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Y ya que estamos con Pacheco...

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Publicado el 8 de febrero pasado, en La Razón, de La Paz, Bolivia, el siguiente artículo de Wálter I. Vargas critica la muy elogiada traducción que José Emilio Pacheco hizo de los Cuatro Cuartetos, de T. S. Eliot. Las críticas se refieren fundamentalmente a la abundancia de notas, lo cual trae otra vez sobre el tapete la polémica respectiva. En la bajada del artículo se lee:En el un tanto misterioso asunto de la lectura literaria, a veces la indocumentación juega un papel benéfico”. 

Cuestiones eliotianas

Sólo ahora me entero que el recientemente fallecido poeta mexicano José Emilio Pacheco había encarado hace mucho (en los años 80) la noble y seguramente dura tarea de traducir los Cuatro cuartetos, de Míster T. S. Eliot. Cuando la leyó su compatriota Octavio Paz, según nos cuenta la revista Letras Libres, la saludó como “la mejor traducción del poema hecha en ningún idioma”, afirmación que exige conceder a Paz el conocimiento de todas las lenguas. También antaño leí un ensayito sobre Eliot del colombiano Jorge Zalamea, quien usaba traducciones de un coterráneo suyo, y también le parecía el mejor traductor del Premio Nobel de Literatura 1948. En nuestro medio, el poeta Álvaro Diez Astete puso en español hace tiempo algunos de sus poemas menores, por lo cual creo que corresponde señalar, en nombre de la patria, que se trata de la mejor traducción hecha de esos versos.

La cuestión, bromas aparte, es que en 2011 la revista mencionada publicó una de las cuatro partes (“The Dry Salvages”) de la versión de Pacheco. Y ahora, en enero de este año, coincidiendo con el fallecimiento del traductor, apareció en la misma publicación otra parte, la llamada “East Coker”. Mi escasísimo inglés, mi flojera, no me permiten confrontar ésta y la que siempre leí, de José María Valverde, con el original, para opinar en tema tan profesional. Lo que he hecho más bien, en mi calidad de simple lector, ha sido volver una vez más a experimentar la lectura de la versión del español, y en verdad en verdad os digo me quedo con ella. Me quedo con esa lenta y larga meditación, en la cual una desesperación serena y una suerte de teología exhausta se abren paso en una narración poética, densa pero no inestable o excesivamente oscura (como ocurre en The Waste Land). Me quedo con esa cadencia reflexiva, ese hechizo verbal que no da respiro, página tras página, y que me ha hecho considerar siempre a Eliot mi candidato a dios en materia de poesía moderna, y a Cuatro cuartetos el poema definitivo del siglo XX, por sentencioso o atrevido que esto parezca. 

En el un tanto misterioso asunto de la lectura literaria, a veces la indocumentación juega un papel benéfico. El lector no es un filólogo. Por eso el propio Eliot, hombre ducho en estas lides, se sintió siempre incómodo con las notas que puso a Tierra baldía. Pero no contento con esta incomodidad, ahora Pacheco le ha agregado a su vez a este otro poemario de Eliot un aparato de notas también profuso y erudito (30 notas, solo para “East Coker”).

Enterarse de que el famoso primer verso de “East Coker” (“En mi comienzo está mi fin”) alude al lema de la reina María Estuardo, puede ser útil, lo acepto. Es más cuestionable que cuando el poeta dice que pasó 20 años, “los años de l’entre deux guerres”, sin hacer nada, sea necesario aclarar en una nota que se trata del lapso entre las dos guerras mundiales (a menos que la publicación sea para colegiales). Y para colmo, señalar que la frase fue escrita originalmente en francés (hubiera sido extraño que de pronto el traductor hubiera escogido este idioma para traducir esta línea).

A ratos Pacheco comienza incluso a interpretar, y eso me parece también un tanto innecesario. Eliot dice “La poesía no importa. No era lo que uno había esperado”, y Pacheco nos aclara que lo hace porque lo trascendental para el poeta es la salvación cristiana, cuando para mí, el poema expresa a la condición humana culturalmente cansada ante la historia que da vueltas como un tiovivo (“No hay fin, sino adición: la arrastrada consecuencia de más días y horas, mientras la emoción toma para sí los años, sin emoción de vivir entre el hundimiento...).

En fin, que la presencia de tanta información interrumpe o molesta la lectura del poema. “Hay muchos lugares que son el fin del mundo, pero el mío es Inglaterra”, dice con otras palabras Eliot en otro lugar de los cuartetos. Trasladada la idea al hecho de la lectura, creo que el lector ducho de poesía sabe mantenerse en equilibrio entre el interés en los detalles del texto y su aplicación a su propia situación de lector.



Una encuesta para libreros (I)

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A lo largo de los últimos cuatro años, el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires ha realizado tres encuestas a propósito de la traducción literaria: la primera fue con editores, la segunda con escritores, la tercera con traductores. Ahora, comenzando nuestro sexto año de actividades, hemos decidido realizar una encuesta con libreros y conocer, desde esa otra parte de la cadena, qué pasa con los libros que traducimos cuando salen al mercado.

Para nuestros fines, hemos solicitado a libreros de buena parte de Hispanoamérica que respondieran a tres preguntas, que, como se verá más abajo, fueron siempre las mismas. Con todo, a pesar de los muchos esfuerzos realizados, resultó imposible que los libreros consultados en Ecuador, Perú, Uruguay o Venezuela se avinieran a contestar. Por lo tanto, el lector se encontrará únicamente con representantes de  la Argentina, Colombia, Chile, España y México, acaso los países más activos a la hora de traducir y publicar libros en nuestro idioma.

Asimismo, se buscó reflejar la mayor diversidad posible recurriendo a grandes y pequeñas librerías, a librerías de las capitales y de las provincias, a librerías de libros nuevos y, en algún caso, también usados, etc.

Para nuestra sorpresa las grandes cadenas (como Yenny-El Ateneo o Cúspide, en la Argentina) no permitieron que quienes trabajan en sus librerías participaran de la encuesta. Por lo tanto, tuvimos que conformarnos solamente con las buenas, aquéllas muchas veces atendidas por gente que conoce el libro sin necesidad de recurrir permanentemente a las computadoras como en los supermercados. A todos ellos, trátese de dueños o empleados, estamos muy agradecidos y aprovechamos la oportunidad para decírlo públicamente.

Por último, un trabajo como éste requiere la ayuda desinteresada de mucha gente. Por lo tanto, dejamos anotado aquí nuestro agradecimiento a Jonio González, Erika Martínez, Andrés Ehrenhaus y Manuel Borrás (de España), Ana Franco Ortuño, Pedro Serrano y Lucrecia Orensanz (de México), Darío Jaramillo y Ramón Cote (de Colombia), Verónica Zondek y Armando Roa (de Chile), Leonora Djament, Marietta Gargatagli, Jorge Aulicino e Inés Garland (de la Argentina).


Andy Andersen, delante de la puerta de su librería
Néstor  (Andy)  Andersen 

Lilith Libros
Paraguay4399 - Buenos Aires - Argentina


Tel: 48310756


lilithlibros@gmail.com
https://www.facebook.com/lilithpalermo:

1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
No se me ocurre una forma de pedirle al sistema que informe sobre este tema, pero sí, puedo decirte, que, por diversas razones, trabajo más con editoriales argentinas que extranjeras; y, dentro de ese campo, me arriesgo a decirte que mis ventas son casi un 50% de traducciones.

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
Con respecto a las españolas, tengo mis reservas y trato en general, de ofrecer las argentinas, ya que la utilización del lenguaje aquí, no provoca, al menos para nosotros, un salto en la lectura, como sí, sucede con las extranjeras. El público, agradecido, claro.

Entiendo que la traducción es un difícil arte y, se complica mucho cuando el texto original, viene con muchos localismos. No sé como sonarán en otra lengua, Arlt o Fogwill, Fontanarrosa, Cortázar o Juán Marsé, por ejemplo.

Nicolás Letelier con su mujer
Nicolás Letelier Saelzer 
Librería Ulises

Casa Matriz Providencia
Andrés de Fuenzalida 48, Providencia, Santiago de Chile - Chile.

Tel: 2311013 / fono-fax: 3354797 


Horario de Atención:
Lun a Vier 09:30 a 21:00 horas / Sáb a Dom 10:30 a 21:00 horas    


¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
Sin poder darte una cifra exacta, la relación debe ser de un 40% de traducciones y 60% libros en español como idioma original. Esto aplicado al campo de la narrativa y la poesía. En lo que respecta a filosofía, historia, ciencias sociales y divulgación científica la relación se invierte; en esta área sigue existiendo una supremacía de traducciones de países tales como Inglaterra, Francia, Alemania, EEUU., debido por una parte a la cantidad y calidad de los textos, y a cierta desconfianza por la intelectualidad española y latinoamericana.

¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
En su gran mayoría provienen de España –principalmente traductores catalanes-, pues es la gran industria editorial en habla hispana. Le siguen Argentina, México -sobre todo gracias al catalogo de Fondo de Cultura Económica- y por ultimo Chile. Con respecto a las traducciones españolas existe el prejuicio -a veces justificado- del uso exagerado de  localismos. Las traducciones argentinas gozan de bastante prestigio sobre todo en el área de las ciencias sociales; la gente percibe que son más neutras que las españolas. Las traducciones mexicanas son antiguas y en algunos casos canónicas. A los mexicanos se les reconocen algunas primeras traducciones de grandes obras al castellano -importante es señalar que gran parte de estos traductores son asilados republicanos de la guerra civil-. El caso mexicano es complejo, gran parte del catalogo de editoriales mexicanas no llega a chile o al menos no con regularidad. En Chile los traductores son escasos pero el público los percibe como de calidad, hay un conocimiento del traductor y un público que les sigue.

¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
En Chile es difícil pues no existe competencia. Una traducción chilena es un hecho aislado que muchas veces se celebra como un hito. Así y todo las recomiendo, sobre todo cuando conozco al traductor y su obra. En Chile la traducción tiene algo de artesanal, no existe una industria como en España. En general los traductores chilenos conocen bastante bien el autor o la obra a traducir. El trabajo se hace por un deseo personal. Es recurrente el hecho de que algunas traducciones españolas de autores importantes y complejos no se les de el cuidado que requieren, quizás, fruto de traducciones hechas a la rápida o de manera industrial. Los lectores más acuciosos lo detectan. Para qué decir en poesía, aquí el problema es aún mayor. Las traducciones por encargo en Chile, si bien existen, representan una parte mínima del mercado editorial chileno. El traductor profesional es un bicho raro.

Gustavo Cueto 
Librería La Gaddiana
Sarmiento 783, Planta Alta, local 13, Rosario, Argentina

Tel: 03423828744

 1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
No es sencillo de determinar, quizá un 60,70, traducidos  

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
El público gran cosa no dice, y uno más no puede esperar. En lo que a mi privilegio hace, me remito a traductores ya conocidos, y a editoriales que no te dejarán de a pie en lo referente a traducciones.




Una encuesta para libreros (II)

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Segundo día de la encuesta para libreros del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires.

Lola Larumbe  

Librería Rafael Alberti
Calle Tutor, nº57, 28008, Madrid, España

Tel.: 915 44 33 70

1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas? 
El porcentaje lo desconozco, pero en España el nivel de traducciones de otras lenguas, tanto en ficción como en no ficción es alto, se traduce bien y además con mucha inmediatez.

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?. 
La lengua mayoritaria es el inglés , pero también se traduce mucha literatura europea, francés, alemán , italiano y lenguas eslavas, así como de lenguas orientales, japonés y chino, también es importante el incremento de  autores árabes y la presencia en el mercado editorial español.. en general las traducciones son buenas, en los últimos años, ha habido un auge de escuelas de traductores en España muy reseñable, y el lector español valora mucho la edición y el traductor.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?.Intento privilegiar las buenas traducciones, allá de donde vengan, el asunto es que conocemos más lo que nos es próximo y cercano y a veces nos falta información de los buenos traductores actuales en otros países de habla hispana.


Arturo Ortega Blake

Librería Urgens
 Aeropuerto salida a vuelos nacionales, Ciudad de México, México

Tels. 5655-2631 y 5513-2747

1)¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas? 
Libros traducidos 80%, libros en español como lengua de origen un 20%  aproximadamente.

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?. 
Desafortunadamente no dicen nada porque generalmente son los libros que se manejan con una enorme cantidad de mercadotecnia y publicidad. Proceden de los Estados Unidos y en menor medida de Europa. 

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?.Me he dado cuenta de que las cuatro principales editoriales (Random, Planeta, Santillana y Océano), en cuanto tienen oportunidad, "mexicanizan" la traducción. Existe una editorial (Sexto Piso) que traduce obras con mayor rigor que las grandes casas y los lectores, ya no tan comerciales, sí lo distinguen y esta casa ha crecido en ventas y ediciones.

Dario Rojo
Librería Ninon
La Rioja 914, Buenos Aires, Argentina.

Tel: 4931-2572 

1)¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas? 
Más o menos un 40 %

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?. 
Todo tipo de procedencia.  el publico, es decir el cliente, nada dice

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?.No las privilegiamos, si privilegiamos las traducciones de traductores con cierto grado de celebridad, o de escritores reconocidos que ocasionalmente traducen. Con privilegiar me refiero a que se destaca en la descripción del libro en la que siempre se consigna al traductor.



Una encuesta para libreros (III)

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Tercera entrega de la encuesta con libreros del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires.

Adriana Laganis 
Arteletra Librería
Carrrera 7 No 70-18
Bogotá, Colombia

Tel: 3123412- 2550681

https://www.facebook.com/arteletralector
http://arteletralibros.blogspot.com.ar/

1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?  
De autores extranjeros traducidos al español puede ser fácilmente el 70%.

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre ésta? 
La mayor parte de las traducciones son españolas, mexicanas y argentinas, en ese orden.  El reclamo persistente es el de las traducciones de Anagrama principalmente de los autores franceses (algunos títulos de Perec y Echenoz), y otros que tienen expresiones locales puramente españolas.  Otro caso reciente es la traducción de uno de los libros de Alice Munro, Demasiada felicidad, en editorial Lumen.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Porqué?  

Realmente en la generalidad de las áreas temáticas destacadas en la librería, no hay traducciones colombianas.

Pablo Braun, con Leonora Djament,
dueno y directora editorial de Eterna Cadencia
Pablo Braun
Eterna Cadencia
Honduras 5582, Buenos Aires, Argentina

Tel. 4774-4100

http://www.eternacadencia.com/home.asp

1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
Es difícil sacar un porcentaje exacto de todos los libros, pero de los 200 títulos más vendidos en 2013 (que juzgo es bastante representativo del total de la venta), el porcentaje de libros traducidos vendidos fue del 35,8%. 

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
Si volvemos a tomar como válido el recorte de 200 libros, de aquéllos que están traducidos, la mitad están editados por editoriales españolas y la otra mitad por editoriales argentinas. En ambos casos, en la mayoría de los casos, las editoriales eligen traductores de su país. El público argentino prefiere las traducciones de traductores argentinos, por una cuestión de cercanía de lenguaje y por la confianza a una tradición de traducción el país. Pero siempre el público valora por encima de todo las buenas traducciones, no importa el país donde haya nacido el traductor.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
Nosotros privilegiamos tener le mejor fondo posible de autores y ello necesariamente hace imprescindible tener libros editados acá y en otros lugares, con sus traducciones  de origen en la mayoría de los casos. Hay pocos casos en que el mismo autor está traducido en el país y en otro, por lo cual es casi impracticable elegir entre traducciones. Sí pasa que si a un librero la traducción le ha parecido mala, no va a recomendar ese libro, o si le pareció buena, la va a recomendar con énfasis. 

Sergio Valdeska 
Librería Valdeska
Calle del Mar, 47, Valencia, España

Tel.: 963 522 392



1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
En nuestro caso es algo exagerado en favor de las traducciones. Sobre un 80%.

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
Normalmente del país de origen de edición. El público no suele expresar opinión sobre las traducciones sino en casos especiales de excelencia o de menoscabo.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
Sobre privilegio de la venta de traducciones del propio país. Es lógico que entre una traducción hecha en Argentina y otra en España, normalmente nuestros clientes adquieran la española. Nosotros no aconsejamos en este sentido, nuestros clientes tienen criterio.


Una encuesta para libreros (IV)

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Cuarto día de la encuesta para libreros del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires.

Josep Cots 

Documenta
Carrer del Cardenal Casañas, 4,  08002 Barcelona, por ahora España

Tel.: 933 17 25 27

http://documenta-bcn.com/


1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
No tengo datos exactos pero yo creo que un 70%, al menos.

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
Generalmente son de traductores españoles y el público a veces se queja. En este país los editores no dan tiempo suficiente a los traductores par que pulan sus traducciones y no siempre son satisfactorias.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
La lengua es determinante y los “americanismos” acostumbran a fatigar al lector, que normalmente busca una lectura cómoda

Débora Yanover (propietaria y librera)

Libreria Norte
Avda Las Heras 2225 - Buenos Aires, Argentina

Tel 4807-2039
Tel/Fax 4803-3944 

1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
Como dicen los uruguayos, si le digo le miento. No tenemos como hacer esa estadistica. Los bestsellers de ficción son por lo general americanos, traducidos en España, los de no ficción son ensayos de política coyuntural argentinos. El resto es variado, hay una gran cantidad de ediciones argentinas de escritores argentinos, quizás más que nunca que yo recuerde, tanto de novelas, cuentos, como poesía y ensayos de todo tipo, filosóficos, científicos, etc. Los argentinos escriben ¡¡¡Y publican!!! ¡¡¡Y venden!!! Del resto de Latinoamérica nos llegan pocos autores, aquellos que logran publicar en las grandes ligas, y aun así....

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
Las traducciones son en su amplísima mayoría españolas, algunos compradores se quejan, pero en casi todos los casos no hay elección posible. El libro viene de España, ya sea importado o impreso aquí. En un mínimo de situaciones, con los clásicos sobre todo, hay traducciones argentinas, de los viejos maestros, Cortázar, Bianco, etc, o de los niuevos, Cohen, Aira, Aulicino o Fondebrider. Recien ahora las tapas de los libros traen el nombre del traductor, poniéndolo en valor, algunos, claro.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
Obviamente aconsejamos las traduccione3s hechas aqui, conocemos al traductor y lo recomendamos.Sobre todo poetas que traducen a poetas, filosofos que traducen aun autor determinado porque se especializaron en el, De todas maneras , para mi, la mejor traduccion es aquella que lei en mi adolescencia, esa es mi lengua materna y asi es el sonido original del autor.


Sandro Barella (encargado)

Libreria Norte
Avda Las Heras 2225 - Buenos Aires, Argentina

Tel 4807-2039
Tel/Fax 4803-3944 

1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
No contamos con estadísticas que avalen la respuesta, pero el oficio, el trabajo a diario en la librería, muestran que es la literatura traducida la que más se vende. En esto cuenta el hecho que los autores de rango internacional de la llamada “literatura de entretenimiento”, sumados a los autores de lo que se considera “literatura de calidad”, provienen en su mayoría del ámbito anglo- sajón. Por momentos la ecuación se ve modificada a favor de libros escritos originalmente en español, en virtud de ciertos fenómenos de ventas –siempre en el ámbito de la novela– como es el caso de autores como Pérez Reverte, Almudena Grandes, Rosa Montero, Marcos Aguinis o Julia Navarro (son sólo algunos ejemplos). Quedan fuera de consideración los libros de investigación periodística que, en algunos casos, promueven un crecimiento de ventas de libros escritos en español, que no pueden ser tomados en cuenta en este cuestionario.
Así, se puede establecer una relación aproximada –y  fluctuante– de 60 a40 a favor de la literatura traducida. 

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
El lector de lo que hemos llamado literatura de entretenimiento tiene una relación menos intensa con el lenguaje, de ahí que no haya un cuestionamiento específico sobre ese punto, aun cuando en el caso de estos libros, las traducciones provengan principalmente de España. Distinto es el caso del lector de literatura propiamente dicha, que, en la mayoría de los casos se resigna a leer traducciones españolas cuando no existan otras opciones. De cualquier modo, es habitual la queja del lector ante la perspectiva—en este caso es perspectiva y no avenida (ya que hablamos de traducciones), dicho esto a propósito del vicio que en las versiones del ruso hemos padecido cuando a la calle Nevsky se refería, por ejemplo, Gogol –de encontrarse con “golfos”, “chavales”, “hostias”, “canguelos”, etcéteras, que abonan sin piedad los libros producidos en la Península. Por otra parte, Norte, tiene para sí, el hecho de ser la librería especializada en poesía no sólo de Buenos Aires sino del país. Esto significa que el lector que se acerca en busca de libros de poesía guarde especial interés en la procedencia de las traducciones.  

 3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
 Por propio gusto y como argumento de venta, una traducción realizada en el país siempre es privilegiada. La intimidad que supone la familiaridad con la lengua es un incentivo a la hora de leer un libro traducido. Además, considero que la tradición de traducciones hechas en el país, muestra que una visión no imperial de la lengua permite un acercamiento más verdadero –y placentero– a una obra originada en un ámbito lingüístico ajeno.

Una encuesta para libreros (V)

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Quinto día de la encuesta para libreros del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires.

Sebastian Figueroa y Pamela Alonso 

Libreria Donceles 
Garcia Reyes 684-B, Valdivia, Chile

56-9-84159471

facebook/donceles libreria cafeteria
www.donceles.cl (actualmente sin funcionamiento)

1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
Un importante número de nuestras ventas son traducciones; yo creo que debe andar por el 70%. Las librerías del mundo hispanoamericano, según creo, se nutren especialmente de traducciones del ingles y, en menor grado, del francés y el alemán. En filosofía especialmente, la traducción lo es todo. 

2)  ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
Las procedencias de las traducciones son principalmente de editoriales argentinas, mexicanas y espaolas. Poco de editoriales chilenas. El publico reclama por las traducciones españolas de textos literarios, dado los giros propios del habla ibérica. Por lo demás, el publico esta bastante contento: hace un tiempo ya que las traducciones mediocres de Porrúa o de Editorial Tomo no circulan con tanta frecuencia y en nuestra librería no las trabajamos. Las de Alianza siempre seran de las mejores. En Chile, nos causan siempre mucho interés las de editorial Universitaria y las de Beuvedrais, ambas actualmente en baja; incluso, creo que Beuvedrais ni siquiera sigue publicando.


3)  ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
Privilegiamos las traducciones de editoriales nacionales solo porque cuando las hay es un acontecimiento, pero no hay ningún sesgo en torno a esta cuestión. En el mundo de las traducciones, las únicas fronteras son las que hay entre los buenos traductores y los malos traductores.  

Almoraima González Sánchez

Librería: Birlibirloque.
Calle Amor de Dios 17, 41002-Sevilla, España

Tel. 955 18 58 17
https://www.facebook.com/pages/Birlibirloque-Libros-y-Literatura/

1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
No sabría decir una cifra más o menos exacta, pero quizás algo menos de la mitad, porque en Birlibirloque vendemos más española e hispanoamericana que extranjera, en general.

2)  ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
El público es sensible a las buenas traducciones: las busca, las valora, hablamos de ellas. Se quejan de aquellos textos traducidos hace años (probablemente algunos de forma indirecta) y que no han sido revisados. Aprecian el trabajo del traductor y no les importa pagar más cuando un libro lo vale.

3)  ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
No lo había pensando detenidamente, pero, es probable. Valoro el trabajo de los compañeros, que su nombre tenga relevancia (aparezca en la cubierta, incluso), que no se subestime el trabajo ESENCIAL que hacen. Conozco además a algunos, y el tema me toca de cerca. Creo que la traducción literaria es tan importante como el resto del proceso que va de la creación a la lectura: el autor, el editor, el corrector, el impresor, el traductor… Todos ellos hacen que el texto llegue a nosotros como quiso el autor que nos llegara. Y eso, si uno ama la Filología, es deber de todos los que pertenecemos a la cadena.


 Liliana Libedinsky

Caleidoscopio Libros
Echeverria 3268, Buenos Aires, Argentina

Tel.: 4552 2144

www.caleidoscopiolibros. com

 1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
Tal vez el 60%

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
Un 40% de las traducciones proceden de España. Mucha gente se queja y yo también. Hay libros los cuales no recomiendo dada su imposible traducción.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
Lógiamente .Uno pierde la escencia del libro con una traducción que no comprende. Aparte tenemos vez traductores de primera línea.

Una encuesta para libreros (VI)

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 Sexto día de la encuesta con libreros del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires.

Francisco Dorado Cuenca

Babel
Dirección San Juan de Dios, n.º 20. Granada, España

1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las
ventas?
Calculo que vendemos aproximadamente un 70 % de libros traducidos.

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
Una buena parte de las traducciones son de originales en inglés, aunque hay de todo,
y se valoran especialmente las traducciones de lenguas minoritarias. En la ciudad de Granada se ha percibido una fuerte dinamización de la traducción, con presencia específica en la Feriadel Libro y actos sobre el tema. Estamos en un buen momento  de la traducción por aquí. Este año, por ejemplo, ha ganado el premio nacional una  gaditana, Carmen Montes Cano, que estudió en la Universidad de Granada y que ha  traducido del sueco Kallocaína. El público, sin embargo, no parece atender demasiado  a las traducciones, salvo casos excepcionales como, por ejemplo, la nueva traducción de Un mundo feliz, de Aldous Huxley [de Jesús Isaías Gómez López, Cátedra, 2013]. Respecto a la procedencia de los traductores, a los lectores no parece importarles  demasiado a no ser que el traductor sea un escritor de prestigio. Por ejemplo, siempre piden la traducción de Cortázar de los cuentos de Poe. Noto, eso sí, que se prefieren  traducciones extranjeras para los libros de filosofía.

 3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
No en específico.

Juan Luis Bonilla Rius

Librería Bonilla
Cerro Tres Marías 354, Col. Campestre Churubusco, 04200, México DF
  
Tel (52 55) 55 44 73 40
Fax (52 55) 55 49 06 19


1)      ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
Dadas las circunstancias actuales del mercado mexicano hemos decidido dedicarnos a vender principalmente fondos que nosotros distribuimos en exclusiva. La mayoría de estas ediciones son investigaciones originalmente escritas en español realizadas en México. España y Argentina. Por lo tanto hemos reducido el porcentaje de venta de texto traducidos en esta parte de nuestro negocio.Por otro lado, el mercado del libro de texto universitario en nuestro país está muy controlado por editoriales extranjeras, principalmente americanas y españolas, en este rubro la mayor parte de este tipo de publicaciones son traducciones. El volumen de venta de los libros de texto es superior al de nuestras propias publicaciones, así que creo que vendemos entre un 35% y un 40% de libros traducidos.

2)      ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
Principalmente de España.  El público lector no gusta de usos del lenguaje de otros países hispanoparlantes pero el dominio sobre el mercado es tal que no hay opciones.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
No necesariamente. Si tenemos opciones buscamos las “mejores” traducciones. El mercado mexicano, aunque está completamente invadido de traducciones provenientes de España, es bastante celoso de su uso del lenguaje y en general busca traducciones que no le sean ajenas en el uso de ciertas palabras, pero comentaba anteriormente, estos es difícil porque el mercado está copado por editores españoles que aceptan traducciones muy locales para un mercado tan variopinto como el Iberoamericano.

Andrés Rodriguez 

De la Mancha
Av Corrientes 1888 Piso PB – Buenos Aires, Argentina

Tel.: 4372-0189

  
 1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
 Aproximadamente el 50 por ciento . 

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
Un 60 por ciento aproximadamente son traducciones de editoriales nacionales. Mayoritariamente las criticas son buenas, exceptuando las traducciones españolas de literatura, sobre todo si se esta traduciendo slang o argot.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
En el caso de tener el mismo libro con diferentes traducciones privilegio las traducciones nacionales. Son mas neutras y a mi entender mas de comprensión del texto como unidad y no literal. Obviamente que hay grandes traductores en el resto de Hispanoamérica, pero creo que son los menos.



Una encuesta para libreros (VII)

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Séptimo día de la encuesta con libreros del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires.


Alejandro Javier Vázquez


La Barca Libros S.R.L.
Scalabrini Ortiz 3048, Buenos Aires, Argentina

Tel.: 4806-0395
  
1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?  
Calculamos un 60% traducido y un 40% en español en el original. con las observaciones del caso por la estadística inexistente.

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre ésta? 
La procedencia es: de las editoriales de capitales españoles, traducciones de españoles, con todos los problemas que eso tiene. Palabras y modismos que no se entienden. prácticamente las únicas editoriales que tienen traducciones argentinas son las pequeñas editoriales argentinas. el caso de Bajo la Luna, La Bestia Equilátera, Mardulce, Corregidor, Adriana Hidalgo, por ejemplo. El público opina cuando la traducción le causa problemas, y generalmente es el caso de las españolas.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Porqué?  

Siempre que la traducción es argentina se lo hago saber al cliente. Para mí, es una valor agregado que tiene el libro y el cliente tiene que saberlo.

Interior de la Librería Takk
Joan Usano

Librería Takk
Andrés de Fuenzalida 18 (Drugstore), Providencia, Santiago de Chile, Chile

Tel.:  56-2-22336321


1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
70%

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
De España el 95 %.  No gustan.  Son muy locales, es decir con muchos modismos españoles de España.  

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
En cierta medida sí, cuando el libro justifica la traducción con modismos chilenos.

Néstor Pascuzzo 
Néstor Pascuzzo 

Librería Crack Up
Costa Rica 4767, Buenos Aires, Argentina

Tel.: 4831-3502

https://www.facebook.com/crackup.libros

 1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
En el día de ayer vendimos 1/3 de libros traducidos, quizás puedan llegar a un 40%, o bajar a un 25%, entre estos dos .

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
Sobre todo españolas, y…que son ruidosas , se pierde la música, igual, los buenos libros para mí, son los que resisten una mala traducción , eso no quiere decir que hay libros que son imposibles de leer, ejemplo-la traducción de El viaje al fin de la noche, española, por el uso del argot.  

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
Si, cuando llego a leer las dos traducciones, y a veces el oficio de librero te obliga a ese salto, que es recomendar por intuición, por precepto, por la imposiblidad de leerlo todo; y la traducción es la forma de apropiar para la lengua , si existe la lengua Argentina, ese autor extranjero.


Una encuesta para libreros (VIII)

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Octava entrega de la encuesta para libreros del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires.


Natu Poblet 

Clásica y Moderna
Callao 892, Buenos Aires, Argentina

Tel. : 4811-3670

http://www.clasicaymoderna.com/

1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
Este valor es aproximado, pero calculamos, 40% en español y 60% traducidos

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
Yo diría que en los últimos 5 años hubo un aumento de traducciones del noruego, sueco, ruso, etc. Lenguas que llamaría no habituales si las comparamos con el inglés, francés, italiano y alemán a las que estábamos acostumbrados.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
Desde luego. Hay dos razones, tenemos una historia de excelentes traductores (Cortázar, Bianco, Pezzoni, Schoo, Beccaccece) , en cambio hay una resistencia a las traducciones hechas en España. Agrego un ejemplo que me parece oportuno. El Cazador Oculto, de Salinger, salió por Sudamericana, creo que traducido por Bianco. Conseguirlo hoy es como comprar un incunable. Lo que llega ahora sale por Edhasa (Sudamericana de España), la traducción es española y se llama El Guardián entre el Centeno, es decir, una traducción literal, que desvirtúa el maravilloso concepto del que hizo uso Bianco. Él, primero LEYÓ LA NOVELA, y después la tradujo. Ya está, entendés todo.

Marcelo González González 

Librería Altazor
Arlegui 646 Local 1 - B, Viña del Mar, Chile

Tel.: 23970154
  
1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
Libros traducidos, 60%

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
Por lo general españolas, la opinión del público tiene que ver con la calidad del traductor o según el prestigio de algunas editoriales que invierten en hacer buenas traducciones. 


3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
Privilegio la venta de las   buenas traducciones nacionales, ya que por lo general estas traducciones son hechas por pequeñas editoriales que con gran esfuerzo cumplen con esta labor.


Mariano Lieutier

Mascaró Libros
Av. Santa Fe 2928, Buenos Aires, Argentina

Tel.: 4821-9422

mascarolibros@gmail.com

1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
No tengo modo de ofrecer un porcentaje exacto del total de libros traducidos y de libros no traducidos. Ese porcetaje varia de mes a mes en relación a la publicación. No es los mismo cuando se publica una libro inedito de Cortazar o un libro nuevo de Piglia. Si tuviese que elaborar (a ojo de buen librero) un porcentaje anual, diría que un 30% de lo vendido es de lengua castellana de origen. Dentro del genéro best seller la diferencia es abrumadoramente superior. Se vende mucho libro "novedad" que usualmente suele traducido en españa. 50 sombras de Grey, Hening Mankel, editoriales como Salamandra, etc, compiten con Rolón o Vargas Llosa.  Dentro del genero de libros que se venden durante todo el año (es decir, no aquéllos que se venden mucho durante tres meses, sino aquellos que se venden poco durante todo el año), el porcentaje todavía es mayor. "la cola de la lartiga" como se la ha llamado, en está librería está compuesta básicamente por autores extranjeros: Lacan, Foucault, Bourdie, Milner, Miller, Roudinesco, Barthes, etc.  Dentro del género clásico, los autores de habla hispana recuperan un poco de terreno. Diría yo, alcanzando el 45% del total de ventas. Martín Fierro, Guiraldes, Rulfo, Arlt, Cortázar, el mismo Borges.

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
La mayoría de las traducciones, un 90%, creo, están realizadas en el extranjero. En español neutro para poder ser vendido en toda Latinoamericana (intuyo). Editoriales como Salamandra, Edhasa, Anagrama. En general el público protesta por cierta españolización de la terminología de la traducción, ejemplo "puñetera vida"(El guardían entre el centeno). Ignoro la procedencia de las traducciones de Siglo XXI, FCE, Paidós. (Aunque intuyo no son traducciones hechas por Argentinos). Respeto a la valoración del cliente en el género ensayo, acá, la academía juega un rol importantisimo, diría trascendental. El lector de ensayo busca la traducción de "fulano" en editorial "X", porque en la "academía" se ha instalado que es la mejor. Los empresarios del libro beneficiados agradecidos.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
Por supuesto. Siempre le damos preponderancia las traducciones nacionales. En este aspecto quiero resaltar la tarea de la editorial Colihue y su colección "Colihue Clásica", que ha logrado traducciones de calidad, hechas por catedráticos de universidades nacionales. La razón por la que privilegiamos e intentamos incentivar la venta de estas traducciones lleva a una elaboración ideológica extensa. Para resumirlo podemos decir: creemos que la literatura y el ensayo traducidos en clave nacional facilitan la comprensión del texto y logran una aproximación mucho más palpable y sustativa. Hablar el mismo idioma que el texto (traducido) definitivamente facilita el acercamiento.

Una encuesta para libreros (IX)

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Noveno y último día de la encuesta para libreros del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires. Mañana, algunas conclusiones a cargo de Marietta Gargatagli.

Georgina Abud

Porrúa
Republica de Argentina #15, Colo. Centro, México D.F., México

Tel.: 57047511

www.porrua.com

1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?Aproximadamente vendemos un 25% de obras que a lo largo de la historia han sido traducidas al español, generalmente obras clásicas, premiaciones, libros de autores reconocidos o best sellers 

 2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas? 
España, Argentina y México 

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué? 
Por que en México existen muchas palabras de origen y arraigadas al idioma oral y escrito, que solo en este contexto funcionan logrando que el lector se refleje y haga propio el texto.

Marco González (Coordinador de librería)

Fondo de Cultura Económica, Filial Colombia
Centro Cultural Gabriel García Márquez, Calle 11 No. 5 - 60, Bogotá, Colombia.

Teléfono: (571) 2832200, Ext. 123
Fax: (571) 3374289


1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
Aproximadamente entre el 40% y el 45%.
  
2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
En su orden la procedencia de las traducciones se comportan así: España, México, Argentina La opinión al respecto es que en ocasiones, las traducciones están muy cargadas de palabras regionales, en el caso de algunas españolas y argentinas. Con respecto a las traducciones mexicanas, éstas suelen ser más generales. Otro factor a tener en cuenta es el idioma original del cual se está haciendo la traducción, pues una traducción del inglés o francés es menos dispendiosa y un poco más "acertada" que una del ruso o el chino. 

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué? 
Colombia tiene muy buenos traductores, nombro unos pocos: Julio Paredes, traductor de Alice Munro. Nicolás Suescún, traductor de Madame Bovary, El Río de Wade Davis y muchos poetas franceses. Javier Escobar Isaza, traductor de la Colección Cara y Cruz, Norma. Mercedes Guhl Corpas, traductora de la colección infantil y juvenil de Norma. Privilegiaría las traducciones locales siempre y cuando no cayeran en los mismos vicios de las españolas, o sea muchos regionalismos o palabras de uso exclusivamente local.


Ricardo Macallister 

Librería Hernández
Corrientes 1311 y 1436, Buenos Aires, Argentina

Tel.:4372-7845 

1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
Es impreciso de calcular. Hay que tomar en cuenta factores muy diversos. Por ejemplo: una parte necesaria del volumen de las ventas son libros pedidos por las casas de estudio (textos) que ya por origen requieren traducción (los clásicos, por ejemplo). Si hablamos del bestsellerato, pendula entre los blockbusters globales del mundo angloparlante, que vienen con importante manija mundial (Rowling, las diversas sagas, los libros traccionados por films) y van a los ocasionales muy vendidos de cabotaje (periodísticos,  farandulescos, biografías). Hay demasiados vectores en juego para poder establecer algo predecible.

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas? 
Las quejas actuales, cuando las hay, (son las que ponen la cuestión sobre el tapete...) son acerca de lo hispánicamente castizo de las traducciones de narrativa. En los años ochenta, por ejemplo, podían rastrarse ciertos ejemplos de español neutro a la manera del doblaje centroamericano de las seriales televisivas (sobre todo en policiales o en  ficciones anglosajonas que requirieran del uso de jerga campesina o barriobajera ) posiblemente mexicanas.Pero ahora La Madre Patria copa. De todos modos, no hay que descartar cierta afectación de jóvenes clasemedieros"con estudios" o  damas de cierta edad algo mañosas, que desdeñan a voz en cuello la traducción que uno les pone por delante, pensando que eso los hace ver más cultos o más cool, según la edad. Ahí es donde el librero se da el gusto de decirles: "ES LA ÚNICA QUE HAY EN CASTELLANO..Y ANTE LA FALTA DEOTRA....FORZOSAMENTE ES LA MEJOR". Tampoco esta de más señalar como tendencia, lo hecho por ciertas editoriales (o grupos editoriales): adquirir los derechos de TODA la obra de determinado autor e intentar imponer SU traducción como ÚNICA opción POSIBLE en castellano.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
Ante barrabasadas como aquel célebre caso de alguien que, en una publicación "re-tradujo" un poema de Borges, basándose en su traducción al inglés (como si no hubiera sido generado en nuestra lengua...) y ante el auspicioso hecho de casas editoriales locales traduciendo clásicos y contemporáneos desde el idioma original, en lo posible es un placer personal poder ofrecer versiones locales dignas. (Pero, claro que, en todo esto ni hablamos de las faltas ortográficas o conceptuales, presentes tanto en las traducciones de aquí como de allá como en los libros no traducidos.. .a veces en la misma tapa o contratapa...).


Stella Maris Ponce

Magister Libros
Entre Ríos 583 - Concordia- CP 3200 - Entre Ríos - Argentina -

Tel. (0345)4225628 Fax. (0345)4225530




1) ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas?
Es difícil hacer una estadística al respecto y dar números exactos. El sistema informático no permite hacerlo, por ejemplo. Pero en general estimo que la mayor parte del volumen de ventas corresponde a libros traducidos. Claro que esa mayor parte ha ido variando: unos diez años atrás tal vez alcanzaba hasta un 80% pero en los últimos años se ha incrementado el consumo de libros publicados sobre todo en nuestro país, en distintos géneros, principalmente narrativa, ensayo de actualidad y libros infantiles. Con lo cual hoy día quizá estemos hablando de un 60% de títulos traducidos sobre un 40% de títulos en español como lengua de origen.

2) ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas?
La procedencia mayoritaria siempre ha sido de España. En general el público no opina sobre traducciones, salvo el lector riguroso de literatura, o un lector de poesía que privilegia un traductor sobre otro. El que hace este tipo de elecciones no prefiere las traducciones españolas, le resulta incómodo encontrarse con términos del habla coloquial que no le son propios y obstaculizan la fluidez de la lectura. Pero insisto que es una minoría la que se detiene en esta cuestión, el que lee bestsellers o literatura científica no pone atención en el lenguaje. Otro dato no menor es que casi no hay opciones: es decir varias traducciones para comparar de una misma obra disponibles en el mercado. No llegan al país publicaciones del resto de Latinoamérica, salvo excepciones, de México, Colombia o Venezuela. Y a veces también hay variables en torno a la calidad/precio, por ejemplo, traducciones que sin ser óptimas se venden porque son publicaciones económicas, o por el contrario, ediciones muy cuidadas en contenido y edición pero prácticamente inaccesibles según los dictados de la importación actual.

3) ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?
Por supuesto desde la librería se sugieren las traducciones que se hacen aquí, a veces algún buen profesor de literatura también las recomienda, sobre todo para los clásicos que se leen en la escuela. Además de lo dicho antes sobre el lenguaje (una traducción más cercana contribuye al mayor disfrute y comprensión de la obra en cuestión), nos parece justo apoyar la causa que han emprendido los traductores para revalorizar su profesión. En ese sentido me parece que han ganado visibilidad en un público más amplio, no sólo en el ámbito acotado de la crítica o de la gente de letras que valora el trabajo y conoce la tradición de traductores en nuestro país. Algo similar ha ocurrido con los ilustradores que de a poco han logrado posicionar su oficio en la categoría de co-autores sobre todo en literatura infantil y juvenil.

 
 

Una encuesta para libreros: algunas conclusiones

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Al cabo de dos semanas de encuesta y con 28 libreros de 27 librerías de la Argentina, Colombia, Chile, España y México, damos por terminada la encuesta para libreros. Amablemente, Marietta Gargatagli, filóloga e investigadora muy especializada en el mundo del libro y en traducciones, además de apasionada lectora, ha accedido a leer todas las respuestas en detalle y tratar de observar lo que éstas revelan. Siguen entonces sus conclusiones. 

Encuesta sobre traducciones y librerías

Después de haber entrevistado a editores, escritores y traductores, el Club de Traductores Lterarios de Buenos Aires interrogó a libreros de España y de América latina sobre el placer, el displacer y el uso de las traducciones en el amplio y compartido espacio del castellano.

De esas respuestas sorprende, en primer lugar, la ausencia de una marca específica para las obras de autores extranjeros. No es culpa, sin embargo, de quienes venden libros. Lo omitido corresponde a una vieja tradición. Las estadísticas sobre traducciones son bastante recientes y no pocas veces se reducen a pequeños datos confusos. Práctica antigua que las editoriales se limitan a repetir. En los catálogos o en las páginas web no se informa quiénes son los autores de la versión castellana de los libros que venden. Y a menudo ni siquiera se menciona que se trata de obras extranjeras ni de cuál pudo ser la lengua original. Tal es la costumbre, casi sin excepciones, de las grandes empresas e incluso de muchas de las chicas que prefieren dar a los lectores (y a los libreros) informaciones que creen más relevantes: precio, número de páginas, formato, presentación, fecha de edición, etcétera.

Quizá la ausencia en el origen explique las respuestas ambiguas o tentativas referidas a la primera pregunta: ¿Qué porcentaje de libros traducidos vende en relación con el total de las ventas? Salvo el responsable de Eterna Cadencia (que utilizó como referencia los libros más vendidos en el 2013) y el de Crack Up (que computó lo vendido el día anterior), la casi totalidad de los entrevistados se mostró muy dubitativo con los porcentajes de libros traducidos. Dubitativos y generosos porque las cifras oscilan entre el 20 y el 80 por ciento. La perplejidad es comprensible y aparece perfectamente resumida por Débora Yanover (Librería Norte, Argentina): “Como dicen los uruguayos, si le digo le miento. No tenemos cómo hacer esa estadística”. Opinión que compartió Andy Andersen (Lilith Libros, Argentina): “No se me ocurre una forma de pedirle al sistema que informe sobre este tema…”.

A pesar de estas vacilaciones, resulta singular que en la mitad de las librerías consultadas se considere que, de diez libros que se venden, entre seis y ocho son traducciones. Lo elevado del porcentaje sugiere que las traducciones se identifican con los libros más vendidos y éstos con los que no tienen la mejor calidad.

La asociación bestsellerización y literatura traducida más que un acierto parece un diagnóstico. En esta conjetura, la diferencia entre la lengua propia y las lenguas extranjeras parece destinada a difuminarse en otra oposición: los libros más vendidos frente a los meros libros.

Las librerías son todavía un espacio de resistencia cultural; más allá están la acechante ignorancia o los eBooks: las diferentes plataformas que los venden y los propios libros no mencionan ya a los traductores. La omnipresencia de los libros traducidos en esta encuesta quizás, lejos de augurar un merecido reconocimiento, está vaticinando un fin. No el fin verdadero, más bien la liquidación de una profesión, la transformación del traduttore traditore en traditore tradito, traduttore finito o traduttore afanato.

Ahora la madre patria copa

La segunda de las preguntas: ¿Qué procedencia tienen las traducciones y qué dice el público sobre éstas? era doble y, por tanto, las respuestas también se duplicaron. Respecto de la primera de las cuestiones existió una descripción unánime que aparece en el subtítulo: la mayor parte de las traducciones son españolas o, como aclara Alejandro Vázquez (La Barca, Argentina), de editoriales de capitales españoles. Argentina aparece mencionada entre las librerías locales y en respuestas de Colombia, Chile y México. También México figura como referencia entre los libreros de Argentina, Colombia y Chile; mientras que los consultados de Colombia y Chile comentan que la traducción no tiene un carácter profesional en estos países, aunque los colombianos mencionan un conocido repertorio de buenos traductores.

En España, las respuestas contienen en dos casos una desviación: se entiende por “procedencia” la lengua del original. La confusión es insignificante; sin embargo, refleja de algún modo que lo que venden los libreros peninsulares carece de la complejidad americana y está más cerca del mundo globalizado de los objetos impersonales que de la problematicidad de los libros y del modo de leerlos. De este lado del Atlántico, los libros tienen espesores nacionales: son españoles o argentinos o colombianos o mexicanos y nadie duda de que los libros tienen “procedencia” porque la presencia de los conglomerados industriales con sede en España es, desde los años noventa, imposible de desdeñar. No porque se trate de un problema de mercados: ese modo de editar impone formas de leer, de reseñar, de divulgar, que no pueden desconocerse porque entran en contradicción con las formas de la edición independiente o con el deseo de “tener el mejor fondo posible de autores” como menciona Pablo Braun (Eterna Cadencia, Argentina).

Y no sólo eso. De la “procedencia” nace también otra reflexión paralela. Como apunta Néstor Pascuzzo (Crack Up, Argentina): “la traducción es la forma de apropiarse, para la lengua, de ese autor extranjero”.

La segunda parte de la pregunta abordaba la opinión de los lectores respecto de la procedencia de esos libros. También en este caso existe una bifurcación entre la mayor parte de las respuestas americanas respecto de las peninsulares. Los libreros de Argentina, Chile, Colombia y México coinciden en reproducir juicios no muy favorables sobre las versiones que llegan de España o editan en los países americanos las 168 filiales de los grandes conglomerados del libro (25 en Argentina, 35 en México, por ejemplo). Esos dictámenes incluyen desde observaciones como las de Nicolás Leterier Saelzer (Ulises, Chile) que cuestionan las “traducciones hechas a la rápida o de manera industrial” o las de uno de los mejores libreros catalanes, Josep Cots, que anota que “los editores no dan tiempo suficiente a los traductores para que pulan sus traducciones y no siempre son satisfactorias” (Documenta, Cataluña).

Más allá de los aspectos formales producidos por las ediciones “en cadena”, las observaciones abarcan numerosos aspectos que las “mexicanizaciones” de las que habla Arturo Ortega Blake (Urgens, México) o las adaptaciones de última hora no logran disimular. Insistentemente se cuestiona el uso del argot o de los modismos peninsulares que provocan “un salto en la lectura” o resultan “ruidosos”. Los libreros de Colombia, Chile y Argentina trasladan una opinión bastante unánime de los clientes que califican a las versiones peninsulares de “invasión” y excluyentes. Las críticas más agudas (San Librario y Arteletra de Colombia) se ciernen sobre Anagrama que sigue la misma política de los grandes grupos editoriales (Random House, Santillana, Planeta, Océano) replicando de forma anacrónica libros traducidos hace treinta o cuarenta años y destinados, ya en aquel momento, a un público estrictamente nacional.

Esas prácticas puramente comerciales tienen muy poco que ver con los libros y nada con lo literario. Tal como resume Sandro Barella (Norte, Argentina) “la tradición de traducciones hechas en el país muestra que una visión no imperial de la lengua permite un acercamiento más verdadero –y placentero– a una obra originada en un ámbito lingüístico ajeno.”

Las buenas traducciones nacionales

La última de las preguntas también era doble, aunque la segunda parte era la simple razón de la primera parte: ¿Privilegia usted la venta de traducciones realizadas en su propio país? ¿Por qué?

Casi sin excepciones las respuestas indicaban que existe una relación directa entre la forma de la lengua de la traducción y la lengua del país. Tal como señaló el responsable de la librería Mascaró (Argentina): “Hablar el mismo idioma que el texto (traducido) definitivamente facilita el acercamiento”.

¿Se trata de algo posible? Hasta una respuesta poco optimista indica que sólo se puede ser optimista.

Curiosamente, Chile (donde los libreros parecen más melancólicos) fue uno de los países de América que tuvo hasta la década de 1950 una industria editorial floreciente y nada indica que no pueda reconstruirla. Colombia, Uruguay y Venezuela fueron productores de libros y el actual desarrollo en Argentina y en México de empresas independientes, nuevas y antiguas, resulta notable. También en España y en Cataluña la producción de libros parece seguir este camino. No parece haber otro.



Traducciones españolas revisadas para el Cono Sur

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En su habitual estilo para estas cuestiones, Guillermo Piroescribió en su columna del diario Perfil, el 16 de febrero pasado, el siguiente comentario sobre una traducción española revisada en la Argentina, práctica que, por otra parte, los traductores latinoamericanos sufrimos sistemáticamente en España.

 

Cada vez que piensan en nosotros


Prevalece en el mundo editorial argentino –pero tal vez es algo aplicable al mundo editorial en general– la cultura de lo que decidí llamar del “para sí”: se edita “como si” hubiera alguien interesado en tanta basura; se reeditan traducciones made in Spagne “como si” nosotros fuéramos capaces de entenderlas, etc. Se trata de una mecánica bastante arraigada entre las filiales argentinas de editoriales españolas: si un libro apunta a venderse de manera generosa, en vez de importar unos pocos ejemplares se lo reedita en la Argentina, usando para ello, claro está, la traducción española. Es algo a lo que los lectores argentinos (no sé qué ocurre con las filiales del resto de Latinoamérica, así que no opino) estamos ya demasiado acostumbrados como para que nos sorprenda, pero se trata de algo que alcanza niveles de ridículo inaceptables. Nadie en su sano juicio aceptaría comprar un electrodoméstico y que el manual de instrucciones estuviera escrito, no sé, en coreano, pero acepta con tolerancia sumisa que un libro editado en la Argentina esté traducido en España para españoles, que a esta altura es como decir que está traducido en Corea para coreanos. Ya hemos hablado largamente sobre este tema, que es un tema de nuestro tiempo, pero la verdad es que si hasta a mí me aburre no quiero imaginar cuánto aburrirá a mis desocupados lectores. Las traducciones hechas en España son como el sida. Peor que el sida, porque por lo que sabemos no hay nadie en España preocupado por hacer bien las cosas, encontrando una cura para ese flagelo. Por eso sorprende que el Grupo Random House Mondadori de Argentina haya dado un paso en la dirección de la cura del sida aplicado a la literatura, corrigiendo una traducción española –que sin haberla leído sabemos que es pésima–, para los lectores del Cono Sur. De hecho la edición impresa en la Argentina de Cuerpos extraños, de Cynthia Ozick, dice eso: “Traducción revisada para el Cono Sur”. Es maravilloso. Nadie piensa en nosotros cuando decide publicar un libro. Nadie piensa en nosotros cuando encarga una traducción. Nadie piensa en nosotros cuando elige un ilustrador y una ilustración para la tapa, pero hay alguien que piensa en nosotros cuando decide no complicarnos la vida y la lectura y hacer algo tan simple como contratar a un lector y pagarle para que corrija una traducción hecha en España, otro planeta. Sé poco de la traductora “revisada”, Eugenia Vázquez Nacarino, pero su nombre me sonaba. Me bastó revisar mi biblioteca para encontrar un libro, La habitación, de Emma Donaghue, abrirlo y encontrar una marca en la primera página donde dice: “—No, los números no empezaron hasta que bajaste volando a toda pastilla”. Debo de haber interrumpido la lectura allí, porque no hay más marcas y no recuerdo nada de esa novela miserable. Se ve que en esa época todavía no los tiraba a la basura, pero es algo que acabo de corregir, porque los tiempos cambian y uno cambia con los tiempos y me resulta inaceptable tener hoy en mi biblioteca un libro que dice estupideces semejantes. En cambio acabo de otorgarle en mi biblioteca un lugar muy especial a Cuerpos extraños.



Una obra inédita en castellano de Christopher Marlowe, traducida por Mónica Maffia

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Primera traducción mundial al castellano de Dido, reina de Cartago, la única obra de teatro de Marlowe que quedaba sin verter al español. 

Se publica en 2014 como homenaje a los 450 años del nacimiento de Christopher Marlowe y en conmemoración del bimilenario del emperador Augusto, a quien Virgilio dedicara La Eneida, en la cual se basa Dido, reina de Cartago. La traductora, Mónica Maffía, también escribió las notas aclaratorias, dada la complejidad del texto.

La versión se publica primero como e-book diseñado por Martín Tozer y ya está disponible en Amazon: https://www.amazon.es/dp/B00IJ0AGO8

Próximamente, con más detalle de notas, prólogo de Carlos Fos y palabras del Dr Lucas Margarit y del Dr. Jorge Dubatti, saldrá en papel editada por Nueva Generación bajo la mirada cuidadosa de Oscar López.  

La tapa está basada en un cuadro del pintor argentino Jorge Roiger, que integraba el Grupo Informalista Argentino junto a Alberto Greco, Kenneth Kemble, López Anaya, Clorindo Testa y otros, autores de la muestra "Arte Destructivo", una tendencia que -años después-  tuvo su réplica en Europa.  Roiger trabaja actualmente con fotografías intervenidas con óleos y un detalle de su obra de última generación “Noche estrellada sobre el pantano”. Ilustra la tapa. 

¡Sonamos: encontraron una traducción de Hamlet de León Felipe y no sabemos cuántos refranes ibéricos va a propinarnos!

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El 18 de febrero pasado, en Noticias de Castilla-León.com, sin firma, se publicó la noticia del hallazgo, en un archivo histórico provincial de Zamora, de un manuscrito de León Felipe, con su adaptación de Hamlet, de William Shakespeare. Considerando que a Noche de Reyes la rebautizó No es cordero... que es cordera, es posible que el personaje de Hamlet ya no sea un príncipe de Dinamarca sino, posiblemente, un baturro de Pontevedra, con o sin burro. Qué majo, ¿no?

Hallado manuscrito de traducción inédita de Hamlet 
realizada por el poeta León Felipe

«Ser o... no ser... Este es el gran problema...». Así comienza el célebre monólogo de Hamlet en versión de León Felipe (Tábara, 1884 – Ciudad de México, 1968), gran poeta español que compuso en el exilio aclamadas adaptaciones de la obra de Shakespeare. Su Noche de Reyes, titulada No es cordero... que es cordera, es con toda probabilidad la versión de la comedia shakespeariana que más se ha llevado a la escena en el mundo hispano: al ovacionado primer montaje de Charles Rooner en México, siguieron producciones en Chile, Argentina, España, Costa Rica, Venezuela... Y su Macbetho el asesino del sueño despertó tal entusiasmo en Paco Rabal que el actor puso gran empeño en representarla en España junto con Núria Espert bajo la dirección de Luis Buñuel, proyecto que quedó truncado debido a que su anuncio enojó a Buñuel, según relató el propio Rabal.

La adaptación de Hamlet que ha salido a la luz se tenía por perdida a raíz de los momentos de angustia vividos por León Felipe tras el fallecimiento de Berta Gamboa, su esposa: destruyó «todo lo que de su obra encontró a mano», contaba en los años 90 su amigo Alejandro Finisterre (1919-2007). Éste precisaba que solo la adaptación Otelo o el pañuelo encantado había sido indultada por el poeta, y ello gracias a que le pareció inútil destruirla porque tenían copias Max Aub y el director japonés Seki Sano.

Fue Finisterre, a través de uno de sus artículos de prensa, quien puso a la profesora de la Universidad Pablode Olavide de Sevilla Inmaculada Serón Ordóñez en la pista de Hamlet. En dicho artículo, hacía una breve mención a que en los 80 se había encontrado en Argentina con «la paráfrasis que de [la tragedia de Shakespeare] hizo León Felipe». Una búsqueda inicial por parte de Serón Ordóñez en catálogos bibliográficos latinoamericanos resultó infructuosa. La traducción ha aparecido finalmente en forma de manuscrito autógrafo entre los miles de documentos que, junto con objetos personales del escritor, conforman los fondos de León Felipe del Archivo Histórico Provincial de Zamora, adquiridos por el Ayuntamiento de Zamora a Finisterre, albacea del poeta, en 2002.

El manuscrito se encuentra en perfecto estado de conservación, aunque no resulta fácilmente legible, debido a la escritura y las correcciones de León Felipe. La investigadora está analizándolo, junto con otros documentos hallados en el Archivo, y publicará una edición completa a principios del próximo año. Según ha explicado, León Felipe realizó esta traducción en la primera mitad de los años 50, es decir, en el mismo periodo en el que estrenó y publicó No es cordero... que es cordera y Macbeth o el asesino del sueño. El renombrado director del exilio Álvaro Custodio quiso llevarla a la escena, a tenor de una carta inédita hallada en el Archivo en la que expresaba al dramaturgo: «Conservo como oro en paño tu manuscrito del Otelo, que montaré casi seguro en 1956. Me gustaría que me enviases y me obsequiases también el de “Hamlet”, ya que, puede decirse, lo escribiste especialmente para ser presentado por mí. [...] Espero con impaciencia tu respuesta». Entre los documentos descubiertos por Serón Ordóñez se encuentra asimismo la carta mediante la cual Paco Rabal solicitó permiso a León Felipe para montar Macbeth o el asesino del sueño.

El Ayuntamiento de Zamora ha expresado su deseo de estrenar Hamleten su Teatro Principal, que data de 1606. León Felipe vería así escenificada, en versión suya, la obra a través de la que, según su biógrafo Luis Rius, conoció a Shakespeare en la escena madrileña, y la que más le marcó del autor. En palabras de Rius: «Un domingo vio en los anuncios que ponían [...] Hamlet, príncipe de Dinamarca. [...] No recordaba haber oído el nombre de ese autor, Shakespeare. [...] Ya cuando [...] vio la escena primera, [...] le pareció que aquello era una cosa distinta. No estaba viendo un melodrama. La conmoción que le produjo aquella representación del Español fue definitiva. [...] A la mañana siguiente se fue a una librería a buscar Hamlet y las obras de Shakespeare que hubiera. [...] Leyó las otras tragedias de Shakespeare que pudo comprar, pero no le gustaron. Era Hamlet quien le había agarrado con absoluta posesión, obsesivamente, y durante años lo llevó siempre en el bolsillo en aquella edición popular».

Para el catedrático de Traducción de la Universidadde Málaga Juan Jesús Zaro, el hallazgo no sólo tiene interés para el mundo del teatro, al que León Felipe ofrecía en sus adaptaciones shakespearianas ingeniosos recursos dramáticos; lo tiene, además, para la literatura, dada la extraordinaria calidad literaria de las adaptaciones. A juicio de Zaro, esta calidad tal vez sea el mayor mérito de unos textos que, por otro lado, mantienen la esencia de Shakespeare.

El catedrático belga de Literatura y Traducción Lieven D’hulst, de la Universidad Católicade Lovaina, ha resaltado también la importancia del hallazgo, y su colega de la Universidad de Namur Dirk Delabastita, especialista en la traducción de Shakespeare, ha señalado que no es habitual que aparezcan traducciones antiguas sin publicar de la obra del Bardo, y menos aún realizadas por grandes dramaturgos como León Felipe; en su opinión, el manuscrito y los demás documentos hallados ofrecen por añadidura la oportunidad de investigar cómo trabajó el traductor, una oportunidad que rara vez se da y que sin duda facilitará el trabajo de edición.

Serón Ordóñez se doctoró en 2012 con la tesis “Las traducciones al español de Twelfth Night (1873-2005)”, que versa sobre las sucesivas traducciones de Noche de Reyes al español y recibió por unanimidad la máxima calificación, con mención «Doctorado Europeo». En el último trimestre ha trabajado como profesora invitada en el prestigioso Centre for Translation Studies (CETRA) de la Universidad Católicade Lovaina. Con su hallazgo, espera contribuir a que en España se le otorgue a León Felipe el debido reconocimiento.

Un ensayo sobre traducción de poesía de Pura López Colomé (primera parte)

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En  el número correspondiente a diciembre de 2013/ enero de 2014, el Periódico de Poesía, de México, dirigido por el poeta y traductor Pedro Serrano, publicó, en la sección denominada Fracternidades, el siguien ensayo sobre la traducción de poesía en México de la enorme poeta y traductora Pura López Colomé. Dadas sus dimensiones lo ofrecemos en dos partes. Esta que sigue es la primera.

Diálogo con quien se deje animar (I) 

Poesía y traducción
Reto al (a la) más pintado(a) a traducir este título a cualquier lengua. En él o ella se hallará mi interlocutor ideal. 


~ ~ ~

Será la Edad, serán las Circunstancias, será el Sereno. Últimamente he reflexionado mucho en torno al tema de la traducción poética, en busca ya, a estas alturas, de las tres o cuatro verdades que la constituyen. Mucho se ha escrito al respecto, sobre todo desde los claustros académicos, aunque también desde los artísticos. En lo particular, son estos los que me interesan, como me interesa la poesía en calidad de centro de mi, de la, vida, y no lo que se concluye acerca de ella, los intentos (más/menos afortunados) por asir lo inasible, por desenmascarar el secreto arrojándolo a escena, bajo la luz de un reflector, evidenciándolo cual mero acto de  prestidigitación lingúística.

Tres textos me parecen esenciales. En primer lugar —y no por multicitada ha perdido un gramo de vigencia—, “La tarea del traductor” de Walter Benjamin, que erróneamente se ha considerado dirigido a quienes traducen literatura en general, pues su verdad de fondo tiene que ver, en todo caso, con la poesía y la necesidad imperiosa de verterla a las “otras” lenguas del mundo, con tal de revertir su escondida pureza, no otra que la del lenguaje mismo. Con razón tanta gente que dice dedicarse a la traducción no lo entiende. Qué bueno, más a mi favor. Se trata, como sabemos, de una aproximación filosófica, casi religiosa, venerante. En segundo, “El poeta como traductor”, de Charles Tomlinson, quien le llama a las cosas por su nombre y pone los puntos sobre las íes, desde la conciencia de quien ha luchado con el ángel. Y, en tercero, “Por qué importa la traducción”, novísimo libro de Edith Grossman, quien, si bien se ocupa apenas de la poesía en traducción en un pequeño y final apartado, sí esclarece algunos puntos clave y, sobre todo, ofrece ejemplos de lo que personalmente más admira, sin sentirse obligada a explicar por qué.

Curiosamente, las mejores realizaciones que en este campo se han dado durante los últimos tiempos en México, cumplen con lo más profundo que estos autores proponen como condición sine qua non. Con esto ocurre lo mismo que con la “Filosofía de la composición” de Edgar Allan Poe: no es posible crear siguiendo cada uno de sus pasos; en todo caso, después de haber escrito, uno debe ir al ensayo y comprobar si cuenta o no con lo que Poe sugiere. Así, lo que han logrado entrever Benjamin, Tomlinson o Grossman como elementos constitutivos de una buena traducción resultaría esquivo, inasible, abstracto, vaguísimo o francamente una especie de ideal inalcanzable en calidad de norma a seguir. En cambio, si recurrimos a ellos de regreso, comprobaremos las bondades, la maravilla o los descalabros del poema a todo color.

Quienes nos hemos pasado la vida merodeando al más intenso, más cargado de energía, más complejo y económico ser de palabras —distinguiendo su presencia sólo a ratos y en contadas ocasiones—, precisamente por lo que revela, no nos conformamos, yseguimos a la espera de una aparición más: no nos resignamos a no volverlo a ver. Creo que lo mismo funciona para cualquier actividad que se tome en serio. Dietrich Fischer-Dieskau, el octogenario barítono alemán (responsable de que la poesía no haya muerto del todo en alemán, gracias al ímpetu que dio al Lied), afirmó en una entrevista haberse pasado la vida merodeando el “Winterreise” de Schubert, habiéndolo grabado profesionalmente cincuenta y tantas veces. ¿Habrá logrado, finalmente, ver de frente a Schubert, distinguir en la negra superficie de esa córnea el brillo de un mar interior? La respuesta vendría de inmediato, al escuchar su última grabación: Schubert lo ha visto a él. Uno puede traducir, entonces, no merced a la prolongada inmersión en la poesía de un equis poeta, sino a la prolongada inmersión de ella en uno. Mucho —todo nuestro tiempo concedido tal vez— hay que acercarse a esos umbrales, sin embargo: vivir ahí, en realidad, para que los resultados no parezcan un mero alarde, rayano en lo temerario.

~ ~ ~

Filólogo de pro, si los hay; maestro de maestros; sabio con estilo propio, de la estirpe de don Alfonso Reyes; no simple acumulador de conocimientos, sino sobre todo artista de la erudición, Antonio Alatorre ha transitado por este camino de ida y vuelta por placer, he ahí su privilegio. Su ensayo introductorio a las Flores de sonetos es una de las lecturas más gratas y emocionantes que hay, porque no pretende lucirse y se luce; quiere hablar de las delicias del poema original, del poema en traducción y del poema que uno se apropia sin querer sólo mediante el disfrute de la lectura. Ya ubicado a sus anchas en ella, al lector se le llega a olvidar que lo que tiene delante fue escrito hace cuatro siglos; que los conceptos de traducción, imitación y apropiación se combinaban armoniosamente, desdibujándose sus fronteras; que hubo sonetos cuyas traducciones fueron “forzadas” o “espontáneas”; en breve, que se trataba de que el poema sonara, que contara con un lenguaje eficaz. Rara avis, Alatorre da al buen entendedor una lección de abandono al fenómeno poético, sin tener que probar para ello que él mismo escribe o traduce poesía. Nos convence de que “se entiende de golpe, se goza de golpe”, y hasta después vendrá “el apetito de reflexión, de ahondamiento en las palabras”. Digo que es muy extraño, porque quien valora estas tareas, de uno u otro modo, desde una u otra orilla, lleva agua a su molino, defiende su propia labor como “la buena” (cosa de la que yo misma no quedaré exenta más adelante). Alatorre, no; él lo enseña a uno a ser liberal, abierto, a dejarse llevar: a no abrigar ni la menor duda de que la belleza brillará por su presencia.

Ciertamente, nuestra época, o al menos el siglo xx, comparte con el siglo xvi de Alatorre el eclecticismo, el deseo de que el poema “funcione”. Y así como los poemas más admirados en el Siglo de Oro eran los más traducidos, a Rilke, Pessoa, Valéry, T. S. Eliot, Pound o Williams se les ha recreado de las más diversas maneras, utilizando los más distintos criterios. Mi generación tuvo la enorme fortuna de contar con Octavio Paz como espíritu tutelar, quien a su vez había conocido a los Contemporáneos e interactuado con ellos (para muestra sólo hay que dirigirse al la poesía de Edna St. Vincent Milay, en versión de Gorostiza, o a la de Emily Dickinson, en versión de Ortiz de Montellano). Quería enriquecer de verdad nuestra literatura, ampliar sus horizontes, hacer avanzar a la tradición dotándola de lo que otras voces en otras latitudes, dueñas de otras visiones y muy otras virtudes formales, podían expresar. Las publicaciones que él animó siempre contaron con poemas de todo el mundo en espléndidas versiones. En esos otros países —aquí al lado, por no ir más lejos— han tratado de hacer esto mismo desde siempre, como parte de una tradición flexible. Como muestra si acaso, doy un ejemplo vivido en carne propia.

Forrest Gander, poeta/traductor, traductor/poeta, tradujo, para mi increíble buena suerte, el poema “La muerte del beso”, oscilaciones en que pretendí, por medio de una prosa autobiográfica al otro lado del péndulo decididamente lírico, abundar en el quid de mi desarrollo poético. Llegado el momento de arrojarme por voluntad al pozo, hallando un espejo filológico —perteneciente a los Siglos  de Oro— de lo que la poesía estaba revelando sobre mi vida mediante las palabras dislate y deslate (ingenua de mí, “nombrando” a la locura), descubrí que Coro-minas proponía un hallazgo de hallazgos en inglés: “a shooting off... a jest, a foolish speech”. Víctima del tiro con la palabra que todo lo cobra caro, me di cuenta de que me estaba vengando de mí misma, de alguna manera. Nada de esto sabía —ni tenía por qué intuir— Forrest Gander. Sin consultarme en lo más mínimo, hizo sus propias pesquisas. Y en vez de recurrir a equivalencias, intercambios de lo que está en inglés por español o viceversa, como ya lo había hecho en algún otro poema, o recrear echando mano de su “imaginación”, incluyó algo (en apariencia) totalmente nuevo —poniendo al descubierto, según George Steiner, “algo nuevo que ya estaba ahí”—, escondido en los rincones de una lectura profunda: “shooting off, or better, matter issuing from a wound”. Me tomó en serio, puso mi llaga a la vista. Sin recurrir a tragicómicos anecdotarios, leyó lo que verdaderamente había ocurrido y seguía ocurriendo, sin disfraces literarios o entrecomilladas burlas de uno mismo. El dolor me hizo respetarlo aún más como traductor y poeta. ¿Cómo se lo demostré?: no dije esta boca es mía. En silencio reconocí al traductor que sabe lo que está haciendo, lo que significa escribir poesía, o que la poesía se escriba.

De autores devotos
Si esta tarea se emprende en la juventud, uno piensa, en viaje de ida desde luego, quedar al cubierto tras el enorme escudo del original... El titubeante poeta en ciernes se llega a concebir como un ser “humilde”, “modesto”, que se hace a un lado en lo personal para que el autor del original brille fuera de su territorio lingüístico, aunque sea con algunas fallas. Vaya ingenuidad. El camino, por decir lo menos, está empedrado de paradojas. Por un lado, comenzar en la juventud implica subordinar al Ego con mayúsculas, poner en segundo lugar a la creación directa, no vigilar “la propia trayectoria”. El otro lado de esta moneda, sin embargo, muestra que si no se empieza joven, si no se pica piedra desde el principio, si no se usa la energía que entonces y sólo entonces sobra, si no se arriesga una y otra y otra y otra vez, pues las oportunidades de pulir y algún día contar con algo que valga la pena y comunique un mínimo placer estético se reducen o nulifican. Esto no significa que no haya genios capaces de traducir admirablemente poemas sueltos con buen gusto, tino, música y demás, sin desmedro alguno de su producción. O, cosa más rara todavía, que existan autores consagrados del todo a otros géneros, la novela o el cuento, digamos, que mediten acerca de la poesía y su traducción inteligente y sensiblemente, y no conformes con ello, nos regalen “El naufragio del Deutschland” de Gerard Manley Hopkins (hablo, claro, de Salvador Elizondo).

Pocos lectores saben y pocos traductores reconocen abriéndose de capa que lo que importa sobremanera es el dominio y cultivo de la lengua madre, el amor por ella; los dilemas de la otra desde la cual se traduce y resulta una especie de inspiración, se resuelven con estudio, búsquedas y buceos, indagando, investigando, preguntando. Pero si uno trastabillea en la que le es espontánea, sufrirá las consecuencias. Si ésta es robusta, sólida, nutrida, guiada por el faro de sus bondades íntimas y auténticas, el resultado será, pongamos por caso:

Ser o no ser, de eso se trata:
Si para nuestro espíritu es más noble sufrir
Las pedradas y dardos de la atroz fortuna
O levantarse en armas contra un mar de aflicciones
Y oponiéndose a ellas darles fin.
Morir para dormir; no más; ¿y con dormirnos
Decir que damos fin a la congoja
Y a los mil choques naturales
De que la carne es heredera?
Es la consumación
Que habría que anhelar devotamente.
Morir para dormir. Dormir, soñar acaso;
Sí, ahí está el tropiezo: que en ese sueño de la muerte
Qué sueños puedan visitarnos
Cuando ya hayamos desechado
El tráfago mortal,
Tiene que darnos que pensar.

Esto exclama en español alguien a quien hemos escuchado mal decir, de este y el otro lado del Atlántico, hasta el cansancio: ser o no ser: he ahí la cuestión/ he ahí el dilema, o lo que sea. Y por si fuera poco, continúa con la suma declaración de amistad:

Y benditos aquellos cuya sangre
Y cuyo juicio tan bien se entrelazan,
Que no son flauta para que los dedos
De la fortuna toquen el registro
Que se le antoje. Dadme un hombre tal
Que no sea esclavo de pasión alguna,
Y yo lo llevaré
En lo profundo de mi corazón,
Sí, en el corazón del corazón,
Como te llevo a ti.

Se trata, por supuesto, del Hamlet de Tomás Segovia, cercanísimo a la intención del Cisne. En una realización semejante tenemos la obligación de recordar y no desestimar, como ha dicho Edith Grossman, que “lo que leemos en una traducción es obra del traductor...” Sin verdades de Perogrullo, debe considerársele, disfrutársele, juzgársele y evaluársele con el mismo rasero que a sus demás artefactos literarios. Sí, cómo no... ¡Sí, cómo que no!

Tanto Tomás Segovia como Octavio Paz, casi de la misma generación, siempre nos recomendaron a quienes entonces éramos “los jóvenes” traducir para robustecer el estilo y no caer en las repeticiones y trampas de rigor; traducir para alimentar a nuestra literatura y a nuestro tiempo; traducir para empujar a lo nuestro al siguiente peldaño de su evolución introduciendo nuevas formas, liberadoras del anquilosamiento; traducir no sólo —ni en especial— lo que tuviera que ver con nuestros predicamentos, sino lo que representara desafíos lingüísticos. Cito una memorable ocasión.

En 1981, Homero Aridjis organizó un Festival Internacional de Poesía como no he visto igual, cuyos invitados de honor eran casi todos los invitados. Entre ellos se contaban Jorge Luis Borges, Günter Grass, Vasko Popa, Allen Ginsberg... Huelga decirlo, este último era nuestro campeón por muchos motivos. Al vernos a varios con la baba caída, dispuestos a lanzarnos de inmediato a traducir sus nuevos poemas, Tomás nos recomendó ahí mismo (en Morelia, Michoacán): al que hay que traducir es a Heaney. Apenas y muy fragmentariamente para los propósitos del festival, lo acababan de empezar a verter al español Jaime García Terrés y Verónica Volkow. A todas luces, la poesía de Ginsberg resultaba mucho más accesible, tanto por sus temas como por su estilo. El tema principal de Heaney, una infancia muy irlandesa pero infancia al fin, estaba a nuestro alcance también; no obstante, al igual que la de otro irlandés, Gerard Manley Hopkins, está construida, como la música operística de Mozart, en concordancia absoluta de significado y sonido. Edificaciones de palabras son sus poemas, más que (o además de) exploraciones en los resortes del ser. Justo lo más difícil de traducir.

Quienes nacimos en la década de los cincuenta entendimos por entonces, sobre todo, que había que ser poeta para traducir (y en el fuero interno, ese asunto quedaba claro para quienes se dedicarían a la postre en cuerpo y alma a la poesía que, bien vista, ni siquiera literatura es). Salvo uno que otro solitario, muchos de nosotros gravitábamos en torno a las revistas de la época, las carreras de letras en la unam y la Ibero, los incipientes talleres de Bellas Artes, o maestros que nos animaban a publicar esto o aquello en suplementos o publicaciones periódicas, e incluso empujaban a algunos a crear sus propias revistas. Y, como dije antes, la generación de Octavio Paz, Ramón Xirau, Tomás Segovia, Jaime García Terrés, Ulalume González de León [por dar algunos ejemplos de quienes traducían], nos incitaron con el ejemplo: así llegamos a devorar las versiones de Ezra Pound, Elizabeth Bishop, W. B. Yeats, Baudelaire que estos autores ofrecían con gusto a las publicaciones jóvenes.

A partir de ese momento, supe lo que era la devoción de un autor por otro: al leer los Veinte poemas de William Carlos Williams, comprendí en serio que para mí sería “el Williams de Paz”, y por qué para Keats no existe otro Homero que “el de Chapman”. Algo traducido así era suyo, punto. Más adelante he podido comprobar lo mismo con el Beowulf de Heaney, el Infierno de Pinsky... Y ya en la generación mexicana que siguió a la de Paz, en nuestro haber y para siempre contaríamos con el Rilke (de las Elegías de Duino) de Juan Carvajal, el Pessoa de Francisco Cervantes, la H. D. de Ulalume González de León, el Saint-John Perse de Elsa Cross, el T. S. Eliot (de los Cuatro Cuartetos) de José Emilio Pacheco...

Quizás por mi formación o mis obsesiones personales, en la adolescencia entré contacto con la famosísima versión de Sir Thomas Wyatt de un también famosísimo soneto de Petrarca (“Whoso List to Hunt”/ “Una candida cerva sopra l’erba”), gracias a la cual —sin desatender lo aceptado y permitido por la época en cuanto a modificaciones, etc.— la poesía en lengua inglesa había evolucionado de un modo impredecible. Como nada es casual en esta vida, por esas épocas leí las Imitaciones de Robert Lowell, su tan conocido alarde que, sin embargo, influyó en la modernidad literaria norteamericana. Se le ha criticado muchísimo —y con cierta razón— por aventurarse en la traducción —a la que no llama tal, protegiéndose— de poesía en lenguas que distaba de dominar o conocer bien. Según recuerdo, en un breve prólogo instruye al lector: tendrá que leer aquello como una secuencia, producida por una voz que corre como un río entre diversas personalidades (Baudelaire, Paternak, etc.). Auto-suficiente en su bárdica capacidad, Lowell no encarna lo que he llamado un autor devoto; sí define, sin embargo, esa condición indispensable para aproximarse a la tarea, la de ser poeta. Petrarca, en cambio, sí es digno de tomarse en cuenta en sus reflexiones sobre los gajes del oficio: la similitud en el trabajo del traductor no debe ser lo que un retrato o una estatua son al representado, sino la de un hijo a un padre: una cierta sombra a flote en el rostro del niño, de pronto, de golpe y de manera inmediata, nos pondrá al padre delante. En otras palabras, por más afortunada que sea la traducción, no puede violar el original, hacer de su autoría algo imposible de reconocer (prácticamente el caso de las imitaciones de Lowell).

Los autores devotos de la generación de Paz y la de Pacheco son tan poetas como Lowell y tan respetuosos del original como sugiere Petrarca. En cuanto a mi generación, cómo no iba a ser una de poetas-traductores contando con semejantes maestros. He aquí algunos de sus representantes: Alberto Blanco y su Emily Dickinson, su Allen Ginsberg, su W. S. Merwin. David Huerta y su John Ashbery. Luis Cortés Bargalló y su Gary Snyder. José Luis Rivas y su Derek Walcott. Rafael Vargas y su Charles Simic. Marco Antonio Campos y su Georg Trakl. Verónica Volkow y su Elizabeth Bishop. Elisa Ramírez y su Anne Sexton, su Mark Strand. Pura López Colomé y su Seamus Heaney, su Robert Hass, su Philip Larkin. Fabio Morábito y su Eugenio Montale. Jorge Esquinca y su H. D., su Pierre Reverdy. Jeannette Clariond y su Charles Wright. Y mucho más joven, aunque de cierto modo parte de la misma generación, Tedi López Mills y su Gustav Sobin, su Anne Carson. La lista podría seguir y seguir, sobre todo si de poemas aislados se tratara. Los poetas que he mencionado se pueden constituir en un bloque distintivo por haber publicado libros completos de sus autores, tal como lo hizo Paz con Williams, con Basho, o Pacheco con El cantar de los cantares o Vladimir Holan. Y a esto me refiero al hablar sangre devota

Un ensayo sobre traducción de poesía de Pura López Colomé (segunda parte)

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Segunda parte del ensayo de la poeta y  traductora mexicana Pura López Colomé, publicado en el Periódico de Poesía correspondiente a diciembre de 2013 y enero del 2014. 

Diálogo con quien se deje animar (I) 

De la devoción al poema
Varias de nuestras casas editoriales más sólidas han protagonizado la publicación de poesía en traducción, contra viento y marea, por el camino incluyente de las antologías desde los años ochenta. El Fondo de Cultura Económica cuenta en su catálogo con una extraña perla, el Cuaderno de traducciones, que incluye poesía originalmente escrita en latín, griego, inglés, francés, alemán, italiano, portugués, rumano, provenzal y ruso, para cuyas traducciones convocó a espléndidos poetas. También en esa década, Joaquín Mortiz y El Tucán de Virginia reunieron una muestra de la poesía de los invitados al Festival Internacional de Poesía organizado por Homero Aridjis. Esta última, animada por Victor Manuel Mendiola y Jennifer Clement, ha seguido publicando hasta ahora poemarios y antologías traducidos tanto de otras lenguas al español, como viceversa. Para saber cuántos libros de este tipo han sacado, casi habría que recurrir a su catálogo entero, que además ha contado con una de las mejores distribuiciones imaginables en este país.

Eliot Weinberger, traductor de Paz al inglés y magnífico ensayista, comenzó la labor de la década de los noventa con una antología totalmente atípica: Una antología de la poesía norteamericana desde 1950, publicada en edición bilingüe por Ediciones del Equilibrista. Por principio de cuentas, él mismo, según sus propios gustos y criterios, y no con objeto de pasar a la posteridad al incluir a tutti cuanti y pagar aranceles al decoro político, eligió no sólo a los autores y su poemas representativos, sino también a los traductores, todos poetas, desde luego. En vez de conformar la típica antología de muchísimos autores con un solo poema, escogió muy bien a poetas sólidos e importantes, claros antecedentes de otros y no siempre presentes en antologías. Su idea fue ofrecer suficientes poemas en cada caso, de modo que el lector tuviera una imagen congruente y nueva de la obra: treinta poetas (entre los que están, digamos, el inevitable Pound, lo mismo que alguien magnífico, aunque no tan socorrido, como William Bronk) y veinticuatro traductores (a excepción de Paz, casi todos pertenecientes a mi generación y la siguiente).

Al impulso de Eliot Weinberger siguió, en esta misma línea, el de la UNAM, precedido por la colección “Material de Lectura”, especie de fascículos casi regalados de selecciones de poesía de todo el mundo y sus correspondientes traducciones, de espléndido nivel y al alcance de cualquiera. Las nuevas antologías, a cargo de Difusión Cultural, serían bilingües. La universidad no podía dejar de ser incluyente, así que el director de Literatura, Hernán Lara Zavala, decidió dividir la historia de la poesía norteamericana en dos volúmenes, titulados Más de dos siglos de poesía norteamericana i y ii. El primero, que va de Anne Bradstreet, en el siglo xvii a Richard Wilbur, nacido en 1921, quedó a cargo de la maestra Eva Cruz, quien convocó a traductores académicos en su mayoría; el segundo, a cargo del poeta Alberto Blanco y dedicado a poetas del siglo xx, va de Robert Duncan a Gary Soto: a diferencia del volumen anterior, los traductores, en este caso, serían todos poetas. Cualquier lector se dará cuenta de que las realizaciones académicas, por un lado, y las decididamente poéticas, por otro, son bien distintas. A la literalidad y la investigación acuciosa, capaz de llenarlo todo de notas al pie de página aduciendo seriedad, yo prefiero la recreación. Cuestión de gustos, a ciertas alturas de la jugada. Cuestión, al fin y al cabo, de preferencias. Ocurre aquí y en China: en todas partes se topa uno con poemas reunidos de estas dos maneras. Lo ideal, en mi opinión, en el caso tan particular y delicado de la poesía, es que un poeta tenga a cargo una empresa semejante. Baste ver A Book of Luminous Things, hecha por Czeslaw Milosz, The School Bag, hecha por Ted Hughes y Seamus Heaney... Si eso se traduce, la verdad no me imagino a estos poetas recurriendo a nadie que no lo fuera a su vez.

Tan se trató de impulsos distintos en las antologías de la UNAM, que el grupo académico que participó terminó constituyéndose como “Seminario Permanente de Traducción Literaria”, un afluente no ya de Difusión Cultural, sino de la Facultad de Filosofía y Letras. Sus miembros han seguido publicando antologías bilingües, en las que desde luego se incluye a poetas representativos del mundo anglosajón. Yo creo que ni siquiera vale la pena discutir, mucho menos polemizar al respecto, pues los principios rectores de la traducción con que su motor se mueve no podían ser más distintos que los míos: quienes se ocupan de esta tarea no son poetas, sino estudiosos, incluso eruditos, que realizan una muy digna labor de investigación interesante, punto. Por otro lado, Dana Gioia, presidente del National Endowment for the Arts en los Estados Unidos durante muchos años, no se cansó de promover el intercambio literario entre los dos países. Su criterio, siendo él mismo poeta, siempre tuvo más que ver con una actitud creativa lírica en las traducciones, y gracias al nexo establecido con él, se ataron cabos con su Connecting Lines, en dos tomos: Luis Cortés Bargalló y Forrest Gander llevaron un poco más lejos las relaciones poéticas, ahondaron más en este quehacer chisporroteante de la poesía y sus ecos, sus resonancias.

Una antología verdaderamente excéntrica apareció en el año 2000, bajo el sello de Trilce Ediciones (otra de las poquísimas casas editoriales que genuinamente se han interesando en la poesía): La generación del Cordero: antología de la poesía actual en las Islas Británicas. Sus compiladores y traductores poseen la rara virtud de combinar labores, ser poetas y académicos, cosa que otorga a este libro un lugar especial: hay un deleite en sus versiones que trasciende el deseo de corrección, un placer en lo leído y descubierto en el trabajo de sus colegas que brinca las trancas, por el puro deseo de explorar su cultivo al otro lado. El engranaje poético de los antologados como tal resultó congruente, y en este caso sólo los editores se responsabilizaron por la calidad poética en español.

El poeta y su trabajo
Lugar aparte merecen todos los proyectos de Hugo Gola. Desde la primera serie de El poeta y su trabajo, libros de divulgación que reunían textos tradicionales y modernos de poetas y artistas absolutamente esenciales, apoyados por la Universidad Autónoma de Puebla a principios de los años ochenta, Gola siempre ha tenido en la mira el caleidoscopio perfecto: sobre todo, poesía (originales y/o traducciones antiguas de alto e inamovible nivel, o recientes de calidad parecida) y artes plásticas de todas las latitudes, acompañadas de prosa que reflexionara sobre estos quehaceres y entrevistas que los iluminaran, todo desde y hacia el mundo superior del arte. Al plantear así las cosas, se puede concluir que estas publicaciones son sólo para iniciados, para esa “élite”. Sí y no. No y sí. En un principio, podía reunir a Seferis, Wallace Stevens, Juan L. Ortiz, Augusto de Campos, Rilke y Matisse, y lograr que cualquiera se sintiera bien recibido, justo porque la calidad de lo ofrecido no expulsaba a nadie, convocaba a todos. El lenguaje al interior, si acaso, estaba dirigido al estudiante. Así, éste encontraba poesía traducida por Eduardo Milán  o José María Valverde, una pedida por el editor y otra extraída de una publicación española, daba igual: el chiste estaba en la armonía de lo elegido. Y hasta la fecha. No hay en estas publicaciones ningún desperdicio, lo cual habla del espíritu rector, su gusto impecable, sus tiros al blanco.

De esa casa de estudios, en los años noventa Hugo Gola pasó a otra, la Universidad Iberoamericana, cambiando el título a lo que ahí sería una revista con la intención deliberada de incluir una separata dedicada a las artes plásticas: Poesía y Poética. Sus ideas no cambiaron, avanzaron: más poesía contemporánea en lenguas poco accesibles, más homenajes de fondo (nada de vacías celebraciones), más buceos de vanguardia. A lo que nos fue acostumbrando de las lenguas principales de Occidente, básicamente el inglés, el francés, el italiano, el alemán, el portugués, digamos, ahora se añadía el espíritu siempre fresco de otra madurez poética:

Un caos

Antes de partir
desorden

papel objetos
que vuelan

como si presintieran
que pierden la ley de
gravedad con la
salida del señor
Cogito

cuentas sin pagar deudas de
honor sin saldar
poemas no escritos contratos
sin futuro amoríos sin color
cerveza sin tomar todo eso
vuela en la cabeza del señor
Cogito el desorden crece

qué pasará si no
consigue controlar los
elementos porque no se
puede aplazar una y otra
vez y así hasta el infinito
el salir de vacaciones

así pues un día
o una noche cuando todo
termina el señor Cogito se
recuesta cómodamente en el
asiento del expreso cubriendo
sus frías rodillas con una
manta y llega a la conclusión
de que todo seguirá adelante
como antes de las vacaciones
seguro peor que en vida del
señor Cogito pero igual
seguirá

Simplemente no resistí la oportunidad de citar al gran Zbigniew Herbert en lo que considero, sin saber polaco, una excelente traducción de Gerardo Beltrán, que antes yo había disfrutado y valorado en inglés, en la celebrada versión de Claire Cavanagh (me gusta más la de Beltrán, la verdad). Espero que un buen día —y  pronto—, si es que no lo ha hecho ya, podamos hablar del “Herbert de Beltrán”.

De la delicadeza de Poesía y Poética hay ejemplos por todas partes, de traductores que he mencionado aquí y de muchos otros, de cuya trayectoria mi ignorancia no acusa recibo, pero cuyos logros proceden decididamente de la pluma de un poeta: “Las calles de tus miradas/ No se acaban/ Las golondrinas de tus pupilas/ No emigran hacia el sur/ De los álamos de tus pechos/ Las hojas no se caen/ En el cielo de tus palabras/ El sol no se pone”, dice, por ejemplo, el Vasko Popa (en serbio) de Dubravka Suznjevic (en español).

Quien busca una garantía de nivel sostenido, no tendría por qué ir más lejos: lo hallaría en cualquier publicación animada por Hugo Gola. Al terminarse su etapa en la Ibero, el antiguo nombre de Puebla volvió a girar instrucciones: manos a la obra. Para nuestra fortuna, El poeta y su trabajo ha seguido saliendo a la luz en este siglo xxi, de acuerdo con el tempo de las cuatro estaciones, pese la oscuridad reinante en todos los ámbitos. En el número de invierno del 2009, y como si Paul Celan no representara todo un desafío en alemán o hasta en francés, aparecen sus poemas rumanos, en traducción de Víctor Ivanovici:

Amatorio

Cuando también para ti las noches comiencen al alba,
nuestros fosforescentes ojos bajarán de las paredes como
nueces sonoras,
y te pondrás con ellas a jugar, mientras por la ventana se
desbordará una ola,
nuestro único naufragio, suelo traslúcido a través del cual
miraremos la habitación vacía debajo de la nuestra;
tú con tus nueces la amueblarás, y yo tu cabellera
a guisa de cortina colgaré en la ventana,
vendrá alguno y por fin la alquilaremos
y arriba volveremos para anegarnos en casa.

El más allá, el porvenir
Convencida equivocadamente de que a muchos jóvenes poetas no les interesaba el arte de la traducción, el año pasado llegó a mis manos el número de junio-julio de 2009 de la revista Tierra Adentro. Aquí y abiertamente he de reconocer lo grato que me ha resultado toparme con muchachos nacidos en los setenta y ochenta, que traducen del japonés, del alemán, del portugués, y no sólo del inglés. Conmovida en serio, saludo lo que ha hecho Cristina Rascón con el poema de Shuntaro Tanikawa; Isami Romero con el de Misuzu Kaneko; Sergio Ugalde no con cualquier poema de Bertolt Brecht, sino con uno de los que en lo personal más admiro:

Balada de Marie Sanders, puta de los judíos [frangmento]

Una mañana, temprano, a las nueve,
Marie atraviesa la ciudad en camisa.
Lleva colgado
del cuello un letrero,
rapada la cabeza.
La calle es un bramido, ella mira
con frialdad.
La carne se enfurece en los arrabales.
El pintamuros habla hoy en la noche.
Santo Dios, si tuvieran oídos Sabrían
lo que hacen con nosotros.

Los jóvenes juegan un papel decisivo en todas las cosas, ésta no es la excepción. Sin embargo, también ese por venir seguirá teñido, inevitablemente, de los intentos de todos los autores devotos que mencioné al principio, muchos de los cuales continuaremos dando lata durante el pedacito que le falta al minuto por concluir, éste. Siempre y cuando mantengamos a Walter Benjamin en la mira: si transmitimos información, transmitimos lo inesencial; hay que ir en busca de otra cosa... el lenguaje puro, tal vez, que respeta lo inamovible de la lengua que creó el poema frente a lo móvil de la nuestra hoy, la que lo aloja haciendo gala de su calidad cambiante y, por tanto, continúa el proceso iniciado por el poeta original. Siempre y cuando se mantenga el vaivén que sugiere Felstiner (traductor de Celan, de Neruda): de ida en el cómo, de regreso en el porqué, echando a andar de nuevo la actividad del principio, y así dar forma al filo punzocortante de la comprensión. Siempre y cuando la unidad orgánica de sonido y significado de la lengua en que el poema nació se desintegre en la anfitriona, se reconstruya y emerja como nueva (distinta) unidad orgánica. Siempre y cuando aceptemos que el esfuerzo original se haya dirigido a la lengua como tal, y el del traductor a sus aspectos contextuales específicos, pero en su lengua madre en su mejor estado. Siempre y cuando el traductor intercambie luces entre líneas. Dígase, si no, si la siguiente selección no cumple con todo lo anterior, y hasta le estorbaría nuestra curiosidad por el original.

~ ~ ~

Si tengo que encontrarme con los Ancestros Al cabo de
una tierra de elegía Allí donde se pierde la palabra de los
pozos Y la antigua crianza de las lunas La noche hará
con nuestras sombras un solo ramillete

Reconciliaré la aguja y los sueños Y
la mano con sus hábitos —Tendidos
en sus leves cabezas Bajo un árbol
imaginado por la vida

Si tengo que encontrar a los Ancestros Al
cabo de una tierra de elegía Conduciendo a
un niño de pesado sueño A orillas de los
ríos sin tierras

(Georges Schehadé / José Luis Rivas)

El Dolor —es como el Vacío— No se
puede saber Cuándo empezó —ni si
hubo un día En que éste no existiera
Su Futuro es él mismo—
Contiene su vasto Reino El
Ayer —prendido para ver—
Nuevas eras de Sufrimiento

(Emily Dickinson / Alberto Blanco)

Paisaje marino
Este celeste paisaje marino con garzas blancas que se alzan como ángeles, volando tan alto como pueden y tan lejos como quieren, ladeándose en hileras e hileras de inmaculados reflejos; la región entera —desde la garza más alta hasta la ingrávida isla de los manglares llena de hojas verde brillante nítidamente ribeteadas de guano como iluminadas con plata, y abajo los sugestivos arcos góticos de las raíces de los manglares y la yerba color chícharo del fondo en donde ocasionalmente salta un pez como una flor salvaje en una ornamental salpicadura de rocío— (este dibujo de Rafael para un tapiz para un Papa) ciertamente parece el Cielo. Pero un faro esquelético allí alzado de blanca y negra sotana, que vive nervioso, piensa que sabe más. Piensa que el infierno ruge bajo sus pies de fierro, por eso es que el agua poco profunda es tan cálida, y sabe que el Cielo no es como esto. El Cielo no es como volar o nadar, pero tiene algo que ver con la negrura y una mirada poderosa y cuando oscurezca recordará algunas palabras pertinentes para decir al respecto.

(Elizabeth Bishop / Verónica Volkow)

Joven sicomoro

Tengo que decírtelo el
tronco firme y liberal de
este joven árbol entre el
mojado

pavimento y la alcantarilla
(glu-glu de agua que
escurre) se yergue de
cuerpo entero

en el aire de un solo
salto ondulante y a la
mitad de su altura

se aploma se dispersa
hacia todos lados
dividido en ramas más
jóvenes

de las que cuelgan capullos
y se adelgaza hasta que nada
queda sino dos excéntricos
anudados vástagos que se
estiran y encorvan:
medialuna en la punta

(William Carlos Williams / Octavio Paz)
  
Deslumbramiento

el deslumbramiento, la seducción, el diseño
intoxicado y trémulo, ¿flores?
¿abejas? por qué gira esta
semilla en todos lados.
lo uno se divide, se divide una y otra
vez. “todos sabemos a dónde lleva”
cegadoras tormentas de polen dorado.
—¿ir a tientas por ahí? el
deslumbramiento y el barro
azul.
“todo lo que se mueve canta” las raíces trabajan. y
no se ven.

(Gary Snyder / Luis Cortés Bargalló)

Segunda Oda: Pastoral

escritas, las palabras son de
cualquiera, de nadie. no le
harías falta ya a los

florecientes
árboles

frutales, lo que garabateaste,
con barras blancas, a lo largo 
de tanta muda partitura.
en esa

tierra rota, sus cuerdas
elevadas, no te
harías falta ni a ti mismo.

Gustaf Sobin / Tedi López Mills)

¿Por qué has venido a perturbar mi
ocaso? Soy vieja (vieja fui hasta que
llegaste);

la más roja de las rosas se despliega
lo cual es irrisorio en esta época,
este sitio:

es impropio, imposible (y aun
ligeramente escandaloso), la más roja
de las rosas se despliega;

(y eso nadie puede detenerlo, ninguna
inmanente amenaza del aire, ni aun el
mal tiempo

que estraga nuestra fruta del verano),
la más roja de las rosas se despliega
(tendrán que tomarlo en cuenta).

(H. D. / Ulalume González de León)

 Cantos para la muerte

1 cuando pase cerca de mí se dirá que la muerte
fue estrangulada por el silencio se dirá que
duerme cuando duermo

2 oh mano de la muerte alarga mi camino lo
ignoto ha fascinado mi corazón oh mano de la
muerte estíralo aún más así podré descubrir la
esencia de lo imposible y ver el mundo a mi
alrededor

(Alí Ahmad Saïd Esber / Jorge Esquinca)

Más allá de Dios

En este mundo en el que olvidamos
Somos sombras de quien somos, Y los
gestos reales que tenemos En el otro
donde cual almas vivimos Son aquel
guiño y asomos.
Todo es nocturno y confuso De
lo que de nuestro aquí hay.
Proyecciones, humo difuso De
lumbre que brilla, ocluso A la
mirada que la vida da.

Pero uno y otro, un momento, Mirando
bien, puede ver En las sombras su
movimiento Como en el otro mundo es
el intento Del gesto que lo hace vivir. 

Y entonces encuentra el sentido De
lo que así se está desgarrando, Y
vuelve a su cuerpo ido, Imaginado
y entendido La intuición de un
mirar.

Sombra del cuerpo saudosa, Mentira
que siente el lazo Que lo une a la
maravillosa Verdad que la lanza,
ansiosa, En el suelo del tiempo y del
espacio.

(Fernando Pessoa / Francisco Cervantes)

Primera Elegía[fragmento]

¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre el coro de los
ángeles? y suponiendo que uno de ellos me llevara de repente
hacia su corazón, me fundiría con su poderoso existir. Pues lo
bello no es sino el comienzo de lo terrible, lo que todavía
soportamos, y si tanto lo admiramos es porque su serenidad
desdeña destrozarnos. Todo ángel es terrible.

 Por eso me contengo y sofoco el reclamo de un oscuro sollozo.
¿A quién, ay, podríamos entonces recurrir? No a los ángeles, no a
los hombres, y los astutos animales ya perciben que no estamos
tan confiados en casa, en el mundo interpretado. Quizá nos queda
un árbol en la colina para mirarlo a veces de nuevo; nos queda el
camino de ayer y la mimada adhesión a una costumbre que se
encontró contenta entre nosotros y ya no quiso irse. Y la noche,
ah, la noche, cuando el viento cargado de universo se nutre en
nuestro rostro, ¿para quién se quedaría ella, tan deseada, 
apaciblemente desengañadora, ella, que para el solitario corazón es
tan penosamente inminente? ¿Es más leve para los que aman? Ay,
ellos sólo se ocultan uno al otro el destino.

¿Todavía no lo sabes? Arroja desde tus brazos el vacío hacia
el espacio que respiramos, para que los pájaros quizá sientan
el aire acrecentado con un vuelo más íntimo.

(Rainer Maria Rilke / Juan Carvajal)

 La gruta de las palabras

El joven no entra impunemente con su luz
en la gruta de las palabras...

Su audacia presiente apenas el lugar en donde se
encuentra... Aunque ha sufrido, es joven y por
serlo no sabe todavía qué es el dolor... Sabio
antes de tiempo, se escapa sin haber entrado y
pone como excusa la inmadurez de su época.

¡La gruta de las palabras! Tan sólo el poeta
verdadero, y por su cuenta y riesgo, pierde en ella las
alas delirando. Y con sus palabras pierde el modo de
someterlas nuevamente a la gravedad sin menoscabo
de la fuerza con que llama la tierra.

¡La gruta de las palabras! Sólo el poeta verdadero
regresa de su silencio para encontrar en su vejez a
un niño que llora porque el mundo lo dejó
abandonado en el umbral.

(Vladimir Holan / José Emilio Pacheco)

Allá abajo

La tierra será vigilada
desde plataformas astrales

Serán más o menos probables
allá abajo las carnicerías

Desaparecerán profetas y profecías si
alguna vez los hubo

Desaparecidos el yo el tú el nosotros el ustedes
del uso

Decir nacimiento muerte inicio fin
será todo uno.

Decir ayer mañana
un abuso

Esperar —flatus vocis que no entiende
nadie

El Creador tendrá poco que hacer si
tuvo

Los santos habrá que buscarlos luego
entre los perros.

Los ángeles quedarán como erratas
incancelables.

(Eugenio Montale / Ernesto Hernández Busto)


Y, para terminar, doy una versión de un poema extraordinario de Nueva Zelanda, que habla de todo; entre otras cosas, de la relación poeta-traductor, traductor-poeta:

Doblaremos sábanas tú y yo,

Avanzando uno hacia el otro
Desde Laponia, desde Birmania,
Desde la India, donde las sábanas se lavan En
el río y se golpean sobre las piedras: Juntos
haremos coincidir las cuatro esquinas.

Desde la China, donde las mujeres lavan Sus pálidas telas a
ambas márgenes del río, En los Vados de las Piedras
Blancas “bajo la luz de luna”.

Frente a frente, como en los pasos de rigor de un baile,
Doblaremos sábanas los dos, que habremos puesto al aire, Al
viento, bajo el sol sobre los matorrales o junto al fuego.

Estirar y jalar. Un lado, luego el otro. Me
toca a mí. Después, a ti. Y a buen recaudo,
hasta que se necesiten.

A todo aquel que se recueste en una cama, este deseo: Tela suave,
algodón fresco, la fragancia y el revuelo de las plantas, Y el aroma
sutil —mas perceptible— del agua dulce, clara.

(Rosemary Dobson / Pura López Colomé)


Editores, derechos de autor y errores: o sea, pijoteros, pijoterías y errores

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El pasado 16 de febrero, Elena Cabrera publicó la siguiente nota en El Confidencial, de España. Aclaramos, para una mejor comprensión del castellano en que está escrito este artículo que  “chollo” significa “1) m. Cosa apreciable que se obtiene por bajo precio o poco esfuerzo; ganga, y 2) Trabajo o negocio que produce beneficio con muy poco esfuerzo”. Luego “coste” equivale a “costo”.

Dos Passos en falso con el tirón de la Gran Guerra

En el año de conmemoración del centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, las editoriales Gallo Nero y Errata Naturae han publicado, en una coincidencia no deseada, la primera novela de John Dos Passos (1896-1970), un relato autobiográfico sobre su experiencia en las trincheras del frente franco-alemán. El 30 de enero la editora de Gallo Nero, Donatella Iannuzziabre en su correo el boletín de novedades de la editorial Errata Naturae. Se le viene el mundo encima: lee en ella cómo su competencia anuncia la publicación de La iniciación de un hombre: 1917, el mismo libro que ella ha recibido de imprenta el día anterior.

Llama a los editores de Errata Naturae para advertirles. Pero no se puede hacer nada, ambos títulos ya están en los almacenes de sus distribuidores, camino a las librerías. “No sé lo que va a suponer esta coincidencia pero está claro que las dos editoriales en ocasiones compartimos lectores y visibilidad en librerías, así que lo normal es que la venta se reparta” explica Iannuzzi. “Imaginamos que puede traducirse en un descenso de las ventas”, coincide Irene Antón, de Errata Naturae. “Poco podíamos variar ya”, señala sobre una posible reacción, “simplemente hemos dejado que siga su camino y que los lectores decidan”.

Ellector puede decidirse por el diseño que más le guste. O por el precio más barato, (12,50 euros de Errata Naturae frente a los 16 euros de Gallo Nero). O por una traducción inédita y actual —la de Elena Sánchez Zwickel para Errata Naturae— o una ya testada (Gallo Nero rescata la traducción de Camila Batlles que encargó Salvat en 1971). O, lo que puede ser más importante, que habiendo editado John Dos Passos en vida dos versiones del libro, Errata Naturae elija la primera de 1923 y Gallo Nero la segunda, de 1968: “Es la versión auténtica e inexpurgada de la novela —aclara Iannuzzi— en la que se tuvieron en cuenta las pruebas de imprenta sin corregir de la primera edición de 1920. Esta llevaba un prólogo del mismo Dos Passos, del que nosotros reproducimos un extracto y una nota a la edición que también reproducimos en la que se explica la historia de la publicación del libro”. Por su parte, Antón explica que “la edición de 1969 cambia poco en el cuerpo del texto mismo de la novela: apenas dos o tres frases” por eso han optado por traducir la de 1923.

Un chollo peligroso
Al tratarse de una obra publicada en Estados Unidos por primera vez antes de 1923, sus derechos de autor se encuentran en dominio público. No extraña que una editorial no supiera de los planes de la otra. “Los títulos en dominio público tienen este peligro, cualquiera puede editarlos a la vez que tú”, advierte Enrique Redel, de la editorial Impedimenta, que ya se vio en una como esta en el año 2010. Debido, entre otros motivos, al ahorro de costes, las editoriales combinan obras en dominio público con otras con derechos vigentes.

En el arranque de la editorial Impedimenta, una cuarta parte de su catálogo eran clásicos sin derechos. Pero el año pasado sólo dos de los 24 que publicó Redel tenían expirado el copyright: “Creemos que se trata de un tipo de libro que no nos reporta tantas ventajas ‘intelectuales’ como los libros con derechos, que nos dicen más, que hablan más de nosotros. En Impedimenta cada vez publicamos más títulos incluso contemporáneos, va más con nuestro estilo actual y nos gusta más”.

Una evolución similar se ve en Gallo Nero: de los últimos 20 títulos publicados, sólo dos estaban libres de derechos. “No es un planteamiento editorial, hay libros que nos gustan y que queremos en nuestro catálogo”, explica Iannuzzi. Tampoco Irene Antón admite que haya una estrategia editorial que proporcione ventajas en editar novelas en dominio público: “No buscamos una obra porque esté en el dominio público. Publicamos a autores y textos que nos parecen pertinentes, importantes, bellos, necesarios... De hecho, la obra de Dos Passos Ante la silla eléctrica la publicamos cuando aún no estaba en el dominio público. Esto también nos ha pasado con otros autores, empezamos a publicarlos cuando aún no estaban en el dominio público y ahora sí lo están, y seguimos publicándolos”.

Independientes y precarios
Un editor de un sello literario pequeño o mediano no es muy diferente de muchos de sus lectores. Tiene algunas nociones de emprendeduría, es probable que sea otro oficio el que le mantiene, quizá haya contratado a una persona, ha pedido un préstamo que le cuesta devolver y, como ventaja respecto a su público, sabe leer en otros idiomas. No obstante, el editor se diferencia del lector por ser capaz de responder a la pregunta de lo que es pertinente editar. De ahí surgen diferentes proyectos editoriales que construyen su catálogo, bien como apuesta o bien como oportunidad.

En el presupuesto de creación de un libro como producto editorial, según explica la directora de Errata Naturae, el pago de los derechos no es “la variable más importante”. “No es lo mismo traducir una obra del ruso que del francés, o que publicar un original en castellano. También hay una gran diferencia dependiendo de la tirada que se haga del libro”. Gallo Nero, que centra su catálogo en la primera mitad del siglo XX, paga adelantos no muy caros y siempre le sale más costosa la traducción que los derechos.

De hecho, a veces el libro en dominio público genera derechos algo mayores para el traductor. Sin embargo, el rédito final es mayor en el caso de las obras sin derechos, pues no hay que detraer el 10 % para el autor. Por otro lado, explica el editor de Impedimenta, “los libros en dominio público suelen funcionar peor que los libros con derechos". "Hace cinco, seis años, no era así. Pero ahora esa especie de ‘moda’ del clásico va de capa caída”, añade.

Otro mal paso
Desde que Impedimenta y la desaparecida editorial cordobesa El Olivo Azul coincidieron llevando a las librerías el mismo libro de Octave Mirbeau, El jardín de los suplicios, Redel ha aprendido dos lecciones: editar menos dominio público y comentar sus planes con distribuidores y libreros de confianza para contrastar planes ajenos. Impedimenta ha vendido en estos casi cuatro años 597 ejemplares de la decadente obra de Mirbeau, muy por debajo de la media de ventas de esta editorial. “Sabemos que El Olivo Azul —recuerda Enrique Redel— al conocer que nosotros publicábamos el libro, adelantaron el suyo, y éste salió a la vez que el nuestro, la misma semana. Eso supuso una duplicación a la hora de entrar en librerías, es decir, menos ventas, porque hay menos exposición. Sabemos que nuestra edición, finalmente, vendió más que la de ellos. Es un libro que sin la otra edición habría vendido mucho más”.

Impedimenta, Gallo Nero y Errata Naturae son empresas que conviven en un mercado de alta competencia entre las editoriales que, aunque en apariencia amigas, abarrotan a codazos los escaparates, en busca de la atención de un lector de clase media maltratado por la crisis. Cuando el editor vive en ese contexto, tan precario e inestable, cometer un traspiés es peligroso. Los libreros lo hacen notar y los lectores podrían preguntar si una efeméride puede sostener, como motivo pertinente, la publicación de una obra. ¿Y de una misma dos veces?

Muchas otras editoriales aprovecharán el tirón del centenario de la Gran Guerra para colocar en las librerías y en las páginas de las revistas productos llamativos. Por supuesto, la no-ficción sacará toda su artillería, que se suma a la avanzadilla desplegada en 2013. El género que tiene las de ganar es el de novela histórica, donde Plaza & Janés pondrá sobre la mesa Cartas a palacio de Jorge Díaz Cortés con Alfonso XIII como protagonista. Anagrama juega sobre seguro con 14 del francés Jean Echenoz, con personajes atravesados por la guerra.

También crónicas y ensayos, con la grandísima historiadora Margaret MacMillan a la cabeza, y su 1914 (Turner). David Stevenson con La Primera Guerra Mundial 1914-1918 (Debate). Galaxia Gutenberg reedita con ilustraciones el satírico Las aventuras del buen soldado Svejk del checo Jaroslav Hasek, un libro de 1922. Random House publica esa impresionante ilustración de más de siete metros creada por el cronista y dibujante Joe Sacco titulada La Gran Guerra sobre la Batalla de Somme. Se desmarca de lo previsible Lengua de Trapo con la colección de relatos Piedras negrasambientados en la Primera Guerra Mundial de un escritor español, Jesús Zomeño (nacido en 1964), en ellos, se perfilan hombres y mujeres abollados por las trincheras y la retaguardia.

La pregunta que el editor debería saber contestar con sus propuestas es qué nos une a laguerra del 14, además de separarnos 100 años.


A ver, pare y diga: ¿quién merece llamarse escritor?

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El 21 de febrero pasado, Horacio Bilbao publicó en la revista Ñ el siguiente artículo sobre autopublicación. La bajada dice: “Un informe sobre el fenómeno de la autopublicación de libros vinculado a la megatienda Amazon dispara otra polémica en el agitado panorama editorial. Datos sorprendentes que tal vez no sorprendan a nadie y una pregunta repetida, ¿cuál es el futuro de los libros?”.

Publíquese usted mismo, es la era del cliente lector

Hace cuatro años Andrés Rivera, el último de los escritores obreros de nuestro país, nos dijo en una entrevista: “Un autor que pague por publicar sus libros no merece llamarse escritor”. Su sentencia explotó como una bomba, cosechó adhesiones y rechazos. Más de estos últimos. Es que la historia de la literatura y de la publicación, que no siempre van juntas, conoce una buena cantidad de grandes autores que empezaron pagando sus libros. Rivera ya sabe que hoy cualquiera puede publicar en formato digital y sin gastar nada, lo que no es garantía de lectores, y mucho menos de ventas. Pero lo que quizás no sepa es que en los últimos días, su sentencia se ha invertido. Ahora dicen que cualquiera puede publicar sus libros en formato digital y que si lo hace de manera “independiente” tendrá más chances de ganar algunos pesos que poniéndose en manos de las grandes editoriales.

La primera parte de la sentencia es cierta, cualquiera puede autopublicar sus libros sin gastar un peso. Que sea un éxito de ventas, dependerá de varios factores, pero una serie de informes que aparecieron la semana pasada revelaron números llamativos sobre la autopublicación. En la megatienda Amazon, fundada hace 20 años por el hoy magnate Jeff Bezos, los autores independientes que se autopublican en digital ganan más dinero que aquéllos que recurren a las grandes editoriales. Hugh Howey, autor del éxito de ventas Wool, una saga digital de ciencia ficción publicada por él mismo, reveló el dato, comparando los ingresos de autores independientes de libros electrónicos contra los números de aquéllos que publican en las grandes compañías. Howey es un ejemplo de ese supuesto éxito pero su informe abre o reanima unos cuantos debates. Mientras la autopublicación avanza y se libera, la distribución y venta parece concentrarse cada vez más, como en el caso de Amazon.

Si usted quiere ser un bestseller, puede leer el informe Howey, que le dirá algo así: No pague, ni reniegue con las editoriales, llame a los chicos de Amazon, que saben más de ventas que de libros, pero que igual lo van a ayudar (curiosas y altruistas este tipo de ayudas que llegan desde el mundo virtual: twitter permitiría hacer la revolución y facebook recuperar amistades con gente de la que no eramos tan amigos). Hablamos de Amazon, como en su momento lo hemos hecho de Google books, o de Facebook, verdaderos pulpos de la comunicación y los mercados globales de la información, los contenidos, mercancías intelectuales que tienen a converger hacia ellos. El caso aquí, es que el informe Howey, replicado hasta el hartazgo en publicaciones literarias de distinta procedencia, se basa en datos reales (siempre escasos) y pone en evidencia los distintos caminos que puede seguir un autor contemporáneo para publicar y vender sus libros.

Sobre este mismo documento, el blog de Cory Doctorow destaca que ya son varias las empresas que establecen una relación a medio camino entre la autopublicación y la edición tradicional. Cita a firmas como Lulu, BookBaby y Smashwords y destaca que algunos agentes literarios siguen el mismo rumbo. Todavía la penetración del e-book, sobre todo en nuestros países, sigue siendo baja. Muy baja. Pero el mundo editorial está cambiando velozmente, y el mismo Doctorow relativiza la participación del e-book en el mercado estadounidense. “Se habla de que representa el 25 por ciento de las ventas totales, pero esa cifra se basa únicamente en las ventas reportadas por los principales editores. Amazon, Barnes & Noble, Kobo, la iBookstore y Google Play no revelan sus datos de ventas”, nos avisa.

En cuanto a Amazon, podríamos seguir varias líneas de análisis, pero sólo recogeremos algunas puntas del extenso artículo que acaba de publicar Gerorge Packer en The New Yorker a propósito de esta compañía tan amada por sus usuarios y odiada por la competencia. “Palabras baratas” se titula el artículo. Su autor admite que Amazon es bueno para el cliente, pero quizás no tanto para los libros. Ya en 2008 Amazon ganaba más dinero que todas las librerías juntas de los Estados Unidos. Y no es casual que los autores sean considerados como los clientes más importantes de la compañía si la idea es hacer libros y venderlos sin tener que negociar con nadie más que con ellos. ¿Será por amor a la literatura? Podríamos citar varios ejemplos de cómo los grandes del mercado convierten las magníficas obras de las letras universales en mercancías. El lector se va convirtiendo en un cliente, y lo tratan como cliente. Por suerte, y al menos por ahora, ese vínculo acaba cuando empieza la lectura. ¿O ya no?

En la era de Internet el poder de algunas compañías se ha vuelto intimidatorio, lo mismo ocurre con los resultados que vemos del uso de algunas herramientas que llegaron supuestamente para democratizar la comunicación, para empoderar a los internautas del mundo y para banalizar aún más la palabra revolución en el ultrabastardeado díptico “revolución digital”. La lógica de las grandes compañías de Internet sorprendería hasta al propio Karl Marx, sus tentáculos y ambiciones son tan globales (algunas ya dan señales de imperiales) como las de los grandes de las finanzas mundiales. Y en ese flujo que ofrece libertades inesperadas, por siempre buscadas, con los que los usuarios del mundo se sienten a gusto, aparecen los sistemas de control más perversos y desarrollados de la historia de la humanidad. Si los procesos de socialización de la humanidad, como dice Manuel Castells, se dan ahora principalmente en Internet, este es un dato preocupante que a muy pocos les preocupa.

Pero volvamos a los libros. Es un dato fácilmente contrastable el hecho de que en Amazon un e-book, al menos en los EE.UU., cuesta lo que una cerveza, o un sándwich. Jeff Bezos nos ha convencido: los libros digitales se venden si son baratos. Ese fenómeno sin duda golpea a la industria. Pero hay otro impacto, el que tarde o temprano recibirá el libro como producto cultural, como mercancía. Estamos en la era del Kindle, sí, pero nada parece casual cuando leemos el artículo de Packer y vemos que ya en 1995 Bezos exponía su modelo de negocios: Vender libros para tener una puerta de acceso que permita reunir datos sobre clientes educados. (Nada muy diferente a lo que acaba de admitir Google sobre los objetivos de su red social Google +) El último paso de Amazon en materia editorial, fue crear su propia unidad de publicación de libros. Ahora producen y distribuyen. La pregunta que se hace Packer no es ya si Amazon es un problema para la industria del libro, sino si es malo para los libros en general. También podríamos preguntarnos ¿con qué fines utilizaran toda esa información? Y esa pregunta valdría para todas estás megaempresas sospechadas y más que eso de colaborar con las agencias de seguridad y el espionaje gubernamental, cosas que sabemos gracias a Edward Snowden. La automatización, la libertad individual de publicar solos, la tecnología al fin, son también grandes aliados de la vigilancia. Ya hemos visto los casos de Amazon, y de otras muchas editoriales en su usufructo del DRM, un sistema de vigilancia que le permitió, en uno de los recuerdos más tristes de la compañía de Bezos, borrar del Kindle de sus clientes una versión de 1984 de George Orwell. Paradójico y metafórico.

El lugar de los libros en la cultura, también el de la información que se vincula cada vez más con el fascinante e inescrutable mundo de los algoritmos y menos con el trabajo manual o social, como bien saben los lectores que usan el “search inside book” de Google o de Amazon, está en juego. Los servicios de autopublicación independiente son una oportunidad. Y esa oportunidad como podrán ver en los informes que aquí citamos, se acrecientan en los Estados Unidos, y en rubros muy específicos, como la novela romántica, los thrillers o la ciencia ficción. Para el resto de los mortales hay circuitos de circulación y venta alternativos, cuyo impacto es mucho menor. Y librerías, y librerías de viejo todavía. Y discusiones arduas sobre los derechos de autor. Cuando Amazon dice que con sus servicios de autopublicación puede alcanzar millones de lectores en el mundo entero, no miente. Pero esa posibilidad puede ser muy remota. Amazon es una megatienda, aunque tiente también a los autores independientes no lo hace por generosidad. Tampoco facebook o twitter tienen por misión cooperar para cambiar el mundo, o fortalecer las relaciones humanas.

El panorama editorial es complejo, el crecimiento de Amazon y de Google son tan o más preocupantes que la fusión de Pengüin y Random House, otro paso hacia la concentración. Incluso hay amenazas tecnológicas mayores, como la figura del escritor no humano. Se habla de que los robots reemplacen a los periodistas, parece ciencia ficción, pero ya lo hicieron con los correctores, y avanzan sobre los traductores, siempre con la venia de las empresas. Mientras tanto los lectores, que consiguen grandes obras desde su computadora, tablets o kindles estén donde estén y a precios módicos, están de parabienes. Para ellos, para muchos de nosotros, es el paraíso. Después están las viejas preguntas. ¿Tenemos algo para contar? ¿De qué manera lo hacemos?, ¿cómo se accede al mundo editorial?, o la que nos hacía Rivera: ¿quién merece llamarse escritor? En la era pos Kindle, ¿sobrevivirán estas preguntas?


El traductor como adicto

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Lydia Davis y gato
Ricardo Blanco’s blog (http://richardgwyn.wordpress.com/) es el nombre que el escritor y traductor galés Richard Gwyn le puso al muy recomendable espacio en que reflexiona sobre las más diversas cuestiones que uno pueda imaginar. Uno de sus últimos posteos es un breve texto publicado por la narradora y traductora estadounidense Lydia Davis–a  quien, entre otros títulos, se deben versiones en inglés de En busca del tiempo perdidoy Madame Bovary– en el Times Literary Supplement, que traducimos y reproducimos a continuación.

Una adicción inexplicable

A pesar de haber traducido a lo largo de la mayor parte de mi vida, todavía no entiendo realmente la urgencia. ¿Por qué no puedo simplemente disfrutar la lectura del cuento en su propia lengua? O, por otro lado, ¿por qué no contentarme con escribir mi propia obra en inglés? La urgencia es una especie de hambre; tal vez la palabra correcta sería “apetito”: quiero consumir el texto y reproducirlo en inglés… ¿O acaso la traducción sea menos solamente un modo de escritura menos exigente y angustiante? El texto ya existe en la otra lengua, hermosamente concebido y conformado; entonces voy a tener el gusto de componerlo en inglés, sin la incertidumbre que implica inventarlo. ¿O se trata de codicia? Quiero apoderarme de algo que no me pertenece, y al escribirlo en inglés, lo reclamo como propio. No tengo una respuesta que sea completamente satisfactoria. El deseo de traducir tal vez sea algo así como una adicción inexplicable.

¿Un Flaubert inédito? Chocolate por la noticia

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Es sabido que Madame Bovary, de Gustave Flaubert es una de las novelas más leídas y estudiadas en el mundo entero. Por eso a nadie debería sorprender el número de traducciones que, desde su aparición bajo la forma de libro en 1857, ha habido en las más diversas lenguas. Asimismo, una legión de críticos de todo el planeta ha estudiado esa obra desde las más diversas perspectivas. Lugar destacado en esa listas merecen quienes desde mediados del siglo XX vienen trabajando sobre los manuscritos originales y descubriendo todo lo que en ellos, por extraordinario que parezca, queda por descubrir. En ese sentido, Gabrielle Leleu, Jean Pommier, Claudine Gothot-Mersch, Pierre-Marc de Biasi, Jacques Neefs, Jeanne Goldin e Yvan Leclerc, para mencionar acaso a los más notables, han publicado diversas ediciones eruditas de la obra, incluyendo en más de una ocasión los famosos repentir, que son a la literatura algo así como los célebres pentimentos de la pintura; vale decir, fragmentos eliminados de un original, desechados, encubiertos. Ahora, una nueva edición de las Obras completas de Flaubert, al cuidado de la gran investigadora Claudine Gothot-Mersch fue publicada en la colección La Pléyade, de la editorial Gallimard, incluyendo algunos muy conocidos fragmentos, previamente aparecidos en otras ediciones francesas, que la prensa, haciendo gala de gran ignorancia, presenta como descubrimientos inéditos. Así ocurre con el suelto de la revista española Turia, del Instituto de Estudios Turolenses - Diputación Provincial de Teruel, acaba de dar a conocer, señalando que tres de esos textos dejados de lado por Flaubert van a ser incorporados en una nueva traducción que prepara el muy buen traductor Mauro Armiño para la editorial Siruela. O sea, chocolate por la noticia. 

La revista Turia da a conocer un Flaubert inédito en español

El responsable de este rescate cultural es el traductor Mauro Armiño, que no sólo se ocupa de su versión en castellano sino que elabora una interesante nota introductoria sobre las características y contenidos de estos tres fragmentos suprimidos y ahora recuperados en la nueva edición francesa de la famosa novela de Flaubert.

Para Mauro Armiño, Premio Nacional de Traducción 2010 y que publicará este año en la editorial Siruela una nueva versión de Madame Bovary, “sobre la pista de varios de estos fragmentos suprimidos me ha puesto la reciente edición de las Obras Completasde Flaubert, publicada en La Pléiade en noviembre de 2013 bajo la dirección de una gran especialista flaubertiana como es Claudine Gothot-Mersch”.

Ahora la revista Turia da a conocer, por primera vez en español, tres fragmentos de Madame Bovarysuprimidos por Gustave Flaubert (1821-1880). Además, y según asegura Mauro Armiño, la recuperación de estos textos suprimidos es un episodio tanto noticiable como del mayor interés literario. De ahí que ahora se publiquen traducidos tres de esos largos fragmentos eliminados, anotando el lugar en que cada uno de ellos estuvo insertado en los manuscritos de la novela. Armiño también ofrece al lector los títulos que la citada nueva edición de La Pléiade les ha dado: “Conversación durante el baile”; “Una discusión sobre libros” y “El juguete de los niños Homais”.

Así, el primero de esos fragmentos, arrancado del capítulo dedicado al primer sarao social al que Emma Bovary acude, redunda en la descripción que Flaubert había hecho del estrato social –nobles, militares, alta burguesía– que centraba su sentido de la vida en el valor monetario de las cosas.

El segundo, “Una discusión sobre libros” se ocupa de la pasión de Emma Bovary por la lectura. Flaubert, gran lector de Cervantes, repite en su protagonista el origen de la locura del hidalgo cervantino: el cerebro de Emma, que pasaba las noches entre novelas y poesías románticas, había quedado dañado por esa pasión. Según destaca Mauro Armiño, “en el fragmento, el presuntuoso representante del «progreso», Homais, hombre de ciencia y boticario, arremete contra los males que provoca la lectura, no sólo morales, sino físicos y fisiológicos; le secunda la madre de Charles Bovary, que en un párrafo condensa la idea tradicional de la mujer, tacha a Emma de intelectual y exige a su hijo que la vigile, dándole por único horizonte vital el de gobernar su casa, cumplir con sus deberes y sufrir, misiones según ella de la condición femenina.”

El tercer fragmento suprimido, “El juguete de los niños Homais”, distrae el capítulo XIV (2ª parte) de su núcleo central: la depresión que sufre Emma tras el desastre de su primera aventura amorosa. Durante ese periodo, Emma interactúa con sus vecinos y fruto de esa coyuntura es el párrafo suprimido, puramente anecdótico y que quizá es el que más razones ofrecía para ser eliminado.

Harold Bloom, el mas importante crítico literario de nuestros días, ha asegurado también que Madame Bovary es una obra maestra, la más pura de las novelas en forma, economía y justa representación de la naturaleza”.  Para Bloom, “Emma Bovary es Gustave Flaubert y es casi todos nosotros también. Madame Bovary es una especie de biografía universal, no tanto de un Quijote femenino como de un Quijote sensual, hombre o mujer, cuya búsqueda no es de ninguna manera metafísica y cuyo deseo no pertenece al alto romanticismo sino al bajo romanticismo. Emma es una verdadera alternativa de Hamlet o de don Quijote: es un genio de la sensualidad”.

Turia es, con 30 años de trayectoria y periodicidad cuatrimestral, una de las publicaciones culturales españolas más veteranas y reconocidas, por cuya labor obtuvo el Premio Nacional  al Fomento de la Lectura. Desde el pasado año, además de su edición en papel cuenta con una versión digital
(http://www.ieturolenses.org/revista_turia/)  y una página en Facebook (https://www.facebook.com/pages/Revista-Turia/373833962736088 ).


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