El 4 de noviembre de este año el novelista colombiano Juan Esteban Constaín (foto)publicó una columna en el diario El Tiempo, de su país, donde comenta un episodio ¿singular? ocurrido en Galicia., donde todo indica que tienen extrañas costumbres grastronómicas o necesitan mejores diccionarios.
Traducción cunilingüe
Lo increíble es que el error se produjo por traducir un texto del gallego al castellano, dos lenguas tan cercanas y en las que además una de las palabras traducidas, la causante de la confusión y la discordia (y la felicidad fallida de tantos), puede escribirse igual, sin complicarse la vida. Pero ya se sabe que los gallegos son gente de palabra y van hasta el fondo, conscientes además de que todo en España debe traducirse siempre, incluso cuando se trata de un solo idioma, no hablemos ya de dos.
Así que el ayuntamiento de Puentes decidió que este año iba a hacer un hermoso folleto para promocionar una de sus festividades emblemáticas, la Feria del Grelo, la cual se celebra el domingo de carnaval y en la que se les rinde un tributo a esa hortaliza y a toda la deliciosa tradición gastronómica de la región que la ha hecho protagonista de algunos de sus mejores platos. Porque allí se va a comer, y dicen que se come muy bien.
Pero esta vez, por un exceso de fe en la tecnología a la hora de traducir del gallego al castellano el texto del folleto de la Feria del Grelo, las cosas cambiaron de golpe y así quedó la publicidad: “El clítoris es uno de los productos típicos de la cocina gallega. En Puentes homenaxéaselle desde 1981, todos los domingos de Carnaval, con rapini, Feria que, con el patrocinio del Consejo de Puentes, de apoyo a los agricultores de la región, hace del clítoris uno de los productos estrella de la gastronomía local...”.
Se ve, claro, que es una típica versión del traductor de Google, que alcanza a descifrar muy rápido la idea general de lo que uno le mete pero que por supuesto se pierde casi siempre de las sutilezas y los matices de la lengua que hacen que cualquier texto, por sencillo que sea, tenga sentido. Por eso el fragmento transcrito resulta tan absurdo, todavía con la forma gallega del verbo homenajear, “homenaxéaselle”.
Pero lo mejor es aquello a lo que se le rinde el homenaje (“homenaxéaselle desde
El error estuvo, por supuesto, en no revisar bien lo que Google hizo del texto original que le habían dado, y nadie notó que el famoso y útil traductor virtual le impuso al ‘grelo’ la acepción portuguesa y vulgar de la palabra, que quiere decir eso: clítoris. Sin ningún filtro, y acaso en un verdadero acto de justicia poética, Puentes de García Rodríguez acabó invitando a su célebre Feria del Clítoris, mucho mejor que cualquier otra, ni se diga.
Y es que trasvasar las palabras de una lengua a otra tiene a veces ese peligro maravilloso: que las cosas queden mejor que como eran; que los errores o las equivocaciones terminen siendo un gran acierto, una promesa. Esa es una tradición, además, que empieza con el santo patrono de los traductores, San Jerónimo, quien hizo que Moisés bajara del Sinaí con dos cuernos en la frente y no, como decía el texto hebreo, con la cara radiante.
“Traductor traidor”, decían en una época los italianos. Pero es que eso fue antes de 1981.