inexacta, hiperbólica, sinuosa, frágil. Los traductores somos humanos, ergo etc. Cuando algo sale tímidamente a la luz, la luz misma lo oxida. Esa oxidación genera una capa de herrumbre, de orín y moho que, lejos de hacer que ese algo desaparezca, lo agiganta y pudre a la vez. Sí, estamos hablando de la traducción de no recuerdo qué obra. Ah, sí, ya me acuerdo. De esa.

Hasta hace poco vivíamos sin saberlo, ahora lo sabemos. No voy a repetir los detalles, que están vertidos hasta en la prensa, ese gran diseminador de esporas de toda clase. En resumen: una editorial española que rima con afrenta es sospechada de publicar (en 2017, hace dos lunas) una traducción de Je me souviens, un divertimento de Perec, que copia o plagia o se sirve en demasía de la traducción de otra edición española bastante cercana en el tiempo (2006). Hasta ahí, la sorpresa no es mayúscula: estas cosas pasan, incluso a menudo. La traducción pura, incontaminada, es prácticamente imposible (e indeseable) y en todas se perciben rasgos de otras, a sabiendas o no, e incluso a pesar de que en puridad el traductor no conozca o no haya leído las anteriores. Eso era así antes de Benjamin y casi se ha vuelto dogma después: cada una de las traducciones de un texto ya estaban en el original, pues son inherentes a su condición e inseparables de él, etc. Nadie hace una traducción del todo nueva, pero todos hacemos una nueva traducción, etc. Y todas se parecen; si no se parecieran, no serían traducciones de una misma cosa. Se parecen, sí. Pero no son iguales. Si fueran iguales no pertenecerían a dos personas distintas. Ojo: que la broma de Borges no nuble algunas cabecitas. Donde hay copia hay copia, le guste o no al amigo de Menard.

Aquí, además, la cosa se complica poco a poco: las dos traductoras se conocen, ambas tradujeron a Perec antes y participaron en eventos ad hoc juntas y por separado; ambas trabajan o trabajaron para la editorial sospechada; ambas son socias de la misma asociación española de traductores. O sea, imposible que la una no supiera que la otra había traducido el mismo libro diez años antes, imposible que no lo haya tenido entre las manos, imposible que el editor no haya considerado la eventualidad de publicar la primera traducción, etc. Más aún cuando, en declaraciones posteriores de ambos, editor y traductora sospechados, se ha esgrimido el argumento definitivo de que en un libro así, como el de Perec, es también imposible que las dos traducciones no se confluyan, incluso demasiado. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Demasiado cuánto es? Si acá no hay algo raro, que venga algún sofista y me lo explique.

Pero no nos derramemos. Lo que todos (sí, ¡todos!) queremos saber es si el plagio existe y si el editor y la traductora sospechados son reos de lesa patria o están libres de todo delito. Porque el plagio es, para quienes cacareamos a favor de los derechos de autor –y para la ley–, un delito. Entre los que cacareamos, la asociación de traductores a la que ambas profesionales pertenecen es uno de los coros más canoros que conozco. Hay ahí voces muy atipladas, es bonito de oír. Pero cantar cantamos todos. Otra cosa es cuando hay que coser al cuerno por los toros.

La comunidad de los traductores que trabajamos para la industria editorial española suele ser diligente y apresurada cuando se trata de enseñar la piel surcada de cicatrices simbólicas provocadas por los agravios reales de esa misma industria, de sus clientes y de sus superiores. No se nos quiere, apenas se nos ve, nos pagan poco, mal y tarde, cocoricó. No se nos ocurre que parte de ese mal proviene de nosotros mismos, del modo en que nosotros nos imaginamos, de cómo nos presentamos ante el ojo tuerto de la sociedad: endebles, castigados, condenados a que un águila nos coma el hígado cada fin de mes. Tan débiles somos que cualquier crítica, cualquier consideración, cualquier comentario nos viene mal. El argumento es inmejorable: no me digas nada que me voy a poner peor. Por ejemplo, no me digas que he plagiado. O sea, no me lo digas. Probarlo es ya un agravio tal que ni siquiera está en el imaginario. ¿Un traductor yendo contra otro? ¡Qué mal compañero! Eso jamás: protejámonos. Somos endebles.

Y un carajo. Seremos endebles mientras no seamos capaces de objetivar las cuestiones básicas que tienen que ver con nuestra actividad, y el plagio o copia de una traducción ajena es una de ellas. Es endeble y abunda en la endeblés general una asociación incapaz de tomar cartas efectivas en el asunto. Es endeble un editor que echa humo sobre la cosa, como si todos viviéramos en la caverna tallando tablillas de cera. Es endeble el colega que calla de frente y habla con nocturnidad. Es endeble la cultura que ignora todo cuanto implique un paso a un lado u otro del mainstream de la siesta intelectual. Acá hay una acusación, se sospecha de que dos agentes culturales de cierto capital simbólico han cometido un delito que las leyes que nos defienden persiguen. ¿Y aún así seguimos jugando como si la cosa no fuera con nosotros?

Esas sí son sorpresas grandes, e indigestas. Es imprescindible que sepamos enfrentarnos a lo real con la misma energía y entusiasmo con que cacareamos nuestras metáforas. Yo sí quiero saber si la nueva traducción de Me acuerdo es un plagio o no lo es. Porque acá no hay “dependes” que valgan, acá hay que poner lo que cada uno tenga guardado en el cajón de la decencia profesional.

Si esa asociación –se llama ACEtt– no puede, quiere o debe tomar cartas en el asunto, hagámoslo quienes no estamos tan atados a la fantasía prometeica. Si la mentada editorial –se llama Impedimenta– no puede, quiere o debe actuar con el compromiso y la seriedad que se le suponen a un transmisor cultural, hagámoslo quienes no preferimos que el tiempo y la desmemoria disipen las sospechas. Si la traductora sospechada de copiar a conciencia la traducción de su colega no quiere, puede o debe demostrar que la acusación es absurda, hagámoslo quienes creemos que persistir en la duda es persistir en la endeblez de nuestra profesión. Ya no es cuestión de si gana la supuesta plagiada –Morató – o gana Cebrián –la supuesta plagiaria–, sino de si ganamos o perdemos todos con ellas. Y ambas ganarán si esto se aclara, tenga razón finalmente quien la tenga. Cebrián porque descansará, Morató porque se sentirá escuchada –sea cual sea la conclusión.

Pero esa conclusión no parece acercarse, sino todo lo contrario. Cebrián e Impedimenta se opusieron en segunda instancia al conato de arbitrio imparcial auspiciado por ACEtt y emplazaron a Morató a denunciarlos judicialmente si tantas ganas tiene. ACEtt se inhibió, Cebrián bajó la persiana e Impedimenta trató de lavar un poco la fachada con alguna nota silvestre. Y la pelota quedó en el tejado de Morató. La pelota se llama seis mil euros, que es lo que cuesta en España, por lo bajo, la peritación legal de un presunto plagio. Ahí está trazado el umbral de la decencia profesional. Sin embargo, ambas ediciones circulan no solo por España sino (quizás la de Impedimenta aún no físicamente) por buena parte de Latinoamérica. Y los lectores y, sobre todo, los traductores profesionales de esos otros países de habla castellana también tienen derecho a saber si lo que están por leer es copia o no de una traducción anterior. Aún más cuando la noticia y la polémica subsiguiente ha trascendido las fronteras y ha llegado a Argentina, por ejemplo, cuyo medio cultural es muy sensible a lo que ocurre al otro lado del Atlántico. No sé si en Latinoamérica la peritación es más o menos cara que en España, pero ello no es óbice para que eso que todos esperábamos, el estudio y la conclusión de un tribunal arbitral imparcial y objetivo –no necesariamente judicial pero sí académico e ímprobo– se lleve a cabo con garantías de rigor en cualquiera de esos países. Al fin y al cabo, y si la Panhispanidad no es un buzón vendido por quincuagésima vez en una esquina, que sea española o americana la conclusión no es lo importante, ¿verdad?, al menos en términos de higiene autoral.


O tomamos al cuerno por los toros ahora o, cuando ya nadie se acuerde de Morató, Cebrián, ACEtt o Impedimenta, un estudiante de posdoc con una beca en la Universidad de Whatever publicará un sesudo trabajo de 1400 páginas donde se describirá con todo lujo de detalles como el plagio era nomás un plagio… o no. Y la comunidad de traductores habrá perdido otra ocasión más de mostrarse digna y firme más allá de metonimias y metáforas.

"Una gran ofensa para todas las mujeres"

$
0
0

La noticia apareció sin firma en el diario Clarín del 3 de marzo pasado. Refiere cómo procede la RAE para ser progre, pero no tanto.


«La RAE dice que revisará 

la definición de "sexo débil"


Sara es una española de 18 años que se indignó al darse cuenta que en el diccionario de la Real Academia al "conjunto de las mujeres" todavía se las define como "sexo débil". Entonces lanzó un pedido en la plataforma Change.org, que en sólo unos días sumó más de 75 mil firmas. La RAE se dio por aludida y hoy un portavoz dijo que modificarán la definición en la versión online recién en diciembre. A Sara la respuesta le pareció insuficiente y aseguró que seguirá peleando por su demanda.

Según informan medios españoles, desde la RAE salieron a explicar que la modificación de "sexo débil" se aprobó "en 2015", pero que estos cambios no se hacen públicos sino que se acumulan hasta que se revisa el diccionario. La actual versión online fue hecha en 2014. También dijeron que no se va a "eliminar" la acepción, porque su uso "está documentado" en el uso cotidiano y en publicaciones y libros. "LA RAE no entra en si esa expresión es o no conveniente", explicaron.

Lo que harán entonces en diciembre será agregar a la entrada de "sexo débil" una "marca de uso" que precisará que se trata de una expresión "con una intención despectiva o discriminatoria". Mientras que a "sexo fuerte" ("conjunto de los hombres") se le agregará que es "en sentido irónico".

La campaña en Change (plataforma con 140 millones de usuarios en el mundo) ideada por Sara Flores Romero el 21 de febrero con el lema #yonosoyelsexodébil va a continuar. La estudiante de Marketing e Investigación de Mercados y Turismo en la Universidad de Cádiz opinó que la medida es insuficiente. "Lo que me gustaría es que se elimine esa definición, así que voy a seguir con la campaña", dijo.

En su pedido, Sara había escrito: "Es increíble que en los tiempos que corren se sigan permitiendo estos machismos y más en una institución tan importante como es la Real Academia Española, que dice 'velar por el buen uso de la lengua española'. Creo que son definiciones que no deberían existir por el mero hecho de que seamos mujeres u hombres. Como mujer que soy es normal que me sienta ofendida y también pienso que es una gran ofensa para todas las mujeres, y para todas las que han luchado por que hoy en día tengamos derechos. En pleno 2017 me parece vergonzoso que todavía queden mentes tan cerradas. Cuantas más personas firmemos esta petición (hombres y mujeres) más posibilidades tendremos de que la RAE reconsidere estas definiciones y actúe para eliminarlas". 



Article 0

$
0
0
Lo que sigue es una columna del periodista irlandés Frank McNally (foto), publicada el 1 de marzo pasado en el diario The Irish Times, de Dublín. La traducción, laboriosa por cierto, así como las varias aclaraciones entre corchetes, son obra de la sufrida Julia Benseñor,


Ars poética: Diario de un irlandés sobre lo que se pierde en una traducción

A raíz de una reciente columna que publiqué el 8 de febrero (“The Stylebookof Leviticus”), en la que cuestioné los conocimientos históricos de los estadounidenses al adoptar la forma “ass” [que significa, al menos, trasero, burro y tonto] como versión más refinada del término anglosajón “arse”, un lector me remitió a allpoetry.com, un sitio de Internet con sede en California.

Este sitio se presenta como el sitio de poesía “más grande del mundo”. Allí se publican poemas de todas las épocas. Entre los numerosos clásicos que contiene, está la obra épica de Patrick Kavanagh, The Great Hunger [El gran hambre].

Se trata de un sombrío retrato de la Irlanda rural de 1942 vista a través de las palabras y el pensamiento de un campesino soltero llamado Patrick Maguire. Pero a los efectos de lo que nos ocupa, el fragmento en cuestión es aquel en el que Maguire, tal como se cita en este sitio de Internet con asteriscos y todo, dice lo siguiente: “Is that Cassidy’s *** out in my clover? Curse o’ God/ Where is thatdog?” [El *** de Cassidy está sobre mis tréboles? Desgraciado/¿dónde se metió ese mastín?”

La palabra que falta es “ass” y, tal como lo revela una atenta lectura del poema, Kavanagh hace referencia a la variedad de “ass” que tiene cuatro patas y sabe rebuznar. O sea, asno y no ano.

Para ser todavía más claro, el asno se está comiendo los tréboles de Maguire; de allí, su deseo de mandarle al perro para espantarlo.

En cambio, el editor de la poesía decidió que la palabra se refería a la anatomía humana, por lo que supongo que el espectro del trasero de Cassidy —sobre los tréboles o donde fuese— podría resultar un tanto alarmante. Podríamos perdonar el puritanismo. Salvo que The Great Hunger es uno de los pocos poemas clásicos —tal vez el único—  que incluye ambas acepciones de la palabra que empieza con "a". Y en el caso de la otra acepción, Kavanagh fue mucho más explícito. Para ilustrar la estrecha visión del mundo que tiene el protagonista, el poeta dice que la mayor felicidad de Maguire era “limpiarse el trasero/en el pasto perenne/en la orilla de un arroyo estival”. Y adivinen qué. Esa palabra no fue censurada por el sitio californiano de Internet. No hay ni un“ano...terisco” en su lugar.

¿Podría ser que hoy día la antigua ortografía de la palabra no se conozca en California y entonces, al no reconocerla, sospecharon que se trataba de algún implemento de granja? Cualquiera sea el caso, escapó a las tijeras del“censor de temas profanos”, que dada la historia etimológica parece irónico.

Mientras tanto, los fanáticos de Kavanagh tal vez se están preguntando si este sitio web incluye algunos de sus poemas que hablan de asnos.

Qué barbaridad, no los encontré. Por el momento sólo cabe imaginar qué haría el editor californiano con un verso que empieza diciendo “Nos llevamos prestado el dinero del *** de Kerr”.

Corresponde aclarar que hay cierto debate sobre si fue el espíritu puritano lo que llevó a la divergencia entre arse y ass. Esta posibilidad es congruente con la tendencia norteamericana al eufemismo,como llamar “restroom” [literalmente, sala de descanso] al baño público. Pero la historia se enreda con la cuestión del acento rótico (que pronuncia la /r/)yno rótico (que no la pronuncia). Así que no estoy seguro.

Si originalmente ass era un intento por usar una palabra más decorosa, los estadounidenses ahora se han ido al otro extremo después de haber adoptado una referencia anatómica todavía más específica: asshole [literalmente, “orificio del ano”; figurativamente, estúpido].

En un libro sobre el tema publicado hace unos años, Ascent of the A-Word, Geoffrey Numberg sugirió que esto era una consecuencia indirecta de la Segunda Guerra mundial. Traída de Europa por los soldados norteamericanos, la palabra asshole se cuela en la literatura a través de Norman Mailer y luego es popularizada por las feministas de la década de 1970, que la usaban “para embestir contra la insensibilidad masculina”.

Pero claramente los soldados norteamericanos no pueden haberla aprendido de los franceses. Ninguna de las dos especies de “la palabra que empieza con a” tiene algún significado en Francia, razón por la cual los padres de un entrenador de fútbol que ahora vive en Londres pudieron bautizarlo con el nombre Arsène, sin preocuparse de lo que pudieran decirle sus compañeros de escuela.

Tengo incluso un ejemplo más patente de la diferencia que hay entre el inglés y el francés: en el último encuentro internacional de rugbiers sub-20 que tuvo lugar la semana pasada en Donnybrook, los fans irlandeses y mayoritariamente jóvenes que me rodeaban en la tribuna se divirtieron a más no poder con el nombre de uno de los equipos visitantes:Faraj Fartass [literalmente, trasero flatulento].

Que fuese un wing rápido que parecía impulsarse a fuerza de gases no hacía más que aumentar la diversión. Así que fue gracioso cuando hizo el primer tr ya favor de Francia. Y todavía seguía siéndolo cuando anotó el segundo. De haber marcado un triplete —cuando Irlanda a duras penas consiguió una ajustada victoria—, seguro habría acabado con el buen humor de los hinchas locales. 

Por suerte no pasó.

De todos modos, pensé que había sido una suerte que al joven Faraj le hubiese tocado ir a la escuela en un país francófono. De hecho, para un escolar de allá, la verdadera desgracia es llamarse Peter. Al poner el acento en la primera "e", el verbo resultante es el equivalente francés de“tirarse pedos”. Y si alguna vez tenés planes de intimar con una francesa, es mejor que sepas que el sustantivo de peter es pet... con una "t" silenciosa pero letal.

Biba el traduktor del gugle, que además es gratis!

$
0
0
El distrito 10mo. de París es una mezcla de barrio popular y lugar de moda. Allí, a la altura del metro Chateau d'Eau confluyen las peluquerías africanas, donde jóvenes negros aparentemente ociosos están dispuestos a atraer por la fuerza a sus connacionales necesitadas de una extensión o de dreadlocks rubios.

También las escuelas de teatro llenas de jóvenes deseosos de triunfar en el mundo teatral de París, la célebre sala de conciertos New Morning --alguna vez templo del jazz y hoy, de la música caribeña y africana--, una gran población turca compuesta básicamente por hombres solos, unas cuantas prostitutas chinas con las que la rue St. Denis da por concluido su comercio habitual y gente de barrio como hay en todas partes. Cada cual tiene sus bares y restaurantes, donde unos y otros difícilmente se alternan, pero la imagen general es, para el paseante desprevenido, de  una gran confusión .

Quizás por ello, algunos bares del barrio, de esos que tienen todos los barrios del mundo, se han sentido en la obligación de modernizarse, algo que no necesariamente sale bien si uno se confía en el traductor de Google. El ejemplo es el modesto bar de la esquina de la rue de Petites Ecuries y la rue de Hauteville, que, por alguna extraña razón, ha decidido anunciar su oferta gastronómica en francés, inglés y castellano, recurriendo a la mencionada herramienta informática.


El resultado es, como ilustra malamente la foto tomada a fines de la semana pasada, el siguiente: donde en francés del menú original  dice "petit déjeuner" (o sea, "desayuno") en inglés puede leerse bien clarito "smal lunch" ("pequeño almuerzo"), que en castellano, claro, es "pequeño almuerzo".

Luego, se indica que la bebida caliente tiene diversas opciones, lo que en inglés de ninguna manera se dice "warm drink in the choice" y en castellano tampoco, "la bebida caliente en la opción".

Puestos a examinar con más detalle el menú, resulta que en inglés el "coffee" también es "cofe") y el chocolate con leche caliente, "chocolate warm milk". En cuanto a los jugos, no son exprimidos, sino "presses"; o sea, "apretados", "prensados", o "empujados". Uno de ellos puede ser de "pompelmousse", híbrido con espuma que no es otro que el famoso "grapefruit", o sea, "pomelo".

En castellano, en cambio, hay "chocolate de café con leche", lo que es bastante curioso, aunque no tanto como el "chocolate leche caliente". Ahora, si uno quiere un "jugo natural presiona", las opciones son más normales que en inglés porque el espumante "pompelmousse" fue reemplazado debidamente por el "pomelo".  

Considérese, no obstante, que el jugo en inglés incluye un "bulk" y en castellano un "bulto" de 4,5 euros.

Por cuestiones de honestidad intelectual, esta vez no se puede culpar al Cervantes ni a la Real Academia (aunque, con el tiempo, quién sabe).


"La lengua de traducción suele ser más sencilla, clara, conservadora que la lengua de escritura"

$
0
0

El 3 de marzo pasado, Alejandro González publicó la siguiente columna en El Trujamán.

Algo sobre la lengua de las traducciones

Uno de los modos de mantener frescos en nuestra memoria aquellos idiomas que hemos estudiado pero que no solemos emplear en nuestra vida diaria viene dado por la lectura. Este recurso se vuelve más necesario aún cuando residimos en otro país y estamos inmersos en una segunda lengua; quien haya hecho la experiencia sabrá de qué hablo: ¿dónde queda nuestro francés tras una larga estancia en Alemania, dónde nuestro portugués cuando vivimos en Italia? Al cabo de unos años en Rusia empecé a leer con frenesí literatura en francés e inglés, ya que advertí que ambos idiomas, aprendidos en otras épocas de mi vida, empezaban a borrarse de mi mente. Las ofertas de las librerías de San Petersburgo, sin embargo, no siempre eran las mejores: la narrativa contemporánea era muy cara —supongo que por los gastos de importación y el tipo de cambio—, mientras que, de lo clásico, no todo me interesaba. Fue así como comencé a leer escritores rusos —siempre disponibles— en francés y en inglés. Quisiera compartir mi experiencia en este trujamán.

Si bien cuento, en lo que a comprensión de textos se refiere, con un sólido francés y un más que aceptable inglés, lejos estoy de dominar ambas lenguas a la perfección, esto es, a menudo me detengo en adjetivos, sustantivos, verbos y giros desconocidos que luego consulto en el diccionario (por supuesto, cuando queda tiempo y tales palabras se repiten hasta la relevancia). Pues bien, a los pocos meses advertí que, cuando leía literatura escrita por autores de habla inglesa o francesa, la resistencia que me ofrecían los textos era mayor que aquella que encontraba cuando leía a escritores rusos traducidos a esos idiomas. ¿Por qué sería? ¿Porque ya conocía las historias? No lo excluyo, pero, en primer lugar, el conocimiento de la trama de un relato no necesariamente redunda en mayor facilidad para progresar sobre su superficie lingüística, y, en segundo lugar, algunos textos no los había leído en ruso previamente. ¿Por qué, entonces, la lengua de los escritores me obligaba a dejar más zonas oscuras que la lengua de los traductores? ¿Por qué la primera me llevaba al diccionario con mayor frecuencia que la segunda? Si se quiere: ¿por qué Dickens en inglés es más difícil que Tolstói en inglés? ¿Por qué Maupassant en francés da más trabajo que Chéjov en francés?

Responder a esas preguntas implicaría un trabajo comparativo, una investigación en regla. Yo me limitaré solo a hacer una observación basada en unas cuantas lecturas: la lengua de traducción suele ser más sencilla, clara, conservadora que la lengua de escritura. Con mis alumnos rusos de español como lengua extranjera también pude comprobarlo: les resultaba más fácil leer traducciones al castellano (Lovecraft, Faulkner, Kafka) que leer a Unamuno, Quiroga o García Márquez. Les ocurría lo mismo que a mí: más dudas, más diccionario, más consultas.

Interesante para reflexionar entre colegas. ¿Acaso cierta domesticación y allanamiento de la lengua sea sencillamente inevitable? ¿Acaso deba ser así en tanto traducimos a sabiendas de que el lector de nuestra traducción forma parte de otra cultura y preferimos simplificarle —de poco a mucho, de bastante a demasiado— el camino? ¿O cabe pensar que, ante dos —o tres, o seis— opciones tendemos a elegir, sin que nada ni nadie nos lo exija, la más cercana, la más natural en nuestra lengua, y dejamos el riesgo para los alpinistas? ¿Será que no acabamos de soltarnos y desechamos ciertas intuiciones y decisiones porque nos parecen muy atrevidas? ¿Será que no deseamos vernos envueltos en interminables discusiones con correctores y editores (menos aún si ya hemos cobrado por nuestro trabajo y estamos pensando en la próxima traducción)? Según respondamos a estas cuestiones —si son pertinentes—, nos hallaremos entre dos polos: uno que haría de la lengua de traducción algo otro con respecto a la lengua literaria (otra calidad, otra finalidad, otra textura, otro destinatario), otro que intentaría borrar (hasta donde se pueda) los límites entre ambas.




Semana cuarenta y cinco del repudio al convenio entre la U.B.A.,la UNAM, la Universidad de Salamanca, el Instituto Cervantes y Telefónica de España

$
0
0
El éxito de la convocatoria para repudiar el convenio que le otorga valor universal al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española, propuesto por el Instituto Cervantes y un consorcio de universidades de España y Latinoamérica, demuestra que la movilización de la comunidad intelectual de la lengua castellana está lejos de haberse agotado. Esta semana, la número cuarenta y cinco desde que empezamos, actualizamos la lista de firmantes ya que,  diariamente siguen llegando adhesiones de todo el espectro de la lengua. Por lo tanto, seguirá abierta la recolección de firmas de todos aquéllos interesados en dejar sentado en este blog su repudio ante un pacto realizado de espaldas a la sociedad. 

Como ya se ha explicado, no sólo han firmado la nota que se reproduce a continuación escritores, traductores, correctores, editores, intelectuales en general (historiadores, sociólogos, antropólogos, arqueólogos y periodistas, además de directores teatrales y actores), sino también un gran número de profesores de Literatura Española e Hispanoamericana, lingüistas, filólogos y lexicógrafos, que desempeñan sus tareas en  universidades argentinas y extranjeras. Acaso ellos están mejor capacitados para entender el problema que los contadores, veterinarios y dentistas que votaron positivamente el acuerdo en una sesión del Consejo Superior de la UBA…  quince días posterior al anuncio oficial del Instituto Cervantes en el Congreso de la Lengua de Puerto Rico.
La solicitada y la lista estarán disponibles para quien desee consultaras y, eventualmente, sumarse. Para hacerlo sólo tiene que enviar un mail a clubdetraductoresliterarios@gmail.com


Solicitada

Los abajo firmantes, escritores, intelectuales, docentes, investigadores y artistas del universo de la lengua castellana, queremos manifestar nuestro absoluto repudio al Memorándum de Entendimiento, un conjunto breve de artículos, con el cual la UBA se integra al convenio firmado entre el Instituto Cervantes, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Salamanca, que pretende otorgarle al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE) valor universal y hegemónico. Consideramos que se trata de  una grave intromisión en la independencia lingüística de Latinoamérica, así como de un perjuicio a los intereses políticos y comerciales de la región.
A
Martín Abadía, Cecilia Abdo-Ferez, Enrique O. Abeya-Gilardon, Eleonora Acosta, Mónica Acosta, Gabriela Adamo, Lucas Adur, Silvia Aguilera (Chile), Cecilia Aguirre (Brasil), Claudia Aguirre, Osvaldo Aguirre, Abel Ahumada, Laura Alcoba (Francia), Diego Alfaro Palma (Chile), Fernando Alfón, Javier Almeida, Mariano Altamirano, Matías Allende Contador (Chile), Adriana Amante, Susana Anaine, Jotaele Andrade, Maria Teresa Andruetto, Daniela Ansa, Angelika Antonio Rubin, María Amelia Arancet Ruda, Graciela Aráoz, Sol Aréchiga (México), Fernanda Aren, Teresa Arijón, Elvira Arnoux, Jaime Arrambide, Alessio F. Arredondo,  Adriana Astutti, Alejandra Atadía, Jorge Aulicino, Florencia Ávalos, Márgara N. Averbach,
B
Claudia Bacci, Cecilia Bajour, Miguel Balaguer, Alejandro Balazote, Lidia M. T. Rádis Baptista (Brasil), Florencia Baranger-Bedel, Magnolia Brasil Barbosa do Nascimento (Brasil), Pablo Bardauil, Julina Barembuem (Francia), Ian Barnett, Carolina Bartalini, Alcira Bas, Carlos Battilana, Matías Battiston, Gustavo Beade, Eric Beaumatin (Francia), Roberto Bein, Natalia Belenguer, Sonia Bello, Bárbara Belloc, Asher Benatar, Laura Benítez, Julia Benseñor, Daniela Bentancur, Diego Bentivegna, Gladys Berisso, Angel Berlanga, Emilio Bernini, Eduardo Berti, Concepción Bertone, Pablo Betesh, María de los Ángeles Bianchi, Ana Lia Biderman, Sonia Bierbrauer, Mónica Billoni, César Bisso, Sonia Blank, Andrea Bohrn, Elisa Boland, Karina Bonifatti, Piedad Bonnet (Colombia), Juan Bonilla (España), María Angélica Bonilla, Manuel Borrás (España), Claudia Borzi, Pablo Braun, Jorge Brega, Matías Bruera, Jorge Bustamante García (México/Colombia), 
C
Marcelo José Cabarcas Ortega (Colombia), Gabriela Cabezón Cámara, Rubén Faustino Cabrera, Susana Cabuchi, Javier Calvo, Caterina Camastra (México), Silvia Camerotto, Silvana Campanini, Magdalena Cámpora, José Aníbal Campos (Cuba), Marco Antonio Campos (México), Sibila Camps, Martín Caparrós, Anália Capdevila, María Ester Capurro, Pablo Caramelo, Marina Cardelli, Sandra Carli, Sandra Carrazzoni, Penélope Cartelet, Elizabeth Casals,Fabián Casas, Fernanda Castelano Rodrigues (Brasil), Alejandro Castro, Nora Catelli, Maite Celada (Brasil), Marcelino Cereijido (Argentina/México), Rocío Cerón (México), Valeria Cervero, Gabriela Cetinas, Sergio Chejfec, Matías Chiappe (Japón), Ricardo Chiesa, Micaela Chirif (Perú), Luis Chitarroni, Federico Ciamberlini, Ángela Ciocca, Susana Civitillo, Oliverio Coelho, Marcelo Cohen, Monona Cohen, Sara Cohen, Andrea Cofán, Javier Cófreces, Vanina Colagiovanni, Nicolás Coletto, María del Carmen Colombo, Gabriela Comte, Germán Conde, Oscar Conde, Carlos Roberto Conde Romero (México) Estela Consigli, Jorge Consiglio, Sandra Contreras, Lucila Cordone, Luciana Cordo Russo, Claudina Corel (Francia), Silvio Cornú, Juan David Correa (Colombia), Sylvia Costa, Beatrice Couteau, Flor Cresta, Américo Cristófalo, Claudio Crivelli, Marcela Croce, Adriana Cristina Crolla, Graciela Cros, Esther Cross, Anna Crowe (Escocia),
D
Julián D'Alessandro, Paola D’Angelo, Guillermo David, Jan de Jager (Argentina/Holanda), Santiago de Miguel, Pablo De Santis, Juan de Sola (España), Juan José Delaney, Claudia Del Blanco, Silvia Delfino, Laura Demaría (EE.UU.), Valentín Díaz, Mariana Di Cío (Francia), Ariel Dilon, María Teresa D'Meza (Cuba), Mariana Dimópulos, María di Stefano, Ignacio Di Tulio, Ángela Lucía Di Tullio, Leonora Djament, Jordi Doce (España), Nora Domínguez Rubio, Leandro Donoso, José Arlindo Dos Santos (Brasil), Elsa Drucaroff,
E
Víctor Ego Ducrot, Andrés Ehrenhaus, Laszlo Elderyi (Uruguay), Neide Elias (Brasil), Alejandra Elichabe, Verónica Engler, José María Espinasa (México), Carolina Esses, Juan José Estévez, Víctor Everest (México), 
F
Geneviève Fabry (Bélgica), Sylvia Falchuk, Adrián Fanjul, Ángel Faretta, Cristina Farías, Adriana Fernández, Nancy Fernández, Zulema Fernández, Álvaro Fernández Bravo, Javier Fernández Miguez, Inés Fernández Moreno, Martina Fernández Polcuch, Gustavo Fernández Walker, Alex Ferrara, Santiago M. Ferro, Horacio Fiebelkorn, Tamara Figueroa, Judith Filc (Estados Unidos), Diego Fischerman, Graciela Foglia (Brasil), Laura Fólica, Jorge Fondebrider, Diego Forte, Larisa Fostinone Locoselli (Brasil), Ana Franco (México), Silvana Franzetti, Daniel Freidemberg, Silvina Friera, Leonardo Funes, Alejandra Furfaro,
G
Pablo Gaiano, Carlos Gamerro, Lélia Gándara, Flavia García (Canadá), Alicia García Bergúa (México), Inés García Botana, Antonia García Castro, Gabriela García Cedro, María Blanca García Gandolfo, Emilio García Wehbi, Marietta Gargatagli, Inés Garland, Florencia Garramuño, Teresa Garufi, Miguel Gaya, Jorge Geffner,  Francisco Gelman Constantin, Nicolás Gelormini, Alicia Genovese, Analía Gerbaudo, Mabel Giammatteo, Pablo Gianera, Federico Gianotti, Daniel Gigena, Sol Gil, María del Carmen Gilardón, Abel Gilbert, Paula Giménez Zapiola, Gabriel Giorgi, Mónica Girón, Andrea Giunta, Marisa Godoy, Myriam Leonor Godoy Arroyo, Graciela Goldchluk, Víctor Goldstein, Alejandro González, Betina González, Horacio González, Jonio González, Neide Maia González (Brasil), Rafael Goñi, Nathalie Greff-Santamaria, Inés Grimland, Ezequiel Grimson, Lucía Grodsinsky, Paula Grosman, Irene Gruss, Roberto Guareschi, Leila Guerriero, Richard Gwyn (Gales),
H
Fabián Haim, Claudia Hartfiel, Liliana Hayat, Liliana Heer, Dolores Hernández, Itziar Hernández (España), Patricia Hernández, Frida Herz, Alejandro Horowicz, Luis Francisco Houlin Dintrans, Claudia Hortas,
I
Ricardo Ibarlucía, Carla Imbrogno, Pablo Imen, Pablo Ingberg, José Insúa, Fabián Osvaldo Iriarte, Pola Iriarte (Chile), Jorge Isaías,
J
Carlos H. Jacobo, David Jacobson, Natalia Jakubecki, Alexandra Jamieson Barreiro, Ana María Jaramillo (Colombia/México), Darío Jaramillo Agudelo (Colombia), Noé Jitrik, Silvia Jurovietzky,Mario Jursich (Colombia),  
K
Tamara Kamenszain, Laura Kaplan, Alejandra Patricia Karamanian, Alejandro Kaufman, Edna Inés Kelly, Sergio Kiernan, Guillermo Korn, Alberto Kornblihtt, Laura Malena Kornfeld, Eduardo Kragelund, Paula Krajnc, Christian Kupchik,
L
Juan Manuel Lacalle, Nora Laffont, Mónica Lago, Patricia Lálage del Vall, María Lanese, Gabriela Lapalma, Alicia Laplace, Cecilia Lasa, Alejandra Laurencich, Daniela Lauria, Denise León, Mara Faye Lethem (Estados Unidos),  Mauro Libertella, Daniel Link, Jorge Locane (Alemania), María Rosa Lojo, María Pía López, Hugo López Araiza Bravo (México), Eugenio López Arriazu, Carlos López Beltrán (México), Pura López Colomé (México), María López García, Ana María Lorandi, Diego Lorenzo, Carolina Lozada (Venezuela), Gabriel Lozano, Marcela Lucero,
M
Bruna Macedo de Oliveira (Brasil), Ariel Magnus, Silvia Maldonado, Alejandro Manara, Adriana Carolina Manes, Laura Mangold, Héctor Manni, Elena Marengo, Lucas Margarit, Marilú Marini, Leticia Martí, Daniel Martínez, Uriel Martínez Venegas (México), Claudia Masín, Carlos Masotta, Cecilia Mata, Ana Silvia Mazía, Mirtha Paula Mazzocchi, Ana Mazzoni, Carolina Melgarejo Torres, Víctor Manuel Mendiola (México), Ricardo Mendoza Rademacher (Chile), Andrea Menegotto, Haydée Noemí Menna, Tununa Mercado, Mercedes Merino, Silvana Meta, Alejandra Mierez Revilla, Eduardo Milán (Uruguay), Gabriela Minsky, Laura Miñones, Ignacio Miret, Federico Mirré, Javier Mocarquer (Estados Unidos), Macarena Mohamad, Cristian Molina, Oscar Luis Molina Sierralta (Chile), Rodrigo Molina-Zavalía, Sylvia Molloy, Fabián Mónaco, Rafael Mondragón (México), Mario Montalbetti (Perú), Graciela Montaldo, Jorge Monteleone, René Montero Montano (México), Miguel Ángel Montezanti, Virginia Monti, Fabio Morábito (México), Miguel Ángel Morelli, Yolanda Morató (España), María Moreno, Juan Carlos Moreno Cabrera (España), Graciela Morgade, Julieta Mortati, José Luis Moure, Vicente Muleiro, Fabricio Müller, Debi Mundani, Hugo Murno,
N
Adelaide Navarret, Juana Nicolaou, Gustavo Nielsen, Michel Nieva, Daniela Nigro, Valentina Noblia, Alicia Noceti, Alejandro de Nuñez,
O
Julieta Obedman, Alejandra Obermeier, Elena Luján Odriozola,  Gladys Ojea, Ana Ojeda, Leonardo Oksman, Sebastián Olaso, Alejandro Olazabal, Mercedes Olcese, Lucrecia Orensanz (México), Diana M. Ortega, María Gabriela Ortiz, Pablo Ortiz (Estados Unidos), Alexandra Ortiz Wallner (Alemania), Elsa Osorio, Araceli Otamendi, Sonia Otamendi, Rafael Felipe Oteriño,
P
Melisa Palferro, Cecilia Palmeiro, Lucas Panaia, Tamara Padrón Abreu, Andrea Palet (Chile), Marcia Paraquett (Brasil), Aldo Parfeniuk, María Teresa Pascual, Sandra Pasquini, Hilda Paz, Joana Peaguda, Karina Pelech, Ingrid Pelicori, Diego Peller, Marina Inés Pepe, Graciela Périssé, Claudia Pérez, Cecilia Pérez de Micou, Paula Pérez Alonso, Romina Eva Pérez Escorihuela, Graciela Perosio, Lucas Petersen, Miguel Ángel Petrecca, Maria Pibernus, Gabriela Clara Pignataro, María Cristina Pinto, Claudia Piñeiro, Nancy Viviana Piñeiro, Dagmar Ploech (Alemania), Silvina Poch, Judith Podlubne, José Maria Poirier, Antonio José Ponte (Cuba/España), Ángela Pradelli, Graciela Progano, Marita Propato, Ana Pruis, Agnieszka Julia Ptak,  Mercedes Pujalte, María Lucía Puppo,
Q
 Juan Carlos Quintero-Herencia (Puerto Rico),
R
Alejandro Raiter, María Laura Ramos, Graciela Rapaport, Olga Regueira, María Cristina Renard, Fernando Rendón (Colombia), Jorge Revsin, Alicia Silvia Rey, Esteban Javier Rico, Cynthia Rimsky (Chile), María Florencia Rizzo, Armando Roa Vial (Chile), Daniela Rodríguez Gesualdi, Victoria Rodríguez Lacrouts, Blanca Alberta Rodríguez Vázquez (México), Alejandra Rogante, Waldo Rojas (Chile), Luis A. Rojas Herrera (Chile), Marta Rojzman, Mariana Romo Carmona (Estados Unidos), Gonzalo Roncedo, Hernán Ronsino, Mirta Rosenberg, Cecilia Rossi (Gran Bretaña/Argentina), Silvina Rotemberg, Fernando Rouaux, Gabriela Alina Roveda Peluffo, Cora Rozwadower-Grätzer (Francia), Julio Patricio Rovelli López, Mario Rucavado Rojas, Silvia Adriana Rucci, Natalia Ruhl, Facundo Ruiz, Pablo Martín Ruiz (Estados Unidos), Ricardo Ruiz, Andrea Russo, 
S
Guillermo Saavedra, Julia Sabena, Lori Saint-Martin (Canadá), Ina Salazar (Perú/Francia), Amalia Sato, Alejandro Schmidt, Scott Sadowsky (Chile), Julia Saltzmann, Elisa Salzmann, Daniel Samoilovich, Orestes Sandoval Lopez (Cuba), Cristina Santoro, Beatriz Sarlo, Vivian Scheinsohn, María Jimena Schere, Gabriela Schon, Federico Schuster, Ana Sebastián, Francisco Segovia (México), María R. Segura, Pablo Seijas (Argentina/Francia), Gabriel Seisdedos, Gabriel Senanes, Silvia Senz Bueno (España), Jessica Sequeira (Estados Unidos), Matías Serra Bradford, Marina Serrano, Pedro Serrano (México), Nora Sforza, Lorna Shaugnessy (Irlanda), Ana María Shua, Luciana Sierra, Alberto Silva Castro, Gastón Sironi, Paulo Slachevsky (Chile), Perla Sneh, Ricardo Soca, Ada Solari, Margarita Solli, Marcial Souto, Mikel Soto Nolasco(País Vasco), Rafael Spregelburd, Eduardo Stupía, Julieta Sueldo Boedo (Brasil), Jorgelina Sureda, Maristella Svampa, Mariano Sverdloff, Santiago Sylvester, Alberto Szpunberg, Mónica Szumurk,
T
Sergio Tanoni, Alejandro Tantanian, Carles Tàvec, María Tellechea, Federico E. Testoni, Diana Theocharidis, María Emilia Tijoux, Mario Tomé, Sandra Toro, Jorge Torres Zavaleta, Diego Trelles Paz (Perú), Silvina Trica-Flores (Estados Unidos), Roxana Trucco, Lilia Tubia,
U
Lidia Unger, Ariel Urquiza, Pablo Usabiaga, Teresa Usandivaras, Alejandra Uslenghi (Estados Unidos), Leandro Uteda,
V
Luisa Valenzuela, Gustavo Valle (Venezuela), Daniel Varacalli Costas, María Esther Vázquez,  Graciana Vázquez Villanueva, Diana Vega, Ana Vellegal, Luciana Velloso, Santiago Venturini, Isabel Vericat (México), Carmen Verlichak, Pedro Ignacio Vicuña (Chile), Gabriela Villalba, Inés Villanueva, Claudio Villarreal, José Javier Villareal (México), Minerva Margarita Villareal (México), Silvia Villegas, Juan Villoro (México), Elena Vinelli  Marcela Visconti, Miguel Vitagliano, Carlos Vitale, Martín Vitton, Nadia C. Volonté,
W
Miguel Wald, David Wapner, Gerardo Wehinger, Astrid Wenzel, Guadalupe Wernicke, Tamara R. Williams (México / Estados Unidos),  Laura Wittner, Leandro Wolfson, Marcela Woods,
Y
Daniel Yagolkowsky, Débora Yánover, Jorge Hernán Yerro (Brasil), 
Z
Horacio Zabaljáuregui, Graciela Zanini, Paula G. Zarza, Enrique Zattara Hernández, Amelia Zerrillo, Pablo Zdrojewski, Katharina Zinsmeister, Verónica Zondek (Chile), Ana Zone, Paula Zucherelli,  Julia Zullo, Patricio Zunini. Gabriela Mariel Zunino.

Universidades e instituciones educativas a las que pertenecen los firmantes
Universidad Autónoma de Entre Ríos (Argentina)
Universidad Católica Argentina (Argentina)
Universidad de Belgrano (Argentina)
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Universidad de San Andrés (Argentina)
Universidad del Salvador (Argentina)
Universidad Nacional Arturo Jauretche (Argentina)
Universidad Nacional de Córdoba (Córdoba, Argentina)
Universidad Nacional de La Plata (La Plata, Argentina)
Universidad Nacional de Lanús (Argentina)
Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina)
Universidad Nacional de Rosario (Rosario, Argentina)
Universidad Nacional de San Luis (San Luis, Argentina)
Universidad Nacional de Tres de Febrero (Argentina)
ENSLV "Sofía E. Broquen de Spangenberg" (Argentina)
IES en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández" (Argentina)
Instituto Cultural Argentino de Lenguas Vivas (Tucumán, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente 3 (San Martín de los Andes, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N°83  (Solano-Quilmes)
Instituto Superior de Profesorado n.° 8 "Alte. Guillermo Brown" (Santa Fe, Argentina)
Universidade Federal da Bahia (Brasil)
Universidade Federal da Integraçao Latino-Americana (Brasil) 
Universidade Federal Fluminense (Brasil)
Universidade Federal de São Paulo (Brasil)
Universidad Católica de Chile (Chile)
Universidad de Chile (Chile)
Universidad Jorge Tadeo Lozano, sede Caribe. Cartagena (Colombia)
Universidad Autónoma de Nuevo León (México)
UNAM (México)
El Colegio de México 
Universidad de Montevideo (Uruguay)
Universidad de la República (Uruguay)
Harvard University (Estados Unidos)
New York University (Estados Unidos)
Providence College (Estados Unidos)
UC Davis (Estados Unidos)
University of Maryland (Estados Unidos)
Tufts University (Estados Unidos)
Ministère de l'Immigration, de la Diversité et de l'Inclusion de Québec (Canadá)
Université du Québec á Montreal (Canadá)
Humboldt-Universität zu Berlin (Alemania)
Universidad Libre de Berlín (Alemania)
Universidad Autónoma de Madrid (España)
Universitat Pompeu Fabra (Barcelona / España)
Université de Caen-Normandie (Francia)
Université de Lille 3 (Francia)
Université Sorbonne Nouvelle Paris III (Francia)
Université Catholique de Louvain (Bélgica)
Tokyo University (Japón)

Adhesiones Institucionales
Centro PEN Argentina
Sociedad de Escritores y Escritoras de Argentina (SEA)
Fundación Victoria Ocampo
Programa de Estudios Latinoamericanos Contemporáneos y Comparados
Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española(http://untref.edu.ar/diccionario/)
Archivos del Sur

Más ecos en la prensa española del escándalo Cebrián-Redel-Impedimenta-Perec-ACEtt

$
0
0
Mercedes Cebrián (izq.) y Yolanda Morató (der.)

El siguiente artículo fue publicado por el periodista Luis Alemany, en la sección Cultura del diario El Mundo, de España, el pasado 11 de febrero. Se trata de una suerte de síntesis parcial de la discusión que vienen manteniendo Mercedes Cebrián, por un lado, y Yolanda Morató, por el otro, a propósito del supuesto plagio en que habría incurrido la primera, en la nueva edición de Me acuerdo, de Georges Perec, recientemente publicada por el editor y abogado Enrique Redelen su sello Impedimenta. Lo que no dice el artículo es que, luego de haber pedido la mediación de ACEtt, Redel, a instancias de Cebrián, desestimó su propio pedido, de modo que editor y traductora ahora se inclinan en privilegiar la vía legal, si Morató persiste en su pedido. Tampoco se dice que comenzar un juicio por plagio, en España, implica el pago de 6.000 euros, sólo para poner las cosas en movimiento, medida del todo desproporcionada cuando Morató no reclama dinero de la otra traductora o de la editorial, sino solamente el reconocimiento debido. Por fin, nada se dice de la actitud de ACEtt, que, dado el rechazo de Cebrián, en lugar de actuar de oficio para llegar a un juicio independiente que ponga las cosas en su lugar, prefiere esconder la cabeza en la arena, alegando que “La junta de ACE Traductores considera que en casos como estos el papel de la Asociación no puede ser otro que éste: ofrecer a las partes sus servicios jurídicos y, si la desean, su mediación de buena voluntad, y no adoptar ninguna otra medida hasta que una instancia con competencias para ello determine de modo fehaciente la veracidad de las acusaciones. Cualquier otra cosa no sería una defensa sino una toma de partido”, argumento falaz que demuestra palmariamente en qué consiste la defensa que esa institución, que preside Carlos Fortea, les ofrece a sus asociados.

Yolanda Morató reprocha a Impedimenta y Mercedes Cebrián un supuesto plagio
en la traducción de Me acuerdo, de Perec

Yolanda Morató, profesora universitaria y traductora literaria, busca estos días el reconocimiento de lo que ella considera un plagio en la nueva edición de Me acuerdo, de Georges Perec,publicada por el sello Impedimenta y traducida por la escritora Mercedes Cebrián.

Un poco de contexto: hace 10 años, Morató tradujo para la editorial Berenice Me acuerdo, un libro construido a base de pinceladas de memoria, frases sencillas del estilo de "me acuerdo de Malcolm X. Me acuerdo de la época en la que se llevaban las camisas negras". Ahora, Impedimenta ha lanzado una nueva edición de esos souviens traducidos de nuevo. El problema es que Morató al revisar la nueva versión, ha encontrado similitudes que la llevan a pensar que Impedimenta y Cebrián han copiado su trabajo de hace 10 años.


El texto de la contracubierta de la nueva edición, por ejemplo, incluía frases procedentes del prólogo que Morató escribió hace 10 años para Berenice... sin acreditar: "El editor dice que usó el prólogo de Yolanda Morató en el texto de la contracubierta, y sin citarla, porque lo sacó de la Wikipedia. Que un editor se fíe de la Wikipedia ya es delicado, pero vamos a echar un vistazo allí. En efecto, en la entrada sobre Perec y Me acuerdo se define el libro como "un viaje a la memoria colectiva de un país", pero se añade una nota que lleva al lugar de donde se tomó el eslogan: el prólogo de Morató. En este punto, parece que la Wikipedia es más fiable y profesional", explican en un correo el representante de Morató.


Sus reproches se dirigen no sólo al editor; también a la traductora y, más específicamente, con las notas que ha incluido en la versión de Impedimenta: En el Me acuerdo de Berenice había 63 notas que, a su vez, remitían a las fuentes que las justificaban. "Cebrián considera que con 45 bastan, y en ninguna de las 45 notas cita a nadie. Lo cierto es que de estas 45, 34 coinciden con la edición anterior y la mayoría de ellas con una redacción tan semejante que es inesquivable preguntarse si en vez de investigar por su cuenta no se ha limitado a copiar las notas de la edición de Morató y corregirlas allí donde había una falla o agregar algún detalle para que no fuesen idénticas".


Desde el entorno de Morató se ponen ejemplos concretos, suficientes como para que la Asociación de Traductores, dirigida por Carlos Fortea, publicara "un comunicado en el que mostraba su preocupación y se ponía al servicio tanto de la editorial como de las traductoras". Volveremos mas adelante.


La defensa: Enrique Redel, editor de Impedimenta, manifiesta su disposición a escuchar los argumentos de Morató, e insiste en su confianza en Mercedes Cebrián, que ya había traducido tres títulos de Perec para el sello: "No tenemos por qué dudar de la profesionalidad de Mercedes en este caso, como no dudamos de la profesionalidad del resto de nuestros traductores". Pero: "No obstante, Impedimenta, habida cuenta de las opiniones que han circulado, ha encargado un estudio independiente por parte de un experto de reconocido prestigio. Obviamente, hasta que no obtengamos los resultados de dicho informe, no consideramos prudente manifestarnos en ningún sentido respecto al fondo del asunto".


¿Y Cebrián? La traductora también ha expresado su versión: "Las fuentes con las que he contado para realizar mi trabajo son todas las que la anterior traductora pudiera haber tenido a su disposición (libros y artículos de autores franceses sobre esta obra de Perec, diccionarios específicos de coloquialismos, foros de traducción, hemerotecas digitales etc.), e incluso algunas más, ya que mi traducción la he realizado años después. Los recuerdos de Perec se centran principalmente en cultura popular francesa de los años 50 y 60: es muy sencillo acceder a esta información, pues no se trata de referencias crípticas para eruditos. Cuando son referencias más literarias (por ejemplo, Perec recuerda un poema del escritor inglés Wordsworth, pero lo cita con errores), creo que resulta obvio decir que hallar hoy en día esta información está también al alcance de cualquiera".


Es decir: si sus notas se parecen es por la razón de que Cebrián y Morató han empleado las mismas fuentes para hacer su mapa del Me acuerdo de Perec. Fuentes que son conocidas y están en las bibliotecas, que no son ningún secreto, según Cebrián. "No le pertenecen a Morató ni a nadie".


Cebrián ha rechazado la mediación porque no cree que haya nada que mediar. "Mi postura es inamovible". A cambio, es pregunta por qué Morató no presenta una denuncia que acabe con la sensación de indefensión ante "los juicios de Facebook" que, en su opinión, ha emprendido su colega.


Viewing all 2855 articles
Browse latest View live


<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>