Quantcast
Channel: Club de Traductores Literarios de Buenos Aires
Viewing all 2858 articles
Browse latest View live

"Donde la maquinaria política se toca con el orden lingüístico"

$
0
0


El escritor, traductor e investigador argentino Diego Bentivegna publicó la siguiente reseña en la revsita Otra parte, en su versión virtual, correspondiente a la semana pasada. En ella se ocupa de Historia política del español, un volumen colectivo coordinado por José Valle, que acaba de publicar la editorial Aluvión, de Madrid.





Una diversidad a regañadientes.
Sobre “Historia política del español. 
La creación de una lengua”

Hace unos meses, la Universidad de Buenos Aires suscribió un acuerdo con el Instituto Cervantes para la promoción conjunta de un certificado internacional de conocimiento del español. La firma del convenio, que involucra también a la Universidad Nacional Autónoma de México y a la de Salamanca, disparó una serie de respuestas críticas, muchas veces airadas, por parte de diferentes enunciadores colectivos que entendieron que era necesario hacer escuchar sus voces en el asunto, como los profesores de español como lengua extranjera que enseñan en la Facultad de Filosofía y Letras o los traductores nucleados en el Club de Traductores de Buenos Aires. Más cerca en el tiempo, a mediados de octubre, el escritor español Arturo Pérez-Reverte volvió a pedir, con argumentos regresivos de una tosquedad llamativa, la intervención de la Real Academia ―de la que es miembro― en los debates en torno al sexismo lingüístico y a las políticas de acción sobre esa cuestión de diferentes actores sociales y políticos de la península. El llamado al orden por el que clamaba el autor de la difundida saga del capitán Alatriste provocó la respuesta indignada de Francisco Rico, uno de los más conocidos expertos en la literatura hispánica del Siglo de Oro y cervantista reputado.

En ambos sucesos hay algo de ya escuchado. Son disputas que hacen visible la dimensión histórica de los debates en torno a la lengua. En ellas reemergen y se resignifican discursos sobre las lenguas que, de una manera u otra, atraviesan los archivos del mundo hispánico, de Nebrija a Borges, de Andrés Bello a García Márquez. Son esas zonas del archivo las que recorren los artículos reunidos en la Historia política del español, el volumen publicado originalmente en 2013 en inglés por la Universidad de Cambridge y editado ahora en castellano por la editorial Aluvión, de Madrid. Organizado por José del Valle, profesor de español en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, el libro se presenta como el primer paso de un proyecto histórico más amplio que cuenta con una plataforma digital especialmente diseñada para alojar colaboraciones e intervenciones de autores y de lectores.
En la Historia política del español participan especialistas de diferente formación que piensan el problema político de las lenguas desde América Latina, desde España y desde las universidades norteamericanas. El proyecto funciona en este sentido como una intervención crítica transversal de conjunto, equiparable a los volúmenes colectivos que suelen presentarse como resultado de los congresos organizados por las academias de la lengua de los que es la contracara. Lo hace, además, como una operación sustancial en la conformación de un espacio de pensamiento que, mucho más que una disciplina y mucho más, incluso, que una línea teórica, se concibe a sí mismo como un campo complejo de estudios. Se trata del campo de la glotopolítica, que comenzó a ser proyectado en América Latina en los años ochenta desde la Universidad de Buenos Aires por Elvira Arnoux, quien colabora en este volumen con un estudio sobre las gramáticas escolares en el Río de la Plata en el siglo XIX.

De la lectura de los estudios reunidos en el volumen coordinado por Del Valle se desprende que los límites de ese lugar glotopolítico desde el que se piensa la historia de la lengua no son, por cierto, los de un espacio geográfico concreto. Su frontera no es el Río Bravo, su confín no son los Pirineos ni es Tierra del Fuego, su espacio no espeja el de continente alguno. Se concibe, en cambio, como un lugar desde el que se despliega una historia alternativa a la narrativa evolucionista y en última instancia imperial asociada con el hispanismo y con sus derivas actuales en la política lingüística oficial asumida por la Real Academia, la Asociación de Academias de la Lengua y el Instituto Cervantes y sustentada por empresas poderosas del ámbito de las comunicaciones, como Telefónica de España y el grupo Prisa. Frente al logos panhispanista encarnado en esas instituciones, frente a una teleología que desemboca en un neoimperialismo de la lengua que hoy hace de la “unidad en la diversidad” una de sus principales divisas, la Historia política del español presenta una genealogía, una confluencia de narrativas alternativas.

El volumen no es en este punto el desarrollo de un relato orgánico. Es más bien la exploración discontinua de diferentes momentos históricos en los que se produce el quiebre, la ruptura y la redefinición en términos explícitos de la lengua como objeto conflictivo, como espacio ideológico de disputas. La decisión de iniciar la serie con el artículo de Roger Wright sobre el comienzo de una reflexión política en torno al español a partir del surgimiento de una valoración explícita de la variedad romance es, a todas luces, sintomática. La historia política comienza, vista desde allí, cuando surge la conciencia de la existencia de una forma propia, que se va entramando a partir de entonces con la historia política de la península ibérica primero y de su expansión mundial en América, más tarde.

A lo largo del libro se recorren algunos puntos sustanciales de la historia de la lengua en los que lo político aflora de manera explícita, como el momento de surgimiento de las primeras gramáticas sistemáticas, como la de Nebrija, la expansión del castellano en el ámbito americano durante la conquista, la fundación de la Real Academia, la asunción de la norma académica como norma de Estado en España, los debates sobre la lengua y la emancipación en el sistema escolar argentino, la fundación del Instituto de Filología de Buenos Aires, las fronteras entre el castellano americano y el portugués brasileño, el lugar de la red de academias de América Latina y su relación con la RAE, la posición del catalán, el gallego y el vasco en los años de la República española, la situación de la lengua en Estados Unidos, etcétera.

Como conjunto, los estudios reunidos en  Historia política del español conforman un análisis descentrado que enfoca y que desmonta las articulaciones históricas que se producen en la zona donde la maquinaria política se toca con el orden lingüístico, entre el espacio de la lengua, el del poder soberano y el despliegue de un dispositivo económico o administrativo. Se trata, en consecuencia, de una intervención crítica definitivamente política, que obliga a repensar aquello que se da como una verdad de suyo: el carácter naturalizado y acrítico del metarrelato de la unidad y de una diversidad tolerada en el que, en teoría, se resume la historia de la lengua española.



Pizarnik: de las páginas de legales a la tapa

$
0
0
Esto que sigue lo escribió Guillermo Piro en su columna semanal del diario Perfil, el 13 de noviembre pasado.

De una Pizarnik a otra

En un solo desplazamiento pueden caber muchas conjeturas. Me refiero a cualquier tipo de desplazamiento: a un mueble que durante años estaba emplazado en un rincón y de pronto decidimos moverlo al centro del cuarto; a una mudanza, por supuesto; y ni hablar de tres mudanzas, que son igual a un incendio. La editorial Mardulce acaba de reeditar La vida tranquila, de Marguerite Duras, en la traducción de Alejandra Pizarnik de 1972 (el mismo año de su muerte). El libro de Duras había sido editado entonces por el Centro Editor de América Latina, en la colección Narradores de Hoy que dirigía Luis Gregorich. Luis Gregorich es uno de los hombres más memoriosos que conozco, de modo que lo llamé por teléfono para preguntarle detalles de aquella traducción, a saber: ¿quién había propuesto traducir ese libro? ¿La propia Alejandra Pizarnik? ¿En cuánto tiempo lo tradujo?, etc. El hombre más memorioso que conozco no recordaba nada. Y no porque hubiera perdido la memoria (sigue intacta) sino porque en 1975 Marguerite Duras no era la autora tan célebre que es ahora, y Alejandra Pizarnik tampoco. O al menos su celebridad no llegaba al punto de que la editorial se vanagloriase del nombre del traductor en la tapa, o en la contratapa. Nada. Ni siquiera recordaba haber publicado aquel libro. Me creyó porque le dije que tenía el ejemplar en la mano, pero si no hubiera sido por eso creo que habría pensado que yo estaba equivocado.

Hablé también con Damián Tabarovsky, el editor de Mardulce: él también, oportunamente, hizo sus averiguaciones, pero no llegó más lejos que yo.

Lo que me había llamado la atención y había motivado las llamadas fue justamente el desplazamiento del nombre de Alejandra Pizarnik, desde la página de legales, en una tipografía ínfima en la edición de 1975, a la tapa, y en una tipografía del mismo tamaño que la de la autora, en la edición de Mardulce de 2016. Cuarenta y un años no es poco tiempo, pero ese desplazamiento y ese engordamiento no pueden pasar desapercibidos. No es el momento de contar quién fue Alejandra Pizarnik (la primera vez que oí hablar de ella fue en 1979 de boca de Yaki Setton, a quien desde acá le mando un saludo). Mucho menos es el momento de contar quién fue Marguerite Duras. No es el momento, sobre todo, porque la cosa carece de importancia.

Todo esto viene a cuento del proyecto de ley de traducción autoral, presentado por un frente de traductores argentinos a la Honorable Cámara de Diputados esgrimiendo razones más que justas. Pero en un punto promueve que el nombre del traductor aparezca en la tapa, en la portadilla y en los créditos de los libros, lo cual, además de parecerme una exageración, me resulta injusto para quienes, como en el caso de la poeta Alejandra Pizarnik, se ganaron un lugar en la tapa a fuerza de escribir una obra y de haberse matado ingiriendo cincuenta pastillas de Seconal. Ese debería ser el requisito para que un traductor aparezca en la tapa de un libro. Es lo justo.

Sobre una declaración en el Facebook de Anagrama

$
0
0
La Editorial Anagrama tiene un Facebook. En él, sin firma, el 19 de mayo pasado, se subió la siguiente declaración que lleva por título “Sobre las traducciones de Anagrama”. Dice así:  

Hemos leído con detenimiento vuestros comentarios acerca de algunas de nuestras traducciones, y aunque los hemos ido respondiendo de forma individual, nos gustaría daros una respuesta general.

Las traducciones de Anagrama han sido reconocidas internacionalmente por su fidelidad al original. No sólo trabajamos con excelentes traductores, sino que adicionalmente hacemos política de autor. Es decir: el traductor de Baricco es la misma persona que lo ha traducido durante 20 años, y esto mismo ocurre con otros muchos autores de nuestro catálogo.

La realidad es que las traducciones se encargan principalmente a traductores españoles, puesto que ninguna editorial puede permitirse encargar una traducción local para cada uno de los países en los que se distribuyen sus publicaciones. En este sentido, es cierto que hay libros en particular en los que se hace evidente un argot más marcado que en otros, por ejemplo, en novelas cuyo original está escrito haciendo uso de jerga, como en Trainspottingy otras novelas de Irvine Welsh. En el caso de este tipo de novelas, es evidente que desde Anagrama optamos por un argot para tratar de dar a la traducción la mayor similitud respecto al original. Sin embargo, en los ensayos o en las novelas más clásicas, por llamarlas de alguna manera, esto apenas sucede.

Desde Anagrama defendemos la riqueza del español como lengua universal que compartimos tanto en España como en Latinoamérica y estamos orgullosos de poder entendernos desde nuestra diversidad. Por ello, no vemos el problema a la hora de leer una traducción que no utilice exactamente el mismo léxico que empleamos habitualmente. A este respecto, nuestro editor, Jorge Herralde, ha manifestado en alguna ocasión:

«Durante toda mi adolescencia y mi primera juventud me nutrí fundamentalmente en el ámbito de las traducciones, a causa de la censura española, de libros argentinos de Sudamericana, Emecé y Losada. Estaban llenos de palabras muy argentinas, pero sobreviví de forma muy placentera y rápidamente buscaba los equivalentes. No me sentí en absoluto escandalizado, devoré centenares de libros y estuve absolutamente agradecido a las editoriales argentinas».

Es para nosotros un verdadero placer contar con tantos lectores entusiastas de nuestro catálogo y agradecemos que utilicen las redes para hacernos llegar sus comentarios y críticas, a los que intentamos dar respuesta y mejorar en todo cuanto está en nuestras manos.

Hasta aquí, entonces, lo que dice la Editorial Anagrama, sin firma, claro.

Ahora bien, “las traducciones de Anagrama han sido reconocidas internacionalmente por su fidelidad al original”. ¿Quién lo dice? ¿A partir de qué? ¿En qué consistió el reconocimiento internacional? ¿En qué algunos autores sólo pueden leerse en castellano en versiones de Anagrama porque la editorial compró los derechos para toda la lengua, sin dejar espacio para que haya otras traducciones fuera de España? Para más datos, ya fue vista, y discutida largamente, la inexactitud de esa afirmación. De hecho, Mori Ponsowy analizó esas traducciones y llegó a conclusiones opuestas a las del autor anónimo de la nota de Facebook (ver la entrada del 13 de junio de 2012, en este mismo blog). Y ya Jesús Zulaika, uno de los traductores cuestionados en ese momento, se disculpó por los errores de estilo que había introducido en sus traducciones de Raymond Carver publicadas por Anagrama (ver la entrada del 23 de agosto de 2012, en este mismo blog). Pero los casos podrían ser muchos más, como, de hecho, lo denuncian en la misma página de Facebook de Anagrama muchas de los 155 personas que comentaron esa nota que, de hecho, no habría tenido por qué ser escrita si no fuera que muchísima gente se queja progresivamente de lo malas que son muchas de las traducciones de Anagrama.

Luego, el hecho de que Anagrama haga “política de autor”, dándole a un mismo traductor libro tras libro de un mismo novelista no asegura que libro tras libro ese mismo traductor no cometa los mismos errores (volvemos acá al caso de Zulaika ya tratado).

Lo de encargar traducciones exclusivamente a traductores españoles es un derecho inalienable de la editorial. Lo de hacer que esas traducciones suenen a barrio madrileño, en cambio, es un problema. Y no se trata acá de cuestiones exclusivas de argot. Luego, cuando existen tantas editoriales españolas que encargan traducciones a buenos traductores de todo el mundo hispánico, no se entiende claramente por qué Anagrama, que vende libros en toda Latinoamérica, privilegia exclusivamente a los españoles. Y eso nos lleva a no entender para qué se compran derechos para toda la lengua, cuando se terminan imponiendo traducciones que responden a una única variante que ni siquiera es mayoritaria en el mundo del castellano.

Finalmente, el señor Herralde no es la medida de todas las cosas. Que el no haya tenido problemas en leer traducciones argentinas durante la dictadura franquista, no implica automáticamente que los lectores de todo el mundo de la lengua castellana no vayan a tener problemas con las elecciones del señor Herralde. De hecho, ¿qué pasaría con el señor Herralde si los lectores latinoamericanos dejáramos de comprar sus libros por sus traducciones extremadamente castizas? ¿Seguiría pensando lo mismo? Cuestión de probar.


Jorge Fondebrider


Quien desee ver los comentarios a la nota de Facebook puede hacerlo acá:

https://www.facebook.com/notes/editorial-anagrama/sobre-las-traducciones-de-anagrama/1079561965416033/ 

Traductores en la Academia Argentina de Letras

$
0
0
El 30 de septiembre pasado, la Academia Argentina de Letras, en el marco de sus I Jornadas de Letras y Educación, organizó una mesa redonda en su auditorio para celebrar el Día del Traductor. Los participantes de esa mesa fueron José Luis Moure (Presidente de la AAL), Alejandro González (traductor del ruso y miembro de Interpres), Mohamed El-Mouradi (traductor del árabe) y Jorge Fondebrider (traductor del inglés y del francés, y director del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires). 

Quienes deseen acceder a lo que pasó en esa ocasión puede verlo aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=YR95mgfDjwg





Otra que Black Mirror: todas las mesas del año

$
0
0


Ya se va acercando el cierre del año y por eso, el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires, por cortesía del Instituto Goethe, tiene el gusto de ofrecer la siguiente lista de youtube, donde, con independencia de que hayan sido publicadas en las respectivas entradas a lo largo de esta temporada, pueden verse todas las reuniones ocurridas en el año 2016:

https://www.youtube.com/watch?v=_SIgZM-JueA&list=PLFi2qnAbl48b4ZVCZGa4bgeYcB7HZqn7O



Semana treinta y uno del repudio al convenio entre la U.B.A.,la UNAM, la Universidad de Salamanca, el Instituto Cervantes y Telefónica de España

$
0
0

El éxito de la convocatoria para repudiar el convenio que le otorga valor universal al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española, propuesto por el Instituto Cervantes y un consorcio de universidades de España y Latinoamérica, demuestra que la movilización de la comunidad intelectual de la lengua castellana está lejos de haberse agotado. Esta semana, la número treinta y uno  desde que empezamos, actualizamos la lista de firmantes ya que,  diariamente siguen llegando adhesiones de todo el espectro de la lengua. Por lo tanto, seguirá abierta la recolección de firmas de todos aquéllos interesados en dejar sentado en este blog su repudio ante un pacto realizado de espaldas a la sociedad. 


Como ya se ha explicado, no sólo han firmado la nota que se reproduce a continuación escritores, traductores, correctores, editores, intelectuales en general (historiadores, sociólogos, antropólogos, arqueólogos y periodistas, además de directores teatrales y actores), sino también un gran número de profesores de Literatura Española e Hispanoamericana, lingüistas, filólogos y lexicógrafos, que desempeñan sus tareas en  universidades argentinas y extranjeras. Acaso ellos están mejor capacitados para entender el problema que los contadores, veterinarios y dentistas que votaron positivamente el acuerdo en una sesión del Consejo Superior de la UBA…  quince días posterior al anuncio oficial del Instituto Cervantes en el Congreso de la Lengua de Puerto Rico.

La solicitada y la lista estarán disponibles para quien desee consultaras y, eventualmente, sumarse. Para hacerlo sólo tiene que enviar un mail a clubdetraductoresliterarios@gmail.com


Solicitada

Los abajo firmantes, escritores, intelectuales, docentes, investigadores y artistas del universo de la lengua castellana, queremos manifestar nuestro absoluto repudio al Memorándum de Entendimiento, un conjunto breve de artículos, con el cual la UBA se integra al convenio firmado entre el Instituto Cervantes, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Salamanca, que pretende otorgarle al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE) valor universal y hegemónico. Consideramos que se trata de  una grave intromisión en la independencia lingüística de Latinoamérica, así como de un perjuicio a los intereses políticos y comerciales de la región.


A
Martín Abadía, Cecilia Abdo-Ferez, Enrique O. Abeya-Gilardon, Eleonora Acosta, Mónica Acosta, Gabriela Adamo, Lucas Adur, Silvia Aguilera (Chile), Cecilia Aguirre (Brasil), Claudia Aguirre, Osvaldo Aguirre, Abel Ahumada, Laura Alcoba (Francia), Diego Alfaro Palma (Chile), Fernando Alfón, Javier Almeida, Mariano Altamirano, Matías Allende Contador (Chile), Adriana Amante, Susana Anaine, Jotaele Andrade, Maria Teresa Andruetto, Daniela Ansa, Angelika Antonio Rubin, María Amelia Arancet Ruda, Graciela Aráoz, Fernanda Aren, Teresa Arijón, Elvira Arnoux, Jaime Arrambide, Alessio F. Arredondo,  Adriana Astutti, Alejandra Atadía, Jorge Aulicino, Florencia Ávalos, Márgara N. Averbach,
B
Claudia Bacci, Cecilia Bajour, Miguel Balaguer, Alejandro Balazote, Lidia M. T. Rádis Baptista (Brasil), Florencia Baranger-Bedel, Magnolia Brasil Barbosa do Nascimento (Brasil), Pablo Bardauil, Julina Barembuem (Francia), Ian Barnett, Carolina Bartalini, Alcira Bas, Carlos Battilana, Matías Battiston, Gustavo Beade, Eric Beaumatin (Francia), Roberto Bein, Natalia Belenguer, Sonia Bello, Bárbara Belloc, Asher Benatar, Laura Benítez, Julia Benseñor, Daniela Bentancur, Diego Bentivegna, Gladys Berisso, Angel Berlanga, Emilio Bernini, Eduardo Berti, Concepción Bertone, Pablo Betesh, María de los Ángeles Bianchi, Ana Lia Biderman, Sonia Bierbrauer, Mónica Billoni, César Bisso, Sonia Blank, Andrea Bohrn, Elisa Boland, Karina Bonifatti, Piedad Bonnet (Colombia), Juan Bonilla (España), María Angélica Bonilla, Manuel Borrás (España), Claudia Borzi, Pablo Braun, Jorge Brega, Matías Bruera, Jorge Bustamante García (México/Colombia), 
C
Marcelo José Cabarcas Ortega (Colombia), Gabriela Cabezón Cámara, Rubén Faustino Cabrera, Susana Cabuchi, Javier Calvo, Silvia Camerotto, Silvana Campanini, Magdalena Cámpora, Marco Antonio Campos (México), Sibila Camps, Martín Caparrós, Anália Capdevila, María Ester Capurro, Pablo Caramelo, Marina Cardelli, Sandra Carli, Sandra Carrazzoni, Penélope Cartelet, Elizabeth Casals,Fabián Casas, Fernanda Castelano Rodrigues (Brasil), Alejandro Castro, Nora Catelli, Maite Celada (Brasil), Marcelino Cereijido (Argentina/México), Rocío Cerón (México), Valeria Cervero, Gabriela Cetinas, Sergio Chejfec, Matías Chiappe (Japón), Ricardo Chiesa, Micaela Chirif (Perú), Luis Chitarroni, Federico Ciamberlini, Ángela Ciocca, Susana Civitillo, Oliverio Coelho, Marcelo Cohen, Monona Cohen, Sara Cohen, Andrea Cofán, Javier Cófreces, Vanina Colagiovanni, Nicolás Coletto, María del Carmen Colombo, Gabriela Comte, Germán Conde, Oscar Conde, Carlos Roberto Conde Romero (México) Estela Consigli, Jorge Consiglio, Sandra Contreras, Lucila Cordone, Luciana Cordo Russo, Claudina Corel (Francia), Silvio Cornú, Juan David Correa (Colombia), Sylvia Costa, Beatrice Couteau, Flor Cresta, Américo Cristófalo, Claudio Crivelli, Marcela Croce, Adriana Cristina Crolla, Graciela Cros, Esther Cross, Anna Crowe (Escocia),
D
Julián D'Alessandro, Paola D’Angelo, Guillermo David, Jan de Jager (Argentina/Holanda), Santiago de Miguel, Pablo De Santis, Juan de Sola (España), Juan José Delaney, Claudia Del Blanco, Silvia Delfino, Laura Demaría (EE.UU.), Valentín Díaz, Mariana Di Cío (Francia), Ariel Dilon, María Teresa D'Meza (Cuba), Mariana Dimópulos, María di Stefano, Ignacio Di Tulio, Ángela Lucía Di Tullio, Leonora Djament, Jordi Doce (España), Nora Domínguez Rubio, Leandro Donoso, José Arlindo Dos Santos (Brasil), Elsa Drucaroff,
E
Víctor Ego Ducrot, Andrés Ehrenhaus, Laszlo Elderyi (Uruguay), Neide Elias (Brasil), Alejandra Elichabe, Verónica Engler, José María Espinasa (México), Carolina Esses, Juan José Estévez,
F
Geneviève Fabry (Bélgica), Sylvia Falchuk, Adrián Fanjul, Ángel Faretta, Cristina Farías, Adriana Fernández, Nancy Fernández, Zulema Fernández, Álvaro Fernández Bravo, Javier Fernández Miguez, Inés Fernández Moreno, Martina Fernández Polcuch, Gustavo Fernández Walker, Alex Ferrara, Santiago M. Ferro, Horacio Fiebelkorn, Tamara Figueroa, Judith Filc (Estados Unidos), Diego Fischerman, Graciela Foglia (Brasil), Laura Fólica, Jorge Fondebrider, Diego Forte, Larisa Fostinone Locoselli (Brasil), Ana Franco (México), Silvana Franzetti, Daniel Freidemberg, Silvina Friera, Leonardo Funes, Alejandra Furfaro,
G
Pablo Gaiano, Carlos Gamerro, Lélia Gándara, Flavia García (Canadá), Alicia García Bergúa (México), Inés García Botana, Antonia García Castro, Gabriela García Cedro, María Blanca García Gandolfo, Emilio García Wehbi, Marietta Gargatagli, Inés Garland, Florencia Garramuño, Teresa Garufi, Miguel Gaya, Jorge Geffner,  Francisco Gelman Constantin, Nicolás Gelormini, Alicia Genovese, Analía Gerbaudo, Mabel Giammatteo, Pablo Gianera, Federico Gianotti, Daniel Gigena, Sol Gil, Abel Gilbert, Paula Giménez Zapiola, Gabriel Giorgi, Mónica Girón, Andrea Giunta, Marisa Godoy, Myriam Leonor Godoy Arroyo, Graciela Goldchluk, Víctor Goldstein, Alejandro González, Betina González, Horacio González, Jonio González, Neide Maia González (Brasil), Rafael Goñi, Nathalie Greff-Santamaria, Inés Grimland, Ezequiel Grimson, Lucía Grodsinsky, Paula Grosman, Irene Gruss, Roberto Guareschi, Leila Guerriero, Richard Gwyn (Gales),
H
Fabián Haim, Claudia Hartfiel, Liliana Hayat, Liliana Heer, Dolores Hernández, Itziar Hernández (España), Patricia Hernández, Frida Herz, Alejandro Horowicz, Luis Francisco Houlin Dintrans, Claudia Hortas,
I
Ricardo Ibarlucía, Carla Imbrogno, Pablo Imen, Pablo Ingberg, José Insúa, Fabián Osvaldo Iriarte, Pola Iriarte (Chile), Jorge Isaías,
J
Carlos H. Jacobo, David Jacobson, Natalia Jakubecki, Alexandra Jamieson Barreiro, Ana María Jaramillo (Colombia/México), Darío Jaramillo Agudelo (Colombia), Noé Jitrik, Silvia Jurovietzky,Mario Jursich (Colombia),  
K
Tamara Kamenszain, Laura Kaplan, Alejandra Patricia Karamanian, Alejandro Kaufman, Edna Inés Kelly, Sergio Kiernan, Guillermo Korn, Alberto Kornblihtt, Laura Malena Kornfeld, Eduardo Kragelund, Paula Krajnc, Christian Kupchik,
L
Juan Manuel Lacalle, Nora Laffont, Mónica Lago, Patricia Lálage del Vall, María Lanese, Gabriela Lapalma, Alicia Laplace, Cecilia Lasa, Alejandra Laurencich, Daniela Lauria, Denise León, Mara Faye Lethem (Estados Unidos),  Mauro Libertella, Daniel Link, Jorge Locane (Alemania), María Rosa Lojo, María Pía López, Eugenio López Arriazu, Carlos López Beltrán (México), Pura López Colomé (México), María López García, Ana María Lorandi, Diego Lorenzo, Carolina Lozada (Venezuela), Gabriel Lozano, Marcela Lucero,
M
Bruna Macedo de Oliveira (Brasil), Ariel Magnus, Silvia Maldonado, Alejandro Manara, Adriana Carolina Manes, Laura Mangold, Héctor Manni, Elena Marengo, Lucas Margarit, Marilú Marini, Leticia Martí, Daniel Martínez, Uriel Martínez Venegas (México), Claudia Masín, Carlos Masotta, Cecilia Mata, Ana Silvia Mazía, Mirtha Paula Mazzocchi, Ana Mazzoni, Víctor Manuel Mendiola (México), Ricardo Mendoza Rademacher (Chile), Andrea Menegotto, Haydée Noemí Menna, Tununa Mercado, Mercedes Merino, Silvana Meta, Alejandra Mierez Revilla, Eduardo Milán (Uruguay), Gabriela Minsky, Ignacio Miret, Federico Mirré, Javier Mocarquer (Estados Unidos), Macarena Mohamad, Cristian Molina, Oscar Luis Molina Sierralta (Chile), Rodrigo Molina-Zavalía, Sylvia Molloy, Fabián Mónaco, Rafael Mondragón (México), Mario Montalbetti (Perú), Graciela Montaldo, Jorge Monteleone, René Montero Montano (México), Miguel Ángel Montezanti, Virginia Monti, Fabio Morábito (México), Miguel Ángel Morelli, Yolanda Morató (España), María Moreno, Juan Carlos Moreno Cabrera (España), Graciela Morgade, Julieta Mortati, José Luis Moure, Vicente Muleiro, Fabricio Müller, Debi Mundani, Hugo Murno,
N
Adelaide Navarret, Juana Nicolaou, Gustavo Nielsen, Michel Nieva, Daniela Nigro, Valentina Noblia, Alicia Noceti, Alejandro de Nuñez,
O
Julieta Obedman, Alejandra Obermeier, Elena Luján Odriozola,  Gladys Ojea, Ana Ojeda, Leonardo Oksman, Sebastián Olaso, Alejandro Olazabal, Mercedes Olcese, Lucrecia Orensanz (México), Diana M. Ortega, María Gabriela Ortiz, Pablo Ortiz (Estados Unidos), Alexandra Ortiz Wallner (Alemania), Elsa Osorio, Araceli Otamendi, Sonia Otamendi, Rafael Felipe Oteriño,
P
Melisa Palferro, Cecilia Palmeiro, Lucas Panaia, Tamara Padrón Abreu, Andrea Palet (Chile), Marcia Paraquett (Brasil), Aldo Parfeniuk, María Teresa Pascual, Sandra Pasquini, Hilda Paz, Joana Peaguda, Karina Pelech, Ingrid Pelicori, Diego Peller, Marina Inés Pepe, Graciela Périssé, Claudia Pérez, Cecilia Pérez de Micou, Paula Pérez Alonso, Romina Eva Pérez Escorihuela, Graciela Perosio, Lucas Petersen, Miguel Ángel Petrecca, Maria Pibernus, Gabriela Clara Pignataro, María Cristina Pinto, Claudia Piñeiro, Nancy Viviana Piñeiro, Dagmar Ploech (Alemania), Silvina Poch, Judith Podlubne, José Maria Poirier, Antonio José Ponte (Cuba/España), Ángela Pradelli, Graciela Progano, Marita Propato, Ana Pruis, Agnieszka Julia Ptak,  Mercedes Pujalte, María Lucía Puppo,
Q
 Juan Carlos Quintero-Herencia (Puerto Rico),
R
Alejandro Raiter, María Laura Ramos, Graciela Rapaport, Olga Regueira, María Cristina Renard, Fernando Rendón (Colombia), Jorge Revsin, Alicia Silvia Rey, Esteban Javier Rico, Cynthia Rimsky (Chile), María Florencia Rizzo, Armando Roa Vial (Chile), Daniela Rodríguez Gesualdi, Victoria Rodríguez Lacrouts, Blanca Alberta Rodríguez Vázquez (México), Alejandra Rogante, Waldo Rojas (Chile), Luis A. Rojas Herrera (Chile), Marta Rojzman, Mariana Romo Carmona (Estados Unidos), Gonzalo Roncedo, Hernán Ronsino, Mirta Rosenberg, Cecilia Rossi (Gran Bretaña/Argentina), Silvina Rotemberg, Fernando Rouaux, Gabriela Alina Roveda Peluffo, Cora Rozwadower-Grätzer (Francia), Julio Patricio Rovelli López, Mario Rucavado Rojas, Silvia Adriana Rucci, Natalia Ruhl, Facundo Ruiz, Pablo Martín Ruiz (Estados Unidos), Ricardo Ruiz, Andrea Russo, 
S
Guillermo Saavedra, Julia Sabena, Lori Saint-Martin (Canadá), Ina Salazar (Perú/Francia), Amalia Sato, Alejandro Schmidt, Scott Sadowsky (Chile), Julia Saltzmann, Elisa Salzmann, Daniel Samoilovich, Cristina Santoro, Beatriz Sarlo, Vivian Scheinsohn, María Jimena Schere, Gabriela Schon, Federico Schuster, Francisco Segovia (México), Pablo Seijas (Argentina/Francia), Gabriel Seisdedos, Gabriel Senanes, Silvia Senz Bueno (España), Jessica Sequeira (Estados Unidos), Matías Serra Bradford, Marina Serrano, Pedro Serrano (México), Nora Sforza, Lorna Shaugnessy (Irlanda), Ana María Shua, Luciana Sierra, Alberto Silva Castro, Gastón Sironi, Paulo Slachevsky (Chile), Perla Sneh, Ricardo Soca, Ada Solari, Margarita Solli, Marcial Souto, Mikel Soto Nolasco(País Vasco), Rafael Spregelburd, Eduardo Stupía, Julieta Sueldo Boedo (Brasil), Jorgelina Sureda, Maristella Svampa, Mariano Sverdloff, Santiago Sylvester, Alberto Szpunberg, Mónica Szumurk,
T
Sergio Tanoni, Alejandro Tantanian, Carles Tàvec, María Tellechea, Federico E. Testoni, Diana Theocharidis, María Emilia Tijoux, Mario Tomé, Sandra Toro, Jorge Torres Zavaleta, Diego Trelles Paz (Perú), Silvina Trica-Flores (Estados Unidos), Roxana Trucco, Lilia Tubia,
U
Lidia Unger, Pablo Usabiaga, Teresa Usandivaras, Alejandra Uslenghi (Estados Unidos), Leandro Uteda,
V
Luisa Valenzuela, Gustavo Valle (Venezuela), Daniel Varacalli Costas, María Esther Vázquez,  Graciana Vázquez Villanueva, Diana Vega, Ana Vellegal, Luciana Velloso, Santiago Venturini, Carmen Verlichak, Pedro Ignacio Vicuña (Chile), Gabriela Villalba, Inés Villanueva, Claudio Villarreal, José Javier Villareal (México), Minerva Margarita Villareal (México), Silvia Villegas, Juan Villoro (México), Elena Vinelli  Marcela Visconti, Miguel Vitagliano, Carlos Vitale, Martín Vitton, Nadia C. Volonté,
W
Miguel Wald, David Wapner, Gerardo Wehinger, Astrid Wenzel, Guadalupe Wernicke, Tamara R. Williams (México / Estados Unidos),  Laura Wittner, Leandro Wolfson, Marcela Woods,
Y
Daniel Yagolkowsky, Débora Yánover, Jorge Hernán Yerro (Brasil), 
Z
Horacio Zabaljáuregui, Graciela Zanini, Paula G. Zarza, Enrique Zattara Hernández, Amelia Zerrillo, Pablo Zdrojewski, Katharina Zinsmeister, Verónica Zondek (Chile), Ana Zone, Paula Zucherelli,  Julia Zullo, Patricio Zunini. Gabriela Mariel Zunino.


Universidades e instituciones educativas a las que pertenecen los firmantes

Universidad Autónoma de Entre Ríos (Argentina)
Universidad Católica Argentina (Argentina)
Universidad de Belgrano (Argentina)
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Universidad de San Andrés (Argentina)
Universidad del Salvador (Argentina)
Universidad Nacional Arturo Jauretche (Argentina)
Universidad Nacional de Córdoba (Córdoba, Argentina)
Universidad Nacional de La Plata (La Plata, Argentina)
Universidad Nacional de Lanús (Argentina)
Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina)
Universidad Nacional de Rosario (Rosario, Argentina)
Universidad Nacional de San Luis (San Luis, Argentina)
Universidad Nacional de Tres de Febrero (Argentina)
ENSLV "Sofía E. Broquen de Spangenberg" (Argentina)
IES en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández" (Argentina)
Instituto Cultural Argentino de Lenguas Vivas (Tucumán, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente 3 (San Martín de los Andes, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N°83  (Solano-Quilmes)
Instituto Superior de Profesorado n.° 8 "Alte. Guillermo Brown" (Santa Fe, Argentina)
Universidade Federal da Bahia (Brasil)
Universidade Federal da Integraçao Latino-Americana (Brasil) 
Universidade Federal Fluminense (Brasil)
Universidade Federal de São Paulo (Brasil)
Universidad Católica de Chile (Chile)
Universidad de Chile (Chile)
Universidad Jorge Tadeo Lozano, sede Caribe. Cartagena (Colombia)
Universidad Autónoma de Nuevo León (México)
UNAM (México)
Universidad de Montevideo (Uruguay)
Universidad de la República (Uruguay)
New York University (Estados Unidos)
Providence College (Estados Unidos)
UC Davis (Estados Unidos)
University of Maryland (Estados Unidos)
Tufts University (Estados Unidos)
Ministère de l'Immigration, de la Diversité et de l'Inclusion de Québec (Canadá)
Université du Québec á Montreal (Canadá)
Humboldt-Universität zu Berlin (Alemania)
Universidad Libre de Berlín (Alemania)
Universidad Autónoma de Madrid (España)
Universitat Pompeu Fabra (Barcelona / España)
Université de Caen-Normandie (Francia)
Université de Lille 3 (Francia)
Université Sorbonne Nouvelle Paris III (Francia)
Université Catholique de Louvain (Bélgica)
Tokyo University (Japón)

Adhesiones Institucionales

Centro PEN Argentina
Sociedad de Escritores y Escritoras de Argentina (SEA)
Fundación Victoria Ocampo
Programa de Estudios Latinoamericanos Contemporáneos y Comparados
Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española(http://untref.edu.ar/diccionario/)
Archivos del Sur

Arturo Vázquez Barrón contra la neutralidad

$
0
0
El sábado 12 de noviembre pasado, Reyes Martínez Torrijos publicó en La Jornada, de México, la siguiente entrevista con el traductor Arturo Vázquez Barrón, flamante presidente de la Asociación Mexicana de Traductores Literarios. En la volanta de la nota se lee “Ese arte no es un código de buena conducta textual, dice experto a La Jornada”.

La literatura es subversiva, es anomalía,
y traducir implica respetar la topografía de lo escrito

La traducción literaria adaptativa, que apuesta a la conservación del sentido, ha prevalecido en Occidente sobre la literalista, más interesada ésta en la letra como forma física del texto, señala Arturo Vázquez Barrón, presidente de la Asociación Mexicana de Traductores Literarios (Ametli).

El problema no es apostar a una de las dos formas de traducir como si fuera superior. Parecería que la buena traducción es la que no tiene atorones y lees como si hubiera sido escrita en español, que todos los textos de literatura extranjera están escritos de manera fluida. Eso es un completo contrasentido porque la literatura no es un código de buena conducta textual, explica en entrevista a La Jornada.

“La literatura es subversiva, es anomalía, tiene que ver con formas de escribir desligadas del buen decir, porque si no no podríamos distinguir a un autor de otro; es decir, el autor apuesta a decir cosas extrañas y que son extraordinariamente únicas.

Apostar a que las buenas traducciones tienen que leerse como si fueran objetos inertes, sin ningún tipo de relevancia o topografía, sin ninguna anomalía es apostar a matar la literatura.

El metatexto, casi en desuso
En la actualidad, considera Vázquez Barrón, ya casi no se práctica el metatexto, escrito donde el traductor presenta su traducción a los lectores. El crítico, antes de determinar si la traducción es buena o mala, debería tener la posibilidad de ver ese texto con el que se presenta el trabajo, qué es lo que trató de hacer y los problemas que enfrentó; qué es lo que no pudo traducir, lo que decidió no traducir y para qué lado se fue. Esa es una mina de conocimiento sobre el documento traducido, originado en el proyecto del traductor.

Lo que ocurre, en contraste, es que la “traducción se lee y se establecen criterios de crítica o de ponderación desde una lógica binaria elemental: denuestan la traducción diciendo que es muy mala y contiene ‘gilipollas’ españolismos o argentinismos y lo que suene extranjero, o porque se detectó en la traducción algunos contra o falsos sentidos y se concentra la atención en el microtexto; o bien, se dice que es buenísima la traducción, fluye solita, parece que está escrita en español, no tiene ningún atisbo de rasgos extranjerizantes, no suena a traducción”.

El presidente de la naciente Ametli deplora que desde la crítica y desde el mundo que supuestamente aprecia la buena literatura parece que se apuesta a matar la buena literatura, porque mientras más anómalo sea un texto, con registros vernáculos, coloquialismos no lo vas a poder trasladar hacia la franja lingüística neutral porque todos tenemos peculiaridades y formas de designar ciertas cosas; parece que te están pidiendo desaparecer esas características del texto original para que en el momento de la lectura nadie se sienta inquieto, a disgusto, perturbado o confrontado.

Y ejemplifica con un texto imaginario con una serie gigantesca de neologismos. El traductor se tiene que poner al tú por tú con el autor y tratar de hacer procesos neológicos similares, encontrar juegos de palabras, metáforas, adjetivaciones insólitas, que por lo general pueden parecerle raras al editor y al corrector de estilo.

Por ello, la crítica a la traducción literaria debe tratar de ubicar dónde está la figura del traductor respecto de su texto, qué hizo con él, qué manera de traducir prefiere, si es más adaptativo o más literalista; se debe tratar de ubicar dónde se asentó el proyecto de traducción.

"Algo imposible de descifrar"

$
0
0
José Sánchez del Campo, "Cara Ancha"

Ricardo Badapublicó la siguiente columna en El Trujamán del 24 de noviembre pasado. En ella no se refiere estrictamente a traducción, sino a lo que se pierde, en el propio idioma, cuando cambiamos de provincia.  

Variaciones sobre un idioma común que nos desune

Quieras que no, y a pesar de la globalización informativa, los distintos desarrollos históricos de los países donde dizque se habla y se escribe en español han creado conjuntos léxicos que ningún diccionario logrará absorber jamás y que nos permiten asumir la paradoja de Shaw al hablar del distinto inglés que se habla y escribe en Inglaterra y los Estados Unidos: el idioma común que nos desune.

En México, a los autobuses que se dedican al transporte urbano de pasajeros los llaman «camiones», y para distinguirlos de los camiones dedicados al transporte de mercancías, a estos se los llama «materialistas». Y me han asegurado, y hasta lo sé de muy buena tinta, que una de las señales de tráfico que convierten a México en el paraíso surrealista que entrevió algún día André Breton es aquella que reza PROHIBIDO A LOS MATERIALISTAS ESTACIONAR EN LO ABSOLUTO.

Convengamos en que ni siquiera a don Emmanuel Kant, en aquellos momentos de altísima inspiración donde se sacó del caletre la doctrina del idealismo, ni siquiera a él, se le hubiese ocurrido semejante exabrupto. ¡Nada menos que prohibirle a los materialistas el acceso a lo Absoluto!  ¡Por Dios!, como clamaba Álvaro Mutis en estos casos.

Yéndonos ahora al Cono Sur, me pregunto, por ejemplo, qué es lo que podrá significar para un chileno el verso de don Antonio Machado que dice, en uno de sus poemas castellanos, aquello de «ese hombre de un casino provinciano / que vio a Carancha recibir un día».

En Chile no se conocen las corridas de toros, es más: las repudian, y por lo tanto Carancha no es el nombre de un viejo y famoso torero, pero —sobre todo— se ignora allí que la concatenación torero-matar recibiendo implica una referencia a una de las suertes más arriesgadas y peligrosas del arte de Cúchares: el matador se perfila para matar y atrae hacia sí la embestida del toro clavándole a pie firme el estoque en el morrillo. Es decir: no es el matador quien se vuelca sobre el toro sino el toro quien se arranca hacia el torero, cuyo pulso debe ser infalible en ese momento de la verdad, de lo contrario puede pagarlo con la vida, como le sucedió a Manolete la tarde trágica de agosto de 1947, en Linares.

Entonces, para alguien que sabe de toros y que lee u oye el verso de Machado («ese hombre de un casino provinciano / que vio a Carancha recibir un día»), la cosa está muy clara: aquel instante ha sido una epifanía en la vida del provinciano visitante del casino, algo imposible de olvidar. Mientras que para el chileno, el argentino, el uruguayo, el paraguayo…, en fin, el que viene de países sin tradición tauromáquica, se trata de algo imposible de descifrar.

Y me gustaría redondear este trujamán con un tercer ejemplo de incomunicación entre ambos lados del océano, pero no tiene nada que ver con problemas léxicos sino más bien con una de las características más emblemáticas de lo que, para entendernos, llamaré «la raza española», y es la mala uva, que en las más de las ocasiones no es más que un esperpéntico disfraz de otra de las características asimismo emblemáticas de esa misma raza, y es la envidia.

En el prólogo de Juan Benet a la edición española de Palmeras salvajes, de William Faulkner (Edhasa, Barcelona, 1970), de repente uno se enfrenta con esa frase: «me veo obligado a transcribir las citas del texto traducido por Borges, por carecer de otra edición». Imagino lo muy descansado y satisfecho que se habrá quedado el señor Benet después de arrojar ese puñado de seudoironía desdeñosa a la tarea de Borges como traductor de Faulkner. Pero lo que fabricó es un boomerang.


Porque si uno dice que se ve obligado, para hilar sus argumentos, a citar de un texto traducido por otro, es evidente, a) que no domina el idioma original del texto traducido; y b) que si no lo domina, ¿de dónde saca la autoridad para desautorizar la traducción de la que va a citar? Y, sea como fuere, la traducción de Borges no debe de ser tan desdeñable puesto que el señor Benet extrae de ella nada menos que veintisiete citas, alguna de las cuales hasta le sirven para basar su juicio ¡¡sobre la prosa de Faulkner!! Por la boca muere el pez.

"Kleist es un inventor de formas"

$
0
0
En su columna del diario Excelsior, de México, del 25 de junio de este año, Rafael Miranda Bello se ocupa de Michael Kohlhaas, novela breve de Heinrich von Kleist, que comenta el escritor colombiano Juan Cárdenas. Existen numerosas versiones de ese texto; entre otras, las de Andrea Pagni (Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 1977), Elena Herrero Álvarez (Barcelona, Caralt, 1977), Felipe González (Madrid, La Gaya Ciencia, 1978), Javier Orduña (Madrid, Nórdica, 2006), María Isabel HernándezGonzález (Madrid, Alba, 2007), Ariel Magnus (Buenos Aires, El Hilo de Ariadna, 2013), etc.

Una justicia aterrorizante

CIUDAD DE MÉXICO. En junio de 1808, el narrador Heinrich von Kleist (Fráncfort del Óder, 1777-Wannsee, 1811) publicó en la revista Phöbus —que había fundado pocos meses antes con el crítico Adam Müller— algunos fragmentos de Michael Kohlhaas, novela corta que para el escritor Juan Cárdenas (Popayán, 1978) es una obra “increíblemente moderna. No se me ocurre ninguna cosa escrita en los últimos 30, 40 años que pueda compararse al Kohlhaas en audacia narrativa”, dice Cárdenas, y menciona cómo llegó a sus páginas: “Acababa de leer Sobre el teatro de marionetas, un ensayo al que siempre vuelvo y que trato de parafrasear y sacudir (como se sacude un guayabo a ver si caen frutas) en muchas cosas que escribo. Entonces pasé al Kohlhaas y me voló la cabeza. Ambos textos comparten un montón de conexiones que he ido descubriendo con los años”. 

Basándose en un episodio histórico del siglo XVI, Kleist narra en Michael Kohlhaasla historia de un comerciante de caballos que, luego de ser víctima de una sarta de atropellos, busca hacer justicia por su propia mano y enciende una rebelión que aterroriza y arrasa con todo lo que se opone a su paso, convirtiéndose en un criminal que tras su captura es condenado a muerte y ejecutado (aunque antes, en las negociaciones intercede a su favor Martín Lutero). “La primera vez que leí el libro no puede evitar entenderlo como un texto latinoamericano”, anota Cárdenas. “Ahí están todas las tensiones románticas e ilustradas que atraviesan los relatos latinoamericanos sobre la tierra, la dominación feudal, la ley y la teología política. De hecho, pensé en la historia fundacional de las FARC, con Manuel Marulanda, alias Tirofijo, yéndose al monte a fundar su insurrección después de que le mataran a unos cerdos”. 

Publicada en su versión original en el primer volumen de Relatos (1810) de Kleist, y con un par de adaptaciones cinematográficas dirigidas por Volker Schlöndorff en 1969, y Arnaud des Pallières en 2013, Michael Kohlhaas ha escurrido de cierto modo su influencia en novelas como Ragtime, de E. L. Doctorow, y Vida y época de Michael K, de J. M. Coetzee, pero además, Cárdenas cuenta que junto a los escritores Edmundo Paz Soldán y Yuri Herrera está empezando a poner en marcha “una antología de remakes latinoamericanos del Kohlhaas”. Una iniciativa literaria que parte de la idea de que la novela de Kleist “es un texto profundamente sudaca y el proyecto quiere explorar esa afinidad”.  

Por otro lado, Cárdenas opina que “Kleist es un inventor de formas. Y el efecto más sorprendente de las formas nuevas es la capacidad que tienen para desplazar y resignificar conceptos, campos enteros de discusión alrededor de ideas que parecen muertas hasta la aparición de la forma nueva”. En ese sentido, el autor de la novela corta Zumbido (2010) —quien había apuntado: “hay algo muy potente en ese efecto de brevedad, de intensidad de la novela corta. La duración restringida es una de las claves de la belleza del género. Se acaba justo a tiempo, pero a la vez uno siente que le quedó faltando algo. Que esa perfección es a la vez la formulación de una carencia, de un vacío. Ese vacío es el vórtice político y estético de la novela corta—, así como de las novelas más extensas Los estratos (2013) y Ornamento (2015), considera que Kohlhaas “es uno de los momentos fundacionales de la novela corta moderna y a la vez funciona como un ensayito, o sea, borrador de ideas, revelación de pentimentos, de brochazos fallidos o abandonados, alrededor de la insurrección y de la ley. No por nada era uno de los libros favoritos de Kafka”.


Se supo: a Herralde le gusta el dinero

$
0
0
Roberto Bolaño y Carolina López
El 24 de noviembre pasado, en El País, de Madrid, casi como si fuera el anuncio de un culebrón caribeño, podía leerse la afirmación que da título a la siguiente nota. Y abajo, en el mismo estilo de las revistas del corazón, “Carolina López, viuda del escritor chileno, rompe su silencio”. Mientras uno se pregunta si esta manera cursi de titular y subtitular está en en el libro de estilo del periódico que se proclama “global”, hay otras preguntas que vale la pena hacerse. Entre otras, por el verdadero pape desempeñado por todas las viudas que, más allá de la viuda real, le surgen a un escritor de renombre cuando se muere. Para no hablar del despecho ($), los reproches ($$) y, claro, otra fealdades ($$$). Quien desee conocerlas, puede consultar los artículos mencionados –con vínculo en rojo– por la única viuda real de Roberto Bolaño.
La verdad sobre Roberto Bolaño
Recientemente se ha publicado un artículo de Ignacio Echeverría(El Cultural de El Mundo, 23 de septiembre de 2016) y unas declaraciones del editor Jorge Herralde (La Vanguardia, 30 de octubre de 2016 que, lejos de referirse a cuestiones literarias de la obra de Roberto Bolaño, tratan sobre asuntos de mi vida privada, la de mis hijos y la del propio Roberto que no son ciertas.

Roberto murió en 2003 tras largos años de enfermedad y su voluntad siempre fue que su esposa y sus hijos gestionaran su obra, como hemos venido haciendo con discreción. Tras su fallecimiento, yo seguí viviendo en Blanes (Girona) junto a mis hijos e intentando llevar una vida anónima ajena a las rencillas editoriales. Siempre he mantenido mi puesto como educadora social en el Ayuntamiento de ese pueblo, donde trabajo desde hace más de 30 años. Ahora me veo, tristemente, en la obligación de romper este silencio de más de 10 años.

Echevarría y Herralde atribuyen que se les haya apartado de la gestión de la obra de Roberto al hecho de que, según ellos, conocían una relación sentimental de este con Carmen Pérez. Lo cual no es cierto en absoluto. Actúan movidos por el despecho, porque, debo decir, que se apartaron ellos mismos.

La reciente publicación de la novela inédita El espíritu de la ciencia-ficción y la cesión de los derechos de la obra de Roberto a Alfaguara y no a Feltrinelli (sucesora de Anagrama) se debe únicamente a razones profesionales. La propuesta que realizó Alfaguara en el marco de las negociaciones en las que intervino mi agente, Andrew Wylie, fue mucho más ventajosa para la obra de Roberto. No solo en lo económico. Alfaguara tiene una mayor presencia en Latinoamérica, donde sus libros cuestan menos, algo fundamental para garantizar el acceso de los lectores a su obra.

Debe destacarse, además, que cuando Roberto murió, sólo hacía siete años que publicaba en Anagrama. De la totalidad de su obra (15 libros), seis los publicó en otras editoriales (Seix Barral, Acantilado, Lumen, Planeta Chile y Mondadori). Como bien sabe el propio Herralde, de los 20 años de vida editorial de Roberto, siete corresponden a Roberto y 13 a la gestión de su familia. Durante estos últimos, su editorial pudo reunificar toda la obra en su sello así como publicar inéditos póstumos muy relevantes. Después de 13 años en Anagrama difícilmente se puede sostener que tomemos decisiones de forma impulsiva o vengativa.

Mi pérdida de confianza en Herralde se inició en 2008, cuando revisé los contratos. Me percaté de que en 2005 Anagrama había formalizado sin mi autorización un pacto por el cual estábamos pagando comisiones mucho más altas de lo habitual. Si las comisiones rondaban de costumbre el 20%, mis hijos y yo pagábamos entre un 35% y 55%. Anagrama prolongó la vigencia de los contratos hasta 2015 y amplió el límite de ejemplares que podía editar hasta la inverosímil cifra de 5.000.000 cuando los topes de los contratos anteriores eran de 20.000 ejemplares. Además, cuando se firmó el referido contrato en 2005, ya había caducado la vigencia de varias obras por haberse superado el límite de edición, todo ello sin abonar el adelanto habitual.

En ese contexto, la agencia literaria Andrew Wylie me ofreció representar la obra de Bolaño a nivel mundial y se produjo la renegociación con Anagrama, que además cesó en la gestión internacional de la obra. Fue en ese momento cuando mi nombre, que apenas había salido en la prensa, pasó a ser el centro de artículos que desacreditaban mi imagen y aludían a hechos de la esfera privada que no son ciertos.

Respecto a Ignacio Echevarría, nuestra relación profesional quedó rota en 2005 porque, igualmente, perdí la confianza en él. En el trabajo de coordinación de la edición del libro El secreto del mal tuve conocimiento de que había difundido por correo electrónico a terceras personas el manuscrito inédito de dicha obra sin pedir mi autorización y antes de haber firmado contrato alguno. Valoré esto como una frivolidad y una falta de responsabilidad. Cuando le pregunté por ello reconoció su error, pidió disculpas y dimitió de su cargo. Miente, pues, cuando afirma que lo despedí. Y miente cuando relata los motivos. En su día, él mismo encontró justificada su dimisión, como se constata en el correo electrónico que me envío el 9 de octubre de 2005: “Lamento muy sinceramente haber decepcionado tu confianza. […] Me hago cargo de lo que puede suponer una pérdida de confianza y asumo enteramente mi responsabilidad”. Además, se ha desdicho de lo que me escribió dos días después, en otro correo: “Por mi parte, no tengo intención de dar más vueltas al asunto, ni mucho menos de divulgarlo en forma alguna”.

Después de este mensaje no podía imaginar que Echevarría continuaría declarándose albacea de la obra de Roberto —mintiendo públicamente— hasta que en 2011, seis años después, declaré a La Vanguardia que nunca lo había sido. Es decir, miente cuando escribe en su reciente artículo de El Mundo que nunca se había definido como tal y que eran los periodistas quienes lo afirmaban. Baste leer la entrevista que concedió en El Telégrafo de Ecuador (2 de diciembre 2009):

—Cambiando de tema, hasta hace poco tiempo estuvo a cargo de la obra de Bolaño
—Estaba, ahora no. Lo que pasa es que él me nombró, frente a su viuda, albacea, pero solo de palabra. Yo no tenía poderes jurídicos en la administración de su legado.

Mis argumentos son profesionales. Por eso es absurdo que Herralde y Echevarría decidan por despecho quién fue, y desde cuándo, su pareja. Con gran dolor, mis hijos y yo estamos pagando, me temo, las consecuencias de nuestra salida de Anagrama.

Sobre mi vida privada, la de Roberto y mis hijos nunca he hablado en los medios y no lo voy a hacer ahora. Sólo me limitaré a decir que Roberto y yo mantuvimos un proyecto de vida en común, de pareja y familiar junto a nuestros hijos, durante 23 años, desde que nos conocimos en Girona en 1981 hasta su fallecimiento. Es falso que Roberto compartiera su vida y los últimos seis años antes de su fallecimiento con Carmen Pérez. En todas sus declaraciones públicas, también en la entrevista que concedió pocos días antes de su fallecimiento, sus temas son la literatura y su familia, a los que profesaba un profundo amor y respeto y junto a los que vivió en Blanes hasta el final.

Ayer se dio a conocer el último Premio Cervantes

$
0
0
A los efectos de su historia, el Premio Cervantes fue instituido en 1974 con el propósito de honrar una obra literaria completa, aunque su primera edición tuvo lugar de modo efectivo al año siguiente. Los candidatos son presentados por el pleno de la Real Academia Española y por las Academias de los países hispanos y los premiados en años anteriores. El jurado se halla presidido por el ministro de Cultura y Educación de España y desde 1980, en evitación de coincidencias, esta dignidad sólo puede concederse a uno de los candidatos. La ceremonia de entrega del galardón se celebra el 23 de Abril de cada año.

Eduardo Mendoza
Se acaba de anunciar que este año lo ganó Eduardo Mendoza, un muy buen escritor español y un verdadero caballero (lo que, por caso, no podría decirse ni de Pérez Reverte ni de tantos otros), a quien tal vez, de este lado del Atlántico, habría que prestarle mucha más atención.


El premio Cervantes se otorgó, hasta la fecha, en cuarenta ocasiones, de las cuales 22 correspondieron a escritores españoles, 6 a escritores mexicanos, 4 a escritores argentinos, 3 a escritores cubanos, 3 a escritores chilenos, 1 a un escritor uruguayo, 1 a un escritor paraguayo, 1 a un escritor peruano. .


1976 Jorge Guillén (España, 1893-1984) poeta 
1977 Alejo Carpentier (Cuba, 1904-1980) novelista
1978 Dámaso Alonso (España, 1898-1990) poeta
1979 Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986) poeta
     Gerardo Diego (España, 1896-1987) poeta
1980 Juan Carlos Onetti (Uruguay, 1909-1994) novelista
1981 Octavio Paz (México, 1914-1998) poeta
1982 Luis Rosales (España, 1910-1992) poeta
1983 Rafael Alberti (España, 1902-1999) poeta 

1984 Ernesto Sábato (Argentina, 1911-2011) novelista
1985 Gonzalo Torrente Ballester (España, 1910-1999) novelista
1986 Antonio Buero Vallejo (España, 1916-2000) dramatugo
1987 Carlos Fuentes (México, 1928-2012) novelista
1988 María Zambrano (España, 1904-1991) filósofa
1989 Augusto Roa Bastos (Paraguay, 1917-2005) novelista
1990 Adolfo Bioy Casares (Argentina, 1914-1999) novelista
1991 Francisco Ayala (España, 1906-2009) novelista
1992 Dulce María Loynaz (Cuba, 1903-1997) poeta
1993 Miguel Delibes (España, 1920-2010) novelista
1994 Mario Vargas Llosa (Perú, 1936) novelista
1995 Camilo José Cela (España, 1916-2002) novelista
1996 José García Nieto (España, 1914-2001) poeta
1997 Guillermo Cabrera Infante (Cuba, 1929-2005) novelista
1998 José Hierro (España, 1922-2002) poeta
1999 Jorge Edwards (Chile, 1931) novelista
2000 Francisco Umbral (España, 1932-2007) novelista
2001 Alvaro Mutis (Colombia, 1923-2013) poeta y novelista
2002 José Jiménez Lozano (España, 1930) novelista
2003 Gonzalo Rojas (Chile, 1917-2011) poeta
2004 Rafael Sánchez Ferlosio (España, 1927) novelista
2005 Sergio Pitol (México, 1933) novelista
2006 Antonio Gamoneda (España, 1931) poeta
2007 Juan Gelman (Argentina, 1930-2014) poeta
2008 Juan Marsé (España, 1933) novelista
2009 José Emilio Pacheco (México, 1939-2014) poeta
2010 Ana María Matute (España, 1925-2014) novelista
2011 Nicanor Parra (Chile, 1914) poeta
2012 José Manuel Caballero Bonald (España, 1926) poeta y novelista
2013 Elena Poniatowska (México, 1932) novelista
2014 Juan Goytisolo (España, 1931) novelista
2015 Fernando del Paso (México, 1935) novelista
2016 Eduardo Mendoza (España, 1943 ) novelista

Hay quien supone que el Premio Cervantes es el Premio Nobel de las letras hispánicas, como si el Nobel importara y como si el Cervantes idem. Tal vez valga la pena decir que se trata de un premio español, que, una de cada dos veces, condesciende a premiar a algún latinoamericano, creando la curiosa ilusión de que la literatura española actual es más importante que la que se escribe en América. Por eso no está de más insistir: EL CERVANTES ES UN PREMIO EXCLUSIVAMENTE ESPAÑOL, OTORGADO POR ESPAÑOLES EN ESPAÑA. Quien lo dude puede recurrir a la curiosa idea de la justicia que tienen quienes lo otorgan: en 1979, por única vez, fue compartido, privilegio le tocó a Jorge Luis Borges, en la ocasión acompañado del muy influyente y mundialmente famoso Gerardo Diego

¿Por qué aceptarlo? La respuesta es simple y no vale la pena hacerse ilusiones: son 125 mil euros que no le vienen mal a nadie, claro. O sea, unos cuantos apretones de manos insustanciales, palo y a la bolsa. ¿Qué agregar?


Semana treinta y dos del repudio al convenio entre la U.B.A.,la UNAM, la Universidad de Salamanca, el Instituto Cervantes y Telefónica de España

$
0
0

El éxito de la convocatoria para repudiar el convenio que le otorga valor universal al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española, propuesto por el Instituto Cervantes y un consorcio de universidades de España y Latinoamérica, demuestra que la movilización de la comunidad intelectual de la lengua castellana está lejos de haberse agotado. Esta semana, la número treinta y dos desde que empezamos, actualizamos la lista de firmantes ya que,  diariamente siguen llegando adhesiones de todo el espectro de la lengua. Por lo tanto, seguirá abierta la recolección de firmas de todos aquéllos interesados en dejar sentado en este blog su repudio ante un pacto realizado de espaldas a la sociedad. 


Como ya se ha explicado, no sólo han firmado la nota que se reproduce a continuación escritores, traductores, correctores, editores, intelectuales en general (historiadores, sociólogos, antropólogos, arqueólogos y periodistas, además de directores teatrales y actores), sino también un gran número de profesores de Literatura Española e Hispanoamericana, lingüistas, filólogos y lexicógrafos, que desempeñan sus tareas en  universidades argentinas y extranjeras. Acaso ellos están mejor capacitados para entender el problema que los contadores, veterinarios y dentistas que votaron positivamente el acuerdo en una sesión del Consejo Superior de la UBA…  quince días posterior al anuncio oficial del Instituto Cervantes en el Congreso de la Lengua de Puerto Rico.

La solicitada y la lista estarán disponibles para quien desee consultaras y, eventualmente, sumarse. Para hacerlo sólo tiene que enviar un mail a clubdetraductoresliterarios@gmail.com


Solicitada

Los abajo firmantes, escritores, intelectuales, docentes, investigadores y artistas del universo de la lengua castellana, queremos manifestar nuestro absoluto repudio al Memorándum de Entendimiento, un conjunto breve de artículos, con el cual la UBA se integra al convenio firmado entre el Instituto Cervantes, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Salamanca, que pretende otorgarle al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE) valor universal y hegemónico. Consideramos que se trata de  una grave intromisión en la independencia lingüística de Latinoamérica, así como de un perjuicio a los intereses políticos y comerciales de la región.


A
Martín Abadía, Cecilia Abdo-Ferez, Enrique O. Abeya-Gilardon, Eleonora Acosta, Mónica Acosta, Gabriela Adamo, Lucas Adur, Silvia Aguilera (Chile), Cecilia Aguirre (Brasil), Claudia Aguirre, Osvaldo Aguirre, Abel Ahumada, Laura Alcoba (Francia), Diego Alfaro Palma (Chile), Fernando Alfón, Javier Almeida, Mariano Altamirano, Matías Allende Contador (Chile), Adriana Amante, Susana Anaine, Jotaele Andrade, Maria Teresa Andruetto, Daniela Ansa, Angelika Antonio Rubin, María Amelia Arancet Ruda, Graciela Aráoz, Fernanda Aren, Teresa Arijón, Elvira Arnoux, Jaime Arrambide, Alessio F. Arredondo,  Adriana Astutti, Alejandra Atadía, Jorge Aulicino, Florencia Ávalos, Márgara N. Averbach,
B
Claudia Bacci, Cecilia Bajour, Miguel Balaguer, Alejandro Balazote, Lidia M. T. Rádis Baptista (Brasil), Florencia Baranger-Bedel, Magnolia Brasil Barbosa do Nascimento (Brasil), Pablo Bardauil, Julina Barembuem (Francia), Ian Barnett, Carolina Bartalini, Alcira Bas, Carlos Battilana, Matías Battiston, Gustavo Beade, Eric Beaumatin (Francia), Roberto Bein, Natalia Belenguer, Sonia Bello, Bárbara Belloc, Asher Benatar, Laura Benítez, Julia Benseñor, Daniela Bentancur, Diego Bentivegna, Gladys Berisso, Angel Berlanga, Emilio Bernini, Eduardo Berti, Concepción Bertone, Pablo Betesh, María de los Ángeles Bianchi, Ana Lia Biderman, Sonia Bierbrauer, Mónica Billoni, César Bisso, Sonia Blank, Andrea Bohrn, Elisa Boland, Karina Bonifatti, Piedad Bonnet (Colombia), Juan Bonilla (España), María Angélica Bonilla, Manuel Borrás (España), Claudia Borzi, Pablo Braun, Jorge Brega, Matías Bruera, Jorge Bustamante García (México/Colombia), 
C
Marcelo José Cabarcas Ortega (Colombia), Gabriela Cabezón Cámara, Rubén Faustino Cabrera, Susana Cabuchi, Javier Calvo, Silvia Camerotto, Silvana Campanini, Magdalena Cámpora, Marco Antonio Campos (México), Sibila Camps, Martín Caparrós, Anália Capdevila, María Ester Capurro, Pablo Caramelo, Marina Cardelli, Sandra Carli, Sandra Carrazzoni, Penélope Cartelet, Elizabeth Casals,Fabián Casas, Fernanda Castelano Rodrigues (Brasil), Alejandro Castro, Nora Catelli, Maite Celada (Brasil), Marcelino Cereijido (Argentina/México), Rocío Cerón (México), Valeria Cervero, Gabriela Cetinas, Sergio Chejfec, Matías Chiappe (Japón), Ricardo Chiesa, Micaela Chirif (Perú), Luis Chitarroni, Federico Ciamberlini, Ángela Ciocca, Susana Civitillo, Oliverio Coelho, Marcelo Cohen, Monona Cohen, Sara Cohen, Andrea Cofán, Javier Cófreces, Vanina Colagiovanni, Nicolás Coletto, María del Carmen Colombo, Gabriela Comte, Germán Conde, Oscar Conde, Carlos Roberto Conde Romero (México) Estela Consigli, Jorge Consiglio, Sandra Contreras, Lucila Cordone, Luciana Cordo Russo, Claudina Corel (Francia), Silvio Cornú, Juan David Correa (Colombia), Sylvia Costa, Beatrice Couteau, Flor Cresta, Américo Cristófalo, Claudio Crivelli, Marcela Croce, Adriana Cristina Crolla, Graciela Cros, Esther Cross, Anna Crowe (Escocia),
D
Julián D'Alessandro, Paola D’Angelo, Guillermo David, Jan de Jager (Argentina/Holanda), Santiago de Miguel, Pablo De Santis, Juan de Sola (España), Juan José Delaney, Claudia Del Blanco, Silvia Delfino, Laura Demaría (EE.UU.), Valentín Díaz, Mariana Di Cío (Francia), Ariel Dilon, María Teresa D'Meza (Cuba), Mariana Dimópulos, María di Stefano, Ignacio Di Tulio, Ángela Lucía Di Tullio, Leonora Djament, Jordi Doce (España), Nora Domínguez Rubio, Leandro Donoso, José Arlindo Dos Santos (Brasil), Elsa Drucaroff,
E
Víctor Ego Ducrot, Andrés Ehrenhaus, Laszlo Elderyi (Uruguay), Neide Elias (Brasil), Alejandra Elichabe, Verónica Engler, José María Espinasa (México), Carolina Esses, Juan José Estévez,
F
Geneviève Fabry (Bélgica), Sylvia Falchuk, Adrián Fanjul, Ángel Faretta, Cristina Farías, Adriana Fernández, Nancy Fernández, Zulema Fernández, Álvaro Fernández Bravo, Javier Fernández Miguez, Inés Fernández Moreno, Martina Fernández Polcuch, Gustavo Fernández Walker, Alex Ferrara, Santiago M. Ferro, Horacio Fiebelkorn, Tamara Figueroa, Judith Filc (Estados Unidos), Diego Fischerman, Graciela Foglia (Brasil), Laura Fólica, Jorge Fondebrider, Diego Forte, Larisa Fostinone Locoselli (Brasil), Ana Franco (México), Silvana Franzetti, Daniel Freidemberg, Silvina Friera, Leonardo Funes, Alejandra Furfaro,
G
Pablo Gaiano, Carlos Gamerro, Lélia Gándara, Flavia García (Canadá), Alicia García Bergúa (México), Inés García Botana, Antonia García Castro, Gabriela García Cedro, María Blanca García Gandolfo, Emilio García Wehbi, Marietta Gargatagli, Inés Garland, Florencia Garramuño, Teresa Garufi, Miguel Gaya, Jorge Geffner,  Francisco Gelman Constantin, Nicolás Gelormini, Alicia Genovese, Analía Gerbaudo, Mabel Giammatteo, Pablo Gianera, Federico Gianotti, Daniel Gigena, Sol Gil, Abel Gilbert, Paula Giménez Zapiola, Gabriel Giorgi, Mónica Girón, Andrea Giunta, Marisa Godoy, Myriam Leonor Godoy Arroyo, Graciela Goldchluk, Víctor Goldstein, Alejandro González, Betina González, Horacio González, Jonio González, Neide Maia González (Brasil), Rafael Goñi, Nathalie Greff-Santamaria, Inés Grimland, Ezequiel Grimson, Lucía Grodsinsky, Paula Grosman, Irene Gruss, Roberto Guareschi, Leila Guerriero, Richard Gwyn (Gales),
H
Fabián Haim, Claudia Hartfiel, Liliana Hayat, Liliana Heer, Dolores Hernández, Itziar Hernández (España), Patricia Hernández, Frida Herz, Alejandro Horowicz, Luis Francisco Houlin Dintrans, Claudia Hortas,
I
Ricardo Ibarlucía, Carla Imbrogno, Pablo Imen, Pablo Ingberg, José Insúa, Fabián Osvaldo Iriarte, Pola Iriarte (Chile), Jorge Isaías,
J
Carlos H. Jacobo, David Jacobson, Natalia Jakubecki, Alexandra Jamieson Barreiro, Ana María Jaramillo (Colombia/México), Darío Jaramillo Agudelo (Colombia), Noé Jitrik, Silvia Jurovietzky,Mario Jursich (Colombia),  
K
Tamara Kamenszain, Laura Kaplan, Alejandra Patricia Karamanian, Alejandro Kaufman, Edna Inés Kelly, Sergio Kiernan, Guillermo Korn, Alberto Kornblihtt, Laura Malena Kornfeld, Eduardo Kragelund, Paula Krajnc, Christian Kupchik,
L
Juan Manuel Lacalle, Nora Laffont, Mónica Lago, Patricia Lálage del Vall, María Lanese, Gabriela Lapalma, Alicia Laplace, Cecilia Lasa, Alejandra Laurencich, Daniela Lauria, Denise León, Mara Faye Lethem (Estados Unidos),  Mauro Libertella, Daniel Link, Jorge Locane (Alemania), María Rosa Lojo, María Pía López, Eugenio López Arriazu, Carlos López Beltrán (México), Pura López Colomé (México), María López García, Ana María Lorandi, Diego Lorenzo, Carolina Lozada (Venezuela), Gabriel Lozano, Marcela Lucero,
M
Bruna Macedo de Oliveira (Brasil), Ariel Magnus, Silvia Maldonado, Alejandro Manara, Adriana Carolina Manes, Laura Mangold, Héctor Manni, Elena Marengo, Lucas Margarit, Marilú Marini, Leticia Martí, Daniel Martínez, Uriel Martínez Venegas (México), Claudia Masín, Carlos Masotta, Cecilia Mata, Ana Silvia Mazía, Mirtha Paula Mazzocchi, Ana Mazzoni, Víctor Manuel Mendiola (México), Ricardo Mendoza Rademacher (Chile), Andrea Menegotto, Haydée Noemí Menna, Tununa Mercado, Mercedes Merino, Silvana Meta, Alejandra Mierez Revilla, Eduardo Milán (Uruguay), Gabriela Minsky, Ignacio Miret, Federico Mirré, Javier Mocarquer (Estados Unidos), Macarena Mohamad, Cristian Molina, Oscar Luis Molina Sierralta (Chile), Rodrigo Molina-Zavalía, Sylvia Molloy, Fabián Mónaco, Rafael Mondragón (México), Mario Montalbetti (Perú), Graciela Montaldo, Jorge Monteleone, René Montero Montano (México), Miguel Ángel Montezanti, Virginia Monti, Fabio Morábito (México), Miguel Ángel Morelli, Yolanda Morató (España), María Moreno, Juan Carlos Moreno Cabrera (España), Graciela Morgade, Julieta Mortati, José Luis Moure, Vicente Muleiro, Fabricio Müller, Debi Mundani, Hugo Murno,
N
Adelaide Navarret, Juana Nicolaou, Gustavo Nielsen, Michel Nieva, Daniela Nigro, Valentina Noblia, Alicia Noceti, Alejandro de Nuñez,
O
Julieta Obedman, Alejandra Obermeier, Elena Luján Odriozola,  Gladys Ojea, Ana Ojeda, Leonardo Oksman, Sebastián Olaso, Alejandro Olazabal, Mercedes Olcese, Lucrecia Orensanz (México), Diana M. Ortega, María Gabriela Ortiz, Pablo Ortiz (Estados Unidos), Alexandra Ortiz Wallner (Alemania), Elsa Osorio, Araceli Otamendi, Sonia Otamendi, Rafael Felipe Oteriño,
P
Melisa Palferro, Cecilia Palmeiro, Lucas Panaia, Tamara Padrón Abreu, Andrea Palet (Chile), Marcia Paraquett (Brasil), Aldo Parfeniuk, María Teresa Pascual, Sandra Pasquini, Hilda Paz, Joana Peaguda, Karina Pelech, Ingrid Pelicori, Diego Peller, Marina Inés Pepe, Graciela Périssé, Claudia Pérez, Cecilia Pérez de Micou, Paula Pérez Alonso, Romina Eva Pérez Escorihuela, Graciela Perosio, Lucas Petersen, Miguel Ángel Petrecca, Maria Pibernus, Gabriela Clara Pignataro, María Cristina Pinto, Claudia Piñeiro, Nancy Viviana Piñeiro, Dagmar Ploech (Alemania), Silvina Poch, Judith Podlubne, José Maria Poirier, Antonio José Ponte (Cuba/España), Ángela Pradelli, Graciela Progano, Marita Propato, Ana Pruis, Agnieszka Julia Ptak,  Mercedes Pujalte, María Lucía Puppo,
Q
 Juan Carlos Quintero-Herencia (Puerto Rico),
R
Alejandro Raiter, María Laura Ramos, Graciela Rapaport, Olga Regueira, María Cristina Renard, Fernando Rendón (Colombia), Jorge Revsin, Alicia Silvia Rey, Esteban Javier Rico, Cynthia Rimsky (Chile), María Florencia Rizzo, Armando Roa Vial (Chile), Daniela Rodríguez Gesualdi, Victoria Rodríguez Lacrouts, Blanca Alberta Rodríguez Vázquez (México), Alejandra Rogante, Waldo Rojas (Chile), Luis A. Rojas Herrera (Chile), Marta Rojzman, Mariana Romo Carmona (Estados Unidos), Gonzalo Roncedo, Hernán Ronsino, Mirta Rosenberg, Cecilia Rossi (Gran Bretaña/Argentina), Silvina Rotemberg, Fernando Rouaux, Gabriela Alina Roveda Peluffo, Cora Rozwadower-Grätzer (Francia), Julio Patricio Rovelli López, Mario Rucavado Rojas, Silvia Adriana Rucci, Natalia Ruhl, Facundo Ruiz, Pablo Martín Ruiz (Estados Unidos), Ricardo Ruiz, Andrea Russo, 
S
Guillermo Saavedra, Julia Sabena, Lori Saint-Martin (Canadá), Ina Salazar (Perú/Francia), Amalia Sato, Alejandro Schmidt, Scott Sadowsky (Chile), Julia Saltzmann, Elisa Salzmann, Daniel Samoilovich, Cristina Santoro, Beatriz Sarlo, Vivian Scheinsohn, María Jimena Schere, Gabriela Schon, Federico Schuster, Ana Sebastián, Francisco Segovia (México), Pablo Seijas (Argentina/Francia), Gabriel Seisdedos, Gabriel Senanes, Silvia Senz Bueno (España), Jessica Sequeira (Estados Unidos), Matías Serra Bradford, Marina Serrano, Pedro Serrano (México), Nora Sforza, Lorna Shaugnessy (Irlanda), Ana María Shua, Luciana Sierra, Alberto Silva Castro, Gastón Sironi, Paulo Slachevsky (Chile), Perla Sneh, Ricardo Soca, Ada Solari, Margarita Solli, Marcial Souto, Mikel Soto Nolasco(País Vasco), Rafael Spregelburd, Eduardo Stupía, Julieta Sueldo Boedo (Brasil), Jorgelina Sureda, Maristella Svampa, Mariano Sverdloff, Santiago Sylvester, Alberto Szpunberg, Mónica Szumurk,
T
Sergio Tanoni, Alejandro Tantanian, Carles Tàvec, María Tellechea, Federico E. Testoni, Diana Theocharidis, María Emilia Tijoux, Mario Tomé, Sandra Toro, Jorge Torres Zavaleta, Diego Trelles Paz (Perú), Silvina Trica-Flores (Estados Unidos), Roxana Trucco, Lilia Tubia,
U
Lidia Unger, Pablo Usabiaga, Teresa Usandivaras, Alejandra Uslenghi (Estados Unidos), Leandro Uteda,
V
Luisa Valenzuela, Gustavo Valle (Venezuela), Daniel Varacalli Costas, María Esther Vázquez,  Graciana Vázquez Villanueva, Diana Vega, Ana Vellegal, Luciana Velloso, Santiago Venturini, Carmen Verlichak, Pedro Ignacio Vicuña (Chile), Gabriela Villalba, Inés Villanueva, Claudio Villarreal, José Javier Villareal (México), Minerva Margarita Villareal (México), Silvia Villegas, Juan Villoro (México), Elena Vinelli  Marcela Visconti, Miguel Vitagliano, Carlos Vitale, Martín Vitton, Nadia C. Volonté,
W
Miguel Wald, David Wapner, Gerardo Wehinger, Astrid Wenzel, Guadalupe Wernicke, Tamara R. Williams (México / Estados Unidos),  Laura Wittner, Leandro Wolfson, Marcela Woods,
Y
Daniel Yagolkowsky, Débora Yánover, Jorge Hernán Yerro (Brasil), 
Z
Horacio Zabaljáuregui, Graciela Zanini, Paula G. Zarza, Enrique Zattara Hernández, Amelia Zerrillo, Pablo Zdrojewski, Katharina Zinsmeister, Verónica Zondek (Chile), Ana Zone, Paula Zucherelli,  Julia Zullo, Patricio Zunini. Gabriela Mariel Zunino.


Universidades e instituciones educativas a las que pertenecen los firmantes

Universidad Autónoma de Entre Ríos (Argentina)
Universidad Católica Argentina (Argentina)
Universidad de Belgrano (Argentina)
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Universidad de San Andrés (Argentina)
Universidad del Salvador (Argentina)
Universidad Nacional Arturo Jauretche (Argentina)
Universidad Nacional de Córdoba (Córdoba, Argentina)
Universidad Nacional de La Plata (La Plata, Argentina)
Universidad Nacional de Lanús (Argentina)
Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina)
Universidad Nacional de Rosario (Rosario, Argentina)
Universidad Nacional de San Luis (San Luis, Argentina)
Universidad Nacional de Tres de Febrero (Argentina)
ENSLV "Sofía E. Broquen de Spangenberg" (Argentina)
IES en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández" (Argentina)
Instituto Cultural Argentino de Lenguas Vivas (Tucumán, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente 3 (San Martín de los Andes, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N°83  (Solano-Quilmes)
Instituto Superior de Profesorado n.° 8 "Alte. Guillermo Brown" (Santa Fe, Argentina)
Universidade Federal da Bahia (Brasil)
Universidade Federal da Integraçao Latino-Americana (Brasil) 
Universidade Federal Fluminense (Brasil)
Universidade Federal de São Paulo (Brasil)
Universidad Católica de Chile (Chile)
Universidad de Chile (Chile)
Universidad Jorge Tadeo Lozano, sede Caribe. Cartagena (Colombia)
Universidad Autónoma de Nuevo León (México)
UNAM (México)
Universidad de Montevideo (Uruguay)
Universidad de la República (Uruguay)
New York University (Estados Unidos)
Providence College (Estados Unidos)
UC Davis (Estados Unidos)
University of Maryland (Estados Unidos)
Tufts University (Estados Unidos)
Ministère de l'Immigration, de la Diversité et de l'Inclusion de Québec (Canadá)
Université du Québec á Montreal (Canadá)
Humboldt-Universität zu Berlin (Alemania)
Universidad Libre de Berlín (Alemania)
Universidad Autónoma de Madrid (España)
Universitat Pompeu Fabra (Barcelona / España)
Université de Caen-Normandie (Francia)
Université de Lille 3 (Francia)
Université Sorbonne Nouvelle Paris III (Francia)
Université Catholique de Louvain (Bélgica)
Tokyo University (Japón)

Adhesiones Institucionales

Centro PEN Argentina
Sociedad de Escritores y Escritoras de Argentina (SEA)
Fundación Victoria Ocampo
Programa de Estudios Latinoamericanos Contemporáneos y Comparados
Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española(http://untref.edu.ar/diccionario/)
Archivos del Sur

La semana de González (1)

$
0
0
El argentino Alejandro González, traductor del ruso, entre el 2 de septiembre y el 17 de noviembre pasados,  publicó una serie de columnas en El Trujamán que iremos subiendo a lo largo de la próxima semana. Ésta es la primera.

Originales que no son tales (1)

Acaso, uno de los modos más expeditivos de romper con aquella concepción —tan enraizada en nuestra civilización de libro sagrado— que concede a un texto estatuto ontológico («original»), mientras que a otro se lo niega («copia») o escatima («traducción»), es traducir obras escritas en ruso.

Petición de principio I: a la hora de traducir, nada hay en la lengua rusa que no lo haya en otras; cada lengua tiene sus especificidades, plantea dificultades propias, y la rusa es una entre tantas. No es desde un enfoque lingüístico, por tanto, como lograremos cuestionar la idea de un «original». En cambio, si nos concentramos en los modos en que un texto circula, en sus condiciones de creación y recepción, transitaremos el camino correcto.

Petición de principio II: siguiendo el concepto gadameriano de «historia efectual», acordemos que un texto no es sino los efectos que produce. Cuando un colega recibe el encargo de traducir, por caso, Hamlet, ¿puede abstraerse de los 400 años de historia de recepción, circulación, adaptación, traducción y edición (historia que, además, lo ha constituido a él mismo como lector)? Responder afirmativamente significaría creer que existe un «original» —puro— al que siempre puede volverse, sea el manuscrito del autor o la fuente más autorizada. Responder negativamente, otra vez, nos indica el rumbo adecuado. (Por cierto, envidiemos a los músicos: usan la palabra «versión» y no «traducción», no creen que la Sinfonía n.º 40 de Mozart sea la partitura que está —si es que— conservada en cierto sitio, ni tampoco sostienen un primoroso direttore traditore).

La historia de la literatura rusa en castellano no es, en términos relativos, tan antigua: en 1838, en una revista católica de Barcelona, se publicó Oda al Ser Supremo de Gavriil Derzhavin. Esa primera traducción, sin duda inspirada en el deseo de acercar las producciones artísticas del gigante oriental a los lectores españoles, presentaba a la vez un rasgo que se volvería característico en los siguientes noventa años: estaba hecha del francés, vale decir, por lengua interpósita. Esto es, desde el principio mismo nos hallamos ante el problema de la mediación. ¿Cómo han llegado hasta nosotros los textos rusos? ¿Qué obras y qué autores han circulado más? ¿En qué momento Occidente dio cabida, y cómo, a los escritores y pensadores rusos? Y cuando decimos “Occidente”, ¿a qué países en concreto, a qué tradiciones literarias y filosóficas nos estamos refiriendo? ¿Por quién, dónde, cómo, cuándo, qué, para qué lector, con qué fin, en qué editorial, a partir de qué fuente se tradujo una determinada obra? ¿A través de qué idiomas, traducciones y lecturas han llegado los rusos al mundo hispanohablante? ¿Qué hemos buscado y qué buscamos en la cultura rusa? Estas preguntas acompañarán al traductor del ruso al castellano a lo largo de todo el viaje, y, siempre que este entienda su labor como intervención crítica, no tardará en tomar conciencia del lugar que las obras rusas ocupan en el imaginario de la comunidad a la que pertenece. Eso, con el tiempo, lo llevará a conocer las múltiples voces que han formado parte de ese diálogo de siglos entre Rusia y Occidente.

En los siguientes trujamanes me detendré en algunas experiencias y ejemplos que nos permitirán entrever lo fructífero que resulta desprenderse de un acercamiento (poco) ingenuo a la traducción (sacralización acrítica del texto fuente) y conocer en profundidad el texto, entendido este no como conjunto-inmutable-de-signos-siempre-susceptible-de-decodificación, sino como devenir, como historia abierta de creación, circulación y recepción.


La semana de González (2)

$
0
0
Segunda entrada de la serie de cinco que Alejandro González publicó en El Trujamán.

Originales que no son tales (2)

Dostoiewsky, Dostoiewski, Dostoievski, Dostoiewskij, Dostoyewski, Dostoyewsky, Dostoyevski, Dostoievsky, Dostoevsky, Dostoevskii, Dostoyevsky, Dostoiévskiy, Dostoïevsky, Dostojevsky, Dostoïevski, Dostojewski.

Dieciséis modos distintos de escribir un apellido en castellano.

Podríamos proponer al lector el siguiente juego: «Encuentre la variante correcta». También este otro: «¿Cuál es la variante que más encuentra en su biblioteca? Vaya y cuente». O, por qué no (para los avezados): «Ordene estas variantes cronológicamente», y ofrecer la solución al final. Sin embargo, el juego más interesante, creemos, sería: «Identifique las lenguas a través de las cuales el autor de Crimen y castigo ha llegado al mundo hispanohablante». Y ya que venimos juguetones: «Pregúntese cuánto del Dosto*** que conocemos nos ha llegado a través de otras lenguas y culturas. Pregúntese si un traductor de ruso no debe problematizar este derrotero y ponerlo en el contexto mayor de las siempre conflictivas relaciones entre Rusia y Occidente».

Vayamos más allá de Dostoievski (así les gusta a mis ojos) y extendamos esto a la totalidad de los textos rusos. Haremos entonces una primera observación: hasta hace relativamente poco tiempo, la literatura y el pensamiento rusos los hemos visto con el prisma de los países centrales (Francia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos); esa mediación, a no dudarlo, ya es parte fundamental de nuestra percepción de Rusia. Una segunda observación, insoslayable, es que el traductor de ruso, como señalábamos en el primer trujamán, debe tomar conciencia de que su labor se insertará en ese flujo y que sus traducciones llegarán a lectores (es decir, a culturas de recepción) que ya disponen de una representación más o menos estable acerca de qué son los escritores rusos y qué cabe esperar de ellos; la literatura rusa no volverá a ser descubierta una segunda vez. Una tercera observación, ya de índole preceptiva, si se quiere, es que el traductor de ruso, por lo dicho anteriormente, debe asumir una actitud crítica capaz de relativizar esas otras miradas, de dialogar con ellas y de iluminar aspectos novedosos (abandonada ya la ingenua pretensión de «restituir» un «original» no mediado).

De este modo, la traducción de textos rusos ofrecerá la posibilidad de plantearse, primero, y poner en cuestionamiento, después, ciertos estereotipos bastante instalados. Es cierto que en la literatura rusa abundan búsquedas últimas, desgarradas, extremas; tan cierto como que en ella abundan novelas pasatistas, convencionales, «divertidas» al decir de hoy. Es verdad que la literatura rusa está poblada de personajes que se preguntan por el sentido último de la vida, por la existencia de Dios y por cómo relacionarse con el prójimo; también es verdad que en ella habitan verdaderos sinvergüenzas, taimados, materialistas y lascivos. Hay en las letras rusas numerosos intentos de ofrecer un tipo «ideal» de mujer; hay asimismo en ella mujeres viles, manipuladoras, felonas y felinas. Es claro que los escritores rusos han brindado textos densos, sesudos, complejos, que invitan a la meditación; es prístino además que han engendrado comedias desopilantes, sátiras impiadosas, personajes estrambóticos y graciosos.

Es fundamental no dejarse llevar por estas ideas preconcebidas en el curso del trabajo, saber identificar el humor, la ligereza y la ironía allí donde uno se tope con ellos y otorgarles el estatuto que se merecen; no siempre un personaje dostoievskiano se flagela a sí mismo, ni sus obras carecen de cuadros líricos y —ante todo— humorísticos (recordemos que Vladímir Nabókov encontraba en el humor casi la única virtud de Fiódor Mijáilovich); no siempre es preciso inclinarse por el sinónimo más sombrío de la paleta semántica.


Comparar lo hecho en distintos idiomas por los traductores que nos precedieron, ser capaces de periodizar los diferentes enfoques de la traducción enriquecerá ostensiblemente nuestra labor, nos abrirá el horizonte de sentido en el que vamos a inscribir nuestro esfuerzo y echará luz sobre los prejuicios que inevitablemente arrastramos con nosotros.

La semana de González (3)

$
0
0
Tercera entrada de la serie de cinco que Alejandro González, traductor del ruso, publicó en El Trujamán.

Originales que no son tales (3)

Cuando un traductor de ruso recibe un encargo, lo primero que hace, claro, es procurarse un ejemplar del texto fuente. Esto, que —uno supone— no representa mayor inconveniente en el caso de textos escritos en lenguas más cercanas, suele ser una piedra de toque en su trabajo.

La dificultad, por cierto, no estriba en la distancia espacial ni tampoco en la temporal (ediciones muy antiguas, agotadas, de segunda mano, etc.). La cuestión, por desgracia, es mucho más profunda: ¿cómo confiar en el texto ruso que uno ha conseguido?
No es preciso ser especialista en la historia de Rusia para saber que en ese país la censura ha desempeñado un papel importante en la creación y circulación de obras, en épocas del zarismo y luego durante la Unión Soviética. Desde la autocensura, pasando por el censor con su lápiz rojo, hasta la política central de edición y distribución y los márgenes de negociación de las distintas editoriales, los textos han debido sortear numerosos obstáculos. Así, dar con el «original» ruso supone una búsqueda que, en muchos casos, implica ni más ni menos que una reconstrucción de la fuente. Esta circunstancia afecta tanto a las ciencias sociales como a la literatura.

El esquema suele ser el siguiente: el autor X publica el libro Y en 1919; el autor X es posteriormente tildado de contrarrevolucionario, espía, revisionista o demás calamidades; sus libros pasan a formar parte de la «lista negra», son prohibidos, retirados de los puntos de venta e incluso de las bibliotecas, no vuelven a editarse; el autor X es ejecutado en algún campo de concentración en los años treinta; el autor X es rehabilitado luego de la muerte de Stalin; el libro Y vuelve a ser publicado en 1959, pero con cortes: todavía subsisten nombres, ideas, obras que no conviene mencionar; el libro Y es reeditado de esa forma (o con otros cortes) en 1965, 1973 y 1982; el libro Y, en su versión de 1959, es tomado como fuente por algún traductor al inglés; el libro es publicado en inglés en 1961; esta edición inglesa sirve de fuente para las traducciones a otros idiomas; otra editorial traduce al italiano de la versión rusa de 1973, que difiere de la versión rusa de 1959; esta edición italiana también es vertida al castellano; luego, una editorial del mundo hispanohablante traduce, por fin, directamente del ruso, de la versión de 1982, que es igual a la de 1973, es decir, diferente a la de 1959, la cual, a su vez, y como ya sabemos, es distinta a la primera, de 1919, de la que nadie hasta ahora ha traducido; tenemos en castellano tres ediciones: una primera traducida del inglés, una segunda traducida del italiano, una tercera traducida del ruso; serán, claro, tres ediciones diferentes: distinta cantidad de páginas, distinto contenido, distinto ordenamiento, distinta bibliografía; en el caso de las ciencias sociales, también, distintas traducciones de idénticos conceptos y, por tanto, como demuestra la historia, distintas las tradiciones científicas en las que el texto se inserta.

Básicamente, este esquema es el que ha seguido el ya clásico Pensamiento y habla, de Lev Vigotski. Interesante: ya la sola referencia al libro es problemática: en Occidente su nombre prácticamente se ha canonizado como Pensamiento y lenguaje, que fue como lo tradujeron al inglés (Thought and language) en 1962 en Estados Unidos, acaso bajo el influjo de posiciones estructuralistas (y no acaso, sino seguro, macartistas). Suerte similar ha seguido el también clásico Literatura y revolución, de Lev Trotski, cuya versión completa no existe aún siquiera en inglés y francés, y a la que los hispanohablantes hemos accedido recién en 2015.

El traductor de ruso se ve así compelido a detenerse en la mediación (múltiples ediciones y traducciones, historia de recepción en diversos países) y a dudar del concepto mismo de «original»; es más, muchas veces verá que el «original» no existiría sin su intervención (por ejemplo, cuando hay dos o más versiones de un texto en vida del autor, con agregados, supresiones, modificaciones). Dicho de otro modo, el traductor de ruso, a menudo, traduce no tanto del «original» como desde la historia de creación y recepción de un texto. De ahí a comprender que el texto es precisamente esa historia no hay más que un paso.


La semana de González (4)

$
0
0
Cuarta entrega de la serie de cinco que Alejandro González, traductor del ruso, publicó en El Trujamán.

Originales que no son tales (4)

En 1918 el idioma ruso conoció una significativa reforma. Quiso el destino que la obra quedara en manos de los bolcheviques, ya que desde el siglo xix se venía insistiendo en la necesidad de unificar ciertos criterios, de establecer un marco normativo. En 1918 se suprimieron algunas letras del alfabeto, se fijaron y actualizaron reglas de ortografía y puntuación. No fue esa la primera ni la última reforma, por cierto, pero sí la más modernizadora y relevante. Anteriormente, los escritores se guiaban, claro, por el uso predominante y por un conjunto a veces intrincado de reglas que hundía sus raíces en la escritura eclesiástica. La reforma de 1918, como no podía ser de otro modo, resultó polémica, halló sus partidarios y sus detractores. Anatoli Lunacharski fue uno de sus promotores; Leonid Andréiev prefirió no firmar un ventajoso contrato antes que publicar sus obras con la nueva ortografía, Iván Bunin (primer Premio Nobel de Literatura de Rusia) la rechazó tan furiosa e ideológicamente que se negó a utilizar el ruso moderno y siguió escribiendo a la antigua hasta el último de sus días, en 1953. Lo ideológico no era un mero prurito de Bunin: durante el período soviético, en efecto, rigió un criterio particular de escritura de palabras religiosas que hoy aún pervive en ediciones no revisadas. Veamos con un ejemplo (¡y qué ejemplo!) los dilemas que esto crea a la hora de traducir y de seleccionar el texto fuente, el «original».

La edición «canónica» de las Obras completas de Dostoievski en treinta tomos, aquella que, hasta la fecha, está obligado a citar cualquier especialista en Dostoievski que se precie de tal, reproduce como sigue este pasaje del célebre capítulo «El gran Inquisidor», de Los hermanos Karamázov:

То, что имею сказать тебе, всё тебе уже известно, я читаю это в глазах твоих. И я ли скрою от тебя тайну нашу? Может быть, ты именно хочешь услышать ее из уст моих, слушай же: мы не с тобой, а с ним, вот наша тайна! Мы давно уже не с тобою, а с ним, уже восемь веков. Ровно восемь веков назад как мы взяли от него то, что ты с негодованием отверг, тот последний дар, который он предлагал тебе, показав тебе все царства земные: мы взяли от него Рим и меч кесаря и объявили лишь себя царями земными, царями едиными, хотя и доныне не успели еще привести наше дело к полному окончанию. Но кто виноват?

Todo lo que tengo para decirte ya lo sabes, lo leo en tus ojos. ¿Y acaso te ocultaré nuestro secreto? Puede que tú precisamente quieras oírlo de mis labios, así que escucha: nosotros no estamos contigo, sino con él, ¡ese es nuestro secreto! Hace mucho ya que no estamos contigo, sino con él, hace ya ocho siglos. Ocho siglos justos hace que tomamos de él aquello que tú rechazaste indignado, aquel último don que él te ofrecía al mostrarte todos los reinos de la tierra: nosotros tomamos de él Roma y la espada del césar y nos declaramos los solos reyes de la tierra, los únicos reyes, aunque hasta ahora no hayamos logrado aún llevar nuestra obra a su cabal cumplimiento. Pero ¿quién tiene la culpa?

Ahora bien, cuando se consulta otra edición rusa postsoviética encontramos ese pasaje así:

То что имею сказать Тебе, всё Тебе уже известно, я читаю это в глазах Твоих. И я ли скрою от Тебя тайну нашу? Может быть Ты именно хочешь услышать ее из уст моих, слушай же: Mы не с Тобой, а с ним, вот наша тайна! Мы давно уже не с Тобою, а с ним, уже восемь веков. Ровно восемь веков назад как мы взяли от него то что Ты с негодованием отверг, тот последний дар который он предлагал Тебе показав Тебе все царства земные: мы взяли от него Рим и меч Кесаря и объявили лишь себя царями земными, царями едиными, хотя и доныне не успели еще привести наше дело к полному окончанию. Но кто виноват?

Todo lo que tengo para decirte ya lo sabes, lo leo en Tus ojos. ¿Y acaso Te ocultaré nuestro secreto? Puede que Tú precisamente quieras oírlo de mis labios, así que escucha: nosotros no estamos contigo, sino con él, ¡ese es nuestro secreto! Hace mucho ya que no estamos contigo, sino con él, hace ya ocho siglos. Ocho siglos justos hace que tomamos de él aquello que Tú rechazaste indignado, aquel último don que él Te ofrecía al mostrarte todos los reinos de la tierra: nosotros tomamos de él Roma y la espada del césar y nos declaramos los solos reyes de la tierra, los únicos reyes, aunque hasta ahora no hayamos logrado aún llevar nuestra obra a su cabal cumplimiento. Pero ¿quién tiene la culpa?

No es posible volcar al castellano todas las (pocas) diferencias de puntuación que existen entre ambos pasajes en ruso (abordaremos la cuestión de la puntuación en el próximo trujamán); sí puede advertirse, en cambio, lo que ocurre con las mayúsculas: tú/Tú, tus/Tus, te/Te, césar/César. Durante el período soviético la palabra «dios» se escribía así, con minúscula. Y de ahí para abajo: santos, fiestas religiosas, libros y lugares sagrados, etc.

Otra vez: ¿hay «original» sin intervención, sin indagación del traductor? ¿Puede un traductor de ruso confiar en el primer texto fuente que encuentra?

¿Cuántas variantes habrá en castellano de este pasaje? Por caso, y como cierre, reproduzcamos la versión de Cansinos Assens:

Cuanto me atrevo a decirte, todo lo sabes Tú ya; leo en tus ojos. Pero es que yo te oculto nuestro secreto. Puede que Tú, precisamente, quieras oírlo de mis labios, pues escucha: nosotros no estamos contigo, sino con Él, ya va para ocho siglos. Ocho siglos justos hace que aceptamos de Él lo que Tú, con indignación, desairaste, ese último don que te ofreció al mostrarte el imperio terrenal; nosotros le aceptamos Roma y la espada del César y nos declaramos solamente emperadores de la Tierra, únicos señores, aunque, hasta ahora, no hayamos podido dar cumplido remate a nuestra empresa. Pero ¿quién tiene de ello la culpa?

La semana de González (5)

$
0
0
Quinta y última entrega de la serie de cinco que Alejandro González, traductor del ruso, publicó en El Trujamán.

Originales que no son tales (5)

En el trujamán anterior nos detuvimos en un pasaje de Los hermanos Karamázov para ilustrar las divergencias entre el ruso anterior a la reforma de 1918 y aquel surgido de ella. Vimos que motivaciones ideológicas dictaban escribir las palabras religiosas con letra minúscula. (A no engañarnos: no son menos ideológicas las que dictan escribirlas con mayúscula).

Algo muy sugerente ocurrió con la puntuación. Hasta que no se fijaron normas claras, hasta que no se creó un estándar, los escritores rusos utilizaron en mayor o menor medida las convenciones impuestas por el uso. Para un traductor, esto en ocasiones constituye un desafío, ya que las ediciones publicadas después de 1918 intervinieron los textos en función de las nuevas reglas y no siempre es fácil acceder a ejemplares del siglo xix y principios del xx. Convengamos que, en la abrumadora mayoría de los casos, una coma de más o de menos, un punto y coma que aparece o desaparece no altera el sentido general de una obra. Pero a veces es bueno conocer las diferencias.

Dostoievski hacía un uso singular de los signos de puntuación. En los últimos veinticinco años, varios especialistas rusos han vuelto a consultar los manuscritos del autor con el mayor rigor textológico y han hablado del carácter entonacional de su puntuación. Ha quedado documentado el ardor con que Dostoievski defendía su puntuación de las correcciones que le realizaban; alguna vez llegó a decir a un editor: «Cada autor tiene su propio estilo, y por tanto su gramática… ¡A mí no me incumben en absoluto reglas ajenas! ¡Pongo una coma antes de que allí donde me hace falta, y allí donde siento que antes de que no hay que poner una coma, no quiero que me la pongan!». Y a un compaginador: «Tenga en cuenta que en mis textos no hay una sola coma de más, solo las necesarias; le pido que no me las añada ni me las quite».

Tomemos un pasaje de Memorias del subsuelo para entrever el asunto. Escribió Dostoievski:

Я упражняюсь въ мышленiи, а слѣдственно у меня всякая первоначальная причина тотчасъ-же тащитъ за собою другую еще первоначальнѣе и такъ далѣе въ безконечность. Такова именно сущность всякаго сознанiя и мышленiя. Это уже опять стало-быть законы природы. Что-же наконецъ въ результатѣ? Да тоже самое. Вспомните: давеча вотъ я говорилъ о мщенiи. (Вы вѣрно не вникли). Сказано: человѣкъ мститъ, потому что находитъ въ этомъ справедливость. Значитъ онъ первоначальную причину нашелъ, основанiе нашелъ, а именно: справедливость. Стало-быть онъ со всѣхъ сторонъ успокоенъ, а слѣдственно и отмщаетъ спокойно и успѣшно, будучи убѣжденъ, что дѣлаетъ честное и справедливое дѣло. А вѣдь я справедливости тутъ не вижу, добродѣтели тоже никакой не нахожу, а слѣдственно если стану мстить, то развѣ только изъ злости. Злость конечно могла-бы все пересилить, всѣ мои сомнѣнiя, и стало-быть могла-бы совершенно успѣшно послужить вмѣсто первоначальной причины, именно потому что она не причина. Но что же дѣлать если у меня и злости нѣтъ (я давеча вѣдь съ этого и началъ).

La traducción sería:

Yo ejerzo el pensamiento, por consiguiente cada una de las causas primarias arrastra consigo de inmediato otra aún más primaria y así hasta el infinito. Tal es precisamente la esencia de toda conciencia y de todo pensar. Se trata de nuevo entonces de las leyes de la naturaleza. ¿Cuál es finalmente el resultado? Pues el mismo. Recuerden lo que decía recién sobre la venganza. (Ustedes seguramente no lo han analizado). Dije que el hombre se venga porque encuentra eso justo. Significa que ha encontrado una causa primaria, un fundamento, más concretamente: la justicia. Así pues queda tranquilo por los cuatro costados y en consecuencia se vengará tranquila y exitosamente con la convicción de que realiza una acción honrada y justa. Pero yo ahí no veo ninguna justicia ni encuentro virtud alguna, y por lo tanto si me vengo quizás sólo sea por maldad. La maldad desde luego podría vencer todo, todas mis dudas, y entonces podría ocupar con éxito el lugar de causa primaria justamente porque no es una causa. Pero ¿qué hacer si no tengo maldad? (y por ahí fue donde empecé hace poco).

Sin embargo, en cualquier edición soviética y de hoy (en rigor, en cualquier edición rusa) leemos:

Я упражняюсь в мышлении, а следственно, у меня всякая первоначальная причина тотчас же тащит за собою другую, еще первоначальнее, и так далее в бесконечность. Такова именно сущность всякого сознания и мышления. Это уже опять, стало быть, законы природы. Что же наконец в результате? Да то же самое. Вспомните: давеча вот я говорил о мщении. (Вы, верно, не вникли). Сказано: человек мстит, потому что находит в этом справедливость. Значит, он первоначальную причину нашел, основание нашел, а именно: справедливость. Стало быть, он со всех сторон успокоен, а следственно, и отмщает спокойно и успешно, будучи убежден, что делает честное и справедливое дело. А ведь я справедливости тут не вижу, добродетели тоже никакой не нахожу, а следственно, если стану мстить, то разве только из злости. Злость, конечно, могла бы все пересилить, все мои сомнения, и, стало быть, могла бы совершенно успешно послужить вместо первоначальной причины именно потому, что она не причина. Но что же делать, если у меня и злости нет (я давеча ведь с этого и начал).

Traducción:

Yo ejerzo el pensamiento, por consiguiente, cada una de las causas primarias arrastra consigo de inmediato otra, aún más primaria, y así hasta el infinito. Tal es precisamente la esencia de toda conciencia y de todo pensar. Se trata de nuevo, entonces, de las leyes de la naturaleza. ¿Cuál es finalmente el resultado? Pues el mismo. Recuerden lo que decía recién sobre la venganza. (Ustedes, seguramente, no lo han analizado). Dije que el hombre se venga porque encuentra eso justo. Significa que ha encontrado una causa primaria, un fundamento, más concretamente: la justicia. Así pues, queda tranquilo por los cuatro costados, y en consecuencia, se vengará tranquila y exitosamente, con la convicción de que realiza una acción honrada y justa. Pero yo ahí no veo ninguna justicia ni encuentro virtud alguna, y por lo tanto, si me vengo,quizás sólo sea por maldad. La maldad, desde luego, podría vencer todo, todas mis dudas, y, entonces, podría ocupar con éxito el lugar de causa primaria, justamente porque no es una causa. Pero ¿qué hacer, si no tengo maldad? (y por ahí fue donde empecé hace poco).

Hemos puesto en negrita las comas agregadas (adviértase que una fue suprimida). El lector podrá percibir el diferente aliento que tiene la prosa en uno y otro caso. Recordemos que el hombre del subsuelo ha estado años en silencio y, de golpe, rompe a hablar. ¿Es lógico creer que observará fríamente las normas de la lengua escrita (recuérdese que se trata de una confesión)? ¿No está la puntuación, en el primer caso, al servicio del estado emocional del protagonista? ¿Qué variante registra mayor oralidad?

Y de nuevo: ¿a qué «original» debe atenerse el traductor?

Semana treinta y tres del repudio al convenio entre la U.B.A.,la UNAM, la Universidad de Salamanca, el Instituto Cervantes y Telefónica de España

$
0
0

El éxito de la convocatoria para repudiar el convenio que le otorga valor universal al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española, propuesto por el Instituto Cervantes y un consorcio de universidades de España y Latinoamérica, demuestra que la movilización de la comunidad intelectual de la lengua castellana está lejos de haberse agotado. Esta semana, la número treinta y tres desde que empezamos, actualizamos la lista de firmantes ya que,  diariamente siguen llegando adhesiones de todo el espectro de la lengua. Por lo tanto, seguirá abierta la recolección de firmas de todos aquéllos interesados en dejar sentado en este blog su repudio ante un pacto realizado de espaldas a la sociedad. 

Como ya se ha explicado, no sólo han firmado la nota que se reproduce a continuación escritores, traductores, correctores, editores, intelectuales en general (historiadores, sociólogos, antropólogos, arqueólogos y periodistas, además de directores teatrales y actores), sino también un gran número de profesores de Literatura Española e Hispanoamericana, lingüistas, filólogos y lexicógrafos, que desempeñan sus tareas en  universidades argentinas y extranjeras. Acaso ellos están mejor capacitados para entender el problema que los contadores, veterinarios y dentistas que votaron positivamente el acuerdo en una sesión del Consejo Superior de la UBA…  quince días posterior al anuncio oficial del Instituto Cervantes en el Congreso de la Lengua de Puerto Rico.

La solicitada y la lista estarán disponibles para quien desee consultaras y, eventualmente, sumarse. Para hacerlo sólo tiene que enviar un mail a clubdetraductoresliterarios@gmail.com


Solicitada

Los abajo firmantes, escritores, intelectuales, docentes, investigadores y artistas del universo de la lengua castellana, queremos manifestar nuestro absoluto repudio al Memorándum de Entendimiento, un conjunto breve de artículos, con el cual la UBA se integra al convenio firmado entre el Instituto Cervantes, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Salamanca, que pretende otorgarle al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE) valor universal y hegemónico. Consideramos que se trata de  una grave intromisión en la independencia lingüística de Latinoamérica, así como de un perjuicio a los intereses políticos y comerciales de la región.


A
Martín Abadía, Cecilia Abdo-Ferez, Enrique O. Abeya-Gilardon, Eleonora Acosta, Mónica Acosta, Gabriela Adamo, Lucas Adur, Silvia Aguilera (Chile), Cecilia Aguirre (Brasil), Claudia Aguirre, Osvaldo Aguirre, Abel Ahumada, Laura Alcoba (Francia), Diego Alfaro Palma (Chile), Fernando Alfón, Javier Almeida, Mariano Altamirano, Matías Allende Contador (Chile), Adriana Amante, Susana Anaine, Jotaele Andrade, Maria Teresa Andruetto, Daniela Ansa, Angelika Antonio Rubin, María Amelia Arancet Ruda, Graciela Aráoz, Fernanda Aren, Teresa Arijón, Elvira Arnoux, Jaime Arrambide, Alessio F. Arredondo,  Adriana Astutti, Alejandra Atadía, Jorge Aulicino, Florencia Ávalos, Márgara N. Averbach,
B
Claudia Bacci, Cecilia Bajour, Miguel Balaguer, Alejandro Balazote, Lidia M. T. Rádis Baptista (Brasil), Florencia Baranger-Bedel, Magnolia Brasil Barbosa do Nascimento (Brasil), Pablo Bardauil, Julina Barembuem (Francia), Ian Barnett, Carolina Bartalini, Alcira Bas, Carlos Battilana, Matías Battiston, Gustavo Beade, Eric Beaumatin (Francia), Roberto Bein, Natalia Belenguer, Sonia Bello, Bárbara Belloc, Asher Benatar, Laura Benítez, Julia Benseñor, Daniela Bentancur, Diego Bentivegna, Gladys Berisso, Angel Berlanga, Emilio Bernini, Eduardo Berti, Concepción Bertone, Pablo Betesh, María de los Ángeles Bianchi, Ana Lia Biderman, Sonia Bierbrauer, Mónica Billoni, César Bisso, Sonia Blank, Andrea Bohrn, Elisa Boland, Karina Bonifatti, Piedad Bonnet (Colombia), Juan Bonilla (España), María Angélica Bonilla, Manuel Borrás (España), Claudia Borzi, Pablo Braun, Jorge Brega, Matías Bruera, Jorge Bustamante García (México/Colombia), 
C
Marcelo José Cabarcas Ortega (Colombia), Gabriela Cabezón Cámara, Rubén Faustino Cabrera, Susana Cabuchi, Javier Calvo, Silvia Camerotto, Silvana Campanini, Magdalena Cámpora, Marco Antonio Campos (México), Sibila Camps, Martín Caparrós, Anália Capdevila, María Ester Capurro, Pablo Caramelo, Marina Cardelli, Sandra Carli, Sandra Carrazzoni, Penélope Cartelet, Elizabeth Casals,Fabián Casas, Fernanda Castelano Rodrigues (Brasil), Alejandro Castro, Nora Catelli, Maite Celada (Brasil), Marcelino Cereijido (Argentina/México), Rocío Cerón (México), Valeria Cervero, Gabriela Cetinas, Sergio Chejfec, Matías Chiappe (Japón), Ricardo Chiesa, Micaela Chirif (Perú), Luis Chitarroni, Federico Ciamberlini, Ángela Ciocca, Susana Civitillo, Oliverio Coelho, Marcelo Cohen, Monona Cohen, Sara Cohen, Andrea Cofán, Javier Cófreces, Vanina Colagiovanni, Nicolás Coletto, María del Carmen Colombo, Gabriela Comte, Germán Conde, Oscar Conde, Carlos Roberto Conde Romero (México) Estela Consigli, Jorge Consiglio, Sandra Contreras, Lucila Cordone, Luciana Cordo Russo, Claudina Corel (Francia), Silvio Cornú, Juan David Correa (Colombia), Sylvia Costa, Beatrice Couteau, Flor Cresta, Américo Cristófalo, Claudio Crivelli, Marcela Croce, Adriana Cristina Crolla, Graciela Cros, Esther Cross, Anna Crowe (Escocia),
D
Julián D'Alessandro, Paola D’Angelo, Guillermo David, Jan de Jager (Argentina/Holanda), Santiago de Miguel, Pablo De Santis, Juan de Sola (España), Juan José Delaney, Claudia Del Blanco, Silvia Delfino, Laura Demaría (EE.UU.), Valentín Díaz, Mariana Di Cío (Francia), Ariel Dilon, María Teresa D'Meza (Cuba), Mariana Dimópulos, María di Stefano, Ignacio Di Tulio, Ángela Lucía Di Tullio, Leonora Djament, Jordi Doce (España), Nora Domínguez Rubio, Leandro Donoso, José Arlindo Dos Santos (Brasil), Elsa Drucaroff,
E
Víctor Ego Ducrot, Andrés Ehrenhaus, Laszlo Elderyi (Uruguay), Neide Elias (Brasil), Alejandra Elichabe, Verónica Engler, José María Espinasa (México), Carolina Esses, Juan José Estévez,
F
Geneviève Fabry (Bélgica), Sylvia Falchuk, Adrián Fanjul, Ángel Faretta, Cristina Farías, Adriana Fernández, Nancy Fernández, Zulema Fernández, Álvaro Fernández Bravo, Javier Fernández Miguez, Inés Fernández Moreno, Martina Fernández Polcuch, Gustavo Fernández Walker, Alex Ferrara, Santiago M. Ferro, Horacio Fiebelkorn, Tamara Figueroa, Judith Filc (Estados Unidos), Diego Fischerman, Graciela Foglia (Brasil), Laura Fólica, Jorge Fondebrider, Diego Forte, Larisa Fostinone Locoselli (Brasil), Ana Franco (México), Silvana Franzetti, Daniel Freidemberg, Silvina Friera, Leonardo Funes, Alejandra Furfaro,
G
Pablo Gaiano, Carlos Gamerro, Lélia Gándara, Flavia García (Canadá), Alicia García Bergúa (México), Inés García Botana, Antonia García Castro, Gabriela García Cedro, María Blanca García Gandolfo, Emilio García Wehbi, Marietta Gargatagli, Inés Garland, Florencia Garramuño, Teresa Garufi, Miguel Gaya, Jorge Geffner,  Francisco Gelman Constantin, Nicolás Gelormini, Alicia Genovese, Analía Gerbaudo, Mabel Giammatteo, Pablo Gianera, Federico Gianotti, Daniel Gigena, Sol Gil, Abel Gilbert, Paula Giménez Zapiola, Gabriel Giorgi, Mónica Girón, Andrea Giunta, Marisa Godoy, Myriam Leonor Godoy Arroyo, Graciela Goldchluk, Víctor Goldstein, Alejandro González, Betina González, Horacio González, Jonio González, Neide Maia González (Brasil), Rafael Goñi, Nathalie Greff-Santamaria, Inés Grimland, Ezequiel Grimson, Lucía Grodsinsky, Paula Grosman, Irene Gruss, Roberto Guareschi, Leila Guerriero, Richard Gwyn (Gales),
H
Fabián Haim, Claudia Hartfiel, Liliana Hayat, Liliana Heer, Dolores Hernández, Itziar Hernández (España), Patricia Hernández, Frida Herz, Alejandro Horowicz, Luis Francisco Houlin Dintrans, Claudia Hortas,
I
Ricardo Ibarlucía, Carla Imbrogno, Pablo Imen, Pablo Ingberg, José Insúa, Fabián Osvaldo Iriarte, Pola Iriarte (Chile), Jorge Isaías,
J
Carlos H. Jacobo, David Jacobson, Natalia Jakubecki, Alexandra Jamieson Barreiro, Ana María Jaramillo (Colombia/México), Darío Jaramillo Agudelo (Colombia), Noé Jitrik, Silvia Jurovietzky,Mario Jursich (Colombia),  
K
Tamara Kamenszain, Laura Kaplan, Alejandra Patricia Karamanian, Alejandro Kaufman, Edna Inés Kelly, Sergio Kiernan, Guillermo Korn, Alberto Kornblihtt, Laura Malena Kornfeld, Eduardo Kragelund, Paula Krajnc, Christian Kupchik,
L
Juan Manuel Lacalle, Nora Laffont, Mónica Lago, Patricia Lálage del Vall, María Lanese, Gabriela Lapalma, Alicia Laplace, Cecilia Lasa, Alejandra Laurencich, Daniela Lauria, Denise León, Mara Faye Lethem (Estados Unidos),  Mauro Libertella, Daniel Link, Jorge Locane (Alemania), María Rosa Lojo, María Pía López, Eugenio López Arriazu, Carlos López Beltrán (México), Pura López Colomé (México), María López García, Ana María Lorandi, Diego Lorenzo, Carolina Lozada (Venezuela), Gabriel Lozano, Marcela Lucero,
M
Bruna Macedo de Oliveira (Brasil), Ariel Magnus, Silvia Maldonado, Alejandro Manara, Adriana Carolina Manes, Laura Mangold, Héctor Manni, Elena Marengo, Lucas Margarit, Marilú Marini, Leticia Martí, Daniel Martínez, Uriel Martínez Venegas (México), Claudia Masín, Carlos Masotta, Cecilia Mata, Ana Silvia Mazía, Mirtha Paula Mazzocchi, Ana Mazzoni, Víctor Manuel Mendiola (México), Ricardo Mendoza Rademacher (Chile), Andrea Menegotto, Haydée Noemí Menna, Tununa Mercado, Mercedes Merino, Silvana Meta, Alejandra Mierez Revilla, Eduardo Milán (Uruguay), Gabriela Minsky, Ignacio Miret, Federico Mirré, Javier Mocarquer (Estados Unidos), Macarena Mohamad, Cristian Molina, Oscar Luis Molina Sierralta (Chile), Rodrigo Molina-Zavalía, Sylvia Molloy, Fabián Mónaco, Rafael Mondragón (México), Mario Montalbetti (Perú), Graciela Montaldo, Jorge Monteleone, René Montero Montano (México), Miguel Ángel Montezanti, Virginia Monti, Fabio Morábito (México), Miguel Ángel Morelli, Yolanda Morató (España), María Moreno, Juan Carlos Moreno Cabrera (España), Graciela Morgade, Julieta Mortati, José Luis Moure, Vicente Muleiro, Fabricio Müller, Debi Mundani, Hugo Murno,
N
Adelaide Navarret, Juana Nicolaou, Gustavo Nielsen, Michel Nieva, Daniela Nigro, Valentina Noblia, Alicia Noceti, Alejandro de Nuñez,
O
Julieta Obedman, Alejandra Obermeier, Elena Luján Odriozola,  Gladys Ojea, Ana Ojeda, Leonardo Oksman, Sebastián Olaso, Alejandro Olazabal, Mercedes Olcese, Lucrecia Orensanz (México), Diana M. Ortega, María Gabriela Ortiz, Pablo Ortiz (Estados Unidos), Alexandra Ortiz Wallner (Alemania), Elsa Osorio, Araceli Otamendi, Sonia Otamendi, Rafael Felipe Oteriño,
P
Melisa Palferro, Cecilia Palmeiro, Lucas Panaia, Tamara Padrón Abreu, Andrea Palet (Chile), Marcia Paraquett (Brasil), Aldo Parfeniuk, María Teresa Pascual, Sandra Pasquini, Hilda Paz, Joana Peaguda, Karina Pelech, Ingrid Pelicori, Diego Peller, Marina Inés Pepe, Graciela Périssé, Claudia Pérez, Cecilia Pérez de Micou, Paula Pérez Alonso, Romina Eva Pérez Escorihuela, Graciela Perosio, Lucas Petersen, Miguel Ángel Petrecca, Maria Pibernus, Gabriela Clara Pignataro, María Cristina Pinto, Claudia Piñeiro, Nancy Viviana Piñeiro, Dagmar Ploech (Alemania), Silvina Poch, Judith Podlubne, José Maria Poirier, Antonio José Ponte (Cuba/España), Ángela Pradelli, Graciela Progano, Marita Propato, Ana Pruis, Agnieszka Julia Ptak,  Mercedes Pujalte, María Lucía Puppo,
Q
 Juan Carlos Quintero-Herencia (Puerto Rico),
R
Alejandro Raiter, María Laura Ramos, Graciela Rapaport, Olga Regueira, María Cristina Renard, Fernando Rendón (Colombia), Jorge Revsin, Alicia Silvia Rey, Esteban Javier Rico, Cynthia Rimsky (Chile), María Florencia Rizzo, Armando Roa Vial (Chile), Daniela Rodríguez Gesualdi, Victoria Rodríguez Lacrouts, Blanca Alberta Rodríguez Vázquez (México), Alejandra Rogante, Waldo Rojas (Chile), Luis A. Rojas Herrera (Chile), Marta Rojzman, Mariana Romo Carmona (Estados Unidos), Gonzalo Roncedo, Hernán Ronsino, Mirta Rosenberg, Cecilia Rossi (Gran Bretaña/Argentina), Silvina Rotemberg, Fernando Rouaux, Gabriela Alina Roveda Peluffo, Cora Rozwadower-Grätzer (Francia), Julio Patricio Rovelli López, Mario Rucavado Rojas, Silvia Adriana Rucci, Natalia Ruhl, Facundo Ruiz, Pablo Martín Ruiz (Estados Unidos), Ricardo Ruiz, Andrea Russo, 
S
Guillermo Saavedra, Julia Sabena, Lori Saint-Martin (Canadá), Ina Salazar (Perú/Francia), Amalia Sato, Alejandro Schmidt, Scott Sadowsky (Chile), Julia Saltzmann, Elisa Salzmann, Daniel Samoilovich, Cristina Santoro, Beatriz Sarlo, Vivian Scheinsohn, María Jimena Schere, Gabriela Schon, Federico Schuster, Ana Sebastián, Francisco Segovia (México), Pablo Seijas (Argentina/Francia), Gabriel Seisdedos, Gabriel Senanes, Silvia Senz Bueno (España), Jessica Sequeira (Estados Unidos), Matías Serra Bradford, Marina Serrano, Pedro Serrano (México), Nora Sforza, Lorna Shaugnessy (Irlanda), Ana María Shua, Luciana Sierra, Alberto Silva Castro, Gastón Sironi, Paulo Slachevsky (Chile), Perla Sneh, Ricardo Soca, Ada Solari, Margarita Solli, Marcial Souto, Mikel Soto Nolasco(País Vasco), Rafael Spregelburd, Eduardo Stupía, Julieta Sueldo Boedo (Brasil), Jorgelina Sureda, Maristella Svampa, Mariano Sverdloff, Santiago Sylvester, Alberto Szpunberg, Mónica Szumurk,
T
Sergio Tanoni, Alejandro Tantanian, Carles Tàvec, María Tellechea, Federico E. Testoni, Diana Theocharidis, María Emilia Tijoux, Mario Tomé, Sandra Toro, Jorge Torres Zavaleta, Diego Trelles Paz (Perú), Silvina Trica-Flores (Estados Unidos), Roxana Trucco, Lilia Tubia,
U
Lidia Unger, Pablo Usabiaga, Teresa Usandivaras, Alejandra Uslenghi (Estados Unidos), Leandro Uteda,
V
Luisa Valenzuela, Gustavo Valle (Venezuela), Daniel Varacalli Costas, María Esther Vázquez,  Graciana Vázquez Villanueva, Diana Vega, Ana Vellegal, Luciana Velloso, Santiago Venturini, Carmen Verlichak, Pedro Ignacio Vicuña (Chile), Gabriela Villalba, Inés Villanueva, Claudio Villarreal, José Javier Villareal (México), Minerva Margarita Villareal (México), Silvia Villegas, Juan Villoro (México), Elena Vinelli  Marcela Visconti, Miguel Vitagliano, Carlos Vitale, Martín Vitton, Nadia C. Volonté,
W
Miguel Wald, David Wapner, Gerardo Wehinger, Astrid Wenzel, Guadalupe Wernicke, Tamara R. Williams (México / Estados Unidos),  Laura Wittner, Leandro Wolfson, Marcela Woods,
Y
Daniel Yagolkowsky, Débora Yánover, Jorge Hernán Yerro (Brasil), 
Z
Horacio Zabaljáuregui, Graciela Zanini, Paula G. Zarza, Enrique Zattara Hernández, Amelia Zerrillo, Pablo Zdrojewski, Katharina Zinsmeister, Verónica Zondek (Chile), Ana Zone, Paula Zucherelli,  Julia Zullo, Patricio Zunini. Gabriela Mariel Zunino.


Universidades e instituciones educativas a las que pertenecen los firmantes

Universidad Autónoma de Entre Ríos (Argentina)
Universidad Católica Argentina (Argentina)
Universidad de Belgrano (Argentina)
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Universidad de San Andrés (Argentina)
Universidad del Salvador (Argentina)
Universidad Nacional Arturo Jauretche (Argentina)
Universidad Nacional de Córdoba (Córdoba, Argentina)
Universidad Nacional de La Plata (La Plata, Argentina)
Universidad Nacional de Lanús (Argentina)
Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina)
Universidad Nacional de Rosario (Rosario, Argentina)
Universidad Nacional de San Luis (San Luis, Argentina)
Universidad Nacional de Tres de Febrero (Argentina)
ENSLV "Sofía E. Broquen de Spangenberg" (Argentina)
IES en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández" (Argentina)
Instituto Cultural Argentino de Lenguas Vivas (Tucumán, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente 3 (San Martín de los Andes, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N°83  (Solano-Quilmes)
Instituto Superior de Profesorado n.° 8 "Alte. Guillermo Brown" (Santa Fe, Argentina)
Universidade Federal da Bahia (Brasil)
Universidade Federal da Integraçao Latino-Americana (Brasil) 
Universidade Federal Fluminense (Brasil)
Universidade Federal de São Paulo (Brasil)
Universidad Católica de Chile (Chile)
Universidad de Chile (Chile)
Universidad Jorge Tadeo Lozano, sede Caribe. Cartagena (Colombia)
Universidad Autónoma de Nuevo León (México)
UNAM (México)
Universidad de Montevideo (Uruguay)
Universidad de la República (Uruguay)
New York University (Estados Unidos)
Providence College (Estados Unidos)
UC Davis (Estados Unidos)
University of Maryland (Estados Unidos)
Tufts University (Estados Unidos)
Ministère de l'Immigration, de la Diversité et de l'Inclusion de Québec (Canadá)
Université du Québec á Montreal (Canadá)
Humboldt-Universität zu Berlin (Alemania)
Universidad Libre de Berlín (Alemania)
Universidad Autónoma de Madrid (España)
Universitat Pompeu Fabra (Barcelona / España)
Université de Caen-Normandie (Francia)
Université de Lille 3 (Francia)
Université Sorbonne Nouvelle Paris III (Francia)
Université Catholique de Louvain (Bélgica)
Tokyo University (Japón)

Adhesiones Institucionales

Centro PEN Argentina
Sociedad de Escritores y Escritoras de Argentina (SEA)
Fundación Victoria Ocampo
Programa de Estudios Latinoamericanos Contemporáneos y Comparados
Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española(http://untref.edu.ar/diccionario/)
Archivos del Sur

La yapa de González a su semana triunfal

$
0
0
Cuando todo parecía haber sido dicho y "la semana de González" ya estaba subida a este blog, el bueno de Alejandro se descolgó con una nueva columna en El Trujamán, en este caso, la correspondiente al 30 de noviembre pasado. Aquí está entonces la yapa. 

Originales que no son tales (VI)

En 1908 AleksandrBogdánov publica la que sería la primera utopía socialista, Estrella roja. Ambientada en Marte, cuenta las peripecias de un terrícola que es llevado a ese planeta para conocer el funcionamiento de una sociedad socialista, es decir, más avanzada. El libro fue reeditado en 1918, 1922, 1923, 1924, 1925 y 1929 como libro independiente. Entre 1929 y 1979 no se publicó, y desde 1979 apareció en numerosas antologías de ciencia ficción. En 2009 volvió a salir en forma individual.

La experiencia de traducción de este libro fue apasionante; en parte, por algo ya conocido: la investigación de las diferentes ediciones en ruso y de las diversas traducciones a lenguas occidentales (fueron estas, tan disímiles entre sí, las que me llevaron a sospechar que había un problema con la obra en ruso); en parte, por algo de lo que tenía noticia pero que me sorprendió mucho cuando me topé con él: la censura “por derecha” del régimen soviético. A nadie sorprende que el Kremlin callara a quienes, con un ojo en Occidente, exigían más garantías liberales, más democracia, más libertad de expresión; tampoco, claro, a quienes embestían desde posiciones aristocráticas, clasistas. Pero ¿y la censura a quienes reclamaban más socialismo, más igualdad, más derechos laborales?

En las sucesivas ediciones, Estrella roja, una novelita tan “inocente”, tan cándida por momentos, fue sufriendo cortes muy elocuentes desde el punto de vista ideológico. Veamos un ejemplo. Cuando el protagonista se interioriza de la historia del socialismo marciano, un personaje le cuenta:

La época de excavación de los canales estuvo signada por una gran prosperidad en todas las ramas de la producción y por una gran tregua en la lucha de clases. La demanda de mano de obra era enorme, y la desocupación desapareció. Sin embargo, cuando los gigantescos trabajos llegaron a su fin, y con ellos la colonización capitalista de los antiguos desiertos que los acompañaba, no tardó en desatarse una crisis económica, y la “paz social” se vio perturbada. Se llegó incluso a una revolución social. Pero, otra vez, el curso de los acontecimientos fue bastante pacífico; el arma principal de los obreros eran las huelgas, y solo en contadas ocasiones, y en muy pocos lugares, se produjeron alzamientos: casi exclusivamente en las regiones agrícolas. Poco a poco, los dueños fueron cediendo ante lo inevitable, e incluso cuando el poder estatal cayó en manos del partido obrero, de parte de los vencidos no hubo ningún intento de defender su causa recurriendo a la violencia. Durante la socialización de las herramientas de trabajo no se aplicó un rescate en el sentido exacto de la palabra. No obstante, los capitalistas percibieron al principio una pensión. Muchos de ellos desempeñaron más tarde un papel destacado en la organización de los emprendimientos sociales. No era fácil superar las dificultades en la distribución de la fuerza de trabajo de acuerdo a la vocación de los propios trabajadores. Durante un siglo existió para todos, excepto para los capitalistas en pensión, una jornada de trabajo obligatoria, primero de seis horas y luego menor. Pero el progreso de la técnica y el cálculo exacto del trabajo libre contribuyeron a librarse de esos últimos restos del antiguo sistema.

Capitalistas que ponen su saber en favor del conjunto de la sociedad, reciben una pensión y no cumplen una jornada laboral obligatoria; obreros que trabajan seis horas y luego menos. Parece que era demasiado. Este pasaje desapareció en las ediciones posteriores a 1929, e incluso hoy, en la edición más reciente publicada en Rusia, no ha sido restituido; es decir, un ruso, a no ser que recurra a la primera edición de 1908, no estará leyendo el “original” completo (¿y por qué un lector de a pie debería conocer las vicisitudes de este y cualquier otro texto?).En otros pasajes omitidos se habla a favor de la poligamia, hay una velada alusión al amor homosexual, además de críticas a líderes políticos no mencionados pero fácilmente identificables. Todo ello se suprimió, y no de golpe, sino a lo largo del tiempo, de edición en edición.


Un plato exquisito para servir al lector, indicando en nota al pie todos y cada uno de los fragmentos censurados, para que este, mientras lo saborea, tome conciencia de la mediación, del recorrido que hacen los textos a través de las épocas, la geografía y las ideologías; y, acaso, para que valore nuestra intervención y se pregunte qué diantres era aquello que traicionaba el traductor.

Versión mexicana de Dublineses, de James Joyce, ilustrada por un mexicano a quien todas las reseñas festejaron y traducida por una española a la que todas las reseñas ignoraron olímpicamente

$
0
0
Nuestros amigos mexicanos tienen una larga tarea por delante: domesticar a los críticos y periodistas venidos a sabios para que no se salteen de sus reseñas el nombre de los traductores. En agosto de este año, se presentó en México una nueva versión de Dublineses, de James Joyce, cuya traducción corresponde a la española Marina Mena Guardabrazo. Este dato tan simple, que puede chequearse recurriendo a los muchos sitios de Internet donde figura la traductora, no consta en ninguna de las muchas reseñas que cubrieron la noticia (por caso, consultamos los periódicos  Excelsior, Reforma, El Sur y los sitios Mugs Noticias, 20 Minutos y Enfoque, y ahí no había nada). Sin embargo, todos los noteros se llenaron la boca hablando de la magnífica edición ilustrada de la editorial Mirlo, con dibujos de Luis Argudín, como si el libro existiera por generación espontánea. Sólo Nexos, del 1 de octubre pasado, reproduce la siguiente nota firmada por Alejandro Toledo–a la sazón, presentador del volumen–, quien se muestra mucho más sensible al trabajo de la traductora que todo el resto de los reseñadores. Resta saber por qué considera que la traducción de una española es mexicana.

Los nuevos Dublineses

En un tomo bellamente impreso, el sello Mirlo presenta una nueva traducción de Dublineses (1914) de James Joyce (1882-1941), libro de cuentos que en 2014 celebró su centenario. Se trata, en efecto, de una nueva versión al español a cargo de Marina Mena Guardabrazo, y en el volumen un artista visual, Luis Argudín, propone variados asomos plásticos a ese ramo de epifanías del autor irlandés. La traducción, pues, es doble: textual y visual.

Es la segunda vez que se traduce Dublineses al español mexicano. La primera ocurrió hace un par de años, cuando la UNAM editó una versión colegiada debida al Seminario Permanente de Traducción Literaria de la Facultad de Filosofía y Letras (entre cuyos integrantes están Flora Botton-Burlá, Marina Fe, Argentina Rodríguez y Federico Patán, prologada por Hernán Lara Zavala), y que tiene el número 104 de la colección Nuestros Clásicos. Antes leímos estos relatos, según el repaso de Rafael Vargas, traducidos por el español Ignacio Abelló (1942), el peruano Luis Alberto Sánchez (1945), el argentino Óscar Muslera (1961), el cubano Guillermo Cabrera Infante (1972) y el español Eduardo Chamorro (1993). El libro se ha titulado en nuestra lengua Dublineses o Gente de Dublín.

La historia de Joyce y sus traductores mexicanos no es muy larga. Se recuerda que en los años sesenta del siglo pasado dos conocidos joyceanos, Salvador Elizondo y Fernando del Paso, se reunieron con el propósito de traducir Finnegans Wake… pero Elizondo, que estudió de niño en el Colegio Elsinore de California, y por lo tanto dominaba el inglés, se percató que Del Paso, alumno de escuelas oficiales mexicanas, apenas si masticaba la lengua de Shakespeare, y su conocimiento de la obra de Joyce era a partir de traducciones. Había leído el Ulises, por ejemplo, en la versión argentina de J. Salas Subirat. Eso no importó para que Del Paso escribiera una gran novela de influencia joyceana: José Trigo (1966), aparecida hace exactamente medio siglo. Más tarde, al vivir en Londres y París, Del Paso pudo hablar y leer fluidamente tanto el inglés como el francés. Pero entonces, en los años sesenta, Elizondo siguió solo en la empresa y tradujo, con numerosas notas, la primera página de Finnegans Wake, que mostró primero en la revista S.nob y luego incluyó en Teoría del infierno y otros ensayos (1992).

Un joven escritor, J. D. Victoria, avecindado en Cuernavaca, intenta sacar adelante su traducción del Finnegans Wake, profusamente anotada, y ofrecerá pronto, como anticipo, el primer capítulo… mientras en Argentina, el mismo que tradujo Ulises en 2015 para la editorial independiente El Cuenco de Plata, Marcelo Zabaloy, lanzó en junio de este año la primera traducción íntegra del Finnegans Wake al español, que acaso está por arribar a estas tierras.

Dublineses empieza su camino en el español mexicano hasta el siglo XXI. En estos días postolímpicos se entenderá el recorrido narrativo de Joyce si insistimos en un símil deportivo: el irlandés procede como los clavadistas, al proponer primero su clavado más sencillo (como fue Dublineses), aumentar poco a poco el grado de dificultad (las novelas Retrato del artista adolescente y Ulises) y cerrar con una pirueta imposible, de estilo inverso, que empieza en la piscina y termina en la plataforma de diez metros (Finnegans Wake).

Dublineses representa ese primer clavado. De sencillez aparente, puede ser visto, además, como la maqueta de la obra futura. Por un lado, los personajes de los cuentos serán integrados al paisaje del Ulises, los veremos deambular por la ciudad ese 16 de junio de 1904. Por otro, el relato final, “Los muertos”, con sus monólogos finales (el recuerdo de Gretta Conroy que se desata esa noche a partir de una melodía, las reflexiones de su marido al darse cuenta del pequeño espacio que ocupa en el corazón de su esposa), anticipa los desenlaces respectivos del Ulises y, principalmente, el monólogo de Molly Bloom.

En Dublineses opera, además, un curioso efecto de boomerang. El impulso inicial de Joyce fue mostrar esa parálisis que parecía aquejar a su ciudad y de la que escapa justo en 1904. En la denuncia se incluye a la familia: el borrachín Farrington de “Duplicados” tiene como modelo al padre de Joyce; el James Duffy de “Un caso trágico” está basado en su rígido hermano Stanislaus… El libro sufrió la censura, se imprimió y destruyó una vez. Joyce siguió escribiendo y agregó, entre otros, el último cuento, “Los muertos”, en el que los modelos ya no son externos: se trata de James Joyce y Nora Barnacle, su mujer.

Es decir: la denuncia de los otros se transforma en un espejo. Joyce se descubre como parte del paisaje. La denuncia de aquellos, los dublineses, termina siendo una suerte de “yo acuso” a él mismo, o al menos un campo en el que se observa actuar.

Al hablar de “El perseguidor” Julio Cortázar aceptaba que se le llamara su “Rayuelita”, porque ahí había puesto en operación, por primera vez, procedimientos que desarrollaría en Rayuela. El relato “Los muertos”, me parece, puede ser considerado un pre-Ulises: es ya la narración de lo que sucede durante unas horas, en la celebración de la fiesta de la epifanía, a ciertos personajes en Dublín. Están ahí expuestos, en esa cena, los diferentes tipos dublineses que circulan por la ciudad, desde la activista gaélica hasta el que se siente británico (y cree en Inglaterra como la salvación de Irlanda), o los típicos borrachines patéticos y ocurrentes. En esa concentración (captada de modo insuperable por John Huston en la cinta The Dead) se asoma ya la esencia del Ulises.

Hay quien pretende empezar a leer a Joyce con el Ulises, pero de ese modo se suele fracasar, ya que se trata de una summa narrativa que empieza con los cuentos, sigue con la novela autobiográfica (o bildungsroman) y termina con un libro que integra los libros anteriores, que es Ulises. A lo que seguirá la noche novelística, el sueño infinito que es Finnegans Wake.

El principio inevitable, y ya un arranque maestro, es Dublineses.


Viewing all 2858 articles
Browse latest View live


<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>